Ezequiel 34:16-24 RVC
16 »Buscaré a las ovejas perdidas, y
devolveré al redil a las que perdieron el camino; les vendaré las patas a las
ovejas lastimadas, y fortaleceré a las ovejas débiles. Seré justo con mis
ovejas, pero eliminaré a las ovejas engordadas y rechonchas.
17 »A ustedes, ovejas mías, yo, su Señor y
Dios, les digo que yo juzgo entre una oveja y otra, y entre carneros y machos
cabríos.
18 ¿Les parece poco comerse los buenos
pastos, y todavía pisotear el resto de los pastos? ¿Les parece poco beber de
las aguas claras, y luego enturbiar con sus patas el resto del agua?
19 ¡Y luego mis ovejas tienen que comer los
pastos pisoteados, y beber el agua turbia!»
20 Por lo tanto, su Dios y Señor les dice:
«Voy a juzgar a las ovejas engordadas y a las ovejas flacas.
21 Ya que ustedes empujaron por el costado y
con el hombro a las ovejas más débiles, y además las cornearon hasta
dispersarlas y echarlas del rebaño,
22 yo las salvaré; juzgaré entre una y otra
oveja, y nunca más mis ovejas serán objeto de rapiña.
23 Voy a ponerlas al cuidado de un pastor que
yo mismo les daré. Ese pastor será mi siervo David, y él será quien las
apacentará.
24 Yo, el Señor, seré su Dios, y mi siervo
David será su príncipe. Yo, el Señor, lo he dicho.
Esta sección es la continuación natural de
los versículos anteriores; Dios mismo sigue diciendo lo que va a hacer en favor
de Su Pueblo, repite algunos conceptos, pero introduce algo nuevo: si antes
había anunciado el juicio sobre los malos pastores, luego que les quitaría en
encargo de cuidar a Sus ovejas y finalmente que Él mismo se haría cargo de
ellas, ahora anuncia el juicio entre “oveja y oveja” y profetiza la venida de
David, con lo cual tenemos una clara referencia al Reino Venidero. Al igual que
en el pasaje anterior, podemos esperar un cumplimiento parcial de estas
palabras pero el definitivo sólo ocurrirá en un tiempo todavía futuro.
Esta sección suma 119 palabras en hebreo, lo
cual nos remite enseguida al Salmo 119, un extenso y encendido elogio a la
Palabra de Dios, pero cuando descomponemos el número nos encontramos con 7 x
17. “7” es el número de la perfección espiritual, de lo completo y finalizado,
“17” es el número de la victoria definitiva sobre la prueba completa. La
multiplicación de ambos refuerza la idea de la victoria, por un lado, y por
otro nos sugiere el estado de perfección que sólo vendrá cuando haya ocurrido
lo que menciona el texto. También es importante la relación con el Salmo 119:
es la Palabra la que puede cumplir eso.
Es interesante que el proceso no termina
simplemente quitando a los malos líderes, sino que debe avanzar sobre el mismo
pueblo, haciendo justicia sobre los hermanos que abusan unos de otros. Quizás
en algunos países no sea tan necesario hacer énfasis sobre este tema, pero en
nuestro contexto latinoamericano creo que es muy necesario recordar que el
problema no son los “malos líderes” sino la maldad en el corazón humano. En las
últimas décadas hemos visto líderes que vinieron “del pueblo”, y terminaron
siendo iguales o peores que los otros. Pero el Señor ya lo había dicho hace más
de 2.500 años.
Por supuesto el análisis no es tan simple, en
un momento histórico dado el liderazgo social, político y económico viene
normalmente de determinadas familias que han detentado el poder durante décadas
o siglos. Pero cuando miramos las sociedades nos encontramos exactamente con los
mismos principios replicados “en pequeño”. Esto quiere decir que si en un
momento se quitaran a todos los líderes “corruptos”, no pasaría mucho tiempo
hasta que los nuevos líderes se volvieran igual de corruptos. Las experiencias
de la ex Unión Soviética y de China lo confirman adecuadamente.
Tristemente no es muy diferente en muchas
iglesias. Tenemos unas cuantas iglesias evangélicas hoy en las que la autoridad
termina siendo dinástica y mantenida estrechamente en un círculo de confianza,
cayendo en los mismos vicios y corrupciones que vemos a gran escala, solo que
en “pequeño” (si es que podemos llamar “pequeño” a lo que se le hace al pueblo
de Dios…). Nadie se puede escudar en que es “pueblo” y no liderazgo: Dios
juzgará a todos, grandes y pequeños, conforme lo que haya en su corazón.
¿Qué hacen estos “hermanos” renegados? Lo
mismo que los líderes: se aprovechan de su mayor fuerza o recursos para
acaparar lo mejor, mientras que dejan las sobras para el resto. No hace falta
que expliquemos este principio en la sociedad porque lo vemos a diario. A nivel
de iglesia podríamos referirnos a las familias de renombre, las históricas, o
las que dan ofrendas más grandes; ellos son los que reciben las becas, las
oportunidades para ministrar, la atención y cuidado de los hermanos, sus
proyectos son promocionados y apoyados. Si queda algo de recurso, lo puede usar
el resto…
Estas “ovejas gordas” son las que engordaron
aprovechando su posición para quitar los recursos de otros, y aquí tenemos que
hacer una aclaración “política”. Por un lado debemos reconocer que el sistema
que llamamos “socialismo”, aunque no exactamente el “socialismo nórdico”, que es más bien un capitalismo
redistributivo, sino más bien un estilo de socialismo más comunista, no es el
modelo que Dios diseñó en Su Palabra. Pero exactamente lo mismo debemos decir
del “mejor capitalismo” que conocemos (no me refiero al imperialismo económico
disfrazado de capitalismo que existe hoy). A los cristianos les cuesta mucho
ubicarse en un lugar correcto porque sólo tenemos accesible en el imaginario
político actual dos extremos. Pero en todo caso, cualquier sistema será
imperfecto debido a la imperfección humana, y aún lo mejor que podemos leer en
la Biblia, tanto lo que Dios había mandado a Israel en un primer momento como
lo que ocurrió con la primera iglesia de Jerusalén, fueron modelos imperfectos
que todavía están esperando a que llegue lo Perfecto a esta Tierra.
Pero mientras tanto debemos ser enfáticos en
decir lo siguiente: las ovejas gordas podían aprovechar todo el pasto que
aprovecharon, es cierto, pero no DEBÍAN, y eso está claramente expuesto en la
Palabra desde el principio. Cualquier modelo de “libre mercado” en lo político,
y de “libre mercado” en lo espiritual también terminará produciendo eso. La
solución que el Señor planteó en Su Palabra no es una redistribución extorsiva,
pero sí una legislación clara de la cual los líderes son los principales
responsables de hacer cumplir.
Pero si los líderes, tal como leímos en los
versículos anteriores, se comportaban de esa misma forma extorsiva, ¿qué
podemos esperar de los de más abajo? Simplemente el modelo se replica. ¿Causa o
consecuencia? Los líderes son los que más responsabilidad tienen, pero no
olvidemos lo que dijimos: finalmente la maldad humana es la raíz.
Estos hermanos abusadores no solamente
aprovechan los recursos sino que también terminan expulsando a los más
“débiles”. Así que cuando vemos este patrón en una iglesia, ya sabemos cómo es
el liderazgo… y qué es lo que Dios va a hacer con esa tal iglesia.
“Voy a ponerlas al cuidado de un pastor que
yo mismo les daré”: Dios mismo levanta a Sus pastores, los capacita y llama a
las ovejas para que lo sigan. David es puesto como ejemplo, pero David es quién
vendrá en el Reino por venir para pastorear a su pueblo Israel.
Mientras tanto, si estamos en una función de
liderazgo, ¿qué está pasando con nuestra gente? Podemos permitir, por descuido
o falta de capacidad que ocurran abusos entre hermanos, por más que prediquemos
y nos esforcemos en cumplir liderazgos santos. Por eso Pablo dijo:
2 Corintios 13:1 RVC
1 Ésta será la tercera vez que los visite.
Todo asunto se resolverá por el testimonio de dos o tres testigos.
No hay mejor ejemplo de fidelidad en el
ministerio que Pablo, y sin embargo en las iglesias que él establecía surgían
muchísimos problemas que no podía evitar, pero sí tratar. No debemos ser
descuidados en este asunto. Puede ser desagradable tener que disciplinar a
algunos hermanos con muchos dones… y abundantes ofrendas…, pero la Biblia es
clara. Necesitamos pedirle al Señor que nos dé de Su justicia, para no
favorecer indebidamente a unos o a otros, ni a “pobres” ni a “ricos”.
Danilo Sorti
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