martes, 9 de enero de 2018

383. Los días de Ananías y Safira

Hechos 5:9-11 RVC
9 Pedro le dijo entonces: «¿Por qué se pusieron de acuerdo para poner a prueba al Espíritu del Señor? ¡Mira!, aquí vienen los que fueron a sepultar a tu marido, y ellos te sacarán también a ti.»
10 Al instante, ella cayó muerta a los pies de Pedro, y cuando entraron los jóvenes y la hallaron muerta, la sacaron y la sepultaron junto a su marido.
11 Esto hizo que toda la iglesia y todos los que supieron esto se llenaran de mucho miedo.


Hace un tiempo ya que el Señor viene hablando a través de varios de Sus mensajeros sobre este tema. Todos hemos tenido malas experiencias en alguna iglesia de abuso espiritual, de engaño, con falsos hermanos. De hecho, muchos cristianos están hoy alejados de las congregaciones y hasta a veces del Señor a causa de tantos malos testimonios. Por otro lado, las iglesias y los pastores que se han esforzado en mantenerse fieles han tenido que enfrentar muchas luchas espirituales.

Parece que el Señor ha descuidado a Su Novia, dejándola en manos de lobos rapaces, porque Su Pueblo está infestado de ellos. La oración no dicha de muchos cristianos fieles es: “¿por qué Señor?”

Y la respuesta es “Porque así fue necesario”. Lo cierto es que buena parte de la Iglesia de Cristo se ha enfriado y descuidado, y por eso el Señor permitió todo esto. Pero ese tiempo ya está llegando a su fin, y los días de Ananías y Safira han comenzado. Sin embargo, Satanás va a intentar un último engaño con los emisarios que todavía tiene dentro de la Iglesia.

No debemos temer a los días de Ananías y Safira, excepto que estemos pensando en hacer alguna tramoya como ellos, claro. En realidad, son días de retribución en los que los hermanos santos y fieles van a ser honrados como tales: había mucha gente en la iglesia de Jerusalén esos días, pero solo dos murieron; no se trata de un juicio “a lo loco”, sino de algo muy preciso y focalizado de parte del Señor.

En esos días, los fieles serán honrados porque ellos permanecerán firmes, mientras alrededor caigan grandes figuras de renombre internacional. Los hermanos engañados se van a dar cuenta dramáticamente de su error y van a correr a los predicadores verdaderos.

El Señor está anunciando que muchos caerán muertos en los púlpitos, o mientras ministran desvergonzadamente. Y ahí es donde vendrá un intento de engaño, que ya empezó de hecho.

Pocas semanas antes de escribir este artículo leímos sobre un par de pastores conocidos que se suicidaron, y en seguida la frase “no juzguemos hermanos”, que quiere decir: “no digamos que el suicidio es pecado y que se van al infierno, por más que hayan sido pastores”. Precisamente esa frase: “no juzguemos hermanos, sino oremos” será el engaño de Satanás a medida que los hipócritas caigan muertos.

Hay siervos de Dios a quienes el Señor se los lleva a Su hogar con honores, ¡gloria a Dios por eso! Pero hay otros que se hacen llamar siervos de Dios que van a caer muertos claramente por el juicio divino, para que la gente vea y tema. Hermanos, “no juzgar” se refiere a otra cosa muy distinta, llamar a lo falso por su nombre no es ese “juzgar” al que se refiere en algunas ocasiones la Palabra. Muchos van a tratar de protegerse entre sí impidiendo el “juicio” sobre los hipócritas para que no quede al descubierto su propio pecado, y al hacer esto, van a dejar caer un manto de temor e incertidumbre sobre quienes los escuchen, haciéndoles pensar que Dios es arbitrario en Sus decisiones. ¡Eso será una herejía!

Dios nunca es arbitrario y nunca nos deja sin explicaciones, el problema es cuando esas explicaciones no son agradables. Hermanos, cuando escuchemos de Fulano o Mengano que fueron cortados con alguna enfermedad fulminante, no juzguemos, sino oremos y pidamos confirmación al Señor, y si fueron sus juicios, temamos, advirtámonos y advirtamos a otros también. Y dejemos a los que quieren protegerse unos a otros en su pecados, o mejor aún, oremos para que se arrepientan.


Danilo Sorti




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