Juan 9:27-31 RVC
27 Él les respondió: «Ya se lo he dicho, y
ustedes no escuchan. ¿Por qué quieren oírlo otra vez? ¿También ustedes quieren
hacerse discípulos suyos?»
28 Ellos lo insultaron, y le dijeron:
«¡Discípulo suyo lo serás tú! ¡Nosotros somos discípulos de Moisés!
29 Nosotros sabemos que Dios le habló a
Moisés; pero de ése, no sabemos ni de dónde es.»
30 El hombre les dijo: «Pues esto es lo
asombroso, que ustedes no sepan de dónde es, pero a mí me abrió los ojos.
31 Y sabemos que Dios no escucha a los
pecadores, pero que si alguno es temeroso de Dios y hace su voluntad, a ése sí
lo escucha.
Sin dudas los fariseos eran gente que
estudiaba mucho. Seguramente tenían una respuesta para cualquier cosa que en
ese tiempo uno pudiera preguntarles, pero fallaron en reconocer al Mesías,
aunque no todos, claro. ¿Por qué?
De nuevo nos encontramos con ese viejo
conocido de Leviatán, ahora con otra estrategia para frenar el aprendizaje,
como vimos, la base de cualquier cambio en la persona. Si no pudo lograr
establecer la fortaleza de “ya sé todo lo que tengo que saber” entonces intenta
con otra parecida, quizás un poquito menos mala, pero potencialmente más
destructiva, y es “ya sé quiénes son mis maestros”.
De nuevo, está perfectamente ilustrado con
los religiosos de la época de Jesús: ellos estudiaban mucho pero en base a una
línea de pensamiento. Ellos creían que su maestro era Moisés, y no estaban
dispuestos a escuchar a nadie más. En realidad no lo era:
Juan 5:45-47 RVC
45 No piensen que yo voy a acusarlos delante
del Padre. Hay alguien que sí los acusa, y es Moisés, en quien ustedes tienen
puesta su esperanza.
46 Si ustedes le creyeran a Moisés, me
creerían a mí, porque él escribió acerca de mí.
47 Pero si no creen a sus escritos, ¿cómo van
a creer a mis palabras?»
Y en otra parte se los aclaró:
Mateo 15:9 RVC
9 No tiene sentido que me honren, si sus
enseñanzas son mandamientos humanos.”»
El hecho fundamental era que estaban
engañados pensando que interpretaban correctamente a Moisés cuando no era así,
pero la fortaleza mental de error era que “había un solo maestro, Moisés, quien
debía ser interpretado a la luz de los grandes rabinos del pasado”. Exactamente
la misma fortaleza hoy engaña a muchos cristianos fundamentalistas, que
reconocen la máxima autoridad de la Biblia, pero que sin embargo no la leen
fuera de los marcos de pensamiento de determinados líderes denominacionales
pasados o presentes.
“Ya sé lo que tengo que aprender” puede ser
una verdad, aunque siempre a medias. Podemos saber que tenemos que aprender el
Camino de la Vida, y eso será una verdad eterna, pero cuando vamos hilando más
fino aparecen unos cuantos tramos y curvas que no conocíamos ni teníamos idea
de que estaban allí. El problema es que normalmente esa frase va unida a “y de
dónde”, es decir, de qué maestros, dónde voy a buscar respuestas y, por
consiguiente, donde no.
Eso último tampoco es absolutamente falso, sé
que en la Biblia tengo el camino de la Vida, pero no puedo estar tan seguro que
tal o cual pastor o teólogo tenga TODO el cuadro completo, o que sea cierto.
2 Pedro 3:15 RVC
15 Tengan en cuenta que la paciencia de
nuestro Señor es para salvación, tal y como nuestro amado hermano Pablo, según
la sabiduría que le ha sido dada, les ha escrito
Pablo, el arquitecto de la Iglesia, el más
grande ejemplo luego de Jesucristo que tenemos en el Nuevo Testamento, no tuvo
toda la revelación. ¡De ninguna manera hay que desecharlo! Pero también hay
otros escritores en el Nuevo Testamento y en el Viejo. Todos son necesarios.
Moisés proféticamente ya había criticado este
mal uso que harían en el futuro de su autoridad dada por Dios:
Números 11:25-29 RVC
25 Entonces el Señor descendió en la nube, y
habló con él. Tomó del espíritu que estaba en él, y lo puso en los setenta
ancianos; y cuando el espíritu se posó en ellos, comenzaron a profetizar, y no
dejaban de hacerlo.
26 En el campamento se habían quedado Eldad y
Medad, dos varones sobre los cuales también se posó el espíritu. Aunque estaban
entre los escogidos, no se habían presentado en el tabernáculo; sin embargo,
comenzaron a profetizar en el campamento.
27 Entonces un joven fue corriendo a decirle
a Moisés: «¡Eldad y Medad están profetizando en el campamento!»
28 Josué hijo de Nun, que era ayudante
cercano de Moisés, le dijo: «Moisés, mi señor, ¡no se lo permitas!»
29 Pero Moisés le respondió: «¿Acaso tienes
celos por mí? ¡Cómo quisiera yo que todo el pueblo del Señor fuera profeta!
¡Cómo quisiera yo que el Señor pusiera su espíritu sobre ellos!»
Moisés nunca quiso ser el “único” depositario
del Espíritu, que es lo mismo que decir de la autoridad para hablar de parte de
Dios, pero los religiosos de la época de Jesús estaban actuando igual que
Josué.
“¿Acaso tienes celos por mí?” desnuda el
hecho de que al depositar tanta autoridad en un líder humano se está abrigando
el oculto secreto de llegar uno mismo a ser una autoridad de ese estilo en un
futuro, o a participar de un poco de dicha autoridad y de la dignidad y honra
que merece. Es decir, ¡de nuevo Leviatán!
De ese estilo son los obsecuentes que están
detrás de su pastor adonde vaya y castigan ferozmente a cualquier miembro
díscolo que ose hablar mal del ungido de Dios… simplemente porque ellos esperan
ocupar ese lugar o algo parecido en el futuro. Hermano pastor, ¡échalos lejos
de ti! Te aseguro que tienen una gran motosierra Stihl a sus espaldas esperando
el momento de aserrarte el piso antes de que te des cuenta.
¿Quiénes son tus maestros? Por supuesto, no
puede ser cualquiera. Vivimos en una época en donde los falsos maestros pululan
como insectos en un día de verano después de abundantes lluvias, ¡decididamente
no puede ser cualquiera! Ni tampoco puedes ser muchos a la vez, ¿cómo aprender
algo de tantos? Pero si es uno o unos pocos, o solo una línea denominacional a
lo largo del tiempo, estamos en problemas.
Si Dios es mi maestro, ENTONCES Él tiene el
derecho de decidir qué maestros humanos usará para enseñarme y durante cuánto
tiempo. Podemos comprometernos en matrimonio con una persona del sexo opuesto,
y se espera que sea un compromiso para toda la vida; pero no existe tal cosa
como un “compromiso en matrimonio” con una iglesia, denominación o maestro,
sólo con el NOVIO, Cristo.
Muchos de los que tienen este compromiso
incorrecto lo hacen porque están muy orgullosos con su iglesia, denominación o
maestros, ¡de nuevo Leviatán! Son simplemente humanos, que pueden haber tenido
grandes victorias, pero humanos al fin.
Dije al principio que esta fortaleza es
potencialmente más peligrosa que la de “ya sé todo lo que tengo que saber”,
porque el que dice eso de seguro no va a cambiar su pensamiento, ni para bien
ni para mal; pero el que piensa “ya sé qué es lo que tengo que aprender y de
donde” probablemente termine adherido a algún maestro humano, y si Satanás
logra torcer significativamente a ese maestro, rápidamente y con muy poco
esfuerzo multitudes se desviarán también. ¡Esa sí que es una fortaleza por
demás de estratégica para el Enemigo! Por eso la fomenta por encima de todas
las otras.
Y de nuevo, puede ser que no en su totalidad
pero en parte de nuestro sistema cognitivo estemos “adheridos” a determinados
maestros o fuentes, y por lo tanto sean las áreas de error, a partir de las
cuales Leviatán podrá seguir infectando a las otras.
¡Señor, te reconocemos como el Único Maestro,
quien tiene derecho a hablarnos por quien sea, como sea y cuando sea!
Danilo Sorti
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