viernes, 8 de febrero de 2019

666. ¿Qué prometeremos para un nuevo año?


Marcos 10:22-31 RVC
22 Cuando aquel hombre oyó eso, se afligió y se fue triste, porque tenía muchas posesiones.
23 Jesús miró a su alrededor, y les dijo a sus discípulos: «¡Qué difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios!»
24 Los discípulos se asombraron de sus palabras, pero Jesús volvió a decirles: «Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios!
25 Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, a que un rico entre en el reino de Dios».
26 Ellos se asombraron aún más, y se preguntaban unos a otros: «Entonces, ¿quién podrá salvarse?»
27 Jesús los miró fijamente y les dijo: «Esto es imposible para los hombres, pero no para Dios. Porque para Dios todo es posible.»
28 Pedro comenzó entonces a decirle: «Como sabes, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido.»
29 Jesús respondió: «De cierto les digo: No hay nadie que por causa de mí y del evangelio haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos, o tierras,
30 que ahora en este tiempo no reciba, aunque con persecuciones, cien veces más casas, hermanos, hermanas, madres, hijos, y tierras, y en el tiempo venidero la vida eterna.
31 Muchos de los que ahora son los primeros, serán los últimos; y los que ahora son los últimos, serán los primeros.»

En un artículo anterior analicé el tema de los años de nuestro calendario. Algunos lo llaman “calendario romano”, aunque en realidad es el calendario de la Iglesia, porque propiamente el calendario romano, que recordaba la fundación de Roma, era el que se venía usando hasta ese momento. Como sea, el cambio de año significa un cambio de período; no es el “calendario de Dios” pero es el calendario de los hombres y Dios lo tiene muy en cuenta.

El día de hoy pude ver bastantes mensajes anunciando grandezas y prosperidades para el año que está por comenzar (estoy escribiendo este artículo unas horas antes del fin de 2018), pero la verdad es que los pasé por alto. También entre ayer y hoy escuché algunos testimonios proféticos de los juicios que vienen y ya están sobre la Tierra. Y, entre medio de todo eso, la realidad que estamos viviendo y las palabras de la Biblia que nos aclaran el panorama. De todo ello, rescato un texto de una enseñanza que termino de escuchar hace un rato: Marcos 10:22-31

El contexto lo sabemos, es un tema leído y predicado, malinterpretado por el evangelio de la prosperidad, pero bien claro para todo el que quiera entender. Y de paso, bastante profético para este año que viene, al menos para unos cuantos de nuestros países latinoamericanos.

El joven rico (algunos suponen que era el mismo Marcos, que luego escribiría el primer Evangelio), a pesar de tener un espíritu transparente y abierto, no supera (al menos no en ese momento) la prueba de renunciar a todos sus bienes. Y el Señor aprovecha la ocasión para darles una lección a Sus discípulos.

Tampoco creo que hace falta hablar mucho sobre el tema de los ricos y el Reino de Dios, pero proféticamente creo que esta verdad será más evidente a medida que pasan los años: los que están aferrados a sus bienes estarán cada vez más afanados por mantenerlos y acrecentarlos, demasiado distraídos para ocuparse del Señor. Los espíritus de error que se están liberando cada vez en mayor medida reforzarán el engaño del evangelio de la prosperidad y no parece fácil que los que están engañados por él salgan. Y todo esto a pesar de que los juicios se harán cada vez más evidentes, esto es en realidad porque el Señor mismo endurecerá unos cuantos corazones.

Es un sentido más amplio, podemos esperar mucha gente que seguirá fuertemente metida en la corriente de este mundo, en sus propias “riquezas”: de pensamiento, de ideologías, de cultura, de conocimiento…

Como siempre, el poder de Dios puede romper toda barrera, todo es posible para Él, también salvar a los que están tan metidos; pero por el poder de Dios, cada vez más por Su poder, es decir, cada vez más sobrenaturalmente.

Pero vamos a lo que nos compete a los cristianos: «Como sabes, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido.» Es decir: “Señor, está todo bien, pero… ¿no habrá alguna moneda para nosotros…?” Es decir, ¿podemos prometer prosperidad y éxito? Difícil…

Dios está interesado en nuestras riquezas espirituales y en la salvación de los muchos que todavía no le conocen, esos de los que hablamos unos párrafos atrás y que no creerá si no ven hoy una manifestación sobrenatural especial, ¿cómo la verán en un entorno tranquilo y “próspero”? Sus corazones estén endurecidos, ¿cómo escucharán el mensaje si no es en medio de una confrontación? Y de paso, tenemos todavía muchos cristianos demasiado metidos con sus propias cosas, ¿cómo serán despertados si no es por medio de las dificultades? No, no nos engañemos, Dios TIENE QUE mandar un año más difícil, es necesario para que Su iglesia despierte, para haya nuevas oportunidades de testimonio y de mostrar el poder de Dios en acción.

Puedo testificar respecto de este 2018 que las dificultades que nos tocó vivir en Argentina han redundado en despertar de Su iglesia, en un acercamiento sin precedentes entre evangélicos y católicos que ha permitido que fluya el testimonio del Evangelio, en una unidad nunca antes vista. Desde el punto de vista espiritual ha sido maravilloso, y cosas parecidas están pasando en toda Latinoamérica. No, no esperemos “paz y prosperidad”, no puede haberla, ¡Dios está terminando de perfeccionar a Su Iglesia, de despertar a los dormidos, de juntar a Sus santos y de completar el testimonio a un mundo rebelde! Y eso requiere dificultades.

Hermanos, no prometamos lo que Dios no está prometiendo, esto no es solo en el ámbito profético, también lo es desde el punto de vista de los principios de Dios y del sentido común.

Pero aquí sí hay una promesa que también es profética para este tiempo: “que ahora en este tiempo no reciba, aunque con persecuciones …” A pesar de todo, hay provisión para los hijos de Dios, no necesariamente la riqueza que están buscando muchos. El Señor siempre ha dejado en claro en Su Palabra que a los fieles Él les protege y les provee, y no tenemos una excepción ahora. Pero esa provisión viene en medio de un ámbito de persecución, de dificultades, de oposición a los cristianos y al mensaje. Esos tiempos de relativa paz y aceptación ya no volverán más hasta que seamos llevados. Para muchos, será un territorio nuevo a explorar: ¿podrá Dios bendecir y proteger en medio de una persecución estatal? Sí puede, y puede manifestarse aún mucho más de lo que lo hizo hasta ahora.

La expectativa de nuestra pronta partida es suficiente para poner en segundo plano las dificultades que por cierto viviremos, pero que son necesarias, no tanto para los fieles sino principalmente para los que aún están dormidos.

Por último, el versículo 31 en realidad nos está diciendo, entre otras cosas, que Dios mismo se encargará de acomodar a cada uno en su lugar. Como siempre, los tiempos difíciles sirven para hacer brillar a los verdaderamente fieles, a los que tienen las riquezas espirituales, y sirven también para apartar a los usurpadores, a los que parecían tener pero nunca tuvieron. No todos aceptan la realidad de los tiempos y se ponen en el camino adecuado, haciendo los sacrificios que hay que hacer. Simplemente, se quedan a un costado mientras el tren pasa de largo, y Dios separa.

Tiempos de protección y provisión para Sus hijos, tiempos de separación, tiempo de dificultades y de luchar ardientemente por nuestra fe, tiempo de unidad de los santos y separación; con ello, tiempo de manifestaciones de la gloria de Dios como nunca antes. Eso viene en el próximo año y cada vez más en los tiempos que siguen.


Danilo Sorti




Ayúdanos a llevar el mensaje.
Oprime aquí para enviarnos tu ofrenda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario