El Karma es una creencia central en la doctrina del
hinduismo, el budismo, el jainismo, el ayyavazhi y el espiritismo; por lo
tanto, algo muy extendido y establecido en el ámbito espiritual “no cristiano”,
o incluso mezclado también con cierto trasfondo cristiano. En esencia, se trata
de una “energía” generada a partir de los actos de una persona, buenos o malos,
y que podemos entender como la “ley cósmica” de la retribución, o de causa –
efecto.
Desde la óptica cristiana podemos entender muy fácilmente
que aquí hay una forma “velada” de referirse a la Justicia Divina, al accionar
del Dios Justo sobre todas las personas. Más allá de que, efectivamente, el
asunto de la justicia y la retribución a nivel espiritual no sea algo tan
simple y lineal,
Pero cuando entendemos cómo piensa la élite, podemos ver
también cuáles son sus próximos pasos, y bajo este concepto de “Karma” que
ellos manejan y en el cual creen (obviamente, no pueden creer en un Dios personal).
Salmos 10:4 DHH
4 Levanta insolente la nariz, y dice:
“No hay Dios. No hay quien me pida cuentas.”
Eso es todo lo que piensa.
Pero, por más que crea eso, bien sabe en lo profundo de su
corazón que “algo hay”, por lo tanto “necesita” manejar ese “algo” para no
sufrir las consecuencias de sus hechos.
Bajo tal pensamiento, la forma de “evitar el Karma” o al
menos, estirarlo en el tiempo, consiste en anunciar lo que se va a hacer para
que los que están prevenidos escuchen, y de esa forma ellos considerar que no
son culpables, porque los únicos que van a sufrir daño son los “tontos e
ignorantes” que no se dieron cuenta del mensaje.
Por eso es que, ¡oh casualidad!, nos encontramos con que
luego de haber planificado un evento de lo que pasaría si hubiera una epidemia
mundial, ¡aparece el bicho! Y así varias cosas más. Por eso también vemos
tantas películas y famosísimos dibujos animados en donde “se profetizaba” lo
que iba a pasar. Sencillamente, lo estaban diciendo para “escapar al Karma”.
También hay otra razón más práctica; alertar a los suyos,
sus soldados rasos, que son muchos y conocen ese lenguaje, con lo que pueden
entender fácilmente cómo se tienen que preparar.
Por encima de todo eso, es Dios mismo el que hace que Su
Palabra se cumpla inexorablemente:
Proverbios 13:16 RVC
16 El que es astuto procede con sabiduría; el que
es necio deja ver su necedad.
Eclesiastés 10:3 RVC
3 Tan pocos sesos tiene el necio que aun por el
camino va proclamando su necedad.
No hay mayor necedad que el pecado y la maldad, y los malos
proclaman su necedad y sus planes a los cuatro vientos, y cada vez más, en la
medida que ya “presienten” que su triunfo está cerca y que no tienen que temer
ser “descubiertos”.
Pero, como son muy inteligentes en ciertos aspectos, tienen
razón en algo: los tontos no se dan cuenta.
Proverbios 22:3 DHH
3 El prudente ve el peligro y lo evita;
el imprudente sigue adelante y sufre el daño.
Y vivimos en una sociedad muy tonta, tan ensoberbecida en
sus propios razonamientos, creyéndose tan inteligente por tener muchos
juguetitos tecnológicos, que por más que le pongan en frente un cartel luminoso
con sirenas “¡Peligro, precipicio a 100 metros!”, se dirige sin desvíos hacia
allí.
No voy a abundar en detalles acerca de lo que hoy están
“anunciando”, porque es evidente. Cuando planifican algo y hacen un “evento
masivo” de preparación, ya sabemos lo que está en camino.
Dios, por ahora, los está usando para perfeccionar a los
Suyos y separar las dos simientes. Por eso permite que puedan avanzar con “sus”
planes aparentemente con bastante éxito. Esto va a durar un tiempo más, pero
luego el Señor va a poner un importante freno en esos planes y Él mismo va a
comenzar a soltar Sus juicios sobre los impíos. Por lo pronto, y por este
tiempo que viene, vale la pena escuchar qué están diciendo, para saber lo que
están tramando… que se cumplirá solo en la medida que Dios lo permita durante
el tiempo en que Él lo permita.
Danilo Sorti
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