Habacuc
3:17-19 RVC
17
Aunque todavía no florece la higuera, ni hay uvas en los viñedos, ni hay
tampoco aceitunas en los olivos, ni los campos han rendido sus cosechas; aunque
no hay ovejas en los rediles ni vacas en los corrales,
18 yo
me alegro por ti, Señor; ¡me regocijo en ti, Dios de mi salvación!
19 Tú,
Señor eres mi Dios y fortaleza. Tú, Señor, me das pies ligeros, como de cierva,
y me haces andar en mis alturas. Al jefe de los cantores. Sobre instrumentos de
cuerda.
Cuando
Habacuc pudo escribir esto aún no habían desplegado todo su poder los
invasores, ni menos aún habían sido conquistados y derrotados, pero ya el
profeta podía vivir en el tiempo de la victoria futura. Y pudo confiar y cantar
alabanzas porque ya vivía en el “futuro”, que no es más que el eterno presente
de Dios.
Es
frecuente que a los cristianos se les acuse de esto, de vivir en ese “futuro”
que resulta tan irreal para los incrédulos. Ellos viven en el presente y, en el
mejor de los casos, en un futuro que es una prolongación “racional” de ese
presente y con pocas garantías de cumplimiento.
La
nota de esta sección, que se corresponde con el don redentor de la
misericordia, es el gozo.
Nehemías
8:10 RVC
10
También dijeron: «Vayan y coman bien, y tomen un buen vino, pero compartan todo
con los que nada tienen. Éste día está consagrado a nuestro Señor, así que no
estén tristes. El gozo del Señor es nuestra fuerza.»
Aún
cuando en el contexto de Nehemías 8 el pueblo había logrado muchas cosas ya, si
perdían el gozo habrían perdido todo.
Romanos
15:13 RVC
13
¡Que el Dios de la esperanza los llene de todo gozo y paz en la fe, para que
rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo!
En la
conclusión de la sección doctrinal, Pablo pone al gozo en un lugar central,
junto con la paz. Es uno de los frutos del Espíritu y aparece también como uno
de los mayores objetivos del Señor para Su pueblo:
Juan
15:11 RVC
11
Estas cosas les he hablado, para que mi gozo esté en ustedes, y su gozo sea
completo.
Juan
17:13 RVC
13
Pero ahora voy a ti; y hablo de esto en el mundo, para que mi gozo se cumpla en
ellos mismos.
Y fue
ese mismo gozo el que le permitió ir confiadamente hacia la cruz:
Hebreos
12:2 RVC
2
Fijemos la mirada en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo
que le esperaba sufrió la cruz y menospreció el oprobio, y se sentó a la
derecha del trono de Dios.
¡Cuán
grande debió haber sido ese gozo que la cruz y la vergüenza de ser convertido
en un espectáculo para el mundo entero le resultó cosa ligera! Un poquito de
ese mismo gozo pudo ver Habacuc, lo suficiente como para confiar aún en medio
de la catástrofe que vendría. Era el gozo de la victoria futura. En realidad,
el profeta vio algo del gozo de Cristo, vislumbró la victoria definitiva sobre
todo poder del mal que vendría de Su mano, habiendo soportado toda la ira del
Padre sobre Él en la cruz. Él recibió un poquito de ese gozo, y aún esa parte
pequeñita fue suficiente como para poder soportar lo que vendría.
Ese
gozo es lo que lo sostuvo aunque todavía no había ninguna señal visible del
cumplimiento de la promesa:
“Aunque
todavía no florece la higuera, ni hay uvas en los viñedos, ni hay tampoco
aceitunas en los olivos, ni los campos han rendido sus cosechas; aunque no hay
ovejas en los rediles ni vacas en los corrales”
Aquí
hay seis “todavía no”. Es número humano y significa que, humanamente, “todavía
no hay nada” de lo que necesitamos. Las menciones son todas agrícola y
relacionadas con los alimentos básicos, y en un sentido general y muy fuerte se
está anunciando la escasez presente, pero no es la “escasez esperanzada” del
que ha sembrado y espera cosechar, sino la del que ni ha sembrado ni tiene cómo
hacerlo ni sabe cuándo podrá. Pero también simbólicamente se refieren a los
distintos aspectos de la sociedad humana:
·
“La higuera no florece” à la
nación aún está oprimida
·
“ni hay uvas en los viñedos” à no
hay festividades ni actividad social
·
“ni hay tampoco aceitunas en los
olivos” à no
hay luz para prolongar la duración del día, las familias no pueden interactuar
libremente
·
“ni los campos han rendido sus
cosechas” à el
alimento escasea, la actividad primaria fue cortada y con ella toda la economía
·
“no hay ovejas en los rediles” à la
industria fue cortada, no hay lana para los tejidos ni carne ni corderos para
negociar
·
“ni vacas en los corrales” à ni
los ricos y poderosos tendrían ya su riqueza y poder
En
medio de la total desesperanza y sin ninguna perspectiva humana y “racional” a
la vista, Habacuc espera confiado. ¡Aún en medio de una circunstancia tan
desesperante, podemos tener gozo en el Señor!
“Tú,
Señor eres mi Dios y fortaleza. Tú, Señor, me das pies ligeros, como de cierva,
y me haces andar en mis alturas.”
Aquí
está la acción de la Trinidad: Dios Padre, nuestra fortaleza, el lugar
fortificado y seguro en medio de una Tierra en conmoción. Dios Hijo, nos da los
pies para llevar las Buenas Nuevas, y en este caso, para escapar del juicio. Dios
Espíritu nos hace “andar en las alturas”, es el que nos lleva al ámbito
espiritual, desde el cual podemos tener gozo en el presente, porque vivimos en
el “futuro”, que no es más que el eterno presente de Dios. Propiamente, no
vivimos en el “futuro” como a veces se nos acusa, simplemente vivimos en el
plano espiritual, desde el cual conocemos “las cosas como son” y por ende, qué
ocurrirá después.
“Al
jefe de los cantores. Sobre instrumentos de cuerda.” La conclusión de todo el
libro parecería algo técnico y hasta fuera de lugar, está hablando del drama
clave en la historia del pueblo y todos sus integrantes, pero termina con una
indicación litúrgica. Propiamente, esta última sección, o quizás más,
constituyeron un canto de la liturgia israelita, seguramente en el post exilio.
Este agudo diálogo entre el profeta y Dios llegó a ser una enseñanza nacional,
pero el “color humano” lo encontramos en su misma esencia: se trata de un diálogo
personal, como el que cualquiera de nosotros podría tener en un momento de
oración, algo privado, pero se transformó en una revelación nacional.
Dios
había marcado algo a fuego en la mente de los israelitas: la necesidad de
recordar el pasado, para no olvidar lo que Él había dicho y hecho. Con el
tiempo exageraron eso hasta quedar atados al pasado, pero el principio es muy válido.
Así, esta historia fue recordada y generaciones encontraron aliento en ella.
¿Qué
pasa cuando la respuesta de Dios a un gran problema resulta otro “mayor”, y
todavía no hay nada visible en el horizonte como para tener esperanzas “concretas”?
Seguir confiando en Dios y recordar el pasaje más célebre de Habacuc:
Habacuc
3:17-19 RVC
17
Aunque todavía no florece la higuera, ni hay uvas en los viñedos, ni hay
tampoco aceitunas en los olivos, ni los campos han rendido sus cosechas; aunque
no hay ovejas en los rediles ni vacas en los corrales,
18 yo
me alegro por ti, Señor; ¡me regocijo en ti, Dios de mi salvación!
19 Tú,
Señor eres mi Dios y fortaleza. Tú, Señor, me das pies ligeros, como de cierva,
y me haces andar en mis alturas. Al jefe de los cantores. Sobre instrumentos de
cuerda.
Danilo
Sorti
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