domingo, 12 de abril de 2020

769. Cuando todo cambia, Dios no


Malaquías 3:6 RVC
6 »Hijos de Jacob, yo soy el Señor, y no cambio. Por eso ustedes no han sido consumidos.

Hebreos 1:10-12 RVC
10 Y también dice: «Señor, tú fundaste la tierra en el principio, Y los cielos son obra de tus manos.
11 Ellos perecerán, pero tú permaneces para siempre. Todos ellos se desgastarán como un vestido;
12 los enrollarás como un manto, y quedarán cambiados; pero tú eres el mismo, Y tus años no tendrán fin.»

Santiago 1:17 RVC
17 Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, del Padre de las luces, en quien no hay cambio ni sombra de variación.


En medio de esta crisis decidí esperar un poco antes de seguir escribiendo, ¿qué se está diciendo? Mucho, por todos lados. Pero uno de los sentimientos recurrentes es el temor y la sorpresa ante un “nuevo mundo”, más oscuro y dominado por el “Dragón” (saben a qué me refiero) desde un extremo y Aquel que hasta ahora está detenido (también saben de quien hablo) por otro. De repente, a la gente “se les vino el Apocalipsis encima” y como resultado tenemos una explosión de búsquedas y rebúsquedas de cuanta profecía y análisis de futuro se encuentre.

Precisamente ahora no quiero volver sobre tantas palabras que hoy están saliendo a luz, creo que un poco más adelante tendremos tiempo, más calma y perspectiva, como para hacer un resumen. Desde hace años vengo siguiendo las palabras proféticas que muchos han ido recibiendo (en realidad, antes de convertirme, el primer libro completo que leí de la Biblia fue Apocalipsis…), analizando las distintas “corrientes” escatológicas, comparando eso con los datos de la realidad y, fundamentalmente, con la Palabra de Dios. No voy a presumir de que “sé” todo lo que viene y cómo será, más bien diría que tengo unos “cuadros generales”, pero dentro de eso, estoy entendiendo cómo varias piezas van encajando, es decir, cómo varios cuadros proféticos que parecían inconexos y hasta contradictorios se van completando y uniendo. Aunque nada de lo que viene será fácil (¡chocolate por la noticia!), en base a ese entendimiento parcial y todavía fragmentario que tengo, puedo decir que Dios nunca pierde el control y que ningún poder humano avanzará más allá de lo que Él le permita.

Pero hay algo mucho más importante y sólido que eso; Su Palabra:

Lucas 21:33 RVC
33 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.

La Palabra de Dios no dejará de cumplirse porque es la Palabra que sale del Eterno, el que no cambia.

Uno de los errores que estoy observando es el énfasis exagerado en las palabras proféticas que el Señor está trayendo a Sus mensajeros, por encima incluso del mensaje bíblico. Es comprensible en aquellos que no conocen la escatología bíblica o simplemente se quedaron con la enseñanza de hace 30 años atrás, pero lo cierto es que la Biblia habla mucho sobre el futuro, y más allá de eso, hay principios eternos que no van a cambiar sea el tiempo que sea y tenemos también mucho escrito sobre profecía y cómo entenderla correctamente. La Palabra de Dios sigue siendo lo primero, y cualquier mensaje profético genuino solamente actualizará y profundizará lo que ya fue escrito.

Por otro lado están los que prefieren “esconder la cabeza” y quedarse con los principios básicos de la Palabra que ya conocen y desconocen que el Señor quiere darnos instrucciones precisas y específicas sobre estos tiempos. Es obvio que la Biblia no dice lo que cada sociedad en cada momento de su historia a partir de allí necesitaría saber. Tenemos el ejemplo de los profetas del Antiguo Testamento, cuando les indicaban a los reyes qué hacer o por dónde ir, o el ejemplo de Ágabo en el Nuevo, anunciando una hambruna y motivando que se recogiera una ofrenda para los pobres de Jerusalén. Y hay muchísimos a lo largo de la historia. En tiempos “normales”, cuando el futuro es medianamente predecible, la voz profética no es tan necesaria, pero en tiempos fuera de lo normal, el Señor quiere avisar a Su pueblo los pasos que debe dar, para evitarles los sufrimientos que caerán sobre los incrédulos. Propiamente, no creer en las palabras proféticas que el Espíritu viene trayendo desde hace tiempo, es caer dentro de la categoría de “incrédulo”.

Muchos están en cierta medida en estado de “estupor” (de donde viene la palabra “estúpido”…) sin saber “para donde correr”. Me hacen acordar a las vírgenes insensatas de la parábola de Mateo 25: no procuraron tener aceite, símbolo del Espíritu Santo, para este tiempo, es decir:

1 Tesalonicenses 5:14-23 RVC
14 También les rogamos, hermanos, que les llamen la atención a los ociosos, que animen a los de poco ánimo, que apoyen a los débiles, y que sean pacientes con todos.
15 Tengan cuidado de que nadie pague a otro mal por mal; más bien, procuren siempre hacer el bien, tanto entre ustedes como con los demás.
16 Estén siempre gozosos.
17 Oren sin cesar.
18 Den gracias a Dios en todo, porque ésta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús.
19 No apaguen el Espíritu.
20 No menosprecien las profecías.
21 Examínenlo todo; retengan lo bueno.
22 Absténganse de toda especie de mal.
23 Que el mismo Dios de paz los santifique por completo; y que guarde irreprensible todo su ser, espíritu, alma y cuerpo, para la venida de nuestro Señor Jesucristo.

Cayeron en alguna de las causales de “apagar el Espíritu”, entre ellas, menosprecias las profecías.

El asunto es que cualquiera que esté en “estupor”, no puede reaccionar adecuadamente, termina dañándose a sí mismo y a los suyos, se vuelve una carga para los otros o peor aún, se transforma en un “perro asustado” que muerde al que quiere ayudarlo. Por supuesto, no va a entender qué está haciendo Dios, cómo puede insertarse en ese plan ni mucho menos cómo llevar Su Reino y ayudar a otros. Al final, si persiste en su estado, termina siendo “llevado por la corriente” del mundo o de alguno de los poderes que están compitiendo ahora.

Realmente, lo que todo esto provoca en los que no ha procurado el “aceite fresco del Espíritu” es mucho miedo, y a través de él, el sistema del mundo, que pronto se unificará bajo el Hijo de Perdición, fácilmente obtendrá el control de la gente, y accederá a todas sus indicaciones, entre ellas, la vacunación masiva de ya sabemos qué.

La buena noticia es que aún hay tiempo para escapar a este estupor – miedo, hay alguien que siempre ha prometido ser nuestro Proveedor, nuestro Sanador, nuestro Protector, sea lo que sea que viniera en el futuro (¿qué puede sorprenderlo a Él?). Tenemos muchas promesas para este tiempo, y debemos hacerlas valer. Hay un gran trabajo que hacer, hay una gloria nunca antes vista que se desatará. Hay un juicio, por cierto, sobre los incrédulos y rebeldes, por más triste que sea, es justo.

Todavía es tiempo para “ponerse al día” con lo que vendrá. No sabemos cuánto más tendremos la libertad y facilidad para comunicarnos a través de las redes, en ese tiempo solamente será la comunicación directa con Dios lo que nos sostendrá, pero Él ya nos dio promesas. Por lo pronto, alcemos los ojos al cielo, no sigamos la corriente de este mundo y confiemos en Sus promesas. No quiero dar ninguna falsa promesa, pero creo que el Señor ha establecido varios lugares como Su “Gosén” en la Tierra, y entiendo que nosotros estamos en uno de ellos. Mientras caían las plagas la vida no era fácil en Gosén, pero estaban protegidos allí.


Danilo Sorti




Ayúdanos a llevar el mensaje.
Oprima aquí para enviarnos su ofrenda.
🙏



No hay comentarios:

Publicar un comentario