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Job 41:23 RVC
23 Su piel parece blanda, pero es dura; es
tan firme y resistente como el hierro.
¡Si hasta a veces parece un osito de peluche!
“Parece” es la palabra que nos habla del engaño, es decir, de “hacerse ver” al
contrario de como se es. Su piel, desprovista de los escudos que son sus
escamas, parece vulnerable; el orgullo “desprotegido” parece vulnerable, pero
no lo es. Cuando estamos inflamados por él, aunque hayamos sido humillados,
despojados y nos encontremos en desgracia, es decir, estemos “desprovistos de
todo escudo”, seguimos aferrándonos a nuestro “yo”, a una supuesta dignidad.
Pero en las manos de Dios:
Jeremías 18:3-4 RVC
3 Yo me dirigí a la casa del alfarero, y lo
encontré trabajando sobre el torno.
4 La vasija de barro que él hacía se deshizo
en su mano, así que él volvió a hacer otra vasija, tal y como él quería
hacerla.
Y entonces podemos soportar los sufrimientos
como el apóstol:
2 Corintios 11:24-27 RVC
24 Cinco veces he recibido de los judíos
treinta y nueve azotes;
25 Tres veces he sido azotado con varas; una
vez he sido apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he
estado como náufrago en alta mar.
26 Son muchas las veces que he estado de
viaje corriendo peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de mi propia
gente, peligros de los no judíos, peligros en la ciudad, peligros en el
desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos.
27 He pasado por muchos trabajos y fatigas;
muchas veces me he quedado sin dormir; he sufrido de hambre y de sed; muchas
veces no he comido, y he pasado frío y desnudez.
Además de soportar el dolor emocional, “el de
adentro”:
2 Corintios 11:28-29 RVC
28 Además de todo esto, lo que cada día pesa
sobre mí es la preocupación por todas las iglesias.
29 ¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién
se le hace tropezar, y yo no me indigno?
Nuestra carne, nuestro ser interior, se
vuelve verdaderamente resistente a todo.
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Job 41:24 RVC
24 Su corazón es duro como una roca, rígido
como una piedra de molino.
No hay amor, no hay afecto, no hay buen
sentimiento que pueda entrar allí. En el mundo moderno este espíritu se ha disfrazado
en la “búsqueda de un interés mayor”, en nombre de la cual fácilmente se
pisotean sentimientos, personas, sociedades, naciones, la creación entera. Un
“interés mayor” que en realidad no es el “interés común” sino el interés en
alimentar los propios egos. Esta insensibilidad termina por abrir la puerta a
toda clase de pecados:
Romanos 1:28-32 RVC
28 Y como ellos no quisieron tener en cuenta
a Dios, Dios los entregó a una mente depravada, para hacer cosas que no
convienen.
29 Están atiborrados de toda clase de
injusticia, inmoralidad sexual, perversidad, avaricia, maldad; llenos de
envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades.
30 Son murmuradores, detractores,
aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes
a los padres,
31 necios, desleales, insensibles,
implacables, inmisericordes.
32 Y aunque saben bien el juicio de Dios, en
cuanto a que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las
hacen, sino que también se regodean con los que las practican.
En cambio, la ofrenda de un corazón
compungido es preciosísima delante del Señor:
Salmos 51:17 DHH
17 Las ofrendas a Dios son un espíritu
dolido;
¡tú no desprecias, oh Dios, un corazón hecho
pedazos!
Y entonces recibimos un corazón nuevo:
Ezequiel 36:26 DHH
26 pondré en ustedes un corazón nuevo y un
espíritu nuevo. Quitaré de ustedes ese corazón duro como la piedra y les pondré
un corazón dócil.
Donde el pecado no puede penetrar, porque le
resulta más duro que la roca.
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Job 41:25 RVC
25 Aún los más valientes se le enfrentan
temerosos, y llenos de miedo se rinden ante él.
¡Cuán poderoso es este principado! En
realidad, es un poder esclavista, capaz de dominar y esclavizar a los más
valientes, los más fuertes, precisamente por “su” propia fuerza. Es el poder
que operó en Nimrod, y que siguió a lo largo de los imperios de la Biblia (y de
la historia). De hecho, prácticamente no hay página bíblica, excepto los
primeros capítulos de Génesis y los últimos de Apocalