miércoles, 16 de mayo de 2018

486. La dimensión temporal: fechas y momentos




Génesis 1:14-19 RVC
14 Luego dijo Dios: «¡Que haya lumbreras en la bóveda celeste, para que separen el día de la noche y sirvan de señales para las estaciones, los días y los años!
15 ¡Que sirvan de lumbreras en la bóveda celeste, y que alumbren sobre la tierra!» Y así fue.
16 Y Dios hizo las dos grandes lumbreras: el sol, para ser el rey del día, y la luna, para ser la reina de la noche. Además, hizo las estrellas.
17 Y las puso Dios en la bóveda celeste, para que alumbraran sobre la tierra,
18 para que reinaran en el día y en la noche, y para que separaran la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno.
19 Cayó la tarde, y llegó la mañana. Ése fue el día cuarto.

Este pasaje nos presenta un problema interpretativo si lo analizamos simplemente porque la luz aparece en el día primero, pero los cuerpos “productores” de esa luz recién en el día cuarto. En realidad, geológicamente es lo que ocurrió, en ese orden, porque la Tierra primitiva tenía una atmósfera translúcida, que no permitía diferenciar correctamente los cuerpos celestes. Esa atmósfera se aclaró luego de que aparece la vida fotosintética (primeramente en el mar, luego en la superficie terrestre), un proceso metabólico complejo que como “desecho” produce oxígeno molecular (antes todo el oxígeno estaba unido formando óxidos y otros compuestos). Este oxígeno “oxidó” los componentes de la atmósfera primitiva y permitió que ésta se aclarara hasta ser transparente, con lo que recién entonces se pudo ver, desde la superficie de la Tierra que es el punto de vista de Génesis 1, los cuerpos celestes, ¿para qué?

Si finalmente la luz llegaba a la Tierra, ¿qué sentido tenía que los cuerpos celestes pudieran verse? Mucho. Para los seres vivos sirven de señal para sincronizar muchos ritmos vitales u orientarse, lo mismo que en el hombre pero en un sentido no solo natural y físico, sino también espiritual.

Dios se manifiesta a Sí mismo a través de los cuerpos celestes, y esa es la razón por la cual Satanás los corrompió para que sean objeto de idolatría; y Dios también manifiesta Sus tiempos a través de ellos, tanto en sus ritmos y ciclos normales como en los eventos extraordinarios y “anormales” que ocurren. Los antiguos entendían muy bien esto, la modernidad lo cubrió con un manto de “ignorancia” (aunque en realidad lo que hizo fue proyectar su propia ignorancia y necedad sobre ello) y el cristianismo, a partir de entonces, como quiso ser muy moderno y racional, aceptó la “revelación secular de la modernidad” e hizo lo mismo.

Pero Dios estableció señales para los tiempos y momentos especiales para obrar. Hay tiempos específicos (con sus eventos asociados) determinados sobre todo el mundo y la nación no va a “escapar” de ellos, aunque los atraviese con sus particularidades. Hay tiempos cíclicos que afectan a todo el mundo y se manifiestan en sentido general y particular sobre la nación. Y hay tiempos “propios” del país, momentos específicos que tienen sentido dentro de su territorio aunque no necesariamente fuera de él. Estos tres “niveles” de tiempo confluyen para configurar de mayor o menor medida qué sucede y cuándo sucede.

Los diversos tipos de horóscopos que son tan populares en todo el mundo y en todas las clases sociales, y los días especiales de celebración diabólica, constituyen la más clara prueba de esta verdad espiritual: Satanás sigue siendo la brújula que apunta hacia el sur; fue creado Siervo de Dios y, aunque totalmente involuntario, eso será. El Arcángel Miguel conocía perfectamente esta verdad y no se atrevió a proferir ninguna maldición contra él según muestra Judas. Si algo hace él es porque está en perfecta consonancia con los principios que Dios estableció, porque nada puede pasar en el Universo que no lo esté.

El ciclo de las estaciones, especialmente para los que vivimos en zonas templadas o con diferencias estacionales marcadas, es el ciclo natural más evidente y se relaciona con muchas actividades económicas y sociales, de hecho es algo que tenemos profundamente incorporado, ya sabemos que el mundo “funciona así”. Precisamente por eso, por ser algo tan “natural” y común para todas las personas, quizás no profundizamos lo suficiente en su relación profunda con el ámbito espiritual: si algo afecta el ritmo de vida de las personas, inevitablemente afectará todo lo que las personas son, y dentro de ese “todo” está el espíritu.

Los ciclos naturales son también espirituales, trayendo momentos para distintas revelaciones, es decir, distintas “sensibilidades espirituales” y distinta apertura hacia lo espiritual en general. Podemos estar en armonía con esas tendencias y acomodar nuestras actividades ministeriales, predicación y enseñanza en ese sentido, o podemos estar en desarmonía y producir un sonido discordante, con poco fruto para el Reino.

En relación con lo anterior hay otra situación mucho más “natural”: los ciclos determinan distintas actividades humanas; épocas de más trabajo, épocas de menos, momentos de mayor tensión y problemas, momentos más tranquilos, época de clases, época de vacaciones… eso determina mucho en el día a día de las personas y por lo tanto TAMBIÉN en la sensibilidad y actividades espirituales.

También hay ciclos naturales plurianuales, que son casi desconocidos hoy para los citadinos pero no para los hombres de campo, acostumbrados a conocer la naturaleza y sus procesos. En la región de la llanura pampeana, por ejemplo, representan ciclos de años lluviosos seguidos de años secos, y permiten la expansión o contracción de la frontera agrícola en las zonas marginales para la agricultura. Por supuesto, también tienen que ver con la economía regional y nacional y todo lo que está asociado con ella.

Los “ciclos de la vida” en un sentido un poco menor que los astros celestes visibles desde la Tierra, el “cielo”, constituyen EL MÁS PODEROSO MENSAJE de que Dios está al control y Su misericordia no se ha acabado. Es un mensaje que ABSOLUTAMENTE TODOS LOS SERES HUMANOS entienden, sean “creyentes” o no (en realidad, todos tienen la revelación de lo espiritual en sus espíritus, no todos la aceptan o la entienden correctamente con sus almas). Es lo que permite que la vida se sustente y sea predecible. Por eso, cuando Dios Padre decide juzgar a los hombres cuando se han endurecido tanto por el pecado que ya no pueden escuchar ni al Espíritu ni al Hijo, altera esos ciclos y envía señales en la naturaleza y los cielos, lo que era regular y predecible por generaciones de repente se trastorna, y los hombres entienden que “algo” está pasando, y algunos pueden encontrar al Dios que está detrás de esos eventos.

Cada región y nación tiene sus particulares variantes respecto de los ciclos naturales del clima y los seres vivos, y eso conlleva también variantes en los mensajes divinos para cada una.

Así como existen estos ciclos naturales, evidentes para todos los hombres, Dios ha establecido tiempos y fechas que indican principios cíclicos y eventos únicos que han pasado o están por pasar.



Levítico 23:1-2 RVC
1 El Señor habló con Moisés, y le dijo:
2 «Habla con los hijos de Israel y diles que deben proclamar mis fiestas solemnes como santas convocaciones en mi honor. Éstas son mis fiestas:

El Señor estableció una serie de fiestas que Israel debía celebrar siempre; el día de reposo, la luna nueva que eran fiestas “menores” y de celebración semanal o mensual. El año de liberación y el jubileo, que no eran fiestas propiamente dicho pero tenían una implicancia económica y espiritual. Y las siete fiestas principales, cada una con un significado espiritual y marcando un tiempo especial que no es exactamente como se expresó en el Antiguo Testamento porque ahora sabemos que cada una se enfoca en una faceta de la obra del Mesías, ya del pasado para nosotros y algunas todavía del futuro:

·         Fiestas de la primavera:
o   1) Pascua: Muerte de Jesús
o   2) Panes sin levadura: Sepultura de Jesús
o   3) Primicias: Resurrección de Jesús
o   4) Pentecostés: Derramamiento del Espíritu Santo
·         Fiestas del otoño:
o   5) Trompetas: Arrebatamiento de la Iglesia
o   6) Día de Expiación: Segunda venida de Cristo
o   7) Tabernáculos: Reino milenial

Nuestros judaizantes modernos nos dirían que debemos celebrar cada una conforme al rito judío establecido, que no necesariamente es igual a lo que Dios primeramente determinó en Su palabra. Obviamente eso es una exageración, que como toda exageración (que es de origen satánico, con todas las letras) está apuntando hacia algún principio del Señor.

Sin caer en ningún “sincretismo judaizante” creo que debemos considerar el significado espiritual de las fiestas a la luz de la revelación del Nuevo Pacto y así recordar y “celebrar” esas fiestas, y entender los propósitos que Dios tiene en cada una en ESTE tiempo intermedio. No voy a profundizar aquí ese tema, pero en principio son tiempos para recordar alguna de las facetas de la obra de Cristo y concentrarnos en ella, a la vez que son tiempos en  los que una manifestación espiritual relacionada con esas facetas está “disponible” sobre la gente.

Por supuesto, son fechas supranacionales, mundiales, pero también profundamente “nacionales” porque tienen que ver con el trato de Dios hacia la humanidad toda, hacia las naciones y hacia los hombres individualmente. Por lo tanto, son también “nuestros” tiempos, y es necesario hacer a un lado en nacionalismo exagerado que nos impide ver lo que Dios ha dado a otras naciones, Israel la primera, para el resto del mundo.




Hechos 7:42-43 RVC
42 Entonces Dios se apartó de ellos, y los entregó a rendir culto a los astros que veían en el cielo. Así está escrito en el libro de los profetas: »“Israelitas, ¿acaso en el desierto me ofrecieron ofrendas y sacrificios durante cuarenta años?
43 ”Lejos de eso, llevaron el tabernáculo de Moloc y la estrella de su dios Refán. ¡Ésas fueron las imágenes que se hicieron para adorarlas! Por eso los llevaré más allá de Babilonia.”

1 Reyes 12:25-33 RVC
25 Entonces Jeroboán reedificó la ciudad de Siquén, en la ladera del monte Efraín, y allí se quedó a vivir, aunque luego salió de allí y reconstruyó Penuel.
26 Pero dentro de sí mismo pensaba: «El reino puede regresar a la casa de David
27 si el pueblo sigue yendo a ofrecer sacrificios al templo del Señor en Jerusalén. Entonces volverán a someterse voluntariamente a Roboán, rey de Judá, y a mí me matarán.»
28 Después de reunirse en consejo, Jeroboán mandó hacer dos becerros de oro y le dijo al pueblo: «Israelitas, demasiadas veces han ido ustedes a Jerusalén. ¡Aquí tienen a los dioses que los sacaron de Egipto!»
29 Uno de los becerros lo colocó en Betel, y el otro en Dan.
30 Esto incitó al pueblo a pecar, porque iba a Dan a adorar el becerro.
31 Además, Jeroboán mandó construir altares en los montes y nombró sacerdotes de entre el pueblo, aunque no fueran descendientes de Leví.
32 También instituyó una fiesta solemne el día quince del mes octavo, semejante a la que era celebrada en Judá, y ofrecía sacrificios en el altar que construyó en Betel y nombró sacerdotes para que oficiaran en los altares que había mandado construir.
33 La fiesta religiosa que instituyó el día quince del mes octavo, fue una invención suya, y todo el pueblo participó en ella, y Jeroboán subió al altar para quemar incienso.


Aun en medio del desierto, habiendo visto las tremendas maravillas del éxodo y viviendo día a día la provisión y protección milagrosa del Señor, muchos israelitas seguían amando a los falsos dioses en sus corazones, ¿qué más queda para el resto de las naciones?

El episodio de Jeroboán nos muestra la “dimensión” política y social de las fiestas paganas, que tras una fachada espiritual tienen propósitos primariamente “seculares”. Y a partir de ese ejemplo quiero hablar brevemente sobre uno de los aspectos de la idolatría, el que está relacionado con el tiempo y, más que nada, con las festividades que algunos autores definen como los “felpudos de bienvenida” para los principados satánicos que se “desempolvan” cada año, precisamente en esos momentos que sirven para atar a las nuevas generaciones, reforzar las ataduras de las viejas y dar derecho legal sobre el territorio.

Las fechas elegidas normalmente no son casuales, un poco más adelante vamos a ver eso en relación con el primero de agosto y una festividad que se está volviendo popular en Argentina. Tienen que ver con diseños de bendición en el tiempo que Satanás “captura” para introducir el mal y hace falta un poco de investigación y discernimiento para encontrar su verdadero significado.

Cuando hablamos de fiestas paganas tenemos un listado enorme: la mayoría locales o circunscriptas a regiones pequeñas; otras nacionales o abarcando varios países o grandes regiones y algunas mundiales. Las distintas religiones tienen sus festividades y, obviamente, en función de la cantidad de adherentes será la “magnitud espiritual” de la fiesta y el alcance espiritual.

Por supuesto, uno se enfocaría en las festividades más importantes que se desarrollan en el territorio, pero no habría que menospreciar la influencia espiritual de las festividades de religiones minoritarias en el país pero multitudinarias en el mundo, como es el Islam, el Hinduismo, el Budismo y las festividades chinas. En el mundo cosmopolita de hoy, esos son momentos en los que dichos principados pueden hacer un “esfuerzo especial” por extender su influencia en la nación.

Hay que reconocer también las fiestas que se están volviendo populares, como Halloween, el año nuevo satanista, cuya influencia es mundial y el Día del Orgullo Gay, que no es para nada una “celebración secular” debido a los poderosos espíritus que allí se manifiestan.

Por supuesto, Argentina tiene las suyas; muchas regionales referidas a los santos patronos o diversas manifestaciones de la Reina del Cielo, especialmente en el norte del país. Hay una oferta turística especial para ir a las distintas fiestas.

Según un relevamiento de la Secretaría de Cultura de la Nación, en Argentina hay más de 2.700 fiestas populares (La Argentina tiene siete fiestas populares por día, Silvina Premat, www.lanacion.com.ar). “El 36% de los eventos populares tiene una motivación religiosa, el 32% corresponde a celebraciones cívicas, el 16% celebra actividades productivas de la zona, el 9% son artísticas y el 7%, folklóricas.”

Desde el punto de vista sociológico, “su realización no parece "estar asociada a mejores o peores condiciones socioeconómicas o educativas, sino que, más bien, aparece como una práctica cultural generalizada". Se hacen tanto en las ciudades como en el campo, a orillas de los ríos o entre las montañas.”

Más de la mitad tiene implicancias religiosas, católicas o paganas. “Córdoba es la provincia con más festejos, con 683, seguida por Salta, con 265, y Buenos Aires, con 248”, seguidas por la Capital Federal, Santa Fe, Formosa y Jujuy. “En las del norte y el centro del país predominan las festividades religiosas, mientras que en la Patagonia son más los festejos de índole cívico. En tanto, en Nuevo Cuyo se observa una distribución más proporcionada.”

En relación con el tiempo, que es el objetivo de esta sección, tenemos como promedio algo más de 7 fiestas por día, aunque “La mayor parte de las celebraciones y festivales se realizan entre diciembre y febrero. La época del año en la que menos fiestas registró la Secretaría de Cultura es el otoño.” Este dato importante nos va a servir más adelante cuando veamos un par de momentos especialmente difíciles para Argentina.

Sólo con este panorama nos damos cuenta de que el tiempo calendario está muy ocupado por las tinieblas de manera directa como son las fiestas idolátricas o paganas, o de manera sutil pero activa como ocurre en muchas fiestas “seculares”. No todos tienen el mismo peso espiritual para la nación, algunas son muy importantes regionalmente, pero en esencia constituyen momentos en que alguna parte de los diseños satánicos son liberados o fortalecidos sobre el país o alguna porción del territorio, y hay una “cosecha” cíclica luego de cada uno de ellos, a veces visible y a veces no.

Normalmente las celebraciones de las tinieblas son contrapuestas al celebrar los verdaderos propósitos divinos que deben desatarse en esos días, recordemos, el reino de las tinieblas es la “brújula que apunta hacia el sur”, aunque nunca debemos aplicar esta verdad sin discernimiento espiritual ni aparte de los principios bíblicos.



Ezequiel 34:26 DHH
26 pondré a mis ovejas alrededor de mi monte santo, y las bendeciré; les enviaré lluvias de bendición en el tiempo oportuno.

Arthur Burk habla sobre las maldiciones en el tiempo, esto es, momentos del año en los cuales una persona, o familia, o sociedad, suelen sufrir un ataque especialmente fuerte del Enemigo, generalmente relacionado con algún área de la vida: salud, finanzas, relaciones familiares, etcétera. Esto puede no ser evidente para todos, pero es algo que ocurre

El autor mencionado llama a esto la “maldición madianita”:

Jueces 6:3-5 RVC
3 Y es que después de que los israelitas habían sembrado, venían los madianitas y los amalecitas, y los que habitaban al oriente, y los atacaban.
4 Acampaban cerca de ellos, y destruían hasta Gaza los frutos de la tierra, y no les dejaban a los israelitas nada para comer, ni ovejas, ni bueyes ni asnos.
5 Venían en grandes multitudes, como si fueran una plaga de langostas, y acampaban con sus ganados y camellos, y devastaban la tierra.

Este tema lo desarrolla en la página que citamos anteriormente en la sección “Redimir el Tiempo”, así que no voy a extenderme demasiado aquí sobre el tema. Aunque el enfoque que realiza es personal, también lo podemos hacer grupal, en nuestro caso, nacional. El derecho legal a una maldición entra por un pecado cometido; en el caso de un país puede tratarse de una gran injusticia hacia un sector importante de la población, normalmente marginado, o el ataque injusto contra una nación que no le ha hecho la guerra, o alguna declaración pública dedicando la nación a un ídolo o dirigente humano, o maldiciendo directamente a Dios o a Su Pueblo, la Iglesia verdadera o Israel.

La solución a esto consiste en reconocer el pecado y pedir perdón en el nivel que corresponda, haciendo algún tipo de restitución según sea posible. Y luego, santificar el tiempo, es decir, considerar los tiempos según Dios y dedicar esos momentos especiales al Señor en lo que Él nos muestre. Además de santificar, debemos bendecir el tiempo.

Recomiendo que se lea la referencia que cité en esta sección y que se aplique a la vida personal y luego se enfoque a nivel grupal y nacional. Argentina tiene dos momentos en el año en donde los ataques satánicos son muy evidentes y diferentes uno del otro.




Hasta ahora hablamos de tiempos supranacionales y tiempos nacionales, de las fiestas perpetuas de Israel y de las diversas festividades de las tinieblas, así como de los tiempos particulares en los que puede haber maldición sobre personas o territorios. El mismo autor citado menciona otra faceta que son las “ventanas de reconciliación”, momentos especiales en el año en los cuales hay una apertura espiritual específica:

·         10 al 30 de marzo: reconciliación con la comunidad
·         10 al 30 de junio: reconciliación con la tierra
·         10 al 30 de septiembre: reconciliación con Dios
·         10 al 30 de diciembre: reconciliación con nuestro destino

De nuevo sugiero leer la sección en la página de Burk, pero haciendo un resumen, la clave de estos momentos surge al ver que durante esos días había una actividad satánica particularmente intensa, de ahí se recibe la revelación de que Dios tiene propósitos especiales durante esos días. Notemos que corresponden con equinoccios y solsticios, que se encuentran en la mitad de dichos períodos. Y notemos también que se trata de momentos específicamente de “reconciliación”.

No se “supone” que estos sean los momentos en los que “únicamente” pueden ocurrir las cosas mencionadas, sino más bien aquellos en los cuales hay una apertura espiritual especial para que ocurran; incluso podrían ser buenos momentos para planificar actividades especiales relacionadas con esas aperturas particulares.

Haciendo una explicación breve de cada ventana tenemos que:

·         Reconciliación con la comunidad: es la restauración de lazos rotos entre personas o entre grupos sociales, momento para pedir perdón por injusticias hacia otras comunidades y establecer puentes de entendimiento y concordia.
·         Reconciliación con la tierra: es el tiempo para pedir perdón por los pecados que “manchan la tierra”, pecados graves en los que no se hizo justicia o que la sociedad no reconoce como tales, también para pedir perdón y declarar restauración en las relaciones del hombre con el planeta: explotación de recursos, deterioro ambiental, etcétera.
·         Reconciliación con Dios: una oportunidad para una revisión profunda a nivel personal (grupal, nacional) de todas las áreas en las que estamos apartados de Dios y de los pecados que lo han ofendido y han hecho callar Su voz; un tiempo para arrepentirnos y volvernos a Él.
·         Reconciliación con nuestro destino: tiempo para revisar si estamos en los propósitos del Señor y volver a ellos

¡No hay momento en el que Dios no nos llame a la reconciliación! Pero hay actividades organizadas y de impacto nacional que pueden ser realizadas en los tiempos más adecuados. En un próximo artículo veremos algunas fechas significativas.

Danilo Sorti




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