domingo, 29 de julio de 2018

528. Cochinos, olorosos, necios y totalmente extraviados, ¿a quiénes pensamos que traerá el Señor?


Lucas 15:4 RVC
4 «¿Quién de ustedes, si tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla?

Lucas 15:8 RVC
8 »¿O qué mujer, si tiene diez monedas y pierde una de ellas, no enciende la lámpara, y barre la casa, y busca con cuidado la moneda, hasta encontrarla?

Lucas 15:15-19 RVC
15 Se acercó entonces a uno de los ciudadanos de aquella tierra, quien lo mandó a sus campos para cuidar de los cerdos.
16 Y aunque deseaba llenarse el estómago con las algarrobas que comían los cerdos, nadie se las daba.
17 Finalmente, recapacitó y dijo: “¡Cuántos jornaleros en la casa de mi padre tienen pan en abundancia, y yo aquí me estoy muriendo de hambre!
18 Pero voy a levantarme, e iré con mi padre, y le diré: ‘Padre, he pecado contra el cielo y contra ti,
19 y no soy digno ya de ser llamado tu hijo; ¡hazme como a uno de tus jornaleros!’”


A medida que los juicios de Dios se desatan sobre la Tierra y los cristianos fieles van despojándose de la imagen de un Dios “Papá Noel”, otra imagen divina se construye en sus mentes, pero, ¿será la correcta?

El pueblo israelita en los tiempos de Jesús entendía a un Dios airado, muy enojado con ellos, por eso debían esforzarse en cumplir al pie de la letra los mandamientos que durante siglos habían desobedecido. Por supuesto, no podían lograrlo, así que habían caído en una religiosidad hipócrita que dejaba a las masas carentes de respuestas reales. Uno de los elementos más revolucionarios del mensaje de Jesucristo fue hacerles ver el profundo amor del Padre. No era nada “nuevo”, pero sí olvidado.

El fin de los tiempos nos encuentra saliendo de un evangelio de gracia barata a un grupo de creyentes (otro gran grupo persiste en él cerrándose a las evidencias que saltan por todas partes). Pero ¿hacia dónde vamos? ¿Cometeremos el mismo error de los judíos hace 2.000 años? ¿Y de otros tantos creyentes a lo largo del tiempo?

Sin duda que la ira de Dios es una de las dimensiones de Su amor. Es un poco largo de explicar, no lo voy a hacer aquí. También sin dudas que los cristianos nos hemos olvidado mucho de Su justicia y Su justa ira. Y con menos dudas aún, Dios está dispuesto a recordarle al mundo que Él es perfectamente justo y que Su paciencia tiene un límite.

El peligro ahora es, precisamente, el otro extremo: al darnos cuenta de que hemos creído un evangelio falso, que nos ocultaron la verdad de la justicia de Dios, fácilmente podemos caer en la imagen de un Dios de ira. Y por cierto que la ira de Dios se manifestará sobre esta Tierra como nunca antes ha ocurrido, pero aún allí están Su misericordia y Su protección.

Entonces, mientras nuestra teología va cambiando de un Dios excesivamente misericordioso a un Dios justo, deberemos tener cuidado de no caer en el otro extremo. Su misericordia sigue estando aún en medio de Sus juicios, y la principal manifestación de esa misericordia tiene que ver con la salvación de las personas. Ahora bien: ¿cuáles son “esas” personas objeto de Su amor redentivo en estos últimos tiempos?

Por un lado, son los hombres y mujeres que desde siempre fueron objeto de ese amor y de ese llamado de salvación. Por otro lado, no son los mismos hombres y mujeres que antes. La dimensión del pecado que se ha soltado sobre el mundo hoy es muy superior, y los que vengan de ese mundo arrastrarán consigo mucha más “mugre” de la que la mayoría de nosotros que creímos hace varias décadas atrás podíamos traer. Por supuesto, unos y otros estábamos condenados al mismo infierno, pero la profundidad del error no era la misma.

Así, a medida que un Dios de justicia y de juicio se revela (nuevamente) a la humanidad, no deberemos olvidarnos que sigue siendo el mismo Dios que siempre procuró llamar a los hombres al arrepentimiento. Cuando las palabras se agotaron debido a la dureza del corazón, recurrió a los hechos, pero nunca dejó de procurar la salvación de los pecadores. ¿Podremos mantener la misma visión de misericordia EN MEDIO DE los juicios?

Esos que llegarán literalmente en la última hora serán los que no habrán querido creer antes, los que estaban tan metidos en el pecado que rechazaron todo mensaje, pero que a pesar de eso, fueron lo suficientemente sensibles como para darse cuenta de que Dios está hablando en serio. Precisamente por esa condición, arrastrarán consigo muchísimas deformidades que el pecado habrá producido en sus vidas.

Esos son los sucios y olorosos que comían junto con los cerdos. Los que están totalmente extraviados en pensamientos y razonamientos equivocados de principio a fin. Los que entendieron que hay un Dios y que más vale ponerse a cuentas con Él, pero que se Su Palabra no tienen ni idea, y que además, vienen de una sociedad secularizada que hace rato se olvidó de los principios divinos. A esos habremos de recibir.

Pero esos, que serán rescatados de las mismas puertas del infierno, ya por cruzar el umbral, habrán entendido la profundidad del amor y la misericordia de Dios como ninguna otra generación antes. Los que se arrepientan en esos últimos días serán los que hayan recibido la mayor gracia, más de la que recibimos nosotros. Por ello, tendrán una revelación de Dios que nosotros no hemos tenido y que será necesaria para completar lo que falte a la Iglesia.

Y así, Dios dispuso que cada uno reciba una parte de Su gloria, para que todos nos necesitemos y todos tengamos algo que ministrarnos los unos a los otros, aún esos “cochinos, sucios y olorosos” de la última hora.


Danilo Sorti




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