martes, 9 de enero de 2018

375. Leviatán y el aprendizaje: ya sé qué es lo que tengo que aprender y de dónde

Juan 9:27-31 RVC
27 Él les respondió: «Ya se lo he dicho, y ustedes no escuchan. ¿Por qué quieren oírlo otra vez? ¿También ustedes quieren hacerse discípulos suyos?»
28 Ellos lo insultaron, y le dijeron: «¡Discípulo suyo lo serás tú! ¡Nosotros somos discípulos de Moisés!
29 Nosotros sabemos que Dios le habló a Moisés; pero de ése, no sabemos ni de dónde es.»
30 El hombre les dijo: «Pues esto es lo asombroso, que ustedes no sepan de dónde es, pero a mí me abrió los ojos.
31 Y sabemos que Dios no escucha a los pecadores, pero que si alguno es temeroso de Dios y hace su voluntad, a ése sí lo escucha.


Sin dudas los fariseos eran gente que estudiaba mucho. Seguramente tenían una respuesta para cualquier cosa que en ese tiempo uno pudiera preguntarles, pero fallaron en reconocer al Mesías, aunque no todos, claro. ¿Por qué?

De nuevo nos encontramos con ese viejo conocido de Leviatán, ahora con otra estrategia para frenar el aprendizaje, como vimos, la base de cualquier cambio en la persona. Si no pudo lograr establecer la fortaleza de “ya sé todo lo que tengo que saber” entonces intenta con otra parecida, quizás un poquito menos mala, pero potencialmente más destructiva, y es “ya sé quiénes son mis maestros”.

De nuevo, está perfectamente ilustrado con los religiosos de la época de Jesús: ellos estudiaban mucho pero en base a una línea de pensamiento. Ellos creían que su maestro era Moisés, y no estaban dispuestos a escuchar a nadie más. En realidad no lo era:

Juan 5:45-47 RVC
45 No piensen que yo voy a acusarlos delante del Padre. Hay alguien que sí los acusa, y es Moisés, en quien ustedes tienen puesta su esperanza.
46 Si ustedes le creyeran a Moisés, me creerían a mí, porque él escribió acerca de mí.
47 Pero si no creen a sus escritos, ¿cómo van a creer a mis palabras?»

Y en otra parte se los aclaró:

Mateo 15:9 RVC
9 No tiene sentido que me honren, si sus enseñanzas son mandamientos humanos.”»

El hecho fundamental era que estaban engañados pensando que interpretaban correctamente a Moisés cuando no era así, pero la fortaleza mental de error era que “había un solo maestro, Moisés, quien debía ser interpretado a la luz de los grandes rabinos del pasado”. Exactamente la misma fortaleza hoy engaña a muchos cristianos fundamentalistas, que reconocen la máxima autoridad de la Biblia, pero que sin embargo no la leen fuera de los marcos de pensamiento de determinados líderes denominacionales pasados o presentes.

“Ya sé lo que tengo que aprender” puede ser una verdad, aunque siempre a medias. Podemos saber que tenemos que aprender el Camino de la Vida, y eso será una verdad eterna, pero cuando vamos hilando más fino aparecen unos cuantos tramos y curvas que no conocíamos ni teníamos idea de que estaban allí. El problema es que normalmente esa frase va unida a “y de dónde”, es decir, de qué maestros, dónde voy a buscar respuestas y, por consiguiente, donde no.

Eso último tampoco es absolutamente falso, sé que en la Biblia tengo el camino de la Vida, pero no puedo estar tan seguro que tal o cual pastor o teólogo tenga TODO el cuadro completo, o que sea cierto.

2 Pedro 3:15 RVC
15 Tengan en cuenta que la paciencia de nuestro Señor es para salvación, tal y como nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, les ha escrito

Pablo, el arquitecto de la Iglesia, el más grande ejemplo luego de Jesucristo que tenemos en el Nuevo Testamento, no tuvo toda la revelación. ¡De ninguna manera hay que desecharlo! Pero también hay otros escritores en el Nuevo Testamento y en el Viejo. Todos son necesarios.

Moisés proféticamente ya había criticado este mal uso que harían en el futuro de su autoridad dada por Dios:

Números 11:25-29 RVC
25 Entonces el Señor descendió en la nube, y habló con él. Tomó del espíritu que estaba en él, y lo puso en los setenta ancianos; y cuando el espíritu se posó en ellos, comenzaron a profetizar, y no dejaban de hacerlo.
26 En el campamento se habían quedado Eldad y Medad, dos varones sobre los cuales también se posó el espíritu. Aunque estaban entre los escogidos, no se habían presentado en el tabernáculo; sin embargo, comenzaron a profetizar en el campamento.
27 Entonces un joven fue corriendo a decirle a Moisés: «¡Eldad y Medad están profetizando en el campamento!»
28 Josué hijo de Nun, que era ayudante cercano de Moisés, le dijo: «Moisés, mi señor, ¡no se lo permitas!»
29 Pero Moisés le respondió: «¿Acaso tienes celos por mí? ¡Cómo quisiera yo que todo el pueblo del Señor fuera profeta! ¡Cómo quisiera yo que el Señor pusiera su espíritu sobre ellos!»

Moisés nunca quiso ser el “único” depositario del Espíritu, que es lo mismo que decir de la autoridad para hablar de parte de Dios, pero los religiosos de la época de Jesús estaban actuando igual que Josué.

“¿Acaso tienes celos por mí?” desnuda el hecho de que al depositar tanta autoridad en un líder humano se está abrigando el oculto secreto de llegar uno mismo a ser una autoridad de ese estilo en un futuro, o a participar de un poco de dicha autoridad y de la dignidad y honra que merece. Es decir, ¡de nuevo Leviatán!

De ese estilo son los obsecuentes que están detrás de su pastor adonde vaya y castigan ferozmente a cualquier miembro díscolo que ose hablar mal del ungido de Dios… simplemente porque ellos esperan ocupar ese lugar o algo parecido en el futuro. Hermano pastor, ¡échalos lejos de ti! Te aseguro que tienen una gran motosierra Stihl a sus espaldas esperando el momento de aserrarte el piso antes de que te des cuenta.

¿Quiénes son tus maestros? Por supuesto, no puede ser cualquiera. Vivimos en una época en donde los falsos maestros pululan como insectos en un día de verano después de abundantes lluvias, ¡decididamente no puede ser cualquiera! Ni tampoco puedes ser muchos a la vez, ¿cómo aprender algo de tantos? Pero si es uno o unos pocos, o solo una línea denominacional a lo largo del tiempo, estamos en problemas.

Si Dios es mi maestro, ENTONCES Él tiene el derecho de decidir qué maestros humanos usará para enseñarme y durante cuánto tiempo. Podemos comprometernos en matrimonio con una persona del sexo opuesto, y se espera que sea un compromiso para toda la vida; pero no existe tal cosa como un “compromiso en matrimonio” con una iglesia, denominación o maestro, sólo con el NOVIO, Cristo.

Muchos de los que tienen este compromiso incorrecto lo hacen porque están muy orgullosos con su iglesia, denominación o maestros, ¡de nuevo Leviatán! Son simplemente humanos, que pueden haber tenido grandes victorias, pero humanos al fin.

Dije al principio que esta fortaleza es potencialmente más peligrosa que la de “ya sé todo lo que tengo que saber”, porque el que dice eso de seguro no va a cambiar su pensamiento, ni para bien ni para mal; pero el que piensa “ya sé qué es lo que tengo que aprender y de donde” probablemente termine adherido a algún maestro humano, y si Satanás logra torcer significativamente a ese maestro, rápidamente y con muy poco esfuerzo multitudes se desviarán también. ¡Esa sí que es una fortaleza por demás de estratégica para el Enemigo! Por eso la fomenta por encima de todas las otras.

Y de nuevo, puede ser que no en su totalidad pero en parte de nuestro sistema cognitivo estemos “adheridos” a determinados maestros o fuentes, y por lo tanto sean las áreas de error, a partir de las cuales Leviatán podrá seguir infectando a las otras.

¡Señor, te reconocemos como el Único Maestro, quien tiene derecho a hablarnos por quien sea, como sea y cuando sea!


Danilo Sorti




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