domingo, 29 de julio de 2018

548. Ezequiel 34: cuando Dios nos pastorea – IV


Ezequiel 34:16-24 RVC
16 »Buscaré a las ovejas perdidas, y devolveré al redil a las que perdieron el camino; les vendaré las patas a las ovejas lastimadas, y fortaleceré a las ovejas débiles. Seré justo con mis ovejas, pero eliminaré a las ovejas engordadas y rechonchas.
17 »A ustedes, ovejas mías, yo, su Señor y Dios, les digo que yo juzgo entre una oveja y otra, y entre carneros y machos cabríos.
18 ¿Les parece poco comerse los buenos pastos, y todavía pisotear el resto de los pastos? ¿Les parece poco beber de las aguas claras, y luego enturbiar con sus patas el resto del agua?
19 ¡Y luego mis ovejas tienen que comer los pastos pisoteados, y beber el agua turbia!»
20 Por lo tanto, su Dios y Señor les dice: «Voy a juzgar a las ovejas engordadas y a las ovejas flacas.
21 Ya que ustedes empujaron por el costado y con el hombro a las ovejas más débiles, y además las cornearon hasta dispersarlas y echarlas del rebaño,
22 yo las salvaré; juzgaré entre una y otra oveja, y nunca más mis ovejas serán objeto de rapiña.
23 Voy a ponerlas al cuidado de un pastor que yo mismo les daré. Ese pastor será mi siervo David, y él será quien las apacentará.
24 Yo, el Señor, seré su Dios, y mi siervo David será su príncipe. Yo, el Señor, lo he dicho.

Esta sección es la continuación natural de los versículos anteriores; Dios mismo sigue diciendo lo que va a hacer en favor de Su Pueblo, repite algunos conceptos, pero introduce algo nuevo: si antes había anunciado el juicio sobre los malos pastores, luego que les quitaría en encargo de cuidar a Sus ovejas y finalmente que Él mismo se haría cargo de ellas, ahora anuncia el juicio entre “oveja y oveja” y profetiza la venida de David, con lo cual tenemos una clara referencia al Reino Venidero. Al igual que en el pasaje anterior, podemos esperar un cumplimiento parcial de estas palabras pero el definitivo sólo ocurrirá en un tiempo todavía futuro.

Esta sección suma 119 palabras en hebreo, lo cual nos remite enseguida al Salmo 119, un extenso y encendido elogio a la Palabra de Dios, pero cuando descomponemos el número nos encontramos con 7 x 17. “7” es el número de la perfección espiritual, de lo completo y finalizado, “17” es el número de la victoria definitiva sobre la prueba completa. La multiplicación de ambos refuerza la idea de la victoria, por un lado, y por otro nos sugiere el estado de perfección que sólo vendrá cuando haya ocurrido lo que menciona el texto. También es importante la relación con el Salmo 119: es la Palabra la que puede cumplir eso.

Es interesante que el proceso no termina simplemente quitando a los malos líderes, sino que debe avanzar sobre el mismo pueblo, haciendo justicia sobre los hermanos que abusan unos de otros. Quizás en algunos países no sea tan necesario hacer énfasis sobre este tema, pero en nuestro contexto latinoamericano creo que es muy necesario recordar que el problema no son los “malos líderes” sino la maldad en el corazón humano. En las últimas décadas hemos visto líderes que vinieron “del pueblo”, y terminaron siendo iguales o peores que los otros. Pero el Señor ya lo había dicho hace más de 2.500 años.

Por supuesto el análisis no es tan simple, en un momento histórico dado el liderazgo social, político y económico viene normalmente de determinadas familias que han detentado el poder durante décadas o siglos. Pero cuando miramos las sociedades nos encontramos exactamente con los mismos principios replicados “en pequeño”. Esto quiere decir que si en un momento se quitaran a todos los líderes “corruptos”, no pasaría mucho tiempo hasta que los nuevos líderes se volvieran igual de corruptos. Las experiencias de la ex Unión Soviética y de China lo confirman adecuadamente.

Tristemente no es muy diferente en muchas iglesias. Tenemos unas cuantas iglesias evangélicas hoy en las que la autoridad termina siendo dinástica y mantenida estrechamente en un círculo de confianza, cayendo en los mismos vicios y corrupciones que vemos a gran escala, solo que en “pequeño” (si es que podemos llamar “pequeño” a lo que se le hace al pueblo de Dios…). Nadie se puede escudar en que es “pueblo” y no liderazgo: Dios juzgará a todos, grandes y pequeños, conforme lo que haya en su corazón.

