Hebreos 2:1-4 RVC
1 Por tanto, es necesario que prestemos más
atención a lo que hemos oído, no sea que nos extraviemos.
2 Porque si el mensaje anunciado por medio de
los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió su justo
castigo,
3 ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos
una salvación tan grande? Esta salvación fue anunciada primeramente por el
Señor, y los que la oyeron nos la confirmaron.
4 Además, Dios la ha confirmado con señales y
prodigios, y con diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo, según
su voluntad.
Hebreos 10:26-29 RVC
26 Si con toda intención pecamos después de
haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los
pecados
27 sino una terrible expectativa del juicio y
del fuego ardiente que devorará a los enemigos de Dios.
28 Cualquiera que desobedece la ley de
Moisés, muere sin falta, siempre y cuando haya dos o tres testigos que declaren
en su contra.
29 ¿Y qué mayor castigo piensan ustedes que
merece el que pisotea al Hijo de Dios y considera impura la sangre del pacto,
en la cual fue santificado, e insulta al Espíritu de la gracia?
Hebreos es una carta dirigida a creyentes, y
todo lo que leemos ahí está en función de ellos; tiene un mensaje central que
es una exhortación a no abandonar la fe y en ese contexto les recuerda a los
lectores la posibilidad real de caer de la gracia, es decir, ir al infierno a
pesar de haber conocido a Cristo.
La imagen de extraviarse del camino es muy
conocida y lo suficientemente gráfica, en El Peregrino, de Juan Bunyan, tenemos
varios extravíos que sufrió el personaje, y siempre terminaron mal, aunque
finalmente pudo retomar la senda correcta.
“es necesario que prestemos más atención” nos
anima Pablo. Por supuesto, la vida cristiana es mucho más que simplemente oír
con atención, ¡nos cuesta exactamente toda la vida! Pero el punto de partida es
ese. Si caemos en el sutil error de creer que la vida cristiana consiste en
hacer o dejar de hacer determinada cosa, nos despreocupamos por oír, pensamos
que “ya lo sabemos”. Y por cierto Pablo no está negando eso, porque sino no
diría que necesitamos prestar “más atención a lo que hemos oído”.
Aquí la exhortación no es a aprender algo
“nuevo”, sino a recordar lo ya aprendido. Pero hay una “trampita”: ellos lo
habían aprendido de los apóstoles, ellos habían recibido la enseñanza correcta;
es probable que lo que nosotros hayamos oído no sea lo mismo, es más, muchos
cristianos en este tiempo nunca oyeron un evangelio completo y correcto, así
que tenemos que tener cuidado con lo que “oímos” en el pasado.
El mensaje al que Pablo insta a revisar es el
fundamento apostólico; no es la doctrina de ninguna denominación, no es la
enseñanza de ningún maestro o teólogo, no es lo que aprendí en el seminario o
lo que estudié, ni siquiera lo mejor que entiendo hasta ahora de la Palabra.
Por lo tanto, inevitablemente tendremos siempre una “búsqueda” para despojar
todo lo que sepamos hoy del error.
Dicho esto, para muchos cristianos,
especialmente los más “viejos”, hay un fundamento lo suficientemente bueno que
fue puesto en el pasado, no perfecto, pero adecuado para reencaminarlos en la
verdadera fe. Para ellos, no está mal recordar lo que una vez aprendieron.
Ahora bien, lo que oímos una vez y
entendimos, no lo entendimos “de una vez y para siempre”, sino que alcanzamos
un determinado grado de comprensión, y eso “nos sirvió” durante un tiempo. Pero
las mismas palabras, los mismos versículos, tienen mucho más para decirnos que
eso, y por eso dice: “es necesario que prestemos MÁS atención”, quiere decir
que “no fue suficiente” el fundamento, o mejor dicho, no fue suficiente nuestro
entendimiento en ese momento del fundamento.
Así que, a la vez que nos insta a volver
sobre la “vieja” doctrina apostólica (que, repito, no es lo mismo a las viejas
enseñanzas de nuestra congregación o denominación), también nos insta a
profundizarlas.
¿Es posible olvidar lo que se aprendió? Sí lo
es. ¿Es posible desviarse significativamente del camino que una vez se comenzó?
También. ¿Ocurre? ¡Todos los días! Y mucho más a medida que el fin se acerca y
la apostasía (que significa precisamente eso) se intensifica.
Hermanos, el Espíritu quiere que prestemos
atención a esta exhortación porque las presiones que enfrentaremos no van a
disminuir, van a continuar aumentando, pero Su gracia es suficiente como para
librarnos de todo error.
El mensaje de Dios tiene suficientes pruebas,
tal como presenta en los versículos 2 al 4, por lo que no tenemos ninguna
excusa. Pero es necesario entender que cuando estamos en proceso de desviarnos
del camino no solamente se nos “borronea” el sendero, también se nos
“desdibujan” las pruebas, y empezamos a pensar: “¿eso pasó realmente…? No, creo
que no, para mí que estuve engañado en ese momento…”. Nos olvidamos de lo que
fue escrito, de las evidencias históricas de la fe, del testimonio bíblico;
empezamos a dudar de todo y de todos, pero fundamentalmente, otros pensamientos
comienzan a ocupar nuestra mente y esas cosas verdaderamente importantes quedan
relegadas. ENTONCES la verdadera fe se nos presenta como si no tuviera
fundamentos sólidos o evidencias firmes.
Hermanos, quiero recordarles lo que el Señor
viene mostrando de manera EXAGERADAMENTE ABUNDANTE por medio de Sus profetas en
estos tiempos: los cristianos que se apartan van al infierno, y tienen
reservado allí un lugar especial de castigo. No voy a analizar en esta
oportunidad la doctrina del “salvo siempre salvo”, que entiendo no es bíblica
por más que aparentemente tenga fundamento.
No podemos descuidarnos, porque aunque
mantengamos la apariencia, las formas y el lenguaje cristiano, si la amargura,
el enojo, el amor a las cosas de este mundo, la falta de perdón, ganan nuestro
corazón, nos hemos apartado de Cristo. Aclaremos: no nos apartamos de cristo
por un pecado ya que en Él tenemos el perdón que necesitemos, nos apartamos de
Cristo porque PRIMERO lo abandonamos en lo íntimo de nuestro corazón, y LUEGO
aparecieron esos otros pecados, que son lo más “visible” pero no la verdadera
raíz.
¿Podemos abandonar a Dios luego de haber
conocido el Amor que excede todo entendimiento? Sí podemos, y a muchos
ocurrirá, porque en realidad no hemos profundizado en ese amor, como la semilla
que cayó en terreno pedregoso: rápida en brotar, pero sin raíz. ¿Conocimos al
Maravilloso Dios de Amor? Sí… por la mitad… sólo un poco. Por eso se nos pide
profundizar ese conocimiento.
Pero cuidado, aunque sea “por la mitad”, esa
“mitad de conocimiento” es muchísimo, es algo completamente diferente a todo lo
que existe en este mundo. El poco conocimiento que hayamos logrado al principio
y que nos bastó para tomar una decisión por Cristo es enorme, y es suficiente
para que seamos doblemente condenados si nos apartamos.
Nuestra mente puede creer que estamos
“tomando otra opción” o simplemente “dejando de ser fanáticos”, pero nuestro
espíritu sabe perfectamente lo que estamos haciendo, nuestra mente es la
engañada.
Hermanos, sigamos adelante, antes de que
algún ventarrón del infierno nos sorprenda y de repente nos encontremos muy
lejos del camino, afirmémonos más ahora que es tiempo, cuando todavía estamos
tranquilos, cuando las cosas alrededor nuestro permanecen “relativamente” en
orden. Pronto no será así, y es probable que no haya entonces tiempo u
oportunidad para afirmarse, o debamos pagar un alto precio por ello.
¡Señor, ayúdanos!
Danilo Sorti
No hay comentarios:
Publicar un comentario