domingo, 29 de julio de 2018

549. Ezequiel 34: cuando Dios nos pastorea, ¿qué podemos esperar? – V


Ezequiel 34:25-31 RVC
25 »Haré con mis ovejas un pacto de paz, y quitaré de la tierra a las fieras salvajes; así mis ovejas podrán habitar seguras en el desierto y dormir en los bosques.
26 Pondré mi bendición en ellas y en los alrededores de mi colina, y haré que llueva cuando deba llover, y esa lluvia será de bendición.
27 La tierra y los árboles del campo darán su fruto, y mis ovejas vivirán seguras sobre su tierra. Cuando yo rompa las coyundas de su yugo, y las libre de las manos de sus opresores, sabrán que yo soy el Señor.
28 »Mis ovejas no volverán a ser el botín de guerra de las naciones, ni las fieras salvajes volverán a devorarlas, sino que vivirán tranquilas y sin que nadie las espante.
29 Su país será famoso por su fertilidad, y no volverán a sufrir de hambre en su tierra, ni las naciones volverán a avergonzarlas.
30 Entonces mis ovejas sabrán que yo, su Señor y Dios, estoy con ellas, y que ellas son mi pueblo, el pueblo de Israel. Palabra de Dios el Señor.
31 »Ustedes son mis ovejas. Son las ovejas de mis pastos; ustedes son hombres, y yo soy su Dios.» Palabra de Dios el Señor.


El capítulo 34 se divide en 3 grandes secciones, es esta última el Señor mismo habla del tiempo de bendición y paz que establecerá con Su pueblo Israel. Esta promesa no se cumplió completamente nunca hasta ahora: en parte se cumplió cuando Israel volvió, pero el versículo 28 claramente no. En parte se cumplió nuevamente a partir de 1948, pero la seguridad de que hablan los versículos 25 y 28 no se han cumplido todavía, y es claro que el versículo 30 tampoco: solo una parte de Israel reconoce a Dios hoy. Sin embargo, lo que ocurrió a partir del ’48 a esta parte tiene mucho que ver con lo que dice aquí y es una señal profética para el Pueblo de Dios hoy: la Iglesia, compuesta por todos los salvos, sean judíos o gentiles.

Esta promesa tampoco se ha cumplido para la Iglesia de Cristo hasta el presente; sí en el ámbito espiritual, no todavía en el ámbito terrenal, tal como fue primeramente expresada la profecía.

Si analizamos espiritualmente lo que dice aquí nos encontramos con el fruto de vivir bajo la protección del Señor. En honor a la verdad, ya desde el principio del capítulo podemos ver qué significa vivir bajo la cobertura de Dios por “oposición” a lo que significa vivir bajo el control de los malos pastores, aquí el Espíritu retoma los conceptos anteriores y los amplía:

1.      “Haré con mis ovejas un pacto de paz”: la paz espiritual, el “shalom”, que es mucho más que simple ausencia de guerra, es uno de los frutos más evidentes e inmediatos de la presencia divina, es lo que el nuevo converso siente asombrado, a diferencia del estado de “guerra continua” que vivía antes. Es lo primero que se pierde cuando nos desviamos de la voz del Espíritu, es la señal interior más clara e inequívoca de la presencia (¡o ausencia!) de Dios, de haber tomado una decisión correcta o incorrecta. Pero es lo primero que Satanás muy hábilmente nos quita de la mente, de tal forma que nos empecemos a preocupar por muchas otras cosas “más importantes que ese asunto tan subjetivo como la ‘paz interior’…” ¿nunca nadie tuvo ese pensamiento? Bueno, ¡bienvenido al club! No proviene del Espíritu, sino del Adversario.

2.      “quitaré de la tierra a las fieras salvajes”: aquí tenemos entidades espirituales concretas, demonios principalmente, cuyo objetivo es causar daño, “devorar”, destruir, causar enfermedades, pobreza, pérdidas. Esta es la protección de los hijos fieles.

3.      “así mis ovejas podrán habitar seguras en el desierto y dormir en los bosques.”: ni el desierto ni los bosques son lugares seguros en la naturaleza. El desierto, obviamente, por la dureza del clima y por los peligros que acechan allí; el bosque por ser especialmente peligroso, al constituirse en lugar de fácil escondedero para fieras y maleantes. La promesa es que podremos “habitar” seguros en ambientes difíciles y peligrosos, rodeados de enemigos.

4.      “Pondré mi bendición en ellas y en los alrededores de mi colina”: la palabra bendición resume todos los bienes que vienen de lo Alto, y en el fondo está diciendo aquí que no deberíamos preocuparnos por esto o aquello, ya que todo está incluido en “bendición”, no solo sobre nosotros sino también en el ámbito en el que nos movemos. Es la misma idea que expone Jesús cuando les dice a Sus discípulos que no se preocupan por la comida o el vestido, sino por el Reino de Dios.

5.      “haré que llueva cuando deba llover, y esa lluvia será de bendición.”: la lluvia reafirma la idea de bendición, de algo que viene “de lo alto”, pero la lluvia puede ser destructora también, tal como estamos viendo cada vez más en nuestro mundo. La lluvia representa la bendición de Dios a través de los fenómenos naturales, pero bajo control. Es decir, se trata de la esperanza de que las cosas funcionarán “como es debido”. La lluvia representa también a la Palabra de Dios que viene en el momento oportuno, lo que llamamos “palabra rema”, lo que Pablo llama la “espada del Espíritu”, no toda la Biblia sino la palabra oportuna para el momento. También la lluvia se usa para representar la presencia del Espíritu en ese momento, que desciende sobre toda la congregación.

6.      “La tierra y los árboles del campo darán su fruto”: un mensaje parecido al anterior, ahora la bendición viene a través de la naturaleza, de los seres vivos. El significado espiritual de “fruto” es muy conocido en el Nuevo Testamento, y es en realidad lo que Dios espera de nosotros. Aquí se refiere al alimento, no solo material, sino espiritual: todo el alimento necesario.

7.      “mis ovejas vivirán seguras sobre su tierra”: concluyendo una primera división de esta sección, el resultado todo lo anterior es “seguridad”, que no tiene el mismo significado que más se usa hoy para la palabra, sino que se refiere al sentimiento de confianza en que nada malo le va a pasar a uno, algo que ya casi ha desaparecido del mundo actual, pero que existe en Dios, es decir, en una posición espiritual.

8.      “Cuando yo rompa las coyundas de su yugo, y las libre de las manos de sus opresores”: aquí retoma brevemente lo que expuso más detalladamente en los versículos anteriores, esta liberación no vendría sin la liberación de los enemigos. ¡Con qué facilidad la imagen de “enemigos” se pierde en el cristianismo o se tergiversa! Se pierde cuando no se les enseña a los cristianos que tenemos enemigos espirituales bien concretos y activos, que aprovechan todas nuestras puertas abiertas para causarnos daño. Se tergiversa, normalmente con intenciones políticas, diciendo que los verdaderos enemigos con tales o cuales personas, en vez de los espíritus que las dominan. Ahora bien, ¡por supuesto que hay enemigos humanos y por supuesto que el Señor se encarga de ellos a su debido tiempo! Muchos de ellos están hoy escondidos y su accionar es muy sutil, no debemos ignorarlos. El asunto es que, sean humanos o espirituales (en realidad, son ambos), Dios está por encima de ellos y nos libra de sus manos, aunque también la Biblia nos enseña que permite determinadas cosas para que seamos formados adecuadamente.

9.      “sabrán que yo soy el Señor”: en realidad esta expresión nos remite a las tantas y tantas veces que los cristianos miramos hacia arriba y preguntamos; “¿de verdad estás ahí, Señor? ¿por qué te quedás sin hacer nada?” Mi hermano, si nunca has hecho esta pregunta, o bien nunca te has convertido, o bien, ¿qué estás haciendo todavía en la tierra? Para purificarnos y perfeccionarnos Dios guarda silencio muchas veces, usa a nuestros enemigos también muchas veces y nos deja sin respuestas otras tantas muchas veces. Podemos mantener la fe en medio de las dificultades, pero inevitablemente necesitaremos ver la mano de Dios. Ahora bien, con los hijos de Dios que han llegado a morar en el ámbito espiritual no pasa esto porque pueden ver claramente a Dios obrando y llevando a cabo Sus propósitos, por más que en lo natural parezca que “no pasa nada”. Ellos pueden “saber” sin dudas que Dios es Dios porque lo ven y entienden qué está haciendo.

10.  “Mis ovejas no volverán a ser el botín de guerra de las naciones”: esta fue la realidad de Israel, y más aún, la realidad de la verdadera iglesia, siempre oprimida y dominada por los poderes políticos de este mundo. Esto no se cumplirá sino en el Reino Venidero, pero en el ámbito espiritual significa que los santos no son más subyugados por los poderes espirituales que dominan las naciones o los tiempos.

11.  “ni las fieras salvajes volverán a devorarlas”: similar a lo anterior, los espíritus malignos no podrán utilizar a los cristianos como se les ocurra.

12.  “vivirán tranquilas y sin que nadie las espante”: cada vez más tanto la tranquilidad como el no ser espantado o turbado por nada desaparecen de este mundo. Llegará el tiempo en que el temor y el espanto serán el pan cotidiano, mientras tanto, la seguridad y la confianza son el alimento diario de los fieles. El miedo es una de las fuerzas constitutivas de la personalidad caída del ser humano y está en la base de prácticamente todas las decisiones que toman no creyentes y creyentes. No ser espantado significa que, venga lo que venga, nada nos puede causar temor porque sabemos que el Dios que nos ama y nos cuida es muchísimo más grande.

13.  “Su país será famoso por su fertilidad”: la Israel terrenal está hoy en día prefigurando esta verdad, pero en el ámbito espiritual se refiere a la fama que ganamos cuando la gente ve nuestros frutos de un carácter transformado y de buenas obras.

14.  “no volverán a sufrir de hambre en su tierra”: el hambre espiritual es lo que producen los falsos pastores en sus congregaciones, y es lo que padecen muchos cristianos hoy. Cuando somos pastoreados por el Señor eso no ocurre.

15.  “ni las naciones volverán a avergonzarlas”: se refiere a la humillación que sufren los hijos de Dios, y que de hecho aumentará en los próximos años. Hay una situación natural que solo cambiará cuando Cristo venga, pero la “humillación espiritual”, esto es, cuando Satanás puede avergonzarnos por nuestros pecados, desaparece cuando estamos cubiertos por el Señor y santificados por Él. Aquí está aludiendo a la situación espiritual en la que ya no hay puertas abiertas por donde pueda introducir sus dardos el Enemigo.


30 Entonces mis ovejas sabrán que yo, su Señor y Dios, estoy con ellas, y que ellas son mi pueblo, el pueblo de Israel. Palabra de Dios el Señor.
31 »Ustedes son mis ovejas. Son las ovejas de mis pastos; ustedes son hombres, y yo soy su Dios.» Palabra de Dios el Señor.

Esta es la conclusión de la sección y, espiritualmente, se refiere al estado de comunión perfecta con el Señor, donde ya no hay temor, ni culpa ni vergüenza, donde no hay ninguna necesidad; una situación que ahora vemos a lo lejos todavía, que podemos saludar, pero en la cual ya podemos habitar espiritualmente. Es la realidad que se materializará cuando concluya la historia de la rebelión humana:

Apocalipsis 21:3-4 RVC
3 Entonces oí que desde el trono salía una potente voz, la cual decía: «Aquí está el tabernáculo de Dios con los hombres. Él vivirá con ellos, y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos y será su Dios.
4 Dios enjugará las lágrimas de los ojos de ellos, y ya no habrá muerte, ni más llanto, ni lamento ni dolor; porque las primeras cosas habrán dejado de existir.

Cuando empezamos a disfrutar de este estado es porque estamos siendo pastoreados por el Señor. Es el anticipo de nuestra herencia, que podemos disfrutar aquí y ahora. Si somos líderes y nuestra gente puede dar testimonio de que disfruta de las bendiciones de ser pastoreados por el Señor, indica que estamos haciendo las cosas bien.


Danilo Sorti





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