Estudiar los números conlleva un interés que puede ser
peligroso. No hablaríamos del tema si la misma Biblia no utilizara los números
de manera “simbólica”, “espiritual” o con un significado que va más allá de una
simple cantidad matemática tal como lo hacemos en nuestra cultura occidental.
No es algo propio de la Biblia, todas las culturas de las épocas y escenarios
bíblicos lo hacían.
¿Podemos tomar los años “romanos” que utilizamos hoy en ese
sentido? Confieso que siempre fui escéptico cuando escuchaba, tiempo atrás, a
diversos predicadores hacer eso; por lo menos, no era algo que yo pudiera ver
en mi vida.
Con el tiempo profundicé más en el entendimiento de la
numerología bíblica y fui cambiando mi postura. Por un lado, no deberíamos ver
a los números como una “profecía de hierro”, más bien indican procesos o
tendencias, que pueden ser para lo bueno o para lo malo. Por otro lado, sigo
siendo muy cauteloso en atribuir un significado al número de los años, ¿podría
Dios hablarnos por algo tan “secular”?
Recién en el siglo VI se fijó la fecha de nacimiento de
Cristo por el monje Dionisio el exiguo, antes se seguía utilizando como “año
uno” la fecha de la fundación de Roma, hacia nuestra época se postuló que
cometió un error de 4 años, aunque otros cálculos indicarían que no fue más que
uno. ¿De verdad podría Dios hablarnos con este calendario despistado?
No me atrevería a responder esa pregunta, pero puedo decir
algo: Dios siempre le ha hablado a cada pueblo conforme cada pueblo podía
entender, y de formas bien claras y accesibles (que dichos pueblos hayan
querido oír, es otro tema); y nada más evidente y conocido que el año en que
uno vive.
Con este artículo no pretendo establecer ninguna “verdad
para creer”, a diferencia de lo que escribo usualmente, solo quiero dar aquí
una idea que puede muy bien ser considerada “loca” y perfectamente puede estar
equivocada, así que nadie debería leer lo que sigue sin someterlo a un fuerte escrutinio del
Espíritu. Con todo, quizás haya algunas pistas sugerentes, algunas líneas que
nos puedan conducir, o ayudar a explicar, en este tiempo. Así que, espero las
críticas y los comentarios, y la misericordia de los lectores…
El significado de los números lo tomo de God’s Kingdom
Ministries (https://gods-kingdom-ministries.net/teachings/books/the-biblical-meaning-of-numbers)
porque me parece que tiene un análisis serio, completo y equilibrado de los
números del 1 al 40. La interpretación profética de los eventos que están
pasando y van a ocurrir, en su “ajuste fino”, la tomo de varias corrientes
proféticas actuales que me parecen serias; en su base, la profecía de Efraín
Torres y las subsecuentes visiones y revelaciones de gente conocida y
desconocida que han confirmado y ampliado esa visión original. Otro referente
importante es Mónica Gómez Loya. Repito que es una base profética general, yo
no estoy repitiendo palabras que ellos hayan dicho o que avalen de alguna
forma; simplemente los tomo como referencia en un sentido general.
Estoy consciente de que para muchos estos nombres no dicen
nada: les sugiero que se informen lo más rápido posible. Otros cristianos
piensan que son puras imaginaciones: no voy a discutir con ellos, ya he escrito
bastante respecto de mi postura sobre la profecía y los mensajes proféticos en
este tiempo, además de lo mucho y más importante que otros, con más
conocimiento y autoridad que yo, han dicho; simplemente, ¡léanlos! Por
supuesto, la base y la columna es la Palabra de Dios y lo que he podido conocer
hasta este tiempo sobre Dios y Su forma de actuar.
Entonces, si asumimos que en los números de los años de
nuestro calendario Dios nos está diciendo algo, ¿qué puede ser?
Hagamos un paréntesis: alguien diría que sería mejor usar el
calendario hebreo, pero lo cierto es que hoy vivimos lo que se ha dado en
llamar el “tiempo de la iglesia”, claramente regido por este calendario que
tiene su origen en la iglesia; de ahí que si Dios efectivamente nos está
diciendo algo, debe entenderse en el sentido de la misión y función de la
iglesia, el Cuerpo de Cristo, en un sentido más bien espiritual.
18. Opresión o
esclavitud: tiempo de opresión o tiempo para ser liberado de ella.
19. Fe que viene
por el oír con obediencia, y la acción consecuente que implica liberación; el
número está asociado con la predicación de la Palabra.
20. Tiempo de
espera, desde un punto de vista negativo, y tiempo de redención, desde el lado
positivo.
21. Tiempo de
angustia y tiempo del fin de esa angustia, también de la provisión y protección
divina en medio de esa angustia.
22. La
manifestación de los hijos de Dios que trae la luz a este mundo y manifiesta Su
Gloria, así como la autoridad que reciben por eso.
23. Vida de
muerte y resurrección.
24. El
sacerdocio, un gobierno espiritual basado en el nuevo nacimiento y en el amor.
25. Bendición, al
conferir el Espíritu Santo y la autoridad para cumplir el llamado para el que
somos capacitados.
26. Poder de
salvación, manifestado, por manifestarse o recibido
27. Ministerio de
salvación, el servicio que pone ese poder en acción; predicación del Evangelio
28. Guía del
Espíritu, en el sentido de la manifestación de Pentecostés: implica una acción,
hacer la obra; asociado con el cumplimiento de la Ley divina, escrita por el
Espíritu en nuestros corazones.
29. Salida,
cambio de cobertura de una casa a otra.
30. Dedicación
para gobernar, manifestación de autoridad; también es el precio de un esclavo.
31. Descendencia.
32. Pacto,
establecimiento del pacto.
33. Señal, la
evidencia que confirma el establecimiento de una palabra profética, una señal
para salvación.
34. Identificación,
nombramiento de algo o alguien, identidad.
35. Vindicación,
lo que viene de la autoridad en respuesta a la fe paciente.
36. Adversario,
enemigo; manifestación del adversario, enfrentamiento con él, acción del
adversario.
37. Herencia,
asociado a menudo con Jesucristo, la tierra dividida en herencia, recuperar la
posición.
38. Trabajo, en
relación con el llamado de cada uno.
39. Enfermedad,
física o espiritual, y la victoria sobre ella.
40. Prueba, fin
de la prueba, entrada a la Tierra Prometida.
Cuando leemos estos significados separadamente, mirando
números individuales, nos da la apariencia de una mezcolanza sin orden; pero
cuando los miramos uno después del otro y con el trasfondo de las profecías
escatológicas muy próximas a cumplirse… ¡caramba! ¿qué tenemos aquí?
Yo sé que más de uno va a cuestionar los números y las
fechas, aduciendo que “el día y la hora nadie lo sabe”, lo cual es cierto, y es
también cierto que el Señor nos instruye fuertemente a no especular con “días y
horas”; pero en el mismo pasaje que fue dicho eso también se nos dice muy
claramente cuál sería el contexto en donde estarían ubicado ese día y hora.
En base a eso, el número 29, “Salida, cambio de cobertura de
una casa a otra” no necesita mayor explicación: el arrebatamiento de la
iglesia. Y el número 37, posesión de la herencia por Jesucristo, tampoco: el
regreso del Rey a reinar. Entremedio, los 7 años de la tribulación. En función
de varias profecías e interpretaciones que he escuchado, estos años no me
parecen demasiado desubicados para dichos eventos.
Si eso es así, tenemos una serie de eventos relacionados con
la iglesia que deberían estar pasando estos años, un momento en que el
meteorito cae y se produce la gran conmoción mundial previa al último gran
avivamiento, una serie de cosas que ocurrirían con la iglesia en la tierra
durante el tiempo de la tribulación y otras después de la venida de Cristo;
¿tienen alguna lógica?
