El crecimiento de la Iglesia narrado en
Hechos es asombroso, y esto a pesar de las dificultades que enfrentaron. El
trasfondo era de una tolerancia relativa, con episodios de persecución brotando
aquí y allá, los que se intensificarían al finalizar el siglo y acabarían con…
¡un imperio romano cristianizado! A nadie le gusta la persecución, pero cuando
el Señor permitió que Satanás la levantara, lo único que logró fue extender Su
Reino.
Hacia ese panorama nos dirigimos
apresuradamente en todo el mundo. Por supuesto que ya existen países donde hay
persecución, y no son pocos, pero aquellos en los que todavía tenemos cierta
libertad van a endurecer su posición a medida que se acerca el fin. Y esto será
sólo para purificar al Pueblo del Señor y para levantar la última cosecha.
El Evangelio también resultó totalmente
“contracultural”, y por ellos, se volvió atractivo. Uno no tenía que estar
explicando cada punto con detalle para ver la diferencia con el sistema del
mundo, era evidente que se trataba de algo completamente diferente. Pues bien,
lo mismo estamos observando hoy: a medida que la sociedad se aparta
ostensiblemente de los valores cristianos que antes tenía se hunde en la falta
de paz, angustia, desesperación y vacío. Por supuesto que eso no significa que
todos se darán cuenta de su situación tan paupérrima, pero unos cuantos sí, e
inevitablemente se sentirán atraídos por ese Reino de Paz.
Y hay otro elemento, que probablemente no
estuviera tan presente en ese entonces pero que sí lo está hoy y que nos asegura
un crecimiento potencial mayor: la Iglesia como “Arca de Noé”. Bueno, no estoy
diciendo esto porque haya animales adentro (bueno, a veces…), sino porque hoy
como nunca es evidente para alguien despierto que “algo viene”, ¿y dónde habrá
refugio?
Muchos teólogos han criticado esta posición a
lo largo del tiempo por razones válidas. Yo estoy completamente de acuerdo con
esas críticas cuando se ha querido quitar a la Iglesia del mundo y dejarla
mirándose a sí misma, pero eso no anula el hecho de que los juicios vienen, de
que hay un escape a ellos, y de que ese escape está en el Pueblo de Dios. En la
medida que esos juicios se vuelven inminentes, y que la “ventana” que hubo para
influir en la sociedad se cierra, el modelo de “Iglesia = Arca” se hace más válido.
Ese mundo romano tenía muchos factores de
unificación cultural, impuestos por Roma, por supuesto, y no necesariamente
queridos por los pueblos subyugados, pero al fin y al cabo, daban cierta
homogeneidad y conceptos comunes que ayudaron a la rápida extensión del
Evangelio. Eso mismo vemos hoy con la extensión del sistema económico
occidental, ¡y no porque sea necesariamente algo bueno!
Una población mundial que rápidamente se
vuelve urbana, influencias económicas similares, empresas transnacionales en
todos los países, los medios de (¿in?)comunicación masiva, y más. Todo eso crea
un sustrato común que puede agilizar la predicación del Evangelio.
Los desastres naturales y causados por el
hombre están generando un creciente flujo de migración, lo cual es terrible
pero permite que muchas personas queden abiertas en su corazón y expuestas a la
predicación del Evangelio.
En un contexto que rápidamente se parece al
del libro de Hechos, e incluso lo supera, los modelos que encontramos allí
adquieren un valor renovado, precisamente porque se vuelven cada vez más
“ajenos” a este mundo y por lo tanto, más “evidentemente” divinos.
Hechos 2:40-47 RVC
40 Y con muchas otras palabras les hablaba y
los animaba. Les decía: «Pónganse a salvo de esta generación perversa.»
41 Fue así como los que recibieron su palabra
fueron bautizados, y ese día se añadieron como tres mil personas,
42 las cuales se mantenían fieles a las
enseñanzas de los apóstoles y en el mutuo compañerismo, en el partimiento del
pan y en las oraciones.
43 Al ver las muchas maravillas y señales que
los apóstoles hacían, todos se llenaban de temor,
44 y todos los que habían creído se mantenían
unidos y lo compartían todo;
45 vendían sus propiedades y posesiones, y
todo lo compartían entre todos, según las necesidades de cada uno.
46 Todos los días se reunían en el templo, y
partían el pan en las casas, y comían juntos con alegría y sencillez de
corazón,
47 mientras alababan a Dios y brindaban ayuda
a todo el pueblo. Y cada día el Señor añadía a la iglesia a los que habían de
ser salvos.
Esa perversa generación de judíos iba a ser
pronto destruida, tal como la (mucho más) perversa generación del mundo hoy.
“Pónganse a salvo” es un llamado a entrar “al Arca”.
“Fueron bautizados”, lo cual significaba un
compromiso público. No había medias tintas, no podía haberlas, si alguien creía
lo hacía con todo lo que eso significaba. Esa iglesia consagrada podía contener
la manifestación divina.
Se mantenían fieles a la Palabra, algo que
escasea mucho en nuestras iglesias hoy, y que el Señor recuperará por medio de
la persecución. El compañerismo mutuo es el amor entre cristianos, lo contrario
al individualismo extremo de este mundo. El partimiento del pan significa
varias cosas, entre ellas, la esperanza de la pronta venida de Cristo; de hecho
tiene un simbolismo tanto redentivo como escatológico. No hay crecimiento de la
iglesia sin una fuerte escatología premilenialista. Y las oraciones muestran la
fuente del poder, de nuevo, algo que necesita la iglesia hoy recuperar.
Cuidado, todo el crecimiento ocurría con la
predicación de los apóstoles, que eran líderes preparados y aprobados, y
avalado con muchas maravillas y señales. A lo largo de Hechos, las señales
milagrosas son una constante y hoy no puede ser menos. Aunque odiados, los
inconversos sentían temor al ver tal manifestación de poder.
En ese contexto el amor y la expectativa
futura llegó a ser tan fuerte que incluso se desprendían de sus propiedades.
Muchas veces se ha mal usado este pasaje para esquilmar a los hermanos, pero lo
cierto es que se aplica maravillosamente ¡en ese contexto y no en otro!
El amor entre ellos y hacia los de afuera era
la clave, pero recordemos, EN MEDIO de una sociedad que había rechazado a
Cristo y con una persecución latente. Con todos esos ingredientes, unidos a un
fuerte sentido de urgencia, la iglesia crecía imparable.
Ese avivamiento fue maravilloso y pocas veces
repetido, pero se acabó pronto. Hacia el final del libro de Hechos nos
encontramos con una iglesia religiosa, empobrecida y que había cedido su rol de
preeminencia. No será así al fin de los tiempos. Con muy poco ellos hicieron
mucho, pero hoy hemos recibido mucho más que ellos, por lo tanto, cualquiera
que quiera permanecer firme y fiel puede alcanzar más de lo que ellos pudieron
o hubieran podido con lo que tenían. Ellos estuvieron destinados a ser el
ejemplo, la “lluvia temprana”, pero la lluvia tardía será mucho más abundante.
Danilo Sorti
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