¿Qué hacen estos “hermanos” renegados? Lo mismo que los líderes: se aprovechan de su mayor fuerza o recursos para acaparar lo mejor, mientras que dejan las sobras para el resto. No hace falta que expliquemos este principio en la sociedad porque lo vemos a diario. A nivel de iglesia podríamos referirnos a las familias de renombre, las históricas, o las que dan ofrendas más grandes; ellos son los que reciben las becas, las oportunidades para ministrar, la atención y cuidado de los hermanos, sus proyectos son promocionados y apoyados. Si queda algo de recurso, lo puede usar el resto…

Estas “ovejas gordas” son las que engordaron aprovechando su posición para quitar los recursos de otros, y aquí tenemos que hacer una aclaración “política”. Por un lado debemos reconocer que el sistema que llamamos “socialismo”, aunque no exactamente el “socialismo  nórdico”, que es más bien un capitalismo redistributivo, sino más bien un estilo de socialismo más comunista, no es el modelo que Dios diseñó en Su Palabra. Pero exactamente lo mismo debemos decir del “mejor capitalismo” que conocemos (no me refiero al imperialismo económico disfrazado de capitalismo que existe hoy). A los cristianos les cuesta mucho ubicarse en un lugar correcto porque sólo tenemos accesible en el imaginario político actual dos extremos. Pero en todo caso, cualquier sistema será imperfecto debido a la imperfección humana, y aún lo mejor que podemos leer en la Biblia, tanto lo que Dios había mandado a Israel en un primer momento como lo que ocurrió con la primera iglesia de Jerusalén, fueron modelos imperfectos que todavía están esperando a que llegue lo Perfecto a esta Tierra.

Pero mientras tanto debemos ser enfáticos en decir lo siguiente: las ovejas gordas podían aprovechar todo el pasto que aprovecharon, es cierto, pero no DEBÍAN, y eso está claramente expuesto en la Palabra desde el principio. Cualquier modelo de “libre mercado” en lo político, y de “libre mercado” en lo espiritual también terminará produciendo eso. La solución que el Señor planteó en Su Palabra no es una redistribución extorsiva, pero sí una legislación clara de la cual los líderes son los principales responsables de hacer cumplir.

Pero si los líderes, tal como leímos en los versículos anteriores, se comportaban de esa misma forma extorsiva, ¿qué podemos esperar de los de más abajo? Simplemente el modelo se replica. ¿Causa o consecuencia? Los líderes son los que más responsabilidad tienen, pero no olvidemos lo que dijimos: finalmente la maldad humana es la raíz.

Estos hermanos abusadores no solamente aprovechan los recursos sino que también terminan expulsando a los más “débiles”. Así que cuando vemos este patrón en una iglesia, ya sabemos cómo es el liderazgo… y qué es lo que Dios va a hacer con esa tal iglesia.

“Voy a ponerlas al cuidado de un pastor que yo mismo les daré”: Dios mismo levanta a Sus pastores, los capacita y llama a las ovejas para que lo sigan. David es puesto como ejemplo, pero David es quién vendrá en el Reino por venir para pastorear a su pueblo Israel.

Mientras tanto, si estamos en una función de liderazgo, ¿qué está pasando con nuestra gente? Podemos permitir, por descuido o falta de capacidad que ocurran abusos entre hermanos, por más que prediquemos y nos esforcemos en cumplir liderazgos santos. Por eso Pablo dijo:

2 Corintios 13:1 RVC
1 Ésta será la tercera vez que los visite. Todo asunto se resolverá por el testimonio de dos o tres testigos.

No hay mejor ejemplo de fidelidad en el ministerio que Pablo, y sin embargo en las iglesias que él establecía surgían muchísimos problemas que no podía evitar, pero sí tratar. No debemos ser descuidados en este asunto. Puede ser desagradable tener que disciplinar a algunos hermanos con muchos dones… y abundantes ofrendas…, pero la Biblia es clara. Necesitamos pedirle al Señor que nos dé de Su justicia, para no favorecer indebidamente a unos o a otros, ni a “pobres” ni a “ricos”.


Danilo Sorti




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