Si 29 es el arrebatamiento, 28 nos mostraría una iglesia que
vive en Pentecostés y cumpliendo, ¡por fin después de 2.000 años!, la Ley
divina. Eso concuerda con las profecías del último gran avivamiento. Pero esa
imagen, de 28 = 7 x 4, la plenitud de lo divino por la plenitud de lo terrenal,
es decir la iglesia perfeccionada en la Tierra, nos interroga respecto de lo que
pasó antes.
Si 27 es el ministerio de salvación, la predicación del
Evangelio, bien puede indicar ese período previo de gran ardor evangelístico,
también predicho, donde la Palabra llegaría con poder hasta el último rincón
del mundo.
Del 18 al 26 habría entonces un tiempo de “preparación” de
la Iglesia y allí debemos ubicar la caída del asteroide y la gran conmoción
subsiguiente, que, por otro lado, no puede estar demasiado lejos del
arrebatamiento. ¿Podrá ser 26, el “poder de salvación”, la señal de la salvación
que los santos fieles recibirán en medio de esa dura prueba?
Si es así, tenemos entonces del 18 al 25 un tiempo todavía
“normal”, si es que se puede llamar así a los años que estamos viviendo. Más
bien deberíamos decir, un tiempo en el que los juicios, la locura social y los
planes del sistema del Anticristo irán in crescendo, mientras la Iglesia se va
perfeccionando.
18 es tiempo del fin de la esclavitud, y no puedo decir
mucho al respecto porque no soy un analista internacional. Sin embargo, puedo
decir que en Argentina, por los eventos que pasaron, la Iglesia fiel despertó
como nunca antes. ¿Tiene eso relevancia para el resto del mundo? Por pura
gracia de Dios (porque si es por nosotros estamos re-fritos), la Iglesia
argentina tiene la capacidad de motorizar a la Iglesia latinoamericana, y esta
al mundo. Si hoy miramos un planisferio, no nos encontramos con muchas regiones
en las cuales haya una iglesia vibrante que pueda influir seriamente en sus
países, que a su vez influyan en otros; en Europa está en extinción, en Asia la
Iglesia es grande en algunos lugares pero perseguida en todos, en África hay
países con iglesias vibrantes, pero también con muchos conflictos sociales, en
EEUU la iglesia está en franco retroceso. ¿Podrá este 2018 ser recordado como
el año en que despertó la Iglesia a su rol en la sociedad, gracias a la
arremetida abortista?
Si esto es así, el 19 sería un año de cosecha de esa
liberación, un año de ministerio en predicación de la palabra, de una Iglesia
despertada y que empieza a hacer uso de
su poder. El 2020 traería un restablecimiento de la Iglesia, que fue asolada en
décadas pasadas con teologías y liderazgos falsos. El 2021 podría ser muy bien
un año de crisis económica, motorizada en parte por las catástrofes ambientales
que están ocurriendo, en donde la Iglesia experimentaría una provisión y
protección divina. Como consecuencia, en un mundo afligido, la gloria del Señor
comenzaría a manifestarse públicamente cada vez más fuerte en 2022, lo que
acrecentaría la persecución y opresión del sistema mundial hacia 2023, por lo
que los fieles aprenderán a vivir entregados completamente al Señor, entregados
a la muerte cada día pero resucitados por Su Señor; Él protegerá a los suyos.
Hacia el 2024 la Iglesia fiel madurará para constituirse en
un sacerdocio santo, y el 2025 será el año de la gracia en que será capacitada
para cumplir su llamado en el último tramo de la historia.
Soy consciente de que la mayoría de los lectores no va a
protestar por esta interpretación peregrina que he hecho, ¡sino porque estoy
poniendo la venida de Cristo todavía una década en el futuro! Y estoy de
acuerdo, ¡yo no quiero esa fecha! Yo quiero que Cristo venga ya; no quiero
tener que enfrentar los tiempos que vienen. Pero conozco lo suficiente de Dios
como para saber que Él no va a dejar a Su Pueblo hasta que sea perfeccionado.
Entonces, si el 2029 es el año del arrebatamiento, ¿qué
sentido tiene el significado de los números siguientes? Aquí entramos en
terreno más escabroso. Dentro de mi perspectiva premilenialista, que considero
válida por haberla validado precisamente con la Biblia no porque “me la
enseñaron”, unido a diversas profecías y a lo que muestra también la Biblia,
entiendo que hay iglesia durante ese tiempo y que hay naciones salvas que
sobreviven a los juicios, entre ellas y principalmente, Sudamérica. Yo sé que
estoy diciendo muchas cosas sin explicar, las afirmo después de años de estudio
y búsqueda del Señor, no son ideas caprichosas.
Si el 2029 es el cambio de cobertura, propiamente la iglesia
fiel ya no está en la Tierra y lo que queda es la iglesia nominal, que se está
dando cuenta de su tremendo error y está siendo furiosamente perseguida y
exterminada. ¿Los números que siguen se refieren a lo que ocurre con la iglesia
en el cielo o en la Tierra? Si el calendario, propiamente dicho, es fruto de la
iglesia EN ESTA TIERRA y para esta Tierra, no creo que se refiera al Cielo, que
tiene su propia medida de tiempo.
Entonces 2030 nos indica la manifestación de la autoridad
sobre la Tierra del Anticristo a la vez que el planeta entero es esclavizado
por el mal: la Tierra es comprada como esclavo. Pero esta joven iglesia, fruto
del arrepentimiento de los otrora necios y pecadores, y protegida de manera
sobrenatural porque sino no podría permanecer, vuelve sus ojos a Cristo, con lo
que el 2031 sería el año de los nuevos hijos, la descendencia del Señor
obtenida de en medio de una humanidad condenada a la destrucción, ¡el poder de
Dios es increíble!
El 2032 sería el año en que esa iglesia haría su nuevo pacto
con el Señor, y en medio de una persecución agravada pero limitada por el
Señor, el 2033, hacia la mitad del período de los juicios, la señal para
salvación sería dada, quizás el momento en que deba huir al desierto y ser
protegida allí.
El 34 indica identificación, identidad, ¿podrá ser el
sellado de los salvos, en un avance sobre el reino del Anticristo, al menos en
estos países del Sur? La hipótesis es peregrina, pero sabemos que los ángeles y
los santos del Señor estarán protegiendo y ayudando a esa joven iglesia aún en
medio de los juicios, y, según lo que puedo entender, el Anticristo no la va a
tener fácil una vez que hayan pasado los primeros años. 2035 es vindicación, lo
que podría suponer una “reconquista” de estos países (el antiguo Imperio Romano
permanece bajo su dominio, ahora amenazado por otros reinos), y el 2036 es el
año del Adversario en su plena manifestación: la avanzada final sobre Israel
como acción desesperada de un sistema que ya se está cayendo a pedazos. Por supuesto,
sabemos el desenlace.
El lector que ha sobrevivido hasta aquí, o bien está al
tanto de los conceptos que expreso, o sólo está intrigado por el final. ¿Tiene
sentido que el 2038 sea el año del “trabajo”? ¡Totalmente! Hay que reconstruir
un mundo devastado, según las visiones proféticas, con la ayuda del poder y la
tecnología del Cielo, muy superior a cualquiera que podamos conocer aquí. Y el
2039 es el año de la victoria sobre la enfermedad, con lo que podríamos suponer
que es cuando se establece la sanidad perfecta para esa humanidad
sobreviviente, que hará que su vida vuelva a ser como la de los árboles. 2040
es el año de la entrada a la Tierra Prometida, quizás cuando las naciones se
asienten en sus nuevos territorios y vuelva a comenzar la “vida nacional”, pero
con una humanidad y un planeta renovados.
Bueno, no voy a agregar mucho más; en líneas generales hice
una adecuación de muchas palabras proféticas que hemos escuchado en este tiempo
al significado de los números asumiendo que Dios está diciendo algo con ellos.
Lo último: si 20 es tiempo de espera y de redención al final, todo el milenio
del 2000 es precisamente el último tiempo que la humanidad deberá esperar (el
Milenio, propiamente) para que el problema del mal sea definitivamente erradicado
de la Creación.
Danilo Sorti
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