1 Samuel 17:28-30 RVC
28 Pero cuando Eliab, su hermano mayor, lo
oyó hablar con los soldados, se llenó de ira contra David y le dijo: «¿A qué
has venido? ¿Con quién dejaste nuestras pocas ovejas en el desierto? Yo sé que
te crees muy valiente, y también sé que por malicia has venido a ver la
batalla.»
29 David le respondió: «¿Y qué es lo que he
hecho? ¡Tú sólo hablas por hablar!»
30 Y se apartó de su hermano, y fue con otros
soldados para que le confirmaran lo que había oído, y le dieron la misma
respuesta.
En esta sección David debe enfrentar tres
obstáculos antes de la confrontación, y los tres vienen “de adentro”, de las
personas que deberían ayudarlo. Este es un principio tan claro en las páginas
bíblicas como sorprendentemente ignorado por los cristianos; cuando enfrentan
oposición de los más cercanos, familia y líderes espirituales, se escandalizan
y caen en la confusión, ¡pero la Biblia dejó ese tema bien aclarado!
Dijimos que este capítulo es un paralelo en
buena parte con el inicio ministerial de Jesús, y en Lucas leemos que luego de
la confrontación en el desierto (la preparación del pastorcito David en soledad
es un paralelo, en cierto sentido), desarrolla un ministerio en Galilea, sobre lo cual el
evangelista habla muy poco, y luego va a su ciudad de crianza, Nazaret, y su
predicación en la sinagoga concluye así:
Lucas 4:24, 28,29 RVC
24 Y añadió: «De cierto les digo que ningún
profeta es bien recibido en su propia tierra.
…
28 Al oír esto, todos en la sinagoga se
enojaron mucho.
29 Se levantaron, lo echaron fuera de la
ciudad, y lo llevaron hasta la cumbre del monte sobre el que estaba edificada
la ciudad, para despeñarlo.
Y luego tenemos otros pasajes en los cuales
aclara que Él venía para establecer división y oposición aún dentro de la misma
familia, y que el amor a los suyos nunca debía ser superior al amor hacia Él. Y
si eso no bastara, podemos leer en todo el Nuevo Testamento sobre los
personajes principales que aparecen e intentar rastrear qué dice de sus
familias, y la verdad es que no vamos a encontrar mucho; no sabemos cómo
reaccionaron, pero es probable que no muy de acuerdo con la exigente misión de
los apóstoles.
Eliab, en su rol de hermano mayor, nos
recuerda mucho a la parábola del hijo pródigo. Los hermanos mayores están más
crecidos y tienen más experiencia y habilidad, es cierto, pero no siempre saben
cuidar y ayudar a los hermanos menores, a veces más bien lo contrario, los
siguen viendo como una competencia molesta, como un lastre que les impide
desarrollar sus propios ministerios, porque en vez de ocuparse enteramente de
lo suyo deben estar cuidándolos y sacándolos de problemas.
No seamos demasiado duros: ¡de verdad que eso
ocurre frecuentemente! Los hermanos mayores quieren desarrollarse ellos, no son
todavía “padres” y no pueden realizarse brindándose a otros, así que no
deberíamos criticarlos demasiado por eso, están todavía en crecimiento. Y los
hermanos menores son realmente molestos… El asunto es que los hermanos menores
también crecen y llega un momento en que ya “no son” lo que “siempre fueron”,
pero los hermanos mayores no pueden reconocer ese cambio, ni menos aún reconocer
las potencialidades que siempre estuvieron en ellos; “ningún profeta es bien
recibido en su propia tierra”.
¿En qué consiste la confrontación de Eliab?
·
¿A qué has venido?
Duda de sus verdaderos motivos, no “entra” en
su mente que pueda tener motivos nobles, está buscando intenciones ocultas.
Con esto intenta hacerle dudar de sus
verdaderas intenciones.
·
¿Con quién dejaste nuestras pocas ovejas en el desierto?
Igual que el hermano mayor en la parábola,
tiene mentalidad “de siervo”, casi diríamos “de esclavo”, es decir, se preocupa
por el trabajo más básico que sea cumplido, él está en un nivel ahora superior
y no va a dejar que el inferior “suba” así de fácil. Debe permanecer en el
trabajo más simple que se le dio un buen tiempo más, quizás para siempre. No va
a aceptar uno “al lado suyo”, o peor, que le “haga sombra”. Piensa
irresponsabilidad en su hermano menor.
Con esto intenta hacerle sentir irresponsable
y devolverlo a una función menor.
·
Yo sé que te crees muy valiente
Probablemente David, como todo jovencito,
hubiera fanfarroneado con su valor, y seguramente había contado en alguna
reunión familiar acerca de las bestias que él mataba con sus propias manos,
cosa que sus hermanos seguramente no creían. De nuevo, “la familiaridad engendra
desprecio”. ¿Cómo uno de ellos, tan “común” como ellos, podía ser tan valiente?
“¡Vení, gallina, no te salgas del gallinero que nunca podrás volar!” Los
cercanos no pueden ver cuando hay alguien excepcional entre ellos, y si lo ven
enseguida la envidia reacciona con palabras hirientes.
Con esto intenta ahogar su valor, haciéndole
creer que en realidad es un cobarde y que su supuesta valentía no es más que
presunción.
·
y también sé que por malicia has venido a ver la batalla
“Y también sé”, ¿de dónde sabía tanto? Esta
es una forma de manipular muy fuerte, pero fácilmente se desarma cuando nos
preguntamos: ¿cómo lo sabe?, y descubrimos que en realidad no tiene formas,
sino que está mintiendo, o suponiendo que sabe debido a que su mente engañada
lo engaña también en ese sentido. “Por malicia”, es decir, por malas
intenciones.
Con esto intenta dar vuelta las verdaderas
buenas intenciones de David, tratando de que crea que en realidad es malo y que
todo lo bueno que él deseaba en realidad resultaba lo contrario.
Muy bien, ¿algún parecido con la realidad…?
¡¡Todo!!
Eliab había sido muy bien preparado por
Satanás para este momento, durante años, así como David lo había sido por Dios.
Y Satanás lo dispuso para este encuentro… y Dios también, para terminar de
preparar a David. Es decir, antes de derrotar el ataque espiritual que
significaba Goliat, David debía vencer estos tres ataque espirituales, el
primero con uno de los suyos, de los más cercanos, de los que más acceso tenían
a su corazón y de quienes más estaría dispuesto a escuchar.
Hermanos, hay gente en nuestras iglesias y
familia preparadas durante años para intentar que tropecemos en el momento
clave; Satanás sabe de esos momentos (nosotros normalmente no), sabe cuándo
llegarán y ya tiene preparados a sus emisarios. ¿De qué nos sorprendemos? La
estrategia de ellos es el menosprecio, hacernos dudar de lo que somos y de
nuestras intenciones, y al final del proceso, hacernos creer que somos de
verdad malos e indignos. Satanás ha preparado a esa gente durante años,
sembrando con paciencia exactamente lo mismo en ellos, para que, llegado el
momento, puedan “brindarlo” de manera “natural y espontánea”.
¿Y cuál fue la respuesta de David a tan
elaborado y concentrado plan? “«¿Y qué es lo que he hecho? ¡Tú sólo hablas por
hablar!» Y se apartó de su hermano”. Lisa y llanamente, no perdió el tiempo, no
intentó razonar, no se justificó, no dio explicaciones, no se enfureció, no
entró en una disputa, simplemente le hizo ver la mentira de lo que dijo y qué
había verdaderamente en su corazón, y se fue. Hermanos, ¡no perdamos el tiempo!
Quiero aclarar que no hay ninguna ley escrita en la Biblia que diga que tenemos
que aclarar todos y cada uno de los malos entendidos que los otros tengan de
nosotros, ni siquiera los de nuestros hermanos en la fe o cónyuges, no
hermanos, en ninguna parte leo que debamos perder tiempo en eso.
Lucas 10:4b RVC
4 … ni se detengan en el camino a saludar a
nadie.
Aquí Jesús no habla de conflictos sino de
algo muy natural y hasta bueno, sin embargo, la urgencia de la misión era más
importante que cumplir con una norma social, aunque eso los hiciera parecer
maleducados. Cuánto más se aplica en lo que venimos hablando.
La respuesta de David:
·
¿Y qué es lo que he hecho?
Es decir, “vamos a los hechos”, ¿de dónde
sacás la información? ¿qué hechos concretos sustentan lo que estás diciendo?
David conocía quién era él y qué estaba haciendo ahí, más que eso, conocía la
voz de Dios y lo que el Señor le estaba mandando hacer en ese momento, así que
no se dejó engañar ni por un momento.
·
¡Tú sólo hablas por hablar!
David no dio simplemente media vuelta y se
fe, en realidad hizo algo parecido, pero antes confrontó a su hermano con la
falsedad de la información que él afirmaba tener con tanta seguridad y luego expuso
lo que verdaderamente había en su corazón: puro invento de su mente.
Ahora bien, alguien puede decir estos grandes
inventos (inspirado por Satanás, para frenar una obra de Dios) SÓLO cuando ha
sido formado para pensar así.
·
y fue con otros soldados para que le confirmaran lo que había oído, y le
dieron la misma respuesta.
Dado que no pudo obtener la información que
necesitaba de quién se suponía que debía dársela con claridad y buena voluntad,
se fue a buscarla por otro lado. Así de simple, y los extraños estuvieron mucho
mejor predispuestos, ¡cualquier parecido con la realidad… no es para nada pura
casualidad!
Superado el primer obstáculo, viene el
segundo y el tercero, más fuertes aún porque tienen que ver con el liderazgo (y
de nuevo, ¡nada nuevo!). Casi que uno podría pensar un videojuego con el
personaje saltando por encima de Eliab y preparado para saltar por encima de
Saúl, pero eso lo veremos en un próximo artículo.
Danilo Sorti
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