1 Samuel 17:40-47 RVC
40 y tomando su bastón de pastor escogió del
arroyo cinco piedras lisas y las puso en su morral; luego, tomó su honda y fue
al encuentro del filisteo,
41 que también se encaminó hacia David,
precedido de su escudero.
42 Y cuando el filisteo vio a David, lo miró
con desprecio, pues éste era un jovencito rubio y bien parecido.
43 Entonces el filisteo le gritó a David:
«¿Soy acaso un perro, para que vengas a darme de palos?» Y maldijo a David en
nombre de sus dioses,
44 y lo amenazó: «Ven acá, que contigo voy a
alimentar a las aves de rapiña y a los animales salvajes.»
45 Pero David le respondió: «Tú vienes contra
mí armado de espada, lanza y jabalina; pero yo vengo contra ti en el nombre del
Señor de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has
provocado.
46 Hoy mismo el Señor te entregará en mis
manos. Te voy a vencer, y te voy a cortar la cabeza, y los cadáveres de tus
compatriotas se los voy a dar a las aves de rapiña y a los animales salvajes.
Así en todos los pueblos se sabrá que hay Dios en Israel.
47 Toda esta gente va a saber que el Señor no
necesita de espadas ni de lanzas para salvarlos. La victoria es del Señor, y él
va a ponerlos a ustedes en nuestras manos.»
La idea central de esta sección es que David
pudo ver claramente que había un conflicto espiritual donde parecía haber una
confrontación meramente natural, y dado que lo vio, y que él estaba
adecuadamente entrenado para la batalla espiritual, peleó y venció.
Este es un ejemplo de fe, pero fallamos si
pensamos que la fe es simplemente “creer porque quiero creer” y entonces “Dios
está obligado a hacerlo”, ¡eso es una herejía, es “pensamiento positivo”!
Hebreos 11:27 RVC
27 Por la fe salió de Egipto, sin temor a la
ira del rey, y se mantuvo firme, como si estuviera viendo al Invisible.
La fe de Moisés no consistía en creer algo
bueno, porque eso lo había intentado cuarenta años antes y había fracasado;
consistía en ver espiritualmente a Dios, oír Su voz y actuar en consecuencia.
Lo mismo pasó con David.
Pero el otro punto central es que David
“llevó” el conflicto a su verdadera dimensión, pero veámoslo en detalle:
·
Tú vienes contra mí armado de espada, lanza y jabalina; pero yo vengo
contra ti en el nombre del Señor de los ejércitos, el Dios de los escuadrones
de Israel
Humanamente era lo más absurdo que podía
ocurrir en el campo de batalla que un muchachito como David se enfrentara con
Goliat, pero cuando David entró en la dimensión espiritual pudo ver de qué lado
estaba el verdadero Gigante y quién era el “enano”. Si medimos los conflictos
desde el punto de vista humano, ganaremos muy pocos, y cuando lo hagamos en
realidad lo habremos hecho “como humanos”, es decir que, aunque tuviéramos
buena voluntad y deseo de servir al Señor, habremos usado armas humanas,
estrategias humanas y obtendremos resultados humanos, que por eso mismo son
diabólicos; Dios no será reconocido verdaderamente en el proceso, no habrá
genuina gloria para Él y difícilmente apoye nuestros esfuerzos.
La trampa aquí está en no ver la dimensión
espiritual en las batallas, o subordinarla a la dimensión humana, de tal forma
que la mayor parte de lo que hagamos sea con esfuerzo humano.
David no menospreció el armamento del gigante
“Tú vienes contra mí armado de espada, lanza y jabalina” y ninguna batalla, por
más “espiritual” que sea puede ganarse si no se hace una correcta evaluación
del contrincante, sus armas y estrategia.
“pero yo vengo contra ti en el nombre del
Señor de los ejércitos” Aquí David está dando la gloria desde el principio al
que la merece realmente. Hay muchas cosas que estamos haciendo ahora para el
Señor que en realidad tienen una “gloria compartida”, mitad para Dios y mitad
para la iglesia o la organización que lo hace. Recuerdo en este momento una de
las tantas obras de ayuda que organiza una iglesia grande en mi país, y que sin
duda son de mucha bendición, en la que los voluntarios llevaban pecheras con el
nombre del proyecto y de la iglesia. Es costumbre hoy, no quiero ser muy
crítico al respecto, pero no puedo dejar de ver que hay una buena publicidad
allí a la iglesia que lo organiza, siendo que el Señor nos llamó a una
espiritualidad modesta y no llamativa:
Mateo 6:3-4 RVC
3 Pero cuando tú des limosna, asegúrate de
que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha;
4 así tu limosna será en secreto, y tu Padre
que ve en lo secreto te recompensará en público.
Como sea, David dejó en claro Quién estaba
peleando de su lado, y mientras el oponente confiaba en la fuerza de su brazo,
él confiaba en el Poderoso de Israel.
·
Y cuando el filisteo vio a David, lo miró con desprecio, pues éste era un
jovencito rubio y bien parecido. Entonces el filisteo le gritó a David: «¿Soy
acaso un perro, para que vengas a darme de palos?»
Pero no olvidemos que antes de llegar a ese
punto debió recibir primero el desprecio y la burla del contrincante, lo cual
es por demás de obvio si vamos hacia ellos con las armas espirituales, que no
se ven. Ellos estarán viendo con ojos humanos, y por eso les resultamos
inofensivos, ridículos y despreciables. Obviamente, es un ataque espiritual
para amedrentarnos y hacernos sentir inadecuados… porque nos impulsa a fijar
los ojos en nosotros y no en el Poderoso.
·
Y maldijo a David en nombre de sus dioses,
Acá hay una dimensión espiritual que no
debemos menospreciar. En realidad, el primero que “sacó a colación” la cuestión
espiritual no fue David sino Goliat, “el pez por la boca muere”, así que si
escuchamos con atención a nuestros enemigos probablemente tengamos mucha de la
información que estamos necesitando para la estrategia.
Goliat desató poderes espirituales satánicos
en la batalla (en realidad, ya estaba operando con ellos) y si no se
confrontaban en nombre del Señor iba a tener una ventaja “sobrenatural”.
·
y lo amenazó: «Ven acá, que contigo voy a alimentar a las aves de rapiña y
a los animales salvajes.
Esta es otra estrategia de amedrentamiento
que consiste en “anunciar el futuro”, en este caso de una muerte horrible sin
sepultura (una de las peores cosas que podía pasarle a un israelita). “Ven acá”
es la expresión de absoluta confianza en su victoria.
Así que con esto tenemos el “cuadro completo”
como para que cualquiera saliera corriendo, y de hecho es lo que había pasado
durante cuarenta días con todo un ejército, pero no con David. Por algo fue el
rey más importante de Israel, ¿no?
·
Pero David le respondió: «Tú vienes contra mí armado de espada, lanza y
jabalina; pero yo vengo contra ti en el nombre del Señor de los ejércitos, el
Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado.
David le “devuelve la pelota”; en mi tierra
diríamos que le “retrucó” (expresión que viene del juego del Truco), pero más
que retrucarle, y esto lo van a entender solo algunos, le cantó “contraflor al
resto”! Aclaro que cuando en dicho juego se dice esto es porque en esa mano se
dirime quién gana la partida.
Bueno, dejemos los juegos de azar para otro
momento. David no solo no resultó atemorizado en lo más mínimo, sino que le da
vuelta las palabras para hacerle ver quién era realmente el que estaba en
desventaja, y en qué consistía su fatal error: Goliat pensaba que simplemente
estaba en guerra con un pueblo como tantos, pero David le hace ver que había
desafiado al Dios que había formado ese pueblo, que lo había puesto allí y
sobre el cual había promesas. ¡Goliat estaba luchando contra Dios! Y David
simplemente iba a ejecutar la venganza de ese Dios.
·
Hoy mismo el Señor te entregará en mis manos. Te voy a vencer, y te voy a
cortar la cabeza, y los cadáveres de tus compatriotas se los voy a dar a las
aves de rapiña y a los animales salvajes.
Aquí están las mismas palabras del filisteo
“de vuelta”. Eso es lo que hace Satanás: toma las palabras de Dios y las da
vuelta para aplicarlas a nosotros, y nos asustamos cuando las escuchamos sin
darnos cuenta de Quién fue el primero que se las dijo a quién.
David está profetizando aquí, Goliat había
hecho un “intento de profecía” lo cual es una falsa profecía, pero David tomó
esas palabras y las aplicó como correspondía.
·
Así en todos los pueblos se sabrá que hay Dios en Israel. Toda esta gente
va a saber que el Señor no necesita de espadas ni de lanzas para salvarlos. La
victoria es del Señor, y él va a ponerlos a ustedes en nuestras manos.
Y aquí está el “cierre”: finalmente todo
debía servir como testimonio, aún para los mismos enemigos. El testimonio
consistía en:
o
Hay Dios en Israel: esto es, hay un Dios sobre ese pueblo llamado “iglesia”
que la cuida a pesar de sus falencias y debilidades.
o
Toda esta gente va a saber: todos deben recibir el testimonio de ese Dios,
aún los “enemigos”, y de hecho algunos de ellos llegaron a creer con el tiempo.
o
El Señor no necesita de espadas ni de lanzas para salvarlos: es decir, no
depende de ninguna herramienta humana, por más que puede utilizarlas, y el
mismo David llegó a ser un militar experto.
o
La victoria es del Señor: es imposible que Él pierda, por más que ahora parezca
otra cosa.
o
Él va a ponerlos a ustedes en nuestras manos: Dios intervendrá en la
historia, no se quedará de brazos cruzados, y hará justicia.
La esencia de ese testimonio sigue siendo la
misma. Hoy permanece una puerta abierta de gracia y hay una oferta del
inconmensurable amor de Dios, pero eso no anula Su juicio, en realidad lo hace
más grande aún para los que rechazan ese amor.
1 Samuel 17:48-51 RVC
48 Y cuando el poderoso filisteo se encaminó
para encontrarse con David, éste rápidamente se colocó en línea de combate
frente al filisteo,
49 metió su mano en el morral y, sacando una
piedra, la colocó en su honda y la arrojó con fuerza al filisteo. La piedra se
incrustó en la frente de Goliat, y éste cayó con la cara al suelo.
50 Así fue como David venció al filisteo: con
una honda y una piedra. Lo hirió de muerte sin necesidad de usar la espada.
51 Luego corrió y desenvainó la espada del
filisteo, y se subió sobre él para rematarlo, y finalmente le cortó la cabeza.
Y cuando el ejército de los filisteos vio que su gran guerrero estaba muerto,
se dio a la fuga.
Si todo el texto de I Samuel 17 es un ejemplo
de fe, lo es también de estrategia y “cambio de paradigma”. “Si buscas
resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”, dijo Albert Einstein, pero no
veo que mucha gente lo aplique.
¡David no fue un inconsciente! Tenía una
estrategia muy precisa y sabía perfectamente que el enemigo no esperaría que él
hiciera eso. Ya había probado esa estrategia con leones y osos, y la había
refinado (probablemente unas cuantas veces haya tenido que salir corriendo
cuando falló el tiro…), y aunque la honda era un arma de guerra conocida,
evidentemente nadie estaba pensando en ella. Y es que no podían porque no
habían resuelto el conflicto espiritual, que les infundía tanto temor que no
podían escuchar la estrategia divina.
David utilizó una herramienta tecnológica
innovadora para el conflicto, no desconocida pero sí desatendida. Si “súper
espiritualizamos” la confrontación estamos en un error: fue cien por ciento espiritual
a la vez que cien por ciento estratégica, pero esto después de lo primero.
Sí, necesitamos estrategia y planificación,
necesitamos soluciones tecnológicas (aunque pueden ser mucho más sencillas de
lo que pensamos) y necesitamos mentes agudas y muy ingeniosas que nos ayuden a
resolver los problemas. Normalmente los hombres “espirituales” y de fe
desprecian a los estrategas y planificadores, desconociendo que ellos
recibieron dones del mismo Espíritu Santo; y los segundos también desprecian a
los primeros. Como resultado, perdemos las batallas y después nos ponemos a
llorisquear desconsolados, mientras el Señor se agarra la cabeza en Su trono…
David combinó la dimensión espiritual con la
natural, y el resultado fue una victoria asombrosa. Hizo lo que nadie esperaba,
pudo ver claramente que de hecho NADIE esperaba eso a pesar de que tenían las
herramientas: hondas había en los ejércitos y las piedras del arroyo estaban
allí para el que las quisiera agarrar. Es decir, los recursos estaban al
alcance de la mano de cualquiera, pero solo uno pudo ver cómo utilizarlos,
porque tenía la visión del Espíritu.
Después de una introducción de 47 versículos,
en tres o cuatro se resolvió el asunto, casi que uno se queda esperando algo
más, ¿eso era todo? ¿así de fácil? Sí, así de fácil… luego de que la verdadera
batalla, que era espiritual, había sido ganada.
David peleó ambas: la batalla espiritual pero
también la natural, y nosotros necesitamos hacer lo mismo, este capítulo nos
muestra un equilibrio muy sano.
Terribles monstruos que se nos levantan como
iglesia, luego de vencidos en el Espíritu, de caen así de fácil. Primero
necesitamos superar los obstáculos que no es más que vencer espiritualmente, y
luego aplicar la estrategia divina. ¡Pero cuidado! Esto lo pudo hacer David:
1 Samuel 13:14 RV1995
14 Pero ahora tu reino no será duradero.
Jehová se ha buscado un hombre conforme a su corazón, al cual ha designado para
que sea príncipe sobre su pueblo, por cuanto tú no has guardado lo que Jehová
te mandó.
Un hombre conforme al corazón de Dios, eso se
dijo de David, alguien que vivía en amor, santidad y obediencia (conforme a la
revelación de ese tiempo), alguien que sentía como Dios sentía, y que lo
conocía muy bien. ESE HOMBRE pudo aplicar estos pasos para vencer al gigante,
sin embargo, los principios espirituales siguen siendo válidos, y aunque el
nivel de guerra espiritual que podamos enfrentar sea más “pequeño” (o no…), las
dificultades y las estrategias son las mismas.
El Espíritu nos ha dejado esto para aplicarlo
en nuestros proyectos espirituales, ¡hagámoslo!
Danilo Sorti
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