domingo, 3 de abril de 2022

809. Provisión en medio de la persecución I

 

Marcos 10:29-31 RVC

29 Jesús respondió: «De cierto les digo: No hay nadie que por causa de mí y del evangelio haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos, o tierras,

30 que ahora en este tiempo no reciba, aunque con persecuciones, cien veces más casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, y en el tiempo venidero la vida eterna.

31 Muchos de los que ahora son los primeros, serán los últimos; y los que ahora son los últimos, serán los primeros.»

 

Hemos entrado claramente en el tiempo de persecución antes del tiempo de los juicios propiamente dichos. Muchos cristianos han “hecho agua” en estos meses pasados porque aprendieron una escatología errada, según la cual el mundo sería relativamente tranquilo hasta el arrebatamiento y luego se desataba el caos, pero la Biblia nunca dijo eso, aunque sí los predicadores de un Evangelio liviano (y falso).

 

Antes de hacer una aplicación individual es necesario entender el contexto de cada nación. También aquí tenemos un problema porque la mayor parte de la enseñanza que se ha escuchado desde hace décadas enfatiza en un cristianismo individual “desconectado” de lo que pasa en su nación. Aunque ese tema es complejo y tiene parte de verdad, ha ocultado también realidades más complejas. Sin profundizar, y en función de las palabras que los profetas vienen aclarando, digamos, en líneas generales, que hay naciones y territorios de los cuales uno debe salir y naciones y territorios que serán de refugio y provisión, aún de luz y protección.

 

Sabemos también que nuestras naciones de Sudamérica, especialmente algunas de ellas, están en esta última categoría. Aunque ahora no lo parezca, Dios está haciendo procesos muy profundos que emergerán en no mucho tiempo y cambiarán radicalmente nuestra realidad. Pero en el “mientras tanto”, ¿qué hacemos?

 

Bueno, precisamente el “mientras tanto” es el tiempo de la acción, de la construcción de lo nuevo y la destrucción de lo viejo. Es parte del proceso inevitable, es el “valle de sombra de muerte” que tenemos que cruzar para pasar de una montaña a la siguiente.

 

Entonces, se nos presenta hoy en Argentina algo que ya venimos viendo en otros países, el famoso “pase nazi”, y eso implica, entre otras cosas, problemas laborales para unos cuantos. Bueno, pero pongámonos en contexto… los problemas laborales venían desde hace rato, así que no tenemos nada que sea demasiado nuevo.

 

¿Qué hacemos en esta circunstancia? ¿Qué pasa si pretenden obligarnos (contra las leyes y la Constitución, vale decir) a tomar la kakuna? Hoy es tiempo de hacer lo que no hicimos como sociedad en muchas décadas: ¡hacer valer la Constitución! Pero mientras incursionamos en esa verdadera “novedad” y logramos éxito allí, ¿qué hacemos?

 

Pues bien, la persecución no es nada nuevo en la Biblia. De hecho, todo el Nuevo Testamento se escribió en contexto persecutorio, y buena parte del Antiguo también, así que no debería sorprendernos que hoy seamos perseguidos bajo el eufemismo de un supuesto “bicho” cuya última variante es tan pero tan peligrosa que apenas produce dolores de cabeza…

 

Pero el gran problema aparece cuando no nos hemos dado cuenta de que, realmente, ¡ESTAMOS EN UNA PERSECUCIÓN! Cuando podemos poner los hechos con "nombre y apellido” la luz de la Verdad (que es Dios) cae sobre la realidad y todo se ve tal cual es, mientras permanece en oscuridad, caemos en la desesperación y desesperanza porque no tenemos una palabra clara.

 

Hermanos, ¡esto es una persecución contra los fieles y los temerosos de Dios! Nadie que no tenga el testimonio del Padre dentro suyo (incluso si no se considera a sí mismo en la actualidad propiamente como “cristiano” o “creyente”) se puede dar cuenta de lo que se mueve detrás de todo esto. El solo hecho de haber logrado cerrar todos los lugares de culto lo debería mostrar con claridad, ¡solo los peores regímenes totalitarios lograron eso!

 

Una vez que podemos llamar a las cosas por su nombre, PERSECUCIÓN, o para ser más exactos, PERSECUCIÓN (APENAS) ENCUBIERTA, se nos abre un mundo de entendimiento, ¡cuántas promesas e instrucciones tenemos en la Palabra para los que somos perseguidos!

 

Pues bien, en lo económico, el texto citado nos da una promesa bien clara:

 

Marcos 10:29 RVC

29 Jesús respondió: «De cierto les digo: No hay nadie que por causa de mí y del evangelio haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos, o tierras,

 

En aquella época los impíos eran más honestos (!?): sencillamente perseguían a los cristianos por ser cristianos. Así que, tener que salir de un lugar o perder las redes de relaciones por causa de su fe, no resultaba nada extraño. Aún más, aunque no fuera por persecuciones, sino por obediencia al llamado, también aplicaba lo mismo:

 

Marcos 10:28 RVC

28 Pedro comenzó entonces a decirle: «Como sabes, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido.»

 

Aún no estaban sufriendo persecución, pero por obediencia ya habían perdido mucho.

 

En aquel entonces había una relación muy estrecha entre el lugar donde uno vivía, la familia que lo rodeaba (normalmente la familia extendida y los parientes más o menos cercanos), la fuente de trabajo (que se seguía por línea familiar), y aún la herencia y las posesiones materiales. No es demasiado diferente hoy.

 

Jesús fue muy claro: seguirlo a Él implicaría moverse y dejar de hacer muchas cosas, pero vendría la provisión divina. También implicaría sufrir persecución, y también allí habría provisión.

 

Todos los que hoy no aceptan la pre marca de la bestia están sufriendo persecución por su testimonio, y repito, aunque no sean “formalmente cristianos”, tienen el testimonio del Creador dentro suyo que les dice que tal cosa no es de Él, y son fieles en obedecerlo, por lo tanto, ya han hecho un compromiso con Dios. Sin dudas es necesario que conozcan más de ese Dios y de Su provisión para estos tiempos y para el destino eterno de nuestras almas, pero ya han hecho un primer compromiso con Él.

 

Para todos ellos hay una promesa:

 

Marcos 10:30 RVC

30 que ahora en este tiempo no reciba, aunque con persecuciones, cien veces más casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, y en el tiempo venidero la vida eterna.

 

Entonces, tenemos una realidad: cuando somos perseguidos seguramente perderemos algo (o mucho, depende):

 

Pueden ser “casas”, es decir, un lugar donde vivir, lugares donde estar, donde descansar, espacios físicos. Pero recibiremos nuevas “casas”, nuevos lugares y ámbitos físicos que no conocíamos. “Casa” es también el lugar de trabajo, el taller, la empresa, el comercio, y la promesa es la misma.

 

Pueden ser “hermanos”, que no solamente implica familia sino también se refiere a nuestros socios, compañeros de trabajo, las personas con las cuales emprendemos proyectos. También recibiremos nuevos, que llegarán a ser tanto o más unidos que nuestros parientes naturales.

 

Pueden ser “hermanas”, y aquí se refiere tanto a los aspectos laborales que eran típicamente desarrollados por mujeres en ese tiempo como al cuidado y la protección de la familia, la comunicación. También lo recibiremos.

 

Pueden ser “padres” y “madres”, aquellos que nos cobijan y protegen por encima de toda otra persona, que nos dan la provisión que necesitamos, que nos brindan identidad, seguridad jurídica, y mucho más. También para eso hay provisión.

 

Pueden ser “tierras”, que se refiere tanto a lo laboral como a la herencia, a un capital físico y económico. ¡Incluso hay promesa para ello!

 

Notemos que Jesús fue muy cuidadoso en detallar todo lo que podríamos perder o dejar, ya sea por imposición o voluntariamente, el texto nos permite ambas interpretaciones. Para la sociedad de aquel entonces, el listado abarcaba todos los principales ámbitos de la vida de una persona, así que Jesús está diciendo: “todo”; todo lo que debamos abandonar por causa de Él, lo recibiremos. Y cuando entendemos que todo el avance plandémico y el pase nazi son simples eufemismos para perseguir a los fieles, es obvio que este pasaje aplica a nosotros.

 

Veamos también que hay siete categorías mencionadas, y eso no es casual, porque alude a las “siete operaciones” del Padre. Cada parte de Su Creación cae en una de estas categorías, que establecen una especie de “división del trabajo” (y más cosas que no voy a explicar ahora), por lo que en una primera aproximación está enfatizando nuevamente la idea de “todo”.

 

Es decir, tanto por los elementos del listado como por la cantidad de ellos, dice “dos veces”: todo.

 

Ahora bien muchachos, “todo” empieza con “dejar”… y a veces, “todo”. No es que “dejamos” porque se nos da la gana, hay una presión para eso. Cada uno deberá escuchar al Espíritu para saber lo que tiene que hacer en cada momento, pero si es realmente colocado en la posición de tener que “dejar”, debe confiar plenamente en su Creador que hay una nueva provisión, aunque con ciertas particularidades…

 

Hasta ahora dijimos que el Señor prometió que recibiríamos todo lo que necesitáramos, literalmente, un nuevo ámbito de vida con todos los recursos y funciones. Pero hay más: él dijo que sería “cien veces más”. El número cien habla de abundancia, también de milagro porque Isaac nace cuando Abraham tenía cien años, e incluso de alabanza y alegría, tal como vemos en el Salmo 100.

 

No solo hay una recompensa celestial para los perseguidos, también hay promesas en este tiempo, y eso tiene un propósito muy claro.

 

Pero cuidado:

 

Marcos 10:31 RVC

31 Muchos de los que ahora son los primeros, serán los últimos; y los que ahora son los últimos, serán los primeros.»

 

Esta expresión, aunque podemos aplicarla en un sentido general, fue dicha en un contexto económico y social pero vinculado a lo primero.

 

El Señor nos ha prometido una bendición abundante conforme a Su diseño, pero puede ser que unos cuantos hoy estén disfrutando de los bienes injustos de este mundo, en medio de un sistema injusto y sirviendo al príncipe de este siglo. Pueden ser fieles y sin duda serán guardados, pero tendrán pérdida, sencillamente, porque han estado en un “lugar equivocado”. Cuando sean removidos de allí por misericordia, no tendrán la misma posición y poder de antes. Sin embargo, esto también es para crecimiento y redención: fueron fieles y amaron al Padre, pero estaban sirviendo al Enemigo. Deberán desaprender lo que hacían y aprender los verdaderos diseños del Padre. No seamos demasiado duros con los que pasan de “primeros” a “últimos”, ninguno de nosotros está absolutamente exento de eso.

 

Por otro lado, aquellos que desde hace mucho descubrieron la maldad del sistema y no quisieron tener nada que ver con eso, y por lo tanto quedaron relegados a los últimos lugares (es obvio, el sistema no los va a premiar por su actitud…) en el nuevo sistema de Dios tendrán lugares prominentes.

 

Y esto nos lleva a una puerta que se abre a una nueva realidad: la separación que ocurre por la persecución no es ni más ni menos que la separación que Dios está queriendo lograr porque hay propósitos mucho mayores en el futuro próximo, y no muy lejos.

 

Voy a hablar sobre eso en próximos artículos, pero realmente quiero que nos quedemos con esta verdad, la historia no se termina con que “perdí mi trabajo y ahora estoy haciendo otra cosa”, LA HISTORIA RECIÉN EMPIEZA ALLÍ. Hermanos, realmente Dios está acelerando el paso para hacer cosas muy tremendas en este tiempo y si somos llamados a salir de Egipto ¡es porque hay una Tierra Prometida para conquistar más adelante!

 

Una última aclaración:

 

Hebreos 11:36-38 DHH

36 Otros sufrieron burlas y azotes, y hasta cadenas y cárceles.

37 Y otros fueron muertos a pedradas, aserrados por la mitad o muertos a filo de espada; anduvieron de un lado a otro vestidos solo de piel de oveja y de cabra; pobres, afligidos y maltratados.

38 Estos hombres, que el mundo ni siquiera merecía, anduvieron sin rumbo fijo por los desiertos, y por los montes, y por las cuevas y las cavernas de la tierra.

 

La palabra “mundo” es “cosmos”, el sistema de cosas (no el “planeta”). Estos hombres estaban en sistemas sociales extremadamente impíos, sencillamente, no debían estar allí, esos pecadores no merecían ni siquiera tener en sus tierras la presencia de estos justos, porque la justicia de ellos iba a traer una bendición sobre sus territorios que decididamente no merecían.

 

Este puede ser el caso de algunos y, excepto que el Espíritu les indique otra cosa, quizás la mejor alternativa sea simplemente mudarse a otro sitio en el cual haya al menos personas más justas que puedan beneficiarse de su presencia.

 

Pero para los que estamos en esta tierra, NO OLVIDEMOS que la lucha es principalmente espiritual, y la batalla el Enemigo la gana cuando los justos caemos en desánimo, desaliento e incredulidad. Mientras nos mantengamos firmes, no podrá perseverar por mucho tiempo.

 

 

Danilo Sorti

 

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