domingo, 29 de julio de 2018

534. Y la Iglesia crecía… ¿cómo?


El crecimiento de la Iglesia narrado en Hechos es asombroso, y esto a pesar de las dificultades que enfrentaron. El trasfondo era de una tolerancia relativa, con episodios de persecución brotando aquí y allá, los que se intensificarían al finalizar el siglo y acabarían con… ¡un imperio romano cristianizado! A nadie le gusta la persecución, pero cuando el Señor permitió que Satanás la levantara, lo único que logró fue extender Su Reino.

Hacia ese panorama nos dirigimos apresuradamente en todo el mundo. Por supuesto que ya existen países donde hay persecución, y no son pocos, pero aquellos en los que todavía tenemos cierta libertad van a endurecer su posición a medida que se acerca el fin. Y esto será sólo para purificar al Pueblo del Señor y para levantar la última cosecha.

El Evangelio también resultó totalmente “contracultural”, y por ellos, se volvió atractivo. Uno no tenía que estar explicando cada punto con detalle para ver la diferencia con el sistema del mundo, era evidente que se trataba de algo completamente diferente. Pues bien, lo mismo estamos observando hoy: a medida que la sociedad se aparta ostensiblemente de los valores cristianos que antes tenía se hunde en la falta de paz, angustia, desesperación y vacío. Por supuesto que eso no significa que todos se darán cuenta de su situación tan paupérrima, pero unos cuantos sí, e inevitablemente se sentirán atraídos por ese Reino de Paz.

Y hay otro elemento, que probablemente no estuviera tan presente en ese entonces pero que sí lo está hoy y que nos asegura un crecimiento potencial mayor: la Iglesia como “Arca de Noé”. Bueno, no estoy diciendo esto porque haya animales adentro (bueno, a veces…), sino porque hoy como nunca es evidente para alguien despierto que “algo viene”, ¿y dónde habrá refugio?

Muchos teólogos han criticado esta posición a lo largo del tiempo por razones válidas. Yo estoy completamente de acuerdo con esas críticas cuando se ha querido quitar a la Iglesia del mundo y dejarla mirándose a sí misma, pero eso no anula el hecho de que los juicios vienen, de que hay un escape a ellos, y de que ese escape está en el Pueblo de Dios. En la medida que esos juicios se vuelven inminentes, y que la “ventana” que hubo para influir en la sociedad se cierra, el modelo de “Iglesia = Arca” se hace más válido.

Ese mundo romano tenía muchos factores de unificación cultural, impuestos por Roma, por supuesto, y no necesariamente queridos por los pueblos subyugados, pero al fin y al cabo, daban cierta homogeneidad y conceptos comunes que ayudaron a la rápida extensión del Evangelio. Eso mismo vemos hoy con la extensión del sistema económico occidental, ¡y no porque sea necesariamente algo bueno!

Una población mundial que rápidamente se vuelve urbana, influencias económicas similares, empresas transnacionales en todos los países, los medios de (¿in?)comunicación masiva, y más. Todo eso crea un sustrato común que puede agilizar la predicación del Evangelio.

Los desastres naturales y causados por el hombre están generando un creciente flujo de migración, lo cual es terrible pero permite que muchas personas queden abiertas en su corazón y expuestas a la predicación del Evangelio.

En un contexto que rápidamente se parece al del libro de Hechos, e incluso lo supera, los modelos que encontramos allí adquieren un valor renovado, precisamente porque se vuelven cada vez más “ajenos” a este mundo y por lo tanto, más “evidentemente” divinos.

Hechos 2:40-47 RVC
40 Y con muchas otras palabras les hablaba y los animaba. Les decía: «Pónganse a salvo de esta generación perversa.»
41 Fue así como los que recibieron su palabra fueron bautizados, y ese día se añadieron como tres mil personas,
42 las cuales se mantenían fieles a las enseñanzas de los apóstoles y en el mutuo compañerismo, en el partimiento del pan y en las oraciones.
43 Al ver las muchas maravillas y señales que los apóstoles hacían, todos se llenaban de temor,
44 y todos los que habían creído se mantenían unidos y lo compartían todo;
45 vendían sus propiedades y posesiones, y todo lo compartían entre todos, según las necesidades de cada uno.
46 Todos los días se reunían en el templo, y partían el pan en las casas, y comían juntos con alegría y sencillez de corazón,
47 mientras alababan a Dios y brindaban ayuda a todo el pueblo. Y cada día el Señor añadía a la iglesia a los que habían de ser salvos.

Esa perversa generación de judíos iba a ser pronto destruida, tal como la (mucho más) perversa generación del mundo hoy. “Pónganse a salvo” es un llamado a entrar “al Arca”.

“Fueron bautizados”, lo cual significaba un compromiso público. No había medias tintas, no podía haberlas, si alguien creía lo hacía con todo lo que eso significaba. Esa iglesia consagrada podía contener la manifestación divina.

Se mantenían fieles a la Palabra, algo que escasea mucho en nuestras iglesias hoy, y que el Señor recuperará por medio de la persecución. El compañerismo mutuo es el amor entre cristianos, lo contrario al individualismo extremo de este mundo. El partimiento del pan significa varias cosas, entre ellas, la esperanza de la pronta venida de Cristo; de hecho tiene un simbolismo tanto redentivo como escatológico. No hay crecimiento de la iglesia sin una fuerte escatología premilenialista. Y las oraciones muestran la fuente del poder, de nuevo, algo que necesita la iglesia hoy recuperar.

Cuidado, todo el crecimiento ocurría con la predicación de los apóstoles, que eran líderes preparados y aprobados, y avalado con muchas maravillas y señales. A lo largo de Hechos, las señales milagrosas son una constante y hoy no puede ser menos. Aunque odiados, los inconversos sentían temor al ver tal manifestación de poder.

En ese contexto el amor y la expectativa futura llegó a ser tan fuerte que incluso se desprendían de sus propiedades. Muchas veces se ha mal usado este pasaje para esquilmar a los hermanos, pero lo cierto es que se aplica maravillosamente ¡en ese contexto y no en otro!

El amor entre ellos y hacia los de afuera era la clave, pero recordemos, EN MEDIO de una sociedad que había rechazado a Cristo y con una persecución latente. Con todos esos ingredientes, unidos a un fuerte sentido de urgencia, la iglesia crecía imparable.

Ese avivamiento fue maravilloso y pocas veces repetido, pero se acabó pronto. Hacia el final del libro de Hechos nos encontramos con una iglesia religiosa, empobrecida y que había cedido su rol de preeminencia. No será así al fin de los tiempos. Con muy poco ellos hicieron mucho, pero hoy hemos recibido mucho más que ellos, por lo tanto, cualquiera que quiera permanecer firme y fiel puede alcanzar más de lo que ellos pudieron o hubieran podido con lo que tenían. Ellos estuvieron destinados a ser el ejemplo, la “lluvia temprana”, pero la lluvia tardía será mucho más abundante.


Danilo Sorti




Ayúdanos a llevar el mensaje.
Oprime aquí para enviarnos tu ofrenda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario