domingo, 29 de julio de 2018

533. El “lugar de refugio” de Dios


Isaías 65:1-5 RVC
1 Los que no preguntaban por mí, me buscaron; los que no me buscaban, me encontraron. A los que no invocaban mi nombre, les dije «Aquí me tienen».
2 Todo el día tendí mis manos hacia un pueblo rebelde, un pueblo que va por mal camino y en pos de sus pensamientos;
3 un pueblo que descaradamente me provoca a ira todo el tiempo, que ofrece sacrificios en los huertos y quema incienso sobre ladrillos;
4 un pueblo que se sienta entre los sepulcros y pasa la noche en lugares escondidos; que come carne de cerdo, y que en sus ollas tiene caldo de cosas inmundas;
5 un pueblo que dice: «Quédate donde estás y no te acerques a mí, porque yo soy más santo que tú». Todo esto es para mí como humo en la nariz; ¡es un fuego que arde todo el día!

Que la humanidad, e incluso Su propio pueblo, ha rechazado a Dios, es un hecho de sobra conocido. Este es uno de los tantos pasajes en el que oímos el lamento del Señor.

Jeremías 2:8 RVC
8 Jamás dijeron los sacerdotes: “¿Dónde está el Señor?”, ni tampoco los que detentaban la ley me conocieron; los guías del pueblo se rebelaron contra mí; ¡los profetas hablaron en nombre de Baal, y se fueron en pos de dioses inútiles!

Jeremías 2:11 RVC
11 Ninguna de esas naciones ha cambiado a sus dioses. ¡Y eso que no son dioses! Pero mi pueblo ha cambiado a su Dios glorioso por lo que no les sirve para nada.

Esto puede no decir mucho si es que tenemos la imagen de un Dios lejano y frío, para quien los seres humanos son poco más importantes que una mascota, o que en todo caso está interesado en realizar transacciones de tipo comercial, como fuertemente sugiere el evangelio de la prosperidad. Para cualquier imagen de Dios que no sea el Dios verdadero, pasajes como los anteriores no tienen demasiada carga emocional, excepto para nosotros porque nos preanuncian un juicio terrible. Pero para un Dios distante e inmutable, no dicen mucho.

Pero cuando nos adentramos en una revelación más completa de Dios, las cosas cambian mucho:

1 Juan 4:16 RVC
16 Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.

Por más que nuestro amor humano es imperfecto, podemos entender lo que dice. Ahora bien, si el amor es algo constitutivo de la naturaleza divina, tanto que la Biblia puede decir “Dios es amor”, ¿cuáles son los sentimientos de ese Dios de Amor frente a una humanidad rebelde?

Oseas 11:7-8 RVC
7 Mi pueblo insiste en rebelarse contra mí; me llaman el Dios Altísimo, pero ninguno de ellos me quiere enaltecer.
8 »¿Cómo podría yo abandonarte, Efraín? ¿Podría yo entregarte, Israel? ¿Podría yo hacerte lo mismo que hice con Adma y con Zeboyin? Dentro de mí, el corazón se me estremece, toda mi compasión se inflama.

El corazón de Dios fue herido primero por la rebelión de Su ángel más perfecto y el rechazo subsiguiente de la tercera parte de ellos. Su corazón volvió a ser profundamente lastimado por la rebelión de los hombres.

No se trata solo del dolor que le produce el rechazo de Sus criaturas, a las que tanto ama, sino también el dolor que le produce ver y sentir el sufrimiento que esas criaturas se han infligido a sí mismas, además de la destrucción de Su creación, que durante este tiempo ha puesto en sus manos. Pensamos que a Dios poco le importa lo que pasa en el mundo y todo el dolor y sufrimiento que hay porque no lo “oímos” lamentarse desde el cielo, y porque hemos hecho tanto énfasis en Su realidad gloriosa que no nos “entra” en la cabeza imaginarnos a un Dios sufriendo.

La verdad es que nuestro Dios no solo entiende mejor que nosotros nuestro propio sufrimiento, siente más profundamente nuestro dolor, y eso de cada una de Sus criaturas sobre la Tierra al mismo tiempo. Esto constituye una dimensión de sufrimiento que es tan inabarcable como inabarcable es el mismo Dios. Si nosotros no lo oímos y por consiguiente, pensamos que en realidad no le importa tanto, ¡es cien por ciento problema nuestro! ¿Qué puede esperarse de criaturas tan endurecidas por el pecado? ¿Que perciban el mundo espiritual?

Por eso, cuando el Señor vino a fundar un nuevo pueblo, la Iglesia, Dios encontró allí Su lugar de alegría, Su propio “refugio de amor” en medio de este mundo.

Juan 14:23 RVC
23 Jesús le respondió: «El que me ama, obedecerá mi palabra; y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y con él nos quedaremos a vivir.

Ahora Dios tenía Su lugar perfecto de amor en el mundo, Su refugio mientras se cumplía la consumación de los tiempos y nuevamente pudiera establecer Su morada en la Tierra como al principio.

Como muchas veces hemos dicho, esa morada no está libre de contaminación, y en estos últimos tiempos cada vez son menos los lugares en los que puede encontrarse a gusto. ¿Podremos comprender el tierno amor de nuestro Dios? ¿Cuánto desea Él estar con nosotros? Dios no nos necesita en el sentido que tiene la palabra “necesidad” para nosotros, pero Su deseo de amarnos y recibir nuestro amor es más grande incluso que cualquier definición de “necesidad” que los hombres podamos considerar.

Nosotros somos ese “lugar de refugio” en este mundo al que el Señor puede acudir para dar y recibir amor. En realidad, nuestra primera función no es ministrar a la gente, ni siquiera a los hermanos, sino a Dios, a partir de lo cual fluye todo lo otro. ¡Mantengámonos siempre como ese huerto agradable al cual el Señor quiere volver una y otra vez!


Danilo Sorti




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