domingo, 3 de abril de 2022

812. Cuando la mentira se disfraza de “incapacidad”

 

Mateo 27:62-66 RVC

62 Al día siguiente, que es el día después de la preparación, los principales sacerdotes y los fariseos se reunieron ante Pilato

63 y le dijeron: «Señor, nos acordamos que, cuando aún vivía, aquel engañador dijo: “Después de tres días resucitaré.”

64 Por lo tanto, manda asegurar el sepulcro hasta el tercer día; no sea que sus discípulos vayan de noche y se lleven el cuerpo, y luego digan al pueblo: “¡Resucitó de entre los muertos!” Porque entonces el último engaño sería peor que el primero.»

65 Y Pilato les dijo: «Ahí tienen una guardia. Vayan y aseguren el sepulcro como sepan hacerlo.»

66 Entonces ellos fueron y aseguraron el sepulcro, sellando la piedra y poniendo la guardia.

 

Las autoridades judías habían transformado el asunto de Jesús en una cuestión de estado, y parte de la mentira que ellos mismos tuvieron que creer, difundir entre el pueblo y hacer creer a las autoridades romanas, consistía en presentarlo a Él y a Sus seguidores como un ejército guerrillero preparado para hacerse con el control del territorio e imponer un reinado de caos.

 

Si Jesús y los suyos no eran “visibilizados” como terroristas peligrosos, no había motivación para perseguirlo, arrestarlo y mucho menos, ejecutarlo. El hijo del carpintero TENÍA QUE SER un estratega guerrillero ultra peligroso…

 

Claro, el problema es que Sus palabras no tenían nada que ver con un llamado a la rebelión y la guerra. Sus discípulos no recibían ningún entrenamiento militar. No almacenaban armamentos ni construían ningún tipo de fortaleza. No hacían pactos ni acuerdos con los pueblos más allá de las fronteras del imperio. Y por encima de eso, resultaba evidente que el poder de Dios Padre se manifestaba de una manera nunca antes vista sobre Él…

 

Pero nada de eso importaba realmente para los religiosos y sus seguidores, podían negar cualquier evidencia diciendo que, simplemente, era todo un engaño y que efectivamente lo estaba haciendo mientras “no lo veían”.

 

Aquí tenemos un pilar de engaño: la evidencia, por demás de clara y abundante, es descartada de plano en función de una idea, que no tiene sustento empírico pero que puede ser fácilmente creída.

 

Si esto hicieron con Jesús, ¿qué nos queda a nosotros? El mismo procedimiento lo hemos visto hoy con la pandemia mentirosa: se han descartado todas las evidencias por demás conocidas que muestran la poca peligrosidad del virus que soltaron, y se ha montado todo el engaño sobre el miedo que provocan las palabras “virus” y “pandemia” (cuya definición fue cambiada convenientemente por la OMS). Con mucho poder mediático han creado una falsa pandemia y luego sus profecías fueron “autocumplidas”; la gente aterrorizada efectivamente enfermaba y moría.

 

De la misma manera como los líderes religiosos “construyeron” un “monstruo terrorista amenazante” usando su poder de comunicación e influencia sobre buena parte de la sociedad, se ha construido y se sigue construyendo hoy.

 

Y tenemos una coincidencia interesante; el espíritu que se opuso en ese momento fue lo que podríamos llamar el “Espíritu de Jerusalén”, que no tiene nada que ver con la Nueva Jerusalén, sino con la vieja. Es el espíritu de oposición acérrima y asesina, el mismo que se levanta hoy contra todos los que tratan de traer verdad y luz sobre la mentira de esta época. No es casualidad el uso del poder mediático, y no es casualidad que los medios se encuentren en manos de apellidos sionistas.

 

Israel recibió el don de la comunicación, porque debía comunicar la Palabra de Dios. El falso Israel, que llamamos sionismo, mantiene ese don (porque los dones de Dios son irrevocables) pero lo usa para su verdadero Amo, Satanás. Recordemos que todos los medios finalmente están concentrados en unas pocas manos…

 

Volvamos al texto. Luego de cumplido su objetivo, y sin que “extrañamente” hubiera algún atentado armado para liberar al supuesto líder guerrillero, había que seguir sosteniendo la mentira. Ese es un problema de toda mentira: no se puede terminar enseguida, porque la gente se daría cuenta. Aunque a esta altura uno se pregunta si realmente los religiosos no habían creído su propia mentira y actuaban en consecuencia; si Jesús era un “líder guerrillero”, Sus discípulos iban a venir a buscar Su cuerpo. Así que colocan una triple seguridad: se encargaron de que el sepulcro estuviera bien cerrado, pusieron una traba y un sello a la piedra, y por encima de eso, una guardia romana.

 

Ahora bien, los romanos se destacaban en algunas cosas, concretamente en las obras de infraestructura, la organización social y la justicia, y, claramente, el poderío militar. Así que, poner una guardia romana allí era garantía de que ningún grupito de guerrilleros podría fácilmente hacerse con el cuerpo, y en todo caso, si eso llegara a ocurrir, tendría que haber ocurrido un hecho sangriento, un combate del cual quedarían como evidencia los cuerpos de los soldados romanos ensangrentados y tirados por el suelo. Pero…

 

Mateo 28:11-15 RVC

11 Mientras ellas iban, algunos de la guardia fueron a la ciudad y les contaron a los principales sacerdotes todo lo que había sucedido.

12 Éstos se reunieron con los ancianos y, después de ponerse de acuerdo, dieron mucho dinero a los soldados

13 y les dijeron: «Ustedes digan que sus discípulos fueron de noche y se robaron el cuerpo, mientras ustedes estaban dormidos.

14 Si el gobernador se entera de esto, nosotros lo convenceremos y a ustedes los pondremos a salvo.»

15 Ellos tomaron el dinero y siguieron las instrucciones recibidas. Y ésta es la versión que se ha divulgado entre los judíos hasta el día de hoy.

 

No bastó con difundir la mentira de que Jesús era el líder de un grupo de guerrilleros cuando toda la evidencia decía exactamente lo contrario sino que ahora esos mismos “guerrilleros”, que habían sido entrenados en el arte de la guerra (¿por quién y dónde?) lograron recuperar el cuerpo de Su Maestro… sin derramar una gota de sangre… Y todo eso, pasando por encima del mayor poder militar conocido en la época. ¿Alguien se puede creer esa mentira? Pues sí, muchos la creyeron, al menos durante un tiempo, y otros, hasta el día de hoy.

 

De nuevo, la palabra imponiéndose por sobre la realidad; el discurso por encima de un análisis básico de los hechos, nada diferente a lo que vivimos hoy.

 

El relato pandémico es exactamente eso, y llega hasta extremos ridículos, por ejemplo, el protagonizado por el Director General de la OMS, Tedros Adhanom (que no es médico sino un político y ex guerrillero), cuando, luego de dos años de supuesta pandemia le responde al presidente de Brasil que “no sabían todavía si el virus había sido creado en laboratorio”. O bien, los supuestos errores en el control y las medidas sanitarias para la supuesta pandemia. O los largos períodos para dar respuestas ciertas. O la supuesta ignorancia respecto de los tratamientos… Es decir, estamos hablando de una organización que tiene a su alcance a los mejores expertos y el mejor conocimiento disponible en el mundo, ¿y “no sabe” qué hacer? O pero aún, “resultaron desbordados y no pudieron hacer frente” a la situación? Bueno, creo que esa historia ya la escuchamos hace dos mil años…

 

Hoy tal como entonces, aquella parte de la población que ha decidido creer a los discursos oficiales, porque ha decidido creer a esas figuras de autoridad porque le inspiran seguridad y, en el fondo, poder y comodidad, es el segmento social que resulta engañado “como por un tubo”, cayendo sin frenos hasta el fondo del plan.

 

Todavía, sin embargo, hay un tiempo de luz y de oportunidad para ellos. Al final del camino está la marca de la bestia y el sellado definitivo de su destino eterno, pero eso aún no llegó. Los que estamos del otro lado nos desesperamos muchas veces tratando de traer luz sobre mentes que han decidido entenebrecerse. Creo que esos episodios relacionados con la muerte y sepultura de Jesucristo nos pueden dar unas pistas básicas.

 

Por un lado, la estrategia del engaño no es nada nuevo. Por otro, resulta claro que la mentira se sostiene siempre y cuando no haya una objetiva evaluación de los hechos, que no necesita ser demasiado profunda ni requiere demasiados conocimientos técnicos. Hay abundante información disponible para eso y muchos lo están haciendo.

 

¿Qué hizo Pedro unas semanas después, en la fiesta de Pentecostés?

 

Hechos 2:14 RVC

14 Entonces Pedro se puso de pie, junto con los otros once, y con potente voz dijo: «Varones judíos, y ustedes, habitantes todos de Jerusalén, sepan esto, y entiendan bien mis palabras.

 

Bueno, acá tenemos a los supuestos guerrilleros sin armas dando un discurso espiritual… evidentemente, no son lo que los religiosos dijeron.

 

“Entiendan bien mis palabras”, es decir, razonen, no se dejen engañar, presten atención, usen sus sentidos.

 

Hechos 2:15-16 RVC

15 Contra lo que ustedes suponen, estos hombres no están borrachos, pues apenas son las nueve de la mañana.

16 Más bien, esto es lo que dijo el profeta Joel:

 

Vean las evidencias y dense cuenta de que esto ya había sido dicho. Lo mismo hoy, vean las evidencias (no los discursos) y dense cuenta que esto ya había sido preparado y en cierto sentido, anunciado hace tiempo, por diversos medios.

 

Hechos 2:22-23 RVC

22 »Varones israelitas, escuchen mis palabras: Jesús nazareno, que fue el varón que Dios aprobó entre ustedes por las maravillas, prodigios y señales que hizo por medio de él, como ustedes mismos lo saben,

23 fue entregado conforme al plan determinado y el conocimiento anticipado de Dios, y ustedes lo aprehendieron y lo mataron por medio de hombres inicuos, crucificándolo.

 

Pedro no está diciendo nada nuevo, estas palabras no tienen “nada que ver” con la historia que nosotros escuchamos o leímos, dos milenios después del hecho. Pedro simplemente les está recordando lo que había pasado hacía pocas semanas, es decir, les vuelve a narrar lo que había pasado, lo que ellos habían hecho y lo que sabían muy bien, para traerlo a luz e hilar los acontecimientos para que se dieran cuenta de su error. Así que la estrategia para traer verdad aquí es, simplemente, repasar los hechos que ellos mismos vivieron. De paso, también les expone sus errores claramente.

 

Hechos 2:25 RVC

25 De él dice David: Siempre veía al Señor ante mí. Él está a mi derecha, y nada me perturbará.

 

Pedro toma una referencia de lo que ellos ya conocían muy bien; la historia de David, las profecías mesiánicas, era parte de su cotidianeidad. La estrategia era ir a los conocimientos y referencias que ya tenían incorporadas y aceptadas.

 

Hechos 2:32 RVC

32 Pues a este Jesús Dios lo resucitó, y de eso todos nosotros somos testigos.

 

Bueno, convengamos que esta es la parte más difícil de todo el asunto: aceptar este tipo de resurrección (porque ellos ya tenían resurrecciones en su historia) y luego aceptar que este Jesús, aunque resucitado, no estaba entre ellos y no podrían verlo.

 

Inevitablemente, hay una “parte difícil” en todo el asunto, pero ¿cuál es la garantía de credibilidad? El testimonio de los doce apóstoles, quienes venían de contextos muy diferentes y que, por razones puramente humanas, muy difícilmente se hubieran puesto de acuerdo.

 

Además, ofrecerse como testigo de un asunto tan delicado, que bien les podía costar la vida (cómo, finalmente, ocurrió con el tiempo), era algo serio.

 

Así que hay un punto en que “la prueba” somos nosotros, nuestro testimonio comunitario y nuestra disposición al sacrificio. Tal como Cristo se entregó a sí mismo por la Salvación pero también por la Verdad, para que la Verdadera Luz iluminara el camino más importante de todos, ¿será mucho pedir que nosotros nos ofrezcamos para arrojar luz sobre la parte del trayecto que nos toca?

 

 

De la misma forma entonces que ahora, fue necesaria una conversión, no simplemente un asentimiento intelectual, sino un cambio radical, desde lo más hondo, y muchos lo hicieron. Otros no, es cierto, pero muchos sí, y los apóstoles se dedicaron especialmente a ellos.

 

El discurso de Pedro nos presenta no solamente una exposición del Mensaje de Salvación, sino también una estrategia para traer verdad sobre tanta mentira, y en ese sentido, puede aplicarse perfectamente a muchas circunstancias.

 

Así que, cuando veamos las artimañas del discurso pandémico (y todo otro discurso mentiroso), en especial la victimización (“no sabíamos”, “no podíamos”), sepamos claramente que es una mentira y que tenemos herramientas para traer luz sobre la oscuridad.

 

 

Danilo Sorti

 

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