Habacuc 3:1 RVC
1 Oración del profeta Habacuc. Sobre
Sigionot.
“Sigionot” o “shigayón” se refiere a un tono
o instrumento musical para acompañar salmos. Pero este libro no empezó con un
cántico, sino con un grito angustioso:
Habacuc 1:2 RVC
2 ¿Hasta cuándo, Señor, te llamaré y no me
harás caso? ¿Hasta cuándo clamaré a ti por causa de la violencia, y no vendrás
a salvarnos?
¡Mucho cambió en el transcurso del diálogo
con Dios! Tanto como para transformar la angustia en un canto de victoria al
Señor.
Habacuc 3:2 RVC
2 Señor, he oído hablar de tus hechos, y
saberlo me llena de temor. Vuelve a actuar, Señor, en estos tiempos; date a
conocer en nuestros días, y si te enojas, recuerda que eres compasivo.
El profeta recordó lo que Dios había hecho en
el pasado y creyó, “vuelve a actuar, Señor” es una petición llena de fe, del
que entendió Quién es el Eterno. No lo comprendía así al principio del libro,
pero el Señor se dio a conocer con paciencia. Es nuestra oración hoy, pero no
por mucho, es más, quizás muy pronto ya no lo sea, porque estamos viendo lo que
relata a partir del verso 3. Creo que debo corregirme y decir que nuestra
oración muy pronto será lo que sigue: “si te enojas, recuerda que eres
compasivo.”
Habacuc 3:3-4 RVC
3 ¡Dios viene de Temán! ¡El Santo viene del
monte de Parán! ¡Su gloria cubre los cielos! ¡La tierra se llena con su
alabanza!
4 ¡Su resplandor es como la luz! ¡Brillantes
rayos salen de su mano! ¡Allí está escondido su poder!
¡Aleluya! ¡El Señor respondió! ¡Escuchó desde
los cielos y vino en auxilio de Su pueblo! Nos cuesta mucho soportar las
“demoras” de Dios, pero Él tiene una perspectiva celestial mientras que
nosotros mantenemos una terrenal. El desafío, entonces, no consiste tanto en
“esperar” (aunque lo es, sin dudas) sino en “subir” hasta Su punto de vista.
Los impíos (y unos cuantos cristianos…)
abusan de Su paciencia y llegan a confiar en que realmente a Él no le importa:
Sofonías 1:12 RVC
12 «Cuando llegue el momento, yo examinaré
con linterna a Jerusalén, y castigaré a los que se hallan en tranquilo reposo y
asentados como el vino. Castigaré a esos que dentro de sí piensan: “El Señor no
hace bien ni hace mal.”
Pero aquí hay una clave que debemos entender:
cuando Dios se manifiesta, la gloria es para Él, no para nosotros, no para Su
pueblo. Por eso, inevitablemente hay un momento en que Su pueblo ya no tiene
“más escapatoria” y nada más puede hacer… que orar y adorar… ¿es poco? ¿O será
la base de todo?...
Temán, Parán, aluden a las regiones al sur de
Israel. El desierto de Parán es donde transcurrió la mayor parte del viaje de
los Israelitas desde Egipto hasta la Tierra Prometida. ¿Por qué usa esta
imagen? Porque Dios “viene desde la historia”, es decir, el mismo Dios que obró
grandemente en el pasado es el que obra hoy, y con mayores manifestaciones
incluso. ¡Dios no es un concepto filosófico o una colección de principios
abstractos! ¡Es una Persona real, mucho más de lo que podamos comprender de la
palabra “real”!
Desde “el desierto”, desde “el monte”, viene
Dios, desde el lugar inhóspito y terrible, donde sólo se encuentra la Majestad
Divina. Dios viene, pero no con paciencia, ya no como una tierna nodriza, viene
ahora como Juez y Ejecutor de la sentencia.
Y cuando actúa, toda la Creación no puede
menos que llenarse de alabanzas. Es paradójico, que Sus juicios sean motivo de
alabanza, pero cuando nosotros mismos pasamos por el dolor de la injusticia de
los malvados, se entiende perfectamente. ¿Dónde está Dios? ¡Aquí está! ¿Vas a
permitir que esta injusticia continúe? ¡No! Eso es motivo de alabanza de toda
la tierra, no solo los seres humanos, sino la Creación entera.
Esta es la sexta sección del libro y
corresponde con el sexto don redentor, el de liderazgo, y la función de
gobierno. Todo Habacuc menciona un proceso, pero la “acción” propiamente dicha
ocurre aquí. Es una sección relativamente larga y el proceso se describe por
etapas, hay una acción “completa” de Dios, que comienza con una terrible
manifestación de Su gloria:
Habacuc
3:3-6 RVC
3 ¡Dios viene de Temán!
¡El Santo viene del monte de Parán!
¡Su gloria cubre los cielos!
¡La tierra se llena con su alabanza!
4 ¡Su resplandor es como la luz!
¡Brillantes rayos salen de su mano!
¡Allí está escondido su poder!
5 Avanza precedido de gran mortandad,
y cierra su marcha ardiente fuego.
6 Si se detiene, la tierra se estremece;
si lanza una mirada, tiemblan las naciones,
las montañas eternas se desmoronan, y las colinas perennes se hunden.
¡Sus caminos son eternos!
Este es un cántico pero no es mera “poesía”.
Cada frase dice mucho, aunque no vamos a hablar de eso ahora. Lo que nos queda
claro en una visión panorámica es que Dios se manifiesta a través de la
Creación, de Su Creación. Los hombres pretenden levantarse contra Él, ahora
aduciendo que “lo legal” está por encima de lo “biológico” o “natural”.
Escuchamos despectivamente que nos tildan de “biologicistas” (qué manera de
inventar palabras…) cuando criticamos la ideología de género. Pues bien, cuando
Dios se levanta, ¡a ver dónde queda su desprecio por el mundo natural!
Dios se oculta para no manifestarse, porque
cuando lo hace, ¡ay! Pero llega el tiempo en que la soberbia de los hombres
exige que lo haga. Pues bien, aquí está. ¡Sus caminos son eternos! ¡Teman los
pueblos!
Danilo Sorti
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