Salmos 71:1 RVC
1 Señor, en ti busco refugio; ¡Jamás permitas
que sea yo avergonzado!
Isaías 25:4-5 RVC
4 Porque eres la fortaleza del pobre, del
necesitado y del afligido; eres nuestro refugio contra la tormenta y nuestra
sombra contra el calor (pues como tormenta nos azota el ímpetu de los
violentos;
5 como el calor en lugar seco, como el calor
debajo de una nube, es el orgullo de los extranjeros, pero tú haces que se
apaguen los cantos de los robustos).
Dentro de las iglesias evangélicas hay cierto
consenso respecto de cuál es el rol de Argentina en el mundo; hay palabras que
han sido profetizadas en varias ocasiones y repetidas muchas veces, porque de
alguna manera el Pueblo de Dios pudo reconocer que “es así” como se dijo en
alguna oportunidad, aunque ya no recordemos a partir de cuándo.
Dios mismo se nos revela en la Palabra como
el Refugio por excelencia, aún exactamente en medio de la tormenta: encarcelado
como Jeremías pero protegido de la muerte que había en Jerusalén, en el vientre
del pez, como Jonás, sí, pero devuelto a tierra firme, o en el desierto, como
Elías, pero escapando de la furiosa ira de Acab.
El mismo concepto de “refugio”, o lugar para
escapar o ser protegido del peligro, lo encontramos en muchas oportunidades.
Uno de los ejemplos más paradigmáticos los tenemos en las “ciudades de refugio”
que el Señor mismo había diseñado originalmente en Israel, estratégicamente
distribuidas de tal forma que cualquiera pudiera llegar allí:
Números 35:13-14 RVC
13 »”De las ciudades que den a los levitas,
seis serán ciudades de refugio.
14 Tres de estas ciudades de refugio estarán
en la ribera este del Jordán, y las otras tres ciudades estarán en la tierra de
Canaán.
Entendemos y creemos que Argentina es refugio
para las naciones, y entendemos también que la historia lo confirma aunque las
últimas décadas no han manifestado muy claramente esta realidad, más bien
estuvimos muy ocupados peleándonos entre nosotros mismo; y la iglesia tampoco
lo ha vivido, por el contrario, estamos preocupados en nuestra propia bendición
y el resto, que se embrome. No es que nuestras puertas estén cerradas, pero
realmente no nos preocupamos por ello.
Esto que hablo de Argentina no es muy
diferente para el resto de Sudamérica. Basta con que uno tome un planisferio
para darse cuenta de quiénes llevarán la peor parte en una futura guerra,
necesariamente nuclear. No voy a explayarme en el tema pero buscando un poco en
la Web se pueden encontrar análisis estratégicos de los escenarios posibles y
qué países son los más vulnerables; China y Estados Unidos, junto con Europa.
Hay “profecías seculares” que hablan de eso
también, especialmente unos cuantos escritos de Parravicini, y vale hacer una
aclaración: no es que le esté dando el mismo peso espiritual a lo que él
escribió que a la Biblia o incluso a los mensajes proféticos que el Señor trae
por Sus mensajeros hoy, pero he llegado a entender que Dios nunca dejó a las
naciones sin guía o sin indicaciones de lo que pasaría en el futuro, por más
que para eso tuviera que usar mensajeros “poco ortodoxos”, y por más que esos
mensajes se contaminaran con cosas extrañas, ¡o incluso que Dios permitiera que
espíritus de adivinación “trajeran” el mensaje!. Aún en medio de los mitos,
tradiciones y leyendas podemos desentrañar propósitos y mensajes de Dios, en
cada cultura de la Tierra. ¿Qué problema tiene Dios para hablar por medio de
quién sea? ¡Si aún Satanás cumple involuntariamente Sus propósitos!
Si hurgamos un poco más en la historia reciente,
Argentina, y toda Sudamérica, han sido refugio en momentos particulares de la
historia, particularmente y en relación con la inmigración europea, durante y
luego de la primera y segunda guerra mundial, pero también en otros momentos
puntuales, por ejemplo luego de la gran hambruna irlandesa y en otras
oportunidades similares. Seamos sinceros, Sudamérica no es el lugar “para
hacerse la América”, así que la gente viene cuando no puede ir a otro lugar
“mejor” (Estados Unidos, Europa).
Argentina se perfilaba como una potencia a
principios del Siglo XX, pero en el consejo de los poderosos se estableció que
debía impedírselo. Hay una frase que se le atribuye a Churchill, y más allá de
que la haya dicho realmente o no, resume la visión geoestratégica de los países
centrales respecto de Argentina:
"No dejemos que la Argentina sea una
potencia, arrastrará tras de sí a toda América Latina. La estrategia es
debilitar y corromper por dentro a la Argentina. Destruir sus industrias, sus
fuerzas armadas, fomentar divisiones internas apoyando a bandos de derecha e
izquierda, atacar su cultura en todos los medios, imponer dirigentes políticos
que respondan a nuestro Imperio. Esto se logrará, gracias a la apatía del
pueblo y a una democracia controlable donde sus representantes levantarán sus
manos en masa en servir su misión. Hay que humillar a la Argentina".
(Winston Churchill Yalta 1945)
Argentina es el país más alejado de los
escenarios bélicos y el más “europeo” de Sudamérica, conviene a los poderosos
que se mantenga relativamente despoblado, con una tasa de fertilidad en 2015 de
2,31 hijos por mujer está cerca de tener un crecimiento poblacional nulo (la
tasa de reposición poblacional es de 2,1 hijos por mujer) y la ley de aborto
que en este momento se discute en el Congreso Nacional simplemente es una
imposición para mantener esa población a raya… es decir, lo suficientemente
“vacío” como para recibir los flujos inmigratorios que vendrán.
¿Pero hay algo que se escape a Dios? La
triste realidad es que si nos hubiéramos desarrollado como potencia, hoy
seríamos un “país europeo”, totalmente agnóstico y sin dudas involucrado de
lleno en el conflicto que se está por desatar. Por supuesto, no voy a hacer un
panegírico de la multitud de corruptos que hemos tenido en los distintos
ámbitos del poder (y no solo político, sino también económico, social y
cultural, especialmente), pero Dios permite que sucedan cosas con un propósito
mayor.
Argentina es hoy un refugio para muchos que
están llegando, y personalmente es algo que me toca muy de cerca, al igual que
a muchos de nosotros. Eso es parte de nuestro espíritu y no debemos perderlo:
esos que llegan (por supuesto, no todos “buenos”, como tampoco los que nacieron
aquí…) son los que Dios mismo está mandando por medio de un sinfín de
vicisitudes, ¡no debemos sumarnos a las campañas anti inmigración que aparecen
por ahí! Esto no se trata de cuestiones políticas, aunque lo son, ni económicas
ni geoestratégicas, ¡aunque también lo son! Se trata de los propósitos de Dios
que están por encima de cualquier poder humano, que siempre lo han estado y que
siempre lo estarán.
Éxodo 22:21 RVC
21 »No engañarás ni maltratarás al
extranjero, porque también ustedes fueron extranjeros en Egipto.
Éxodo 23:9 RVC
9 »No oprimas al extranjero. Bien saben
ustedes lo que es ser extranjero, pues extranjeros fueron en la tierra de
Egipto.
Levítico 18:26 RVC
26 Pero ustedes, cumplan con mis estatutos y
mis ordenanzas, y no cometan, ni ustedes ni los extranjeros que habitan entre
ustedes, ninguno de estos actos aberrantes.
Levítico 19:10 RVC
10 No rebusques tu viña, ni recojas las uvas
que se te caigan; déjalas para los pobres y los extranjeros. Yo soy el Señor tu
Dios.
Levítico 24:22 RVC
22 »Un mismo estatuto se aplicará al
extranjero y al israelita por nacimiento. Yo soy el Señor su Dios.»
Deuteronomio 14:28-29 RVC
28 »Cada tres años cumplidos sacarás todo el
diezmo de tus productos de aquel año, y lo almacenarás en tus ciudades.
29 Como los levitas no comparten contigo
ninguna propiedad, podrán entonces venir y comer hasta quedar satisfechos, lo
mismo que los extranjeros, los huérfanos y las viudas que haya en tus ciudades.
Así el Señor tu Dios te bendecirá en todo lo que hagas.
Por supuesto, estos, y muchos más, versículos
se refieren a los extranjeros que vienen buscando una oportunidad para vivir,
no a los ricos extranjeros opresores (ese es otro tema), y resulta un mandato
muy claro para Israel, que no fue revocado en el Nuevo Pacto, sino integrado en
uno mayor:
Lucas 10:25-34 RVC
25 En ese momento, un intérprete de la ley se
levantó y, para poner a prueba a Jesús, dijo: «Maestro, ¿qué debo hacer para
heredar la vida eterna?»
26 Jesús le dijo: «¿Qué es lo que está
escrito en la ley? ¿Qué lees allí?»
27 El intérprete de la ley respondió: «Amarás
al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y
con toda tu mente, y a tu prójimo como a ti mismo.»
28 Jesús le dijo: «Has contestado
correctamente. Haz esto, y vivirás.»
29 Pero aquél, queriendo justificarse a sí mismo,
le preguntó a Jesús: «¿Y quién es mi prójimo?»
30 Jesús le respondió: «Un hombre descendía
de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de unos ladrones, que le robaron todo lo
que tenía y lo hirieron, dejándolo casi muerto.
31 Por el camino descendía un sacerdote, y
aunque lo vio, siguió de largo.
32 Cerca de aquel lugar pasó también un
levita, y aunque lo vio, siguió de largo.
33 Pero un samaritano, que iba de camino, se
acercó al hombre y, al verlo, se compadeció de él
34 y le curó las heridas con aceite y vino, y
se las vendó; luego lo puso sobre su cabalgadura y lo llevó a una posada, y
cuidó de él.
En estas breves palabras Jesús “juntó” todos
los mandatos respecto de los extranjeros con el núcleo fundamental de nuestra
vida cristiana: no hay diferencia de “prójimos”, no hay “prójimos” de distinto
nivel.
Así que, cuando los extranjeros (muchos de
países limítrofes) utilizan nuestros servicios de salud, ocupan empleos (que
muy pocos argentinos quisieran realizar, por más que estén sin trabajo, ¡y eso
es conocido para cualquiera de nosotros!), hacen negocios, reciben viviendas o
asistencia del estado, NO NOS ESTÁN SACANDO NUESTROS RECURSOS, nos están dando
la oportunidad de que Dios nos bendiga. Recursos nos sobran, bendición de Dios
para aprovecharlos nos falta, y por eso vienen OTROS EXTRANJEROS y nos los
quitan.
En los duros tiempos por venir Argentina será
otra vez refugio a las naciones, al igual que Sudamérica toda, y por cierto que
luego de los juicios no quedará mucho más en el mundo que Sudamérica y África.
Mientras tanto, hay un propósito de bendición que está POR ENCIMA de los
diseños políticos y económicos mundiales, aunque se mueva en medio de ellos. Y
Dios va a respaldarlo.
Danilo Sorti
No hay comentarios:
Publicar un comentario