domingo, 12 de abril de 2020

770. No habrá para siempre oscuridad


Isaías 9:1 RVC
1 Pero no siempre habrá oscuridad para la que ahora está angustiada. En los primeros tiempos las regiones de Zabulón y Neftalí fueron afligidas, pero en los últimos tiempos se llenará de gloria el camino del mar, al otro lado del Jordán, en Galilea de los gentiles.

“Oscuridad” aquí tiene un sentido abstracto, si se quiere. Propiamente, es el manto de oscuridad espiritual que cae sobre una región, bajo el cual prosperan y se multiplican toda clase de injusticias y opresiones, es el “ámbito natural” por el que se mueven con libertad todas las criaturas odiosas y desviadas del inframundo, del reino del mar, de las oscuridades de la Tierra, del segundo cielo y más allá también. El resultado lógico de todo ello es una sociedad que vive en angustia, y que no puede “ver” ningún final o cambio para su situación.

Galilea de los gentiles, al otro lado del Jordán, las tierras de Zabulón y Neftalí, era una parte alejada del “corazón” de Israel, que había llegado a ser Jerusalén y los territorios de Judá y Benjamín. Era el “extremo” casi olvidado, “impuro”, del núcleo de la vida nacional. No eran “judíos de pura cepa”, tampoco gentiles. ¿A quién, humanamente hablando, le importaba esa gente?

Pero el Señor no los había olvidado. Parecía que sí, un manto negro los había cubierto por mucho tiempo, pero no sería para siempre, y lo paradójico es que la gloria no vendría durante “los tiempos normales” sino en los últimos tiempos, y todos saben que “los últimos tiempos” no son, precisamente, los más tranquilos, sino todo lo contrario; son los tiempos que preceden al “día del Señor”, día de juicio e ira, de retribución para todos los que han sido rebeldes y no han querido dejar sus malos caminos ni aún viendo las señales de los tiempos.

La tierra había sido angustiada y afligida, un manto de oscuridad la cubría, era una región olvidada y “de segunda categoría”. Pero precisamente a esa tierra, y notemos bien, no a la más religiosa y devota Judá y Jerusalén, sino a esa tierra se le promete una gloria mucho mayor.

Esta profecía comenzó a cumplirse cuando llegó Jesucristo, no fue la “religiosa y devota” Jerusalén la que lo recibió y aceptó la primera vez, sino la “mezclada y poco religiosa” Galilea, de donde vinieron la mayoría de Sus discípulos (excepto probablemente uno: Judas Iscariote…) y realizó la mayoría de Sus milagros. Jerusalén nunca terminó de aceptar Su mensaje, de hecho, la iglesia tan poderosa que comenzó allí estuvo formada en buena medida por judíos del extranjero que se habían reunido para Pentecostés, propiamente, no fue una iglesia jerosolimitana “de pura cepa”, y cuando ellos se dispersaron a causa de la persecución, el esplendor espiritual terminó por decaer, y la religiosidad fría avanzó sobre ella, hasta que fue destruida para que no sirviera de obstáculo para la naciente iglesia gentil. Tendrá ya la oportunidad para reivindicarse en los tiempos por venir.

Isaías 9:2-7 RVC
2 El pueblo que andaba en tinieblas vio una gran luz; sí, la luz resplandeció para los que vivían en un país de sombras de muerte.
3 Tú aumentaste el regocijo, y acrecentaste la alegría. En tu presencia se alegrarán, como se alegran durante la siega; como se regocijan cuando se reparten el botín.
4 Tú quebraste el yugo y la vara que pesaban sobre sus hombros, y el cetro que los oprimía, como en el día de Madián.
5 ¡Quemado será todo calzado que lleva el guerrero en el fragor de la batalla! ¡Pasto del fuego será todo manto revolcado en sangre!
6 Porque un niño nos ha nacido, ¡un hijo nos ha sido concedido! Sobre sus hombros llevará el principado, y su nombre será «Consejero admirable», «Dios fuerte», «Padre Eterno» y «Príncipe de paz».
7 La extensión de su imperio y la paz en él no tendrán límite. Reinará sobre el trono de David y sobre su reino, y lo afirmará y confirmará en la justicia y el derecho, desde ahora y para siempre. Esto lo hará el celo del Señor de los ejércitos.

Esta promesa se hizo realidad cuando vino Cristo, todavía falta su cumplimiento pleno, pero también es una palabra para nuestra nación hoy: mucho tiempo hemos estado bajo un manto de oscuridad. Mucho esfuerzo han tenido todos los reinos de las tinieblas para colocarlo y mantenerlo, porque ellos sabían perfectamente que en esta tierra olvidada y despreciada del extremos sur, el Señor vendría para poner Sus pies con una gloria tal que todo el mundo la vería, por lo que muchos creerían.

La gloria que se manifestó en la humilde Galilea sigue resplandeciendo por todo el mundo, por todos los tiempos y así será por la eternidad. De la misma manera, la gloria que a partir de allí se manifestó en distintos lugares del Globo fue una continuación y expansión, y una parte indispensable de la cadena, un eslabón sin el cual no estaríamos hoy aquí. La gloria que se manifestará en esta tierra olvidada y despreciada será uno de los eslabones cruciales de la misma cadena, un eslabón fundamental del último tramo, el que la completa.

El mismo Señor vendrá a poner Sus pies y caminar entre nosotros, a realizar milagros mucho mayores de los que hizo en Su cuerpo terrenal porque ahora Él está multiplicado por millones. Y junto con tal manifestación de gloria, cambiarán los aires, los gobiernos, la economía y hasta la tierra misma, porque nada puede permanecer igual cuando Él está.

Hubo un tiempo en que caminó “un poco” por aquí, pero en ese momento nos “guardamos la semilla” y no la expandimos por el mundo, a los hambrientos y necesitados. Se levantó un liderazgo egoísta y engreído, tanto en lo espiritual como en lo natural. Creyeron que los recursos que el Señor estaba soltando eran solo para construir sus “pequeños imperios”, tanto eclesiásticos como políticos. Como resultado, los cielos se cerraron y la pobreza y la miseria volvieron a esta tierra. A partir de hoy Dios va a juzgar a ese liderazgo, uno por uno. Algunos pocos cambiarán y entrarán en el nuevo tiempo, los demás serán removidos, algunos con dureza, muchos serán avergonzados. Ya no es más tiempo de orar por lo anterior, porque lo nuevo está empujando con tantas fuerzas que literalmente no tendremos tiempo para ocuparnos de lo viejo.

Muchos poderes mundiales de las tinieblas se concentraron sobre esta tierra porque encontraron traidores dispuestos a abrirles las puertas. Pero los planes de Dios no pueden ser frustrados, y siempre hubo un resto fiel que clamó por Sus propósitos, y siempre hubo hermanos de las naciones que, espiritualmente, nos tendieron una mano. Satanás sabe muy bien que cuando Argentina sea levantada, en estos últimos tiempos, a su verdadero diseño, su reino sufrirá gran pérdida. Pues bien, ese tiempo comienza ahora, y nadie lo detendrá, porque así estaba en los planes divinos.

Una advertencia: nadie espere que “mañana” de repente todo cambie, en el mundo natural, para mejor. De hecho, lo más probable es que suceda lo contrario. Pero la realidad tras el mundo visible será que veremos los juicios concertados del Señor para traer todo a justicia y preparar el gran avivamiento que viene, preludio de la última gran cosecha.


Danilo Sorti





Ayúdanos a llevar el mensaje.
Oprima aquí para enviarnos su ofrenda.
🙏



No hay comentarios:

Publicar un comentario