domingo, 29 de julio de 2018

543. La humildad de un líder y la humildad de un Maestro


Juan 3:1-15 RVC
1 Entre los fariseos había un hombre que, entre los judíos, era muy importante. Se llamaba Nicodemo.
2 Éste vino de noche a ver a Jesús, y le dijo: «Rabí, sabemos que has venido de parte de Dios como maestro, porque nadie podría hacer estas señales que tú haces si Dios no estuviera con él.»
3 Jesús le respondió: «De cierto, de cierto te digo, que el que no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios.»
4 Nicodemo le dijo: «¿Y cómo puede un hombre nacer, siendo ya viejo? ¿Acaso puede entrar en el vientre de su madre, y volver a nacer?»
5 Jesús le respondió: «De cierto, de cierto te digo, que el que no nace de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
6 Lo que nace de la carne, carne es; y lo que nace del Espíritu, espíritu es.
7 No te maravilles de que te dije que es necesario que ustedes nazcan de nuevo.
8 El viento sopla de donde quiere, y lo puedes oír; pero no sabes de dónde viene, ni a dónde va. Así es todo aquel que nace del Espíritu.»
9 Nicodemo le preguntó: «¿Y cómo es posible que esto suceda?»
10 Jesús le respondió: «¿Y tú eres maestro de Israel, y no lo sabes?
11 De cierto, de cierto te digo, que hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto; pero ustedes no aceptan nuestro testimonio.
12 Si les he hablado de cosas terrenales, y no creen, ¿cómo creerán si les hablo de las cosas celestiales?
13 Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo, que es el Hijo del Hombre.
14 Y así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así también es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado,
15 para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna.


Nicodemo era un líder importante, más adelante lo vemos entre los líderes de la nación protestando por el pre juicio que estaban haciendo de Jesús, y luego de la crucifixión, ocupándose del cuerpo del Maestro, junto con José de Arimatea.

Aquí tenemos el ejemplo de un maestro de Israel que, a diferencia del resto de sus compañeros, pudo reconocer al Mesías. No fueron muchos los sabios ni los importantes de la época que pudieron discernir en ese humilde carpintero a la sabiduría divina. Dios mismo lo había dispuesto así, y así sigue siendo hasta hoy.

Nos extrañamos cuando los líderes de la nación, las autoridades y los intelectuales (no me refiero a los artistas que se creen con capacidad para hablar de lo que sea, claro) no reconocen la lógica del Reino ni los principios divinos, pero, ¿por qué? El ejemplo bíblico debería bastar.

Nicodemo es un caso raro en toda la Biblia, y en la historia. Había llegado a ser un líder entre los judíos, lo cual significa que, además de su buen testimonio, debía ser muy conocedor en la Ley y las tradiciones. Pero había podido mantener un espíritu atento, lo suficiente como para reconocer algo especial en Jesús.

Nicodemo es un ejemplo del verdadero pensamiento “científico”, que los ateos han tomado para sí diciendo que no tiene nada que ver con el pensamiento “religioso”, olvidando muy convenientemente que en realidad ese pensamiento nació en el ámbito cristiano y que solo puede existir con los principios bíblicos como fundamento. ¿Por qué “científico”? Porque analizó las evidencias, los hechos de Jesús, y los comparó con todo lo conocido, y él conocía mucho. De esa comparación sincera surge que el Maestro era alguien completamente diferente a todo lo que él conocía, y la única explicación posible es que viniera de parte de Dios.

No sabemos cuál haya sido el conflicto entre el peso de lo que sabía y la religión que había vivido durante todos sus años (probablemente bastantes ya), pero al menos pudo superarlo lo suficiente como para reconocer a Jesús e ir a Su encuentro, otra actitud del pensamiento científico y de hecho, muy lógica.

Nicodemo no prejuzgó, tal como expresamente lo criticó:

Juan 7:50-51 RVC
50 Nicodemo, que había ido a hablar con Jesús de noche y era uno de ellos, les dijo:
51 «¿Acaso nuestra ley juzga a un hombre sin antes oírlo y sin saber lo que ha hecho?»

Notemos que una de las principales características de la estructura de pensamiento de la gente de hoy es el pre juicio, es decir, el prejuzgar, ¡y eso lo hacen con muy poco conocimiento en su acervo! Cuánta más razón hubiera tenido un sabio como Nicodemo en pre juzgar. Sin embargo, luego de analizar bien el caso, decidió ir él mismo a comprobar quién era Jesús. ¡Y fue!

Esto parece simple, pero no tenía nada de simple que un líder de la talla de Nicodemo fuera a ver un Maestro revolucionario como Jesús. Bueno, fue de noche, seamos justos; no se expuso demasiado, pero fue.

Hagamos un paréntesis: ¿tengo yo la capacidad para analizar adecuadamente esa manifestación de la gracia de Dios a través de un hermano de “menor jerarquía” a los ojos humanos? ¿Puedo analizar adecuadamente lo que Dios hace y dice a través de él, e incluso escuchar sus palabras para aprender? La verdadera característica de la sabiduría es la humildad; la verdadera sabiduría conlleva una dosis igualmente grande de humildad, y no hay pre juicio allí.

Realmente el Espíritu Santo quiere hablarnos fuertemente, como hijos de este siglo, a que aprendamos de este maestro, quien teniendo todos los motivos para ser pre juicioso no lo hizo, sino que con humildad decidió investigar él mismo.

Jesús no lo criticó por ir de noche, no lo humilló, fue directamente al grano y trató con el problema de Nicodemo: mucho conocimiento intelectual pero falta de entendimiento espiritual.

“¿Y tú eres maestro de Israel, y no lo sabes?” Sí, es verdad que Jesús no lo humilló, pero expuso el orgullo que había en su corazón. A pesar de esa muestra tan grande de sinceridad y humildad, había orgullo, y el Señor trató con él, y Nicodemo se dejó tratar. ¡El maestro de Israel no entendía las palabras más sencillas del ámbito espiritual!

Cuando Dios trae un nuevo mover una nueva “revelación”, en el sentido de una apertura hacia un campo nuevo de conocimiento que antes estaba “velado” (al menos para la persona que se está introduciendo en él), uno se vuelve como niño: realmente no entiende las verdades más básicas de ese “nuevo mundo”. Resulta frustrante y humillante, para el que ya tiene muchos años de trayectoria y renombre, sentarse en el banco del alumno y empezar con el ABC de esa nueva enseñanza.

Siempre es bueno, al que le gusta estudiar y tiene llamado para ser “maestro” o líder, que se mantenga aprendiendo, no solo porque sigue creciendo sino porque siempre tiene que volver a sentarse en el banco del alumno y empezar, con humildad, a entender algo nuevo. Nos ayuda a mantenernos humildes.

Nicodemo recibió una lección espiritual; encontró lo que fue a buscar y por ello pudo entrar en el Reino de los Cielos, cuando la gran mayoría de sus colegas fueron excluidos. Quizás Jesús pensaba en él cuando dijo:

Mateo 13:51-52 RVC
51 Jesús les preguntó: «¿Han comprendido todo esto?» Ellos respondieron: «Sí, Señor.»
52 Él les dijo: «Por eso todo escriba que ha sido instruido en el reino de los cielos es semejante al dueño de una casa, que de su tesoro saca cosas nuevas y cosas viejas.»

El líder necesariamente se mantiene aprendiendo y lo suficientemente humilde como para hacerlo de los que, a los ojos humanos, pueden parecer menos indicados.


Danilo Sorti




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