martes, 19 de febrero de 2019

679. ¡Hitler tuvo éxito!


1 Samuel 11:1-11 RVC
1 Un día, Najás el amonita se dirigió a Jabés de Galaad y la sitió, pero los habitantes de Jabés le propusieron a Najás que, si se aliaba con ellos, se comprometían a servirle.
2 Najás les respondió: «Haré alianza con ustedes, con la condición de que cada uno de ustedes se deje sacar el ojo derecho. Así el pueblo de Israel quedará en vergüenza.»
3 Los ancianos de Jabés le dijeron: «Danos siete días para que enviemos mensajeros por todo nuestro territorio. Si nadie sale en nuestra defensa, nos rendiremos a ti.»
4 Cuando los mensajeros llegaron a Gabaa de Saúl y le dijeron al pueblo las condiciones de Najás, todos lo lamentaron y se pusieron a llorar.
5 Saúl volvía del campo arreando los bueyes, y preguntó: «¿Qué le pasa al pueblo? ¿Por qué llora?» Entonces le dieron el mensaje de los hombres de Jabés.
6 En cuanto Saúl lo oyó, el espíritu de Dios vino sobre él con poder, y él se llenó de ira.
7 Tomó entonces un par de bueyes, los descuartizó y envió los pedazos por todo el territorio de Israel, con la orden de que los mensajeros dijeran: «Así haremos con los bueyes de los que no sigan a Saúl y a Samuel.» Fue tal el temor que el Señor infundió en el pueblo, que se unieron como un solo hombre.
8 Cuando Saúl les pasó revista en Bezec, los israelitas eran trescientos mil, y los de Judá eran treinta mil,
9 los cuales dijeron a los mensajeros que habían llevado la noticia: «Digan a los de Jabés de Galaad que mañana, cuando el sol comience a calentar, serán liberados.» Cuando los mensajeros anunciaron esto, los habitantes de Jabés se alegraron mucho
10 y les dijeron a sus enemigos: «Mañana estaremos aquí, para que hagan con nosotros lo que les parezca mejor.»
11 Pero al día siguiente Saúl distribuyó a los soldados en tres batallones que, antes de que amaneciera, cayeron sobre el campamento y, tomando por sorpresa a los amonitas, los hirieron de muerte hasta bien entrado el día. Los pocos que sobrevivieron se dispersaron, sin que siquiera dos de ellos se vieran juntos.


La victoria sobre los amonitas fue fantástica, no solo murió la mayoría de ellos sino que los pocos sobrevivientes quedaron tan desparramados que no hubo dos que pudieran permanecer juntos. Además, hay que considerar que era la primera batalla que comandaba Saúl con un ejército recién formado. Najás fue completamente humillado y derrotado en su soberbia, y Saúl resultó aclamado por el pueblo como rey. Evidentemente, una victoria total, y nadie puede decir que Dios no estuvo allí... pero, ¿de verdad fue una “victoria”?

Este hecho dio inicio formalmente a la monarquía. Por supuesto, el pueblo de Israel ya venía soñando con tener un rey desde hacía tiempo, no podemos suponer que estos fenómenos sociales ocurren “de repente”, pero la amenaza de Najás fue el desencadenante, y si eso no hubiera ocurrido, quizás se hubiera fortalecido el gobierno democrático y participativo que Dios había pensado para Israel.

1 Samuel 12:12 RVC
12 Pero cuando ustedes vieron que Najás, el rey de los amonitas, venía a pelear contra ustedes, me dijeron: “Queremos que nos gobierne un rey”, cuando en realidad el rey de ustedes es Dios el Señor.

El pedido de un rey comienza varios capítulos antes y allí vemos una de las razones, que tuvo que ver con un error de Samuel, pero en el 11 encontramos esta otra razón, de gran peso. Lo irónico del asunto es que leemos en los primeros versículos del capítulo 11 que Najás pretendía esclavizar y humillar a los israelitas (una de sus ciudades), no pudo hacerlo pero el rey que ellos habían pedido, y sus sucesores, lo haría de una manera mucho más profunda, efectiva y duradera:

1 Samuel 8:11-18 RVC
11 Les dijo: «El rey que ustedes ahora piden les quitará a sus hijos para ponerlos como soldados en sus carros de guerra; unos serán jinetes de su caballería, e irán abriéndole paso a su carruaje;
12 a otros los pondrá al mando de mil soldados, y a otros al mando de cincuenta soldados; a otros los pondrá a labrar sus campos y a levantar sus cosechas, y a otros los pondrá a fabricar sus armas y los pertrechos de sus carros de guerra.
13 También les quitará a sus hijas, para convertirlas en perfumistas, cocineras y panaderas.
14 Además, les quitará sus mejores tierras, y sus viñedos y olivares, y todo eso se lo entregará a sus sirvientes.
15 Les quitará también la décima parte de sus granos y de sus viñedos para pagarles a sus oficiales y a sus sirvientes.
16 Les quitará a sus siervos y siervas, y sus mejores jóvenes, y sus asnos y bueyes, para que trabajen para él.
17 También les exigirá la décima parte de sus rebaños, y ustedes pasarán a ser sus sirvientes.
18 El día que ustedes elijan su rey, lo van a lamentar; pero el Señor no les responderá.»

¿De verdad ganó Israel esa batalla? Sí, pero en el plano espiritual el que terminó ganando fue el Adversario, Satanás. No hace falta que mencionemos las historias de los reyes para ver cómo se cumplieron las palabras proféticas de Samuel, porque los ejemplos sobreabundan. Aunque en lo material se ganó una batalla, en lo espiritual se perdió, y este hecho, que es en cierto sentido fundacional de todo un extenso período en la historia de Israel, arroja luz sobre muchos eventos históricos.

Con esto en mente, hagamos un repaso muy breve de historia: Hitler perdió la guerra y el mundo fue dividido entre el sistema “capitalista” y el “comunista / socialista”. Con el tiempo, el “capitalismo” ganó la guerra fría y quedó como único vencedor, relegando a los países socialistas a tiranías opresivas o a una cáscara socialista. Muchos asumen que Hitler era de derecha, lo cierto es que, sin llegar a ser comunista, era un “orgulloso socialista”, tal como el nombre de su partido lo indicaba: nacionalsocialismo. Algunas citas (tomadas de https://maslibertad.com.co/citas-de-hitler-prueban-que-era-socialista/)

·         “He aprendido mucho del marxismo”… “como no dudo en admitir”
·         “Mi tarea es convertir el volk (pueblo) alemán al socialismo sin simplemente matar a los viejos individualistas”
·         “Si somos socialistas, definitivamente debemos ser antisemitas, y lo opuesto, en ese caso, es el materialismo y el mammonismo, al que nos buscamos oponer”. “¿Cómo, como socialista, no puedes ser un antisemita?”
·         “Debemos encontrar y recorrer el camino del individualismo al socialismo sin revolución”.
·         “¿Por qué necesitamos problemas para socializar bancos y fábricas? Socialicemos a los seres humanos”.
·         “Somos socialistas, somos enemigos del sistema económico capitalista actual para la explotación de los económicamente débiles, con sus salarios injustos, con su evaluación indecorosa de un ser humano de acuerdo con la riqueza y la propiedad en lugar de la responsabilidad y el rendimiento, y todos estamos determinados destruir este sistema bajo todas las condiciones” 1927
·         “Lo que el marxismo, el leninismo y el estalinismo no lograron, estaremos en condiciones de lograrlo”.

Así, mientras Hitler perdió la guerra y el “nazismo” cayó en desgracia, el socialismo y su filosofía, el neomarxismo cultural, fueron ganando más y más terreno, hasta que ahora se nos ha hecho evidente que nuestra lucha es contra ese pensamiento hegemónico y que de esa misma plataforma saldrá el Anticristo, ya muy próximo. ¿Realmente perdió Hitler? Sí, en lo material, pero aquel que lo manejaba por detrás, no; las condiciones de la posguerra sentaron las bases para que el estado controlador y omnipresente (el estado socialista) comenzara a establecerse y a ganar autoridad por sobre las libertades individuales y, su principal objetivo, por sobre el modelo de Dios.

Volvamos a leer unos pasajes del Nuevo Testamento que parecen no tener nada que ver con estos dos ejemplos anteriores:

1 Corintios 10:12 RVC
12 Así que, el que crea estar firme, tenga cuidado de no caer.

Gálatas 6:1 RVC
1 Hermanos, si alguno es sorprendido en alguna falta, ustedes, que son espirituales, restáurenlo con espíritu de mansedumbre. Piensa en ti mismo, no sea que también tú seas tentado.

Habiendo obtenido una gran victoria en un área, fácilmente el Enemigo puede infligirnos una gran derrota en “otra” área, que en realidad resultó ser el objetivo oculto de la batalla que aparentemente ganamos. Es un dicho bastante conocido que el momento más peligroso para un cristiano es luego de haber obtenido una gran victoria, porque allí el orgullo puede dejarlo vulnerable a una gran derrota.

Una cosa es la batalla tal como se nos presenta, otra, que puede ser muy distinta, es el contenido espiritual y más profundo de la misma; como individuos, iglesias o sociedades podemos obtener la victoria sobre lo “evidente”, pero se nos puede colar lo “oculto” muy fácilmente. Los ejemplos históricos son demasiado evidentes y demasiado terribles como para que nos descuidemos en esa área.

Por lo tanto, no debemos “meternos” tanto en la lucha que nos olvidemos del Señor Todopoderoso, Quien está por encima de cualquier enemigo y El que permite la lucha para fortalecernos. Si la lucha se hace “nuestra”, habremos perdido por más que ganemos en lo material; si la lucha es de Él, ganaremos en la batalla espiritual y por consiguiente, en la material. ¡Que el Señor nos de sabiduría para entender todo esto!


Danilo Sorti




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