viernes, 8 de febrero de 2019

665. La inutilidad y el infierno


Mateo 18:9 RVC
9 Y si tu ojo te hace pecar, sácatelo y deséchalo. Es mejor que entres en la vida con un solo ojo, y no que tengas los dos ojos y seas echado en el infierno de fuego.

En hebreo, la palabra “Sheol” aparece 65 veces pero su significado primario es sepulcro y según el contexto puede traducirse por “infierno” o lugar de los muertos. Hay tres palabras que se traducen por “infierno” en el Nuevo Testamento:

·         Gehena: 12 veces
·         Hades: 11 veces
·         Tártaro: 1 vez (es el abismo más profundo del Hades)


Aquí el número es consistentemente 24, 12 + 12, extrañamente el número que representa el sacerdocio completo, el gobierno perfecto, por lo que, por extensión, podemos asumir que el Espíritu Santo nos está reforzando la idea de la justicia perfecta que implica para los incrédulos ir al infierno.

La palabra Gehena se refiere al Valle del hijo de Hinóm, “una quebrada al sur oeste del Monte del Templo en Jerusalén. Un lugar donde se quemaba basura y desperdicios que ardían constantemente” (Diccionario Swanson). Era el lugar, siglos atrás, donde se adoraba a Moloc ofreciéndoles los niños, que eran quemados por fuero. Posteriormente se transformó en el basurero, obviamente lleno de desperdicios, cadáveres de animales agusanados, fuegos ardiendo continuamente aquí y allá a fin de eliminar lo más rápido posible los residuos orgánicos, aves carroñeras revoloteando, ratones aprovechando la comida que pudieran encontrar; maloliente y totalmente desagradable. Proféticamente, Isaías hace la “conexión” entre el basurero de Ben Hinóm y el concepto de infierno al final del libro:

Isaías 66:23-24 RVC
23 »Y mes tras mes, y día de reposo tras día de reposo, todos vendrán a adorar en mi presencia. Yo, el Señor, lo he dicho.
24 Y cuando salgan, verán los cadáveres de aquellos que se rebelaron contra mí. Porque sus gusanos nunca morirán, ni se apagará su fuego. Y todo el mundo los verá con repugnancia.»

Así que el concepto de “basurero asqueroso y maloliente” es parte integral del concepto de “infierno”. Propiamente, un lugar de inutilidad, no como nuestra visión más actual de los basureros porque de allí sabemos que se pueden sacar algunas cosas y materiales para reciclar, sino en el sentido de ellos: un lugar de absoluta inutilidad. Y lo que es inútil, se quema y se entierra, para que no moleste.

Toda la sabiduría y el poder de los hombres que mueren sin Cristo va a parar a la absoluta inutilidad, uno de los conceptos más terribles para cualquier ser humano. Todos tenemos una necesidad interna de ser y sentirnos útiles, quizás más fuerte aún que los impulsos vitales, de ahí que uno de los peores castigos para cualquier persona sea “ser inútil”. Aún los que están entregados completamente a hacer lo malo piensan que algún valor ahí allí, aunque más no sea que expresar su odio y resentimiento a la sociedad para obtener una especie de “justicia”.

Ser privados de propósito es una experiencia “cercana al infierno”, por supuesto, extremadamente lejos de lo que es el infierno real, pero en el mismo camino. Privar a otros de su propósito, muchas veces al no aportar nuestra parte necesaria para que ellos puedan desarrollar el suyo, es exponerlos a una pequeña porción de la “experiencia del infierno”.

Lucas 7:29-30 RVC
29 Al oír esto, todo el pueblo y los cobradores de impuestos reconocieron la justicia de Dios y se bautizaron con el bautismo de Juan.
30 Pero los fariseos y los intérpretes de la ley rechazaron el propósito de Dios respecto de sí mismos, y no fueron bautizados por Juan.

Los religiosos de la época de Jesús rechazaron el propósito de Dios, y así ellos mismos se ubicaron en el lugar del “no propósito”. Por supuesto, en el “no propósito” hay también mucha actividad y cosas que se hacen, y que por el momento adormecen la conciencia profunda, pero al final de la historia, ¿qué queda?

Romanos 8:28-30 RVC
28 Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman, es decir, de los que él ha llamado de acuerdo a su propósito.
29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que sean hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
30 Y a los que predestinó, también los llamó; y a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó.

Por otro lado, el Dios de propósito prepara, llama, capacita y envía a los que lo aman, es decir, los “llena de propósito”, aunque tengan que pasar por diversas pruebas y sufrimientos tal como sigue diciendo el capítulo.

2 Timoteo 4:6-8 RVC
6 Yo estoy ya a punto de ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano.
7 He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.
8 Por lo demás, me está reservada la corona de justicia, que en aquel día me dará el Señor, el juez justo; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.

Y esta es la expresión de una vida que fue llena del propósito de Dios, aunque buena parte de su tiempo de servicio lo hubiera pasado en viajes o en cárceles, aunque hubiera querido hacer muchísimo más de lo que hizo y aunque nadie en ese tiempo hubiera podido decir que ese tal Pablo había hecho algo grande.

Hay suficientes testimonios del infierno como para que sea necesario que yo lo describa; simplemente veamos esta característica que está enfatizada en la mitad de las palabras que se usan para describirlo en el Nuevo Testamento: inutilidad, desperdicio, basura. Y tengamos cuidado de no vivir en ese estado mientras tanto.


Danilo Sorti




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