martes, 9 de enero de 2018

367. Ese monstruo llamado Leviatán y su extraño “paralelo” con la obra del Espíritu Santo – III

·         Job 41:18 RVC
18 Cuando esta bestia resopla, lanza fuego, y sus ojos brillan como la luz del amanecer.

El fuego tiene la capacidad de “encender” lo que sea “combustible”, es decir, que está listo para arder:

Santiago 3:5-6 RVC
5 Así es la lengua. Aunque es un miembro muy pequeño, se jacta de grandes cosas. ¡Vean qué bosque tan grande puede incendiarse con un fuego tan pequeño!
6 Y la lengua es fuego; es un mundo de maldad. La lengua ocupa un lugar entre nuestros miembros, pero es capaz de contaminar todo el cuerpo; si el infierno la prende, puede inflamar nuestra existencia entera.

Las palabras de enojo que salen de Leviatán tienen la capacidad de multiplicarse enormemente: en rencillas familiares, en descontentos sociales, en discursos políticos que encienden a las masas, en guerras internacionales. El fuego no se propaga donde hay agua, es claro, pero donde hay madera seca, pasto seco, hojarasca, sí. En cambio:

Proverbios 12:18 DHH
18 Hay quienes hieren con sus palabras,
pero hablan los sabios y dan el alivio.

Cuando nuestras palabras son transformadas nos volvemos pacificadores, y ahora hay otro fuego que encendemos, tal como fue la experiencia de Pedro:

Hechos 11:15 RVC
15 Apenas había comenzado a hablar cuando el Espíritu Santo se manifestó sobre ellos, como al principio se manifestó en nosotros.

Los “ojos brillantes” son ojos penetrantes, y esto es porque el orgullo brinda la capacidad de penetrar en las intenciones de los demás… motivadas exactamente por el mismo orgullo, claro. Pero en algún momento hemos pasado por la experiencia de Pablo:

Hechos 9:17-18 RVC
17 Ananías fue y, una vez dentro de la casa, le impuso las manos y le dijo: «Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo.»
18 Al momento, de los ojos de Saulo cayó algo que parecían escamas, y éste recibió la vista. Luego que se levantó, fue bautizado;

Y entonces pudimos conocer a Alguien que tiene verdaderamente los ojos como llamas de fuego:

Apocalipsis 19:11-12 RVC
11 Entonces vi que el cielo se había abierto, y que allí aparecía un caballo blanco. El nombre del que lo montaba es Fiel y Verdadero, el que juzga y pelea con justicia.
12 Sus ojos parecían dos llamas de fuego, y en su cabeza había muchas diademas, y tenía inscrito un nombre que sólo él conocía.

Y recibimos Su Espíritu que nos permite ver las realidades espirituales tal como son.

·         Job 41:19 RVC
19 De su hocico brotan lenguas de fuego; ¡chispas de lumbre salen disparadas!

El hocico es la nariz de la bestia, “nariz” de la que sale el soplo del Espíritu en el caso del Padre pero de la que sale algo muy distinto en el caso del orgulloso:

Apocalipsis 16:13 RVC
13 De la boca del dragón, de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, vi salir tres espíritus impuros con aspecto de ranas.

Cuando dejamos de ser la boca de Satanás y dejamos de ser puertas abiertas para que a través nuestro se suelten sobre la tierra espíritus inmundos, entonces podemos soplar verdaderamente el mismo aliento de vida que recibimos.

·         Job 41:20 RVC
20 Por su trompa lanza humo como chimenea, ¡despide vapor como una olla en el fuego!

Este “humo” tiene en el sentido espiritual un significado muy preciso:

Apocalipsis 9:2-3 RVC
2 El ángel abrió las profundidades del abismo, y de allí salió humo, como de un horno enorme, y ese humo hizo que el sol y el aire se oscurecieran.
3 Del humo salieron también langostas, que infestaron la tierra; y se les dio el mismo poder que tienen los escorpiones de la tierra,

El orgullo es la puerta para infinidad de demonios, de su “vientre” pueden salir en multitud tan grande que oscurecen los cielos.

Pero vino Jesucristo, con poder sobre ellos, sin importar cuantos fueran:

Marcos 5:8-13 RVC
8 Y es que Jesús le había dicho: «Espíritu impuro, ¡deja a este hombre!»
9 Jesús le preguntó: «¿Cómo te llamas?», y él respondió: «Me llamo Legión, porque somos muchos.»
10 Y el hombre le rogaba e insistía que no los mandara lejos de aquella región.
11 Cerca del monte pacía un gran hato de cerdos,
12 y todos los demonios le rogaron: «¡Envíanos a los cerdos! ¡Déjanos entrar en ellos!»
13 Jesús se lo permitió. Y en cuanto los espíritus impuros salieron del hombre, entraron en los cerdos, que eran como dos mil, y el hato se lanzó al lago por un despeñadero, y allí se ahogaron.

¡Qué extraño que los cerdos no pudieran soportar unos pocos demonios cada uno pero el hombre podía albergar miles de ellos! Bueno, de ellos somos liberados, de toda posesión, de toda atadura, de toda opresión. Y el mismo poder que recibimos lo ministramos a otros en liberación, pero más que eso, podemos traer algo “parecido” al humo pero completamente diferente en su naturaleza, lo mismo que Jesucristo manifestó en la tierra, que acompañó a los israelitas, que descendió en el Templo de Salomón:

Mateo 17:5 RVC
5 Todavía estaba hablando cuando una nube de luz los cubrió, y desde la nube se oyó una voz que decía: «Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco. ¡Escúchenlo!»

·         Job 41:21 RVC
21 Con sus resoplidos prende fuego a los carbones, pues brama y lanza fuego por sus fauces.

Los carbones se prenden fuego, los árboles verdes no. Lo que está seco, sin vida, se prende fuego, es decir, fácilmente reacciona a la voz de Leviatán. Ellos son quienes lo siguen, las masas de hombres y mujeres engañados, pero también los muchos cristianos que no han sido transformados y sobre los cuales aún reina Leviatán. Y llegan iglesias avivadas por ese espíritu.

Leviatán “brama”, es decir, llama, y los suyos responden. Cuando hemos dejado de responder a esa voz es cuando podemos responder a otra voz:

Juan 10:1-4 RVC
1 «De cierto, de cierto les digo: El ladrón y el salteador es el que no entra por la puerta del redil de las ovejas, sino que trepa por otra parte.
2 Pero el que entra por la puerta, es el pastor de las ovejas.
3 A éste el portero le abre, y las ovejas oyen su voz; y él llama a las ovejas por su nombre, y las saca.
4 Y una vez que ha sacado a todas sus ovejas, va delante de ellas; y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz.

Nosotros nos transformamos en Su voz, y llamamos por el Espíritu y los santos son encendidos en Su fuego.

·         Job 41:22 RVC
22 La fuerza de su cuerpo está en su cuello; cuando ataca, cunde el miedo como polvo.

Esteban, por el Espíritu dijo:

Hechos 7:51 RV1995
51 »¡Duros de cerviz!¡Incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros.

Y claro que es duro el cuello (la cerviz) para inclinarse y para soportar el yugo. El cuello sostiene la cabeza y le da la firmeza a las fauces del animal para atacar, de la misma manera, el cuello espiritual de Leviatán de la da fuerza a su “boca” blasfema para no doblegarse nunca. Ese cuello duro, unido al poder de su boca, es lo que hace cundir el miedo, porque la gente sabe que no puede doblegarse.

Pero, como Ester, cuando nos doblegamos ante el Rey:

Ester 8:3-4 RV1995
3 Volvió luego Ester a suplicar al rey, y se echó a sus pies, llorando y rogándole que anulara la maldad de Amán, el agagueo, y el designio que había tramado contra los judíos.
4 Entonces el rey extendió a Ester el cetro de oro, y Ester se levantó, se puso en pie delante del rey

Recibimos la orden para dar vida y combatir contra nuestros enemigos, y ninguno de ellos puede hacernos frente:

Ester 8:10-11 RV1995
10 Y escribió en nombre del rey Asuero, lo selló con el anillo del rey, y envió cartas por medio de correos montados en caballos veloces procedentes de las caballerizas reales.
11 En ellas el rey daba facultad a los judíos que estaban en todas las ciudades para que se reunieran a defender sus vidas, prontos a destruir, matar y aniquilar a toda fuerza armada de pueblo o provincia que viniera contra ellos, sus niños y mujeres, y a apoderarse de sus bienes;

Otra versión traduce “desaliento” en vez de “miedo”; y esto significa ser desanimados antes de enfrentarse en la lucha. Uno de los poderes de Leviatán es el desánimo, generar desánimo y sembrar desánimo, es decir, terminamos desanimados nosotros mismos y somos desanimados por el sistema que alimenta Leviatán. En realidad, es la principal victoria que puede obtener Satanás sobre los hijos de Dios.

Y en verdad debemos rendirnos y desanimarnos completamente respecto de nuestra propia justicia y capacidad para salvarnos:

Oseas 11:10 RVC
10 »Ellos vendrán en pos de mí. Yo, el Señor, rugiré como un león, y mis hijos vendrán temblando desde el occidente.

Para que luego recibamos la promesa:

Isaías 44:8 RVC
8 No temas; no te intimides. ¿Acaso no te lo dije y te lo hice saber desde la antigüedad? Por lo tanto, ustedes son mis testigos. No hay más Dios que yo. No hay otro Fuerte; no conozco a ninguno.»

Y también:

1 Pedro 3:12-15 RVC
12 Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos están atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está en contra de los que hacen el mal.»
13 ¿Quién podrá hacerles daño, si ustedes siguen el bien?
14 ¡Dichosos ustedes, si sufren por causa de la justicia! Así que no les tengan miedo, ni se asusten.
15 Al contrario, honren en su corazón a Cristo, como Señor, y manténganse siempre listos para defenderse, con mansedumbre y respeto, ante aquellos que les pidan explicarles la esperanza que hay en ustedes.

¡Señor, líbranos de Leviatán!


Danilo Sorti




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