Gálatas 4:16 RVC
16 ¿Acaso me he vuelto enemigo de ustedes, por
decirles la verdad?
La carta a los Gálatas es quizás la más polémica de todas
las epístolas del Nuevo Testamento. Pablo había sido llevado literalmente por
el Señor para ser tratado de una dolencia física y eso resultó la oportunidad
para predicar el Evangelio en la comunidad, la cual, tiempo después, haría lo
mismo con sus parientes más allá de las fronteras del Imperio Romano, siendo la
única obra misionera de avanzada significativa hacia los pueblos vecinos de ese
tiempo… lo cual le valió que, cuando la sección occidental del Imperio fuera
invadida por esos pueblos “bárbaros”, al menos respetaran los edificios
religiosos y tuvieran más moderación en la conquista.
El hecho es que buenos dolores de cabeza le significó a
Pablo la iglesia de Galacia, porque luego de su partida, el seductor mensaje
judaizante llegó con fuerza y terminó ganando los corazones de muchos, sino
todos.
En otro tiempo escribí una serie de artículos sobre la
carta, enfocando en el Espíritu de la Religión y su manifestación, pero siempre
hay nuevos tesoros para extraer, y entre todo eso nos encontramos con la
expresión del versículo 16.
Ellos conocían muy bien a Pablo, sabían su testimonio y
habían visto el poder de Dios respaldando su ministerio. Pero el poder seductor
de las palabras fue mayor, tal como ocurrió con nuestros primeros padres y tal
como viene sucediendo desde ese momento en adelante; el poder y la raíz de todo
engaño radica en las palabras, no en los hechos o la realidad, y las personas
caen en sus redes cuando deciden hacer más caso a esas palabras que esforzarse
en buscar y analizar los hechos por sí mismas. Así de simple.
Cuando Cristo nos libra del poder del engaño es porque en
realidad nos está llevando a ver y entender los hechos, no las palabras, a
discernir los “huecos lógicos” que esconden los discursos y su incongruencia
tanto interna como de adecuación a la realidad. La función del Espíritu, de
llevarnos a toda verdad, es hacernos ver la realidad, tal como diríamos en el
campo científico, el “dato duro”.
Pero… el “dato duro” es “muy duro” para los oídos blandos…
Así que los gálatas, luego de ser seducidos y engañados, no solo se desviaron
de la doctrina paulina sino que comenzaron a rechazar y hasta a criticar al
apóstol. La verdad nunca es el estado más cómodo para el hombre cómodo.
Pero no nos desviemos del centro: la verdad no necesita
imponerse por la fuerza ni defenderse con férreas murallas, ¡es verdad!, nada
puede perdurar contra ella. El que sabe que tiene la verdad se encuentra parado
sobre una roca firme y está completamente seguro. Entendamos que las metáforas
que se aplican a Dios como nuestra roca o nuestro refugio o nuestro protector,
también se aplican en buena medida a la verdad en cualquier ámbito de las
ciencias; sencillamente Dios es la Verdad y cualquier verdad no hace más que
reflejar una partecita de lo que Dios es, por lo tanto, conlleva en su más
profunda esencia, el poder y la autoridad que emana de Él. Los científicos,
aunque no conozcan demasiado al Dios de la Biblia, están conociendo al Dios
Creador y, en cierto sentido, participan de su naturaleza. No están lejos del
Camino, de hecho, creo que los verdaderos científicos están hoy más cerca que
muchos autopercibidos cristianos que han corridos temerosos detrás del discurso
plandémico.
La mentira, sin embargo, necesita construir muros porque,
sencillamente, es relativamente fácil de descubrir. Si la mentira es masiva,
tiene que ser “sencilla” para que las masas, que han sido convenientemente
infantilizadas en estas décadas, puedan aceptarla y replicarla. Si es sencilla,
está fundamentada en cuestiones emocionales, de pertenencia, y demás asuntos
que no tienen que ver, claramente, con el “dato duro”.
Las masas no pueden entender tal cosa como “dato duro”, han
sido entrenadas para escuchar discursos y sólo pueden soportar bonitos
discursos. Cualquiera que diga la verdad pero en un tono vehemente, será
inmediatamente bloqueado, no por lo que dice, sino por cómo lo dice. Pero de
todas formas, no pueden diferenciar entre el cháchara de un periodista
ensobrado y un análisis científico, para ellos es lo mismo el conductor de un
programa de chimentos que un científico anciano que ha dedicado toda su vida a
estudiar, lo que dice un artista a lo que dice un estudioso. No han sido
formados para reconocer y respetar la sabiduría, solo lo “mediático”.
Claro, “las masas” son los que han decidido ser “masa”,
porque es más cómodo (aparentemente).
Entonces, la mentira necesita construir murallas y mantener
a la gente simple e idiotizada adentro, porque, con todo, mantienen la
capacidad de ver la verdad y salir del engaño.
Las primeras murallas son la censura o la persecución
directa, pero tienen un límite: es imposible censurar todo e inevitablemente
termina levantando sospecha. Así que hace falta una muralla más efectiva, que
funcione en todo momento y que no requiera tanto esfuerzo para sostenerse, por
lo que debe ser “interna”.
La mejor muralla posible es el rechazo; la verdad y los que
dicen la verdad deben ser demonizados y presentados como malas personas, o al
menos, personas sinceras que han sido engañadas. Esto, por supuesto, es una
falacia de razonamiento, que consiste en negar una verdad aludiendo que quien
la dice es una “mala persona”. Bueno, convengamos que estos discursos están
repletos de falacias de razonamiento.
Entonces, junto con la mentira debe venir la implantación de
una imagen negativa de las personas que dicen “otra cosa”, aquello que las
leyes llaman “discriminación” y que funcionó muy bien hasta hace un par de
años, pero ahora, “extrañamente”, han caído en el olvido por los mismos que
otrora se llenaban la boca hablando del tema.
Eso le pasó a Pablo con los gálatas, pero no fue la única
oportunidad, de hecho, era el modus operandi más común de los falsos maestros
de la época.
2 Corintios 10:10 RVC
10 Hay quienes dicen que mis cartas son duras y
fuertes, pero que mi presencia física es débil y que mis palabras no valen
nada.
Los capítulos 10, 11, 12 y 13 de la segunda carta a los
corintios constituyen una encendida defensa del ministerio paulino y no es
difícil entrever las profundas críticas de las que era objeto el apóstol.
Notemos que él tiene que defender no tanto su mensaje como su apostolado, su
ministerio. No era fácil atacar sus palabras, probablemente nadie en esa época
se le podía igualar en conocimiento, por eso el ataque era hacia él mismo, sus
acciones, sus motivaciones.
2 Corintios 12:16 DHH
16 Sin duda estarán de acuerdo en que yo no fui
una carga para ustedes. Sin embargo, algunos dicen que los hice caer
astutamente en una trampa.
No fue diferente con el Maestro:
Juan 7:12 RVC
12 También la multitud murmuraba mucho acerca de
él. Algunos decían: «Él es una buena persona», pero otros decían: «No lo es,
sino que engaña a la gente»,
Cuando no se pueden negar ni las palabras ni las obras, se
recurre al recurso de “la motivación oculta”, que siempre será “mala”. Dado que
el vicio de juzgar a los otros es algo muy apetecible para la mayoría, porque
es una forma extremadamente barata de convertirse en “bueno” uno mismo sin
hacer nada, simplemente empujando hacia abajo al otro (uno queda
automáticamente “arriba”), la estrategia resulta simple y poderosa.
Pero no le pidamos mucho porque tampoco resiste un análisis
profundo. Si es una mala persona, ¿por qué se preocupa por los demás y hace el
sacrifico que hace? ¿Por qué se expone a la persecución él mismo, qué gana con
eso? ¿Quién le paga y para qué? ¿Cómo puede estar tan engañado si es alguien
que se ha dedicado a estudiar toda su vida sobre el tema? No estoy diciendo que
no pueda existir tal engaño, pero no es algo que ocurra tan fácilmente, y en
todo caso, ¿qué importa quién lo dice?, lo que importan son los hechos, no las
personas que los transmiten.
Al construir una imagen degradada del contrario, el sistema
coloca murallas mucho más poderosas que cualquier censura, y de hecho, va
ganando soldados para su causa. No debería asombrarnos que nos traten como
gente peligrosa que propaga mentira, incluso aquellos que conocen bien nuestra
trayectoria y estudios:
2 Corintios 6:9a DHH
9a Nos tratan como a desconocidos, a pesar de que
somos bien conocidos. …
Creo que no es necesario recordar que hay promesas muy
claras en la Biblia para estos casos:
Mateo 5:10-12 RVC
10 »Bienaventurados los que padecen persecución
por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
11 »Bienaventurados serán ustedes cuando por mi
causa los insulten y persigan, y mientan y digan contra ustedes toda clase de
mal.
12 Gócense y alégrense, porque en los cielos ya
tienen ustedes un gran galardón; pues así persiguieron a los profetas que
vivieron antes que ustedes.
Ahora bien, estamos en los últimos tiempos de esta era y las
cosas no suceden como antaño. Los procesos históricos tienen regularidades y
ninguno escapa a ellas, pero los tiempos y las dimensiones cambian. Nunca una
persecución se quedó como tal sin que Dios no interviniera. Al principio tiene
un propósito que es purificar a Su pueblo, pero cuando eso se logra, viene el
juicio. Antes el proceso podía demorar décadas, hoy solo meses o semanas.
Mientras el mundo se dirige hacia la separación definitiva
de naciones ovejas y naciones cabras, tal como hemos entendido en este tiempo
la profecía de Mateo 25, la realidad en las naciones ovejas no será igual al resto.
El juicio sobre los que hoy nos persiguen no se tarda y no va a demorar años,
de hecho, ya ha comenzado.
Aquellos que se entregaron de lleno al discurso plandémico
y, por consiguiente, a su rito iniciático de la vacunación, y, también por
consecuencia, a criticarnos y discriminarnos a los que no, ya están sufriendo
los efectos del veneno que se colocaron o viéndolo en sus cercanos. No todos,
es cierto, pero cada vez más.
Proverbios 16:18 DHH
18 Tras el orgullo viene el fracaso;
tras la altanería, la caída.
La forma barata de ser una “buena persona” (“cuidate vos y
cuidá a los demás”) rápidamente se está volviendo extremadamente costosa. El
orgullo que insuflaron luego del temor está teniendo su paga más temprano que
tarde.
Hasta aquí una perspectiva del asunto, hay otra que vamos a
charlar en un próximo artículo…
Danilo Sorti
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