viernes, 8 de febrero de 2019

672. Firmes en el puesto


Lucas 12:35-38 RVC
35 »Manténganse listos, con la ropa puesta y con su lámpara encendida.
36 Sean como los siervos que están pendientes de que su señor regrese de una fiesta de bodas: en cuanto su señor llega y llama, ellos le abren enseguida.
37 ¡Dichosos los siervos a los que su señor encuentra pendientes de su regreso! De cierto les digo que se ajustará la ropa, los hará sentarse a la mesa, y él mismo vendrá a servirles.
38 Dichosos los siervos a los que su señor encuentre así, aunque llegue a la medianoche o en la madrugada.

Este pasaje es una exhortación muy clara a no “dormirnos en los laureles” con respecto a la venida del Señor. En el tiempo presente, cuando las señales aparecen por doquier, cada vez con más frecuencia e intensidad, cuando los mensajes proféticos se suceden unos tras otros, nos encontramos, no sorprendentemente, con unos cuantos cristianos que siguen muy firmes en su creencia de que el Señor vendrá todavía en un futuro muy lejano. Digo que no es sorprendente porque se trata de una reacción “inconsciente” ante las evidencias y la voz del Espíritu: cuando los eventos últimos resultan demasiado aterradores (para corazones no muy afirmados en el Señor y sin la suficiente fe), la mente genera todos los argumentos y “barreras defensivas” necesarias como para bloquear los mensajes de la pronta venida.

Pero como fuera, lo cierto es que la expectativa de los primeros cristianos fue esa, y a lo largo de los siglos, cuando hubo algún avivamiento en la iglesia, esa misma expectativa renació. Generalmente estamos hablando de grupos de gente humilde, sin recursos económicos, que suelen ser vistos con un desdén paternalista por los cristianos modernos imbuidos en el espíritu del modernismo.

El mandato del Señor es claramente a estar alertas, es decir, a estar esperando Su inminente venida. De ahí que los creyentes que a lo largo de los siglos mantuvieron viva la expectativa de Su regreso, aún con errores y exageraciones, quizás estuvieron bastante más cerca de la voluntad divina que el resto.

Mantener esa expectativa significa estar preparados para eso, pero esos judíos que escuchaban el mensaje no eran “espiritualistas” como muchos cristianos hoy, por lo que sabían que no se trataba solamente de estar preparados “en sus corazones”, sino con sus obras.

El mandato del Señor ha sido desde siempre el de estar “pendientes de su regreso”. Por lo tanto, en todo tiempo, los cristianos que desdeñaron esta enseñanza y a sus hermanos que mantenían la expectativa, claramente se burlaron de un mandato divino.

Desde un punto de vista práctico, la “ropa puesta” significa que uno puede salir inmediatamente cuando es llamado. Esto quiere decir, en el contexto del fin de los tiempos, estar lo suficientemente preparados para salir al ministerio al que seamos llamados (y preparados no solo habiendo estudiado sino también en lo material). La “lámpara encendida” da idea de la noche, todo el texto habla de la noche con lo que nos indica en qué tiempo ocurrirá este evento. La luz es lo que nos permite ver lo que no se puede ver a ojo desnudo (porque está oscuro), así que si lo llevamos a un plano más natural, diríamos que son las herramientas que nos permitirán entender ese mundo oscuro, complejo, peligroso.

Espiritualmente, las vestiduras simbolizan la santidad, las buenas obras en Cristo, y la lámpara encendida, el fuego y la presencia del Espíritu Santo. Hacia el tiempo de la venida de Cristo, y en general, durante todo el tiempo de la Iglesia, ambos requisitos fueron indispensables.

Es interesante que utilice aquí la imagen de la fiesta de bodas, y también de “llamar a la puerta”, lo que nos lleva a las mismas palabras que el Señor diría unas décadas después:

Apocalipsis 3:20 RVC
20 ¡Mira! Ya estoy a la puerta, y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, yo entraré en su casa, y cenaré con él, y él cenará conmigo.

Hacia el fin de los tiempos, el Señor llama personal e insistentemente, pero no todos oyen, no todos están preparados para abrirle y por lo tanto, no todos tendrán una cena con Él. Aquellos que piensan que todavía falta mucho tiempo, o que no viven en la expectativa de Su inminente regreso, probablemente no tengan oídos para oír el llamado.

El versículo 37 de Lucas 12 nos recuerda esta comida, en la que el Señor mismo dijo que serviría. Pero más que eso, se utiliza la expresión “dichosos” o “bienaventurados”        , que puede traducirse también por “supremamente bendecidos”. Es decir, el estado de gloria prometido también en Apocalipsis:

Apocalipsis 3:21 RVC
21 Al que salga vencedor, le concederé el derecho de sentarse a mi lado en mi trono, así como yo he vencido y me he sentado al lado de mi Padre en su trono.

¿Cuándo llega el Señor? Lucas nos dice “a la medianoche” o a “la madrugada”. El Señor llega en lo más oscuro de la noche, pero anunciando el pronto amanecer, aunque no inmediato. De nuevo, una imagen que nos permite ubicar el tiempo de la tribulación entre medio.

Lucas 12:39-40 RVC
39 Pero esto deben saber: si el dueño de la casa supiera a qué hora va a llegar el ladrón, estaría pendiente y no permitiría que robaran su casa.
40 También ustedes deben estar preparados, porque el Hijo del Hombre vendrá cuando ustedes menos lo esperen.»

Uno supondría que este pasaje debería alertar a los que hoy se ufanan diciendo que todavía falta mucho tiempo, pero no he visto que eso pase. A los judíos, no a la iglesia pero podríamos hacer un paralelo con los “religiosos” y tradicionalistas de la iglesia, les ocurriría que en el momento en que no se estuvieran preocupando por el tema, como pueblo, vendría el Señor. Pablo repite la idea:

1 Tesalonicenses 5:2-3 RVC
2 Ustedes saben perfectamente que el día del Señor llegará como ladrón en la noche;
3 De repente, cuando la gente diga: «Paz y seguridad», les sobrevendrá la destrucción, como le llegan a la mujer encinta los dolores, y no escaparán.

En un tiempo de falsa seguridad, aunque de profunda oscuridad espiritual, vendría el Señor. Y como señal, Su pueblo, en buena parte, parece que no estará esperándolo, o al menos no se encontrará debidamente preparado para encontrarse con Él.

Lucas 12:41-44 RVC
41 Entonces Pedro le dijo: «Señor, ¿esta parábola es para nosotros, o para todos?»
42 El Señor le respondió: «¿Quién es el mayordomo fiel y prudente, al cual su señor deja a cargo de los de su casa para que los alimente a su debido tiempo?
43 Dichoso el siervo al que, cuando su señor venga, lo encuentre haciendo así.
44 De cierto les digo que lo pondrá a cargo de todos sus bienes.

Una de las conclusiones más prácticas de esta enseñanza es que debemos mantenernos en el servicio, tal como se nos encomendó en un principio. Aquí se engancha muy bien la enseñanza de los dones, regalos irrevocables y por lo tanto ministerios de por vida, que se nos entregan cuando nos convertimos.

¿Para qué esto, por qué no simplemente salvarnos “por los pelos”? Porque estos son los que estarán a “cargo de todos sus bienes”, es decir, los que recibirán autoridad en el Reino Venidero para ser corregentes con el Señor. Normalmente pensamos en la recompensa que recibiremos o no aquí, pero Dios está pensando en mucho más que eso.

Lucas 12:45-48 RVC
45 Pero si aquel siervo cree que su señor va a tardar, y comienza a golpear a los criados y a las criadas, y a comer y beber y embriagarse,
46 el señor de aquel siervo vendrá cuando éste menos lo espere, y a una hora que no sabe, y lo castigará duramente, y lo echará con los incrédulos.
47 El siervo que, a pesar de conocer la voluntad de su señor, no se prepara para cumplirla, se hace acreedor de muchos azotes.
48 Pero el que se hace acreedor a recibir azotes sin conocer la voluntad de su señor, será azotado poco. Porque al que se le da mucho, también se le exigirá mucho; y al que se le confía mucho, se le pedirá más todavía.

El que no espera la inminente venida de Cristo termina así, pierde de vista la moral bíblica, se dedica a sus propios placeres y maltrata a los que están bajo su liderazgo. Inevitablemente terminará en algo o todo de esto. No se refiere al infierno aquí sino a quedarse en la Tierra durante el tiempo de los juicios, donde propiamente se quedan los incrédulos. Notemos que Cristo vendrá cuando este tipo de cristiano menos lo espera, con lo cual nos está dando una señal para nosotros.

¿Cuál es el resumen de lo que venimos diciendo? Es mucho, pero una de las ideas centrales es la de permanecer en nuestros puestos, aunque bien preparados para los contextos del fin de los tiempos.


Danilo Sorti




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