2 Corintios 6:14-18 RVC
14 No se unan con los incrédulos en un yugo
desigual. Pues ¿qué tiene en común la justicia con la injusticia? ¿O qué
relación puede haber entre la luz y las tinieblas?
15 ¿Y qué concordia tiene Cristo con Belial?
¿O qué tiene en común el creyente con el incrédulo?
16 ¿Y qué acuerdo puede haber entre el templo
de Dios y los ídolos? ¡Ustedes son el templo del Dios viviente! Ya Dios lo ha
dicho: «Habitaré y andaré entre ellos, y yo seré su Dios y ellos serán mi
pueblo.»
17 Por lo tanto, el Señor dice: «Salgan de en
medio de ellos, y apártense; y no toquen lo inmundo; y yo los recibiré.
18 Y seré un Padre para ustedes, y ustedes
serán mis hijos y mis hijas.» Lo ha dicho el Señor Todopoderoso.
Tenemos un problema con este pasaje porque la
Biblia misma nos manda a mantenernos en comunión:
Hechos 2:42 RV1995
42 Y perseveraban en la doctrina de los
apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las
oraciones.
Aunque esta aparente contradicción se
soluciona cuando entendemos que:
1 Corintios 5:11 RVC
11 Más bien les escribí que no se junten con
los que se dicen hermanos pero son libertinos, avaros, idólatras, insolentes, borrachos
y ladrones. Con esa gente, ni siquiera coman juntos.
En algunos círculos cristianos se ha puesto
de moda el concepto “alianzas estratégicas”, que viene del campo empresarial.
Sin duda que es muy importante y algo para realizar, cuando Dios lo muestra,
pero también hay un peligro.
No tenemos demasiados problemas en entender
estos pasajes en un sentido individual, es decir, que no debemos juntarnos o
hacer cosas en común con determinadas personas, ESPECIALMENTE con algunos que
se llaman hermanos y que parecen ser lo que no son. Pero también debemos
entender que este pasaje se aplica a lo grupal, lo institucional.
Así como no debemos tener comunión con
determinadas personas, TAMPOCO DEBEMOS tener comunión con determinadas
instituciones o iglesias. Al fin y al cabo, cualquier institución o iglesia es
en cierto sentido una extensión de las personas que la componen y tiene ella
misma “su propia” personalidad, buena o mala, y sus propios principios
espirituales, buenos o malos.
Algo de eso pasó en el Antiguo Testamento, en
la época en la que había “dos iglesias”: Judá, la “iglesia” que era a veces
buena, e Israel, la “iglesia” que casi nunca lo era. Pero a veces la “iglesia
buena” procuraba una asociación estratégica que no era conforme a la voluntad de
Dios:
2 Crónicas 25:5-11 RVC
5 Amasías reunió a los de Judá y puso jefes
de millares y de centenas sobre todo Judá y Benjamín, según el orden de sus
familias. Además, levantó un censo de todos los hombres mayores de veinte años,
y se encontró que había trescientos mil capaces de ir a la guerra y de empuñar
lanza y escudo.
6 Además, contrató a cien mil israelitas
aguerridos, a los que pagaba un sueldo de tres mil trescientos kilos de plata.
7 Pero vino un hombre de parte de Dios, y le
dijo: «Su Majestad, no conviene que el ejército de Israel lo acompañe, porque
el Señor no está con los israelitas ni con ninguno de los efraimitas.
8 Si Su Majestad decide hacerlo así, e
insiste en entrar en combate, Dios lo hará caer derrotado delante de sus
enemigos, porque Dios tiene el poder de ayudar y de derrotar.»
9 Pero Amasías le dijo al hombre de Dios: «¿Y
qué va a pasar con los tres mil trescientos kilos de plata que le he pagado al
ejército israelita?» Y el hombre de Dios respondió: «El Señor puede dar a Su
Majestad mucho más que eso.»
10 Entonces Amasías apartó a su ejército del
ejército efraimita que había venido en su ayuda, y les ordenó que se fueran a
sus casas. Ellos se enojaron grandemente contra Judá, y encolerizados volvieron
a sus casas.
11 Pero Amasías salió con su ejército y se
dirigió al Valle de la Sal, y allí mató a diez mil de los hijos de Seir;
Aquí tenemos un ejemplo que salió “bien”.
Entendamos que buscar una asociación de reinos para hacer la guerra era algo
por demás de común tanto en ese entonces como hoy (lamentablemente); ¿qué de
“malo” tenía? Al fin y al cabo, cada uno peleaba con una parte del ejército
enemigo y después cada uno se llevaba su parte del botín y listo; más sencillo
en el caso de Amasías, simplemente los contrató. No había ninguna injerencia en
el gobierno interno del reino aliado, absolutamente nada que ver con la vida de
esa nación, era simplemente para un objetivo estratégico y nada más. A nivel
empresarial es lo que hoy llamaríamos una UTE (Unión Transitoria de Empresas).
¿Qué de malo podía tener? Pues evidentemente
mucho, porque Dios lo impidió y le dio el éxito a Amasías cuando se separó,
porque el rey no había alcanzado a ver que la verdadera lucha era espiritual y
no dependía de la fuerza o debilidad de su ejército, sino de la fuerza de Su
Ejército.
Claro que al final no le resultó tan “barato”
el error, además de la plata que perdió:
2 Crónicas 25:13 RVC
13 Mientras tanto, los del ejército que
Amasías había despedido, y que ya no fueron con él a la guerra, invadieron las
ciudades de Judá, desde Samaria hasta Bet Jorón, y mataron a tres mil de ellos,
y los despojaron por completo.
Aún Josafat, uno de los mejores reyes que
tuvo Judá, cayó en el mismo error al intentar ayudar al perverso Acab en una
guerra fuera de la voluntad de Dios:
2 Crónicas 19:1-3 RVC
1 El rey Josafat de Judá volvió a su casa en
Jerusalén en paz.
2 Pero le salió al encuentro el vidente Jehú
hijo de Jananí, y le dijo al rey Josafat: «¿Así que ayudas al impío, y amas a
los que odian al Señor? Pues por esto, de la presencia del Señor ha salido su
ira contra ti.
3 Sin embargo, se han hallado en ti buenas
acciones, pues has quitado del país las imágenes de Asera, y de corazón te has
dispuesto a buscar a Dios.»
Aunque Dios también puede “bendecir” una
alianza impía por amor a uno de sus integrantes (que, de todas formas, no
debería estar allí):
2 Reyes 3:9-18 RVC
9 Fue así como el rey de Israel y el rey de
Judá, junto con el rey de Edom, tomaron el camino del desierto, pero después de
siete días les faltó agua para el ejército y para las bestias.
10 Entonces el rey de Israel dijo: «¡Vaya! El
Señor ha convocado a estos tres reyes para entregarlos en manos de los
moabitas.»
11 Pero Josafat dijo: «¿No hay por aquí algún
profeta del Señor? ¡Podríamos consultarlo por medio de él!» Uno de los
oficiales del rey de Israel respondió: «Por aquí está Eliseo hijo de Safat, que
era ayudante de Elías.»
12 Y Josafat dijo: «En él habrá palabra del
Señor.» Y los tres reyes fueron a verlo.
13 Pero Eliseo le dijo al rey de Israel:
«¿Qué tengo yo que ver contigo? ¡Anda a ver a los profetas de tu padre y de tu
madre!» Pero el rey de Israel le respondió: «No, no voy a ir con ellos. El
Señor nos ha reunido a nosotros tres, para entregarnos en manos de los
moabitas.»
14 Eliseo dijo entonces: «Juro por el Señor
de los ejércitos, en cuya presencia me encuentro, que de no ser por el respeto
que le debo al rey Josafat rey de Judá, a ti ni siquiera te dirigiría la
mirada.
15 Pero, bueno, ¡tráiganme un tañedor!» Y
mientras el tañedor tocaba, la mano del Señor vino sobre Eliseo,
16 quien dijo: «Así ha dicho el Señor: “Caven
en este valle muchos estanques.”
17 Y el Señor también ha dicho: “Aunque
ustedes no vean ningún viento, ni ninguna lluvia, este valle se llenará de
agua, y beberán ustedes, y sus bestias y sus ganados.”
18 Esto, a los ojos del Señor, no es nada
difícil; también va a poner a los moabitas en las manos de ustedes.
Cuando esta “alianza estratégica” se
transformó en alianza matrimonial, los resultados fueron terribles para la
nación:
2 Crónicas 22:1-10 RVC
1 Para suceder al rey Jorán de Judá, los
habitantes de Jerusalén proclamaron rey a Ocozías, su hijo menor. Ocozías llegó
al trono porque una banda de árabes llegó al campamento y mató a todos los
hijos mayores de Jorán.
2 Ocozías comenzó a reinar cuando tenía
cuarenta y dos años, y reinó un año en Jerusalén. Su madre se llamaba Atalía, y
era hija de Omri.
3 Pero también Ocozías siguió el mal ejemplo
de la casa de Ajab, pues su madre lo aconsejaba a que hiciera lo malo.
4 Para su perdición, Ocozías hizo lo malo a
los ojos del Señor, a la manera de la casa de Ajab, pues después de la muerte
de su padre ellos fueron sus consejeros.
5 Josías se dejó llevar por los consejos de
ellos, y en alianza con el rey Jorán de Israel, hijo de Ajab, declaró la guerra
al rey Jazael de Siria, pero en Ramot de Galaad los sirios hirieron de muerte a
Jorán.
6 Éste volvió entonces a Jezrel para curarse
de las heridas que le habían hecho en Ramot durante el combate contra el rey
Jazael de Siria, y como Jorán hijo de Ajab se hallaba enfermo en Jezrel, el rey
Ocozías de Judá, hijo de Jorán, fue a visitarlo.
7 Todo esto venía de Dios, para que Ocozías
fuera destruido al llegar adonde estaba Jorán, porque en cuanto Ocozías llegó,
se unió a Jorán para atacar a Jehú hijo de Nimsi, al cual el Señor había
escogido para exterminar a la familia de Ajab.
8 Al dictar Jehú sentencia contra la casa de
Ajab, encontró a los jefes de Judá y a los sobrinos de Ocozías, que estaban al
servicio de éste, y los mató.
9 Luego buscó a Ocozías, el cual se había
escondido en Samaria, y cuando lo hallaron, lo llevaron ante Jehú y lo mataron.
Pero le dieron sepultura, porque dijeron: «Era hijo de Josafat, quien de todo
corazón buscó al Señor.» Y la casa de Ocozías no tenía el poder suficiente para
retener el reino.
10 Al ver Atalía, la madre de Ocozías, que su
hijo había sido muerto, se dispuso a exterminar a toda la descendencia real de
la casa de Judá.
Entonces, dado que tenemos el mandato en el
Nuevo Testamento y el ejemplo en el Antiguo, ¿por qué todavía muchos siguen
congregándose en iglesias claramente impías? Yo no estoy diciendo que haya una
perfecta, y en todo caso, si la hubiera, dejaría de serlo cuando fuéramos ahí…
Pero claramente hay iglesias y liderazgos que se esfuerzan en seguir los
caminos del Señor, con sus errores, e iglesias y liderazgos que han hecho de la
religión su fuente de ganancia y satisfacción de placeres sensuales. ¿Qué tenemos
que hacer ahí?
Hermanos, es cierto que a veces el Señor nos
manda a permanecer en determinados lugares inconvenientes durante un tiempo con
algún propósito específico, pero fuera de eso, es decir, si no hay un claro y
específico llamamiento, ¿qué tenemos que hacer ahí? En el nombre del Señor
quiero decir a muchos que sabiendo los pecados que se cometen en sus iglesias
permaneces allí por motivos que no son la voluntad del Señor, que no van a ser
bendecidos, al contrario, van a ser participantes de las maldiciones que están
cayendo y van a caer sobre esos liderazgos y los que los apoyan.
Y aquellos que permanecen en esos lugares sin
tener una plena consciencia de lo que ocurre, quiero decirles que muchas de las
dificultades que están pasando también son resultado de la maldición que hay
sobre todos los que pertenecen allí, para que se den cuenta y abran los ojos.
No todo lo que reluce es oro…
Habiendo vivido esto en carne propia durante
bastante tiempo, tengo toda la autoridad para afirmarlo. Muchos están buscando
una “cobertura” de bendición y están recibiendo literalmente una cobertura de
maldición: no hay bendición laboral o están en trabajos difíciles y mal pagos;
hay problemas recurrentes, el Devorador tiene derecho para venir cuando quiera
y arrasar con el fruto conseguido con mucho esfuerzo, los problemas familiares
no se solucionan… y lo peor de todo es que terminamos justificando y aceptando
todo eso, literalmente, hay una “venda mágica” puesta sobre nuestros ojos.
Pastor: ¿qué le pasa a los miembros de tu
congregación? No digo cómo vienen, sino cómo son luego de haber permanecido un
tiempo allí. El respaldo o no de Dios para con tu ministerio viene determinado
con los frutos visibles en ellos.
Hermanos, muchas “alianzas estratégicas” de
los cristianos están fuera de la voluntad de Dios. Pertenecer a tal o cual
iglesia, por más que luego uno haga “su vida” cristiana en el buen sentido de
la palabra, es decir, procurando hacer lo bueno por más que no se enseñe eso,
tampoco es hoy del agrado del Señor, especialmente no para nosotros en nuestros
países latinos en los cuales, por Su misericordia, tenemos casi siempre varias
iglesias para elegir en una misma ciudad.
Hermanos, no necesitamos hacer una “guerra
santa”, pero no permanezcamos en unión con quienes no debemos.
Danilo Sorti
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