domingo, 3 de abril de 2022

810. Provisión en medio de la persecución II

 

Marcos 10:17-31 RVC

17 Jesús salía ya para seguir su camino, cuando un hombre llegó corriendo, se arrodilló delante de él, y le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?»

18 Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie que sea bueno, sino sólo Dios.

19 Ya conoces los mandamientos: No mates. No cometas adulterio. No robes. No des falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre.»

20 Aquel hombre le respondió: «Maestro, todo esto lo he cumplido desde mi juventud.»

21 Jesús lo miró y, con mucho amor, le dijo: «Una cosa te falta: anda y vende todo lo que tienes, y dáselo a los pobres. Así tendrás un tesoro en el cielo. Después de eso, ven y sígueme.»

22 Cuando aquel hombre oyó eso, se afligió y se fue triste, porque tenía muchas posesiones.

23 Jesús miró a su alrededor, y les dijo a sus discípulos: «¡Qué difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios!»

24 Los discípulos se asombraron de sus palabras, pero Jesús volvió a decirles: «Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios!

25 Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, a que un rico entre en el reino de Dios».

26 Ellos se asombraron aún más, y se preguntaban unos a otros: «Entonces, ¿quién podrá salvarse?»

27 Jesús los miró fijamente y les dijo: «Esto es imposible para los hombres, pero no para Dios. Porque para Dios todo es posible.»

28 Pedro comenzó entonces a decirle: «Como sabes, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido.»

29 Jesús respondió: «De cierto les digo: No hay nadie que por causa de mí y del evangelio haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos, o tierras,

30 que ahora en este tiempo no reciba, aunque con persecuciones, cien veces más casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, y en el tiempo venidero la vida eterna.

31 Muchos de los que ahora son los primeros, serán los últimos; y los que ahora son los últimos, serán los primeros.»

 

En un artículo anterior (https://www.torresdeoracion.com.ar/web/blog-articulo.php?id=532) charlamos acerca de la promesa de protección económica para los perseguidos por causa de Cristo. También dijimos que resulta claro que todas las medidas restrictivas que se están implementando con la excusa de la plandemia son en realidad una persecución (ya poco) encubierta sobre todos aquellos que mantienen el testimonio del Creador sobre ellos mismos y no están dispuestos a ceder su integridad física y genética.

 

También dijimos que en estos tiempos hay una separación de naciones y que el destino de los pueblos durante estos años no será un camino “línea y sin estorbos” hacia el reinado del Anticristo sino que habrá claras diferencias entre países.

 

En este contexto, podemos volver sobre el texto de Marcos 10:29-31 y encontrar un sentido económico más profundo, que se relaciona con la persecución o presión económica.

 

Los versículos anteriores nos muestran la escena del joven rico, quien realmente quería servir a Dios y se esforzaba, pero en el fondo de su corazón el amor al dinero seguía ocupando el primer lugar. No se trata, como algunos han dicho de vez en cuando, que un cristiano deba vender todos sus bienes y seguir al Maestro, sino que esa instrucción le fue dada específicamente a este joven, él debía hacerlo, y Jesús descubre el motivo al exponer su amor al dinero.

 

No sabemos qué pasó con este muchacho, algunos dicen que no era otro que Marcos, el que luego fuera discípulo de Pedro, quien finalmente obedecería la orden del Maestro y se convertiría en Su seguidor. De todas formas, no es eso lo que nos importa ahora.

 

Si el temor a la muerte es el miedo más extendido sobre todas las personas, el amor al dinero, o, su contraparte exacta, el temor a la pobreza y la escasez, es el segundo miedo en orden de prevalencia. Es evidente que cuando hay una presión o persecución que nos afecta económicamente el temor a la pobreza y toda la carga de conflictos, miedos, enfermedades y problemas que ella trae, salta a primer plano.

 

En el texto de Marcos, no hay todavía un escenario persecutorio, pero sí una decisión: no podía haber un corazón dividido entre los seguidores del Maestro, y fundamentalmente no entre aquellos que aspiraban a estar más cerca de Él, como vemos en este joven.

 

Sobre este tema podríamos hablar mucho y también mucho se ha escrito. Es claro que el “amor al dinero” no ocurre necesariamente entre los que lo poseen en abundancia, es común a todos. Uno puede tener poco y sufrir por ello porque ha puesto su confianza en lo poco que tiene y por lo tanto se siente desamparado.

 

Así que cuando somos amenazados en lo económico nuestra fe es puesta a prueba, o mejor dicho, tenemos la oportunidad de crecer en ella y descubrir un “mundo nuevo”.

 

Ahora bien, no quiero concentrarme en este punto sino en el hecho de que el temor a la pobreza (que llamamos normalmente “amor al dinero”) en realidad nos introduce en un “sistema económico” que está controlado por el Maestro del temor, que no es precisamente Jesucristo…

 

Hebreos 2:14-15 RVC

14 Así como los hijos eran de carne y hueso, también él era de carne y hueso, para que por medio de la muerte destruyera al que tenía el dominio sobre la muerte, es decir, al diablo,

15 y de esa manera librara a todos los que, por temor a la muerte, toda su vida habían estado sometidos a esclavitud.

 

El temor a la pobreza es una variante del miedo a la muerte: ser “pobre” es perder “vida” o “calidad de vida”, es arrimarse a la “muerte”. Por temor a la pobreza es que somos arrojados a un sistema de esclavitud económica y laboral.

 

Ahora bien, en épocas normales esta esclavitud pasa desapercibida. Vale recordar que en los tiempos en que se escribió el Nuevo Testamento, había esclavos que podían tener un mejor pasar que muchos hombres libres. Pero seguían siendo esclavos, sometidos a la voluntad de otro. Y cuando a ese otro se le “chiflaba el moño”… ¡ay de ellos!

 

La realidad es que prácticamente todos hemos estado sometidos a la esclavitud del dinero, por el temor a la pobreza y no nos hemos dado cuenta. Hemos aceptado como normales y hasta deseables un montón de situaciones y condiciones laborales y económicas que son propias de los esclavos y no de los hombres libres. Y cuando hemos querido salir de ese sistema en realidad hemos buscado, inconscientemente, un “mejor amo” que nos pague más, pero no el desafío de la verdadera libertad en Dios.

 

Así que Jesús no le está pidiendo a este joven rico que hiciera un “sacrificio extremo”, sino que lo está invitando a salir de una prisión con barrotes de oro… ¡Caramba, qué problema tenemos aquí…!

 

La presión económica que podemos ver por las medidas de un ilegal e inconstitucional pase nazitario en realidad constituyen la oportunidad para salir a un nuevo sistema económico… tal como Israel cuando debió salir de Egipto.

 

Como venimos diciendo, muchos esclavos tenían un buen pasar. No todos, y probablemente no la mayoría, pero algunos sí. Incluso aunque no lo tuvieran, contaban con ciertas seguridades y ciertas comodidades. Salir de Egipto implicaba adentrarse en un desierto lleno de peligros, y ni hablar de pretender tomar una tierra dominada por pueblos feroces.

 

Pero notemos una cosa muy importante: al tiempo que ellos estaban saliendo de Egipto, Dios los estaba preparando y bendiciendo para que pudieran no solo atravesar el desierto sino entrar en Canaán. No lo lograron por su incredulidad, es cierto, y tuvo que levantarse otra generación con una mentalidad distinta, ¡pero ellos ya estaban preparados! Y no tuvo que pasar mucho tiempo para eso; hubieran podido entrar en su promesa.

 

Esto quiere decir que si Dios, quien sigue estando al control de todo y quien nunca lo perderá en ningún momento, nos está “empujando hacia afuera” en este momento, es porque Él ya ha hecho la provisión y ya nos ha preparado para este momento, aunque nosotros no nos demos cuenta. Solo nos pide fe, ¡que no es poco!

 

Sin dudas para muchos de nosotros dar un paso a lo desconocido es difícil y nos genera temor, ¡yo el primero! Pero sabiendo que Dios nos toma de la mano, animémonos y alentémonos, unos a otros, y escuchemos con precisión Su voz para saber cuál es “el próximo paso”. Recordemos esto: el desierto no se cruzó con un mapa de principio a fin, sino siguiendo día a día las indicaciones de la Nube que los acompañaba, que era Cristo mismo. Día por día…

 

La persecución, o al  menos, la amenaza de la misma, es un llamado muy concreto a salir de un sistema que ya está destinado a la destrucción para entrar a uno nuevo. Y repito, aunque las amenazas finalmente no se concreten, aunque le encontremos “la vuelta” para evitar los controles (¿cuán fácil es controlar algo en Argentina…?), creo que hay un fuerte llamado del Señor.

 

Pero, ¿cuánto futuro le queda a este sistema económico? ¿De verdad confiamos en que un “trabajo seguro” lo seguirá siendo? ¿Y a qué costo?

 

Hermanos, todo el mundo ha entrado en el tiempo de los juicios y todo será removido, economía lo primero. Por otro lado, mantener un trabajo “seguro” en una empresa que está dentro del sistema exigirá cada vez más y más sacrificios; no se termina con un par de dosis de una kakuna. Pero aún si no somos afectados por eso, ¿en qué contexto continuaremos trabajando?

 

El sistema que vemos está por ser profundamente conmovido. Dios levantará una estructura alternativa en nuestras naciones, que será una economía fundamentada en Él, aunque por ahora esté “entremezclada” con el sistema diabólico.

 

Dios está sacando a algunos de lugares que ya están destinados al juicio para ubicarlos en empresas de refugio, Dios está llamando a otros a emprender un camino de libertad, fe y desafíos, Dios hará pasar a otros más por un valle oscuro en el que verán Su protección día a día hasta que sean sacados a Su luz victoriosa, y algunos serán dejados y protegidos en el medio de un sistema condenado a la destrucción para que puedan rescatar a los que aún deben ser rescatados. Cada uno deberá discernir en el Espíritu cuál es su lugar. Nadie puede vencernos en el lugar donde Dios quiere que estemos durante el tiempo en que debamos estar. Una vez cumplida la misión allí, seremos enviados a otro sitio. Pero la ayuda divina no se tardará.

 

Una última exhortación:

 

Génesis 50:19-21 RVC

19 Pero José les respondió: «No tengan miedo. ¿Acaso estoy en lugar de Dios?

20 Ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios cambió todo para bien, para hacer lo que hoy vemos, que es darle vida a mucha gente.

21 Así que no tengan miedo. Yo les daré de comer a ustedes y a sus hijos.» Y los consoló, pues les habló con mucho cariño.

 

Los hermanos de José habían urdido el “plan perfecto” para deshacerse de él, una vez de camino a Egipto, en la caravana, ya no tendrían que preocuparse más… ¿o sí?

 

Después de leer toda la historia vemos como Dios cambió una realidad terrible en una victoria tan grande que 3.400 años después se sigue contando de generación en generación. El mal que pensaron hacer, con aparente éxito, se volvió en bendición ¡incluso para ellos!

 

De la misma forma, si hoy no nos esforzamos en construir un sistema económico, productivo, sanitario, educativo y un largo etcétera que sea distinto y separado del actual sistema, todos los que hoy viven gracias a él mañana no tendrán nada, o lo tendrán a un costo que ya no estarán dispuestos a pagar. Así que, mis queridos amigos, depende de los que hoy somos presionados y perseguidos avanzar hacia el sistema basado en los principios divinos que Dios quiere iniciar ya mismo.

 

Sabemos que vamos hacia el “gran reseteo”, no sé cómo nos afectará a nosotros y cómo saldremos de él, entiendo que será un tiempo en el que Dios comenzará a cumplir Sus promesas de provisión y bendición para nuestras naciones, pero sin dudas habrá meses de zozobra. Hoy el Señor está sacando a unos cuántos de este sistema destinado a la destrucción para que comiencen a construir, rápidamente, el que viene.

 

Lo que emergerá de ese “reseteo” serán dos sistemas claramente contrapuestos: la plataforma del Anticristo y la economía de provisión divina. Ya están todos los ladrillos para construir lo uno y lo otro, faltan los operarios, por eso el Señor los está enviando…

 

Satanás, muy a pesar suyo, sigue siendo siervo (involuntario) de Dios, y sigue siendo usado para empujarnos a muchos de nosotros para cumplir la voluntad del Padre, porque cuando dice en Efesios 4:6 que Dios actúa por medio de todos, ¡se trata de, realmente, todos!

 

 

Danilo Sorti

 

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