Ezequiel 34:1-10 RVC
1 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:
2 «Hijo de hombre, profetiza contra los
pastores de Israel; profetiza, y diles que yo, su Señor y Dios, he dicho: »¡Ay
de ustedes, los pastores de Israel, que sólo cuidan de sí mismos! ¿Acaso no son
los pastores los que deben cuidar de los rebaños?
3 Ustedes se comen lo mejor, se visten con la
lana, degüellan a las ovejas más engordadas, pero no cuidan de las ovejas.
4 Ustedes no fortalecen a las ovejas débiles,
ni curan a las enfermas, no vendan las heridas de las que se quiebran una pata,
ni regresan las descarriadas al redil; tampoco van en busca de las que se
pierden, sino que las manejan con dureza y violencia.
5 Y las ovejas andan errantes por falta de
pastor; andan dispersas y son fácil presa de todas las fieras del campo.
6 Y así, mis ovejas andan perdidas por todos
los montes y por todas las colinas. Andan esparcidas por toda la tierra, sin
que nadie las busque ni pregunte por ellas.»
7 Por lo tanto, pastores, oigan la palabra
del Señor:
8 «A las ovejas de mi rebaño se las roban,
las hacen presa de todas las fieras del campo. Andan sin pastor, y mis pastores
no las cuidan ni van en busca de ellas, sino que sólo cuidan de sí mismos. Por
lo tanto yo, su Señor y Dios, juro,
9 y ustedes, pastores, escuchen bien lo que
les digo:
10 Yo, su Señor y Dios, estoy en contra de
ustedes, los pastores, y voy a pedirles cuentas de mis ovejas. Ya no voy a
dejarlas al cuidado de ustedes, ni tampoco ustedes van a cuidar sólo de sí
mismos; yo voy a librarlas de la boca de ustedes, para que no se las sigan
comiendo.»
Los versículos del 1 al 10 contienen una
advertencia hacia los malos líderes de Israel. ¿Quiénes son éstos? Desde
nuestra óptica cristiana rápidamente los compararíamos con los malos líderes
eclesiásticos, y no es incorrecto, pero tengamos en cuenta que no era
exactamente esa la visión que ellos tenían: “pastores” no se refería únicamente
a los líderes espirituales, sino también a los líderes seculares de la nación,
es decir, al liderazgo en general. Con ello, este pasaje toma una nueva
amplitud: si bien es válido para la iglesia, es válido para la sociedad también.
Hagamos un análisis simple de los números del
texto. Uno esperaría encontrar alguna relación con el mal liderazgo, y así es.
Si empezamos a contar a partir de las palabras que dirige el Señor hacia los
pastores de Israel, tenemos un total de 143, que se forma de la multiplicación
de 11 x 13, ¡ambos números al lado de 12!
“12 es el número de perfección gubernamental
y autoridad divina” (https://gods-kingdom-ministries.net/teachings/books/the-biblical-meaning-of-numbers/chapter-3-numbers-11-20/), por lo tanto el 11 y el 13 implicarán la
“carencia” y el “exceso” en esa autoridad. “11 es el número de la imperfección,
desorden o estar fuera de orden”, “el número 13 habla de rebelión y
depravación”. Exactamente ambas condiciones encontramos en este texto.
Aquellos que están más conscientes de que
estamos en los tiempos últimos suelen tomar la postura de “escondámonos en una
cueva hasta que el Señor venga”, sin embargo, nunca fue ese el propósito del
Señor. No importa que falte un día o una década, debemos seguir haciendo la
obra que el Señor nos mandó, y para algunos, esa obra consiste en liderar a sus
hermanos. Dada la crisis de liderazgo actual, que se manifiesta en todos los
órdenes y todos los ámbitos, muchos son renuentes a ocupar un rol de
conducción, o no saben cómo hacerlo. Las palabras de Ezequiel sirven tanto para
identificar a los malos líderes como para advertirnos de lo que no debemos
hacer.
Si hacemos una lista de lo que hacen los
pastores nos encontramos con 11 características (¡otra vez el 11!)
1. Incumplen su comisión de
cuidar al rebaño cuidándose sólo a sí mismos
2. Comen lo mejor
3. Se visten con la lana
4. Degüellan a las ovejas más
engordadas
5. No cuidan a las ovejas
6. No fortalecen a las débiles
7. No curan a las enfermas
8. No vendan a las heridas de quebraduras
9. No regresan a la
descarriada
10. No van en busca de la que
se pierde
11. Las manejan con dureza y
violencia
Cada uno de estos conceptos nos daría pié
para escribir muchas páginas. Su significado espiritual es bastante claro y en
conjunto brindan un cuadro de irresponsabilidad, descuido y abuso. Entonces,
cuando estamos en presencia de malos líderes, lo que podemos esperar encontrar
en ese ámbito es que:
1. No hay una consciencia
evidente de haber sido comisionados por el Señor del Rebaño como Sus
representantes, ni de las responsabilidades que implica el liderazgo. No hay
consciencia ni de responsabilidad ni de cumplimiento del deber, por lo que
tampoco pueden predicar sobre ello, ni de una autoridad espiritual superior.
2. “Comer” aquí también tiene
una connotación de “consumir” o “devorar”, y tiene que ver con una actitud
general de aprovecharse de “lo mejor” que haya en la congregación, obtener para
sí lo mejor de los recursos. “¿No debes honrar a tu apóstol con lo mejor?” se
escucha en algunos lugares, y ya sabemos de dónde viene esa frase…
3. “Vestirse con la lana” es
una ampliación de la idea anterior, pero si queremos profundizar un poco más,
nos da idea de “cubrirse”, es decir, rodearse de la gente para usarla como un
“escudo”, como una fuente de dignidad o poder personal, incluso de aparentar
ellos mismos ser “ovejas” (cuando son lobos rapaces) por el hecho de estar
rodeados por ellas. “Tener” mucha gente implica poder y autoridad, poder
sentarse a negociar con políticos y empresarios, ganar ventajas sociales y
otras cosas más.
4. “Degollar a las engordadas”
implica literalmente matarlas, y esto es cuando a los hermanos con más dones y
recursos se los exprime “para la obra” hasta que no pueden más, y luego se los
desecha.
5. No cuidar a las ovejas
tiene un sentido claro: implica que los hermanos enfrentan muchos problemas y
ataques espirituales, sin que haya ninguna verdadera protección espiritual. Esto
es muy evidente en algunas iglesias, cuando escuchamos los testimonios que
semana tras semana se presentan: problemas terribles, ataques espirituales
enormes, situaciones que nunca se superan. Viceversa, una iglesia en la que
haya pocos o ningún testimonio de ese estilo implica una verdadera protección
espiritual.
6. No fortalecer a las débiles
quiere decir que los cristianos débiles, volubles en su fe, indecisos, siguen
siempre así (excepto algunos que por su propia voluntad deciden cambiar y fortalecerse
en el Señor). No hay ayuda para el que la necesita.
7. Los que tienen alguna
enfermedad espiritual no son curados, esto es, aquellos que están siendo
atacados por algo externo, la enfermedad = un ataque espiritual (opresión,
demonización), no son liberados, no son protegidos de ese ataque.
8. Las quebradas son la que
han sufrido algún trauma o gran pérdida, y no pueden avanzar hasta que eso sea
sanado. Son las que tienen que ser llevadas al hombro, cargadas hasta que
sanen. Son las que más atención requieren.
9. La descarriada es la que
voluntariamente se alejó del Señor, es la “oveja rebelde”, e ir a buscarla
implica más trabajo que atender a alguien que ya está en la iglesia pero se
encuentra herido.
10. La que se perdió es la que
iba con el grupo pero se fue desviando de a poco. Uno podría pensar que es más
fácil traer a la perdida que a la descarriada, pero puede ser al revés: la
descarriada está claramente fuera de la iglesia y lo sabe, con lo que sus
opciones son dos: quedarse afuera o entrar. Pero la extraviada no sabe que está
fuera del Reino sino que piensa que está en el verdadero reino y que los otros
se han equivocado.
11. “Dureza y violencia” resume
todo lo anterior y a la vez da un panorama general de lo que uno puede percibir
en esos ámbitos: no hay amor ni cuidado, ni en los hechos ni en las palabras.
Puede haber seducción y manipulación, pero no verdadero amor.
Hasta aquí una breve descripción de qué
conducta podemos esperar de los malos líderes. Cuando dejamos de escuchar las
palabras lisonjeras y bien armadas de algunas personas, se nos aclara la visión
para ver qué está pasando, y lo que pasa es espantoso.
A veces no resulta fácil juzgar “cuán malo”
es Fulano o Mengano, y la verdad es que no me preocupa demasiado; el Señor se
encarga de disciplinar y encauzar a los que son suyos pero se han desviado. En
cambio, resulta relativamente fácil identificar una iglesia o ámbito de
ministerio (que obviamente tiene ciertos líderes que le dan su impronta) en
donde aparecen estas características, y resulta extremadamente urgente
apartarse de allí.
¿Habrá algún lugar en donde no encontremos
nada de esto? Lo dudo, pero en todo caso, siempre habrá un “límite admisible”
para cada uno, según el Espíritu nos guíe.
Y acá lo más importante: no me preocupa en
este tiempo que vivimos hablar demasiado sobre los malos líderes, sino sobre el
liderazgo que el Señor quiere levantar. Para aquellos líderes que se esfuerzan
en servir al Señor, esta es una “lista de chequeo” que vale la pena repasar
periódicamente. Lo que soy yo como líder lo “dicen” muy claramente aquellos a
quienes sirvo. No puedo evitarles todos los problemas y no puedo cambiar
contextos difíciles u opresivos, pero EN MEDIO DE una realidad general que nos
toca vivir, cuánto mejor o cuánto peor estén ellos dependerá en mucho de cómo
sea mi liderazgo. Cada uno finalmente decide qué hacer y yo no puedo ni debo
evitarlo, pero luego de un tiempo, y en una visión general, según cómo estén
los míos, así será mi liderazgo. Y esto es lo más claro, no mis palabras ni mi
conocimiento ni lo que algunos aduladores digan de mí, sino los hechos.
¡Señor, ayudanos a ser líderes conforme a Tu
corazón!
Danilo Sorti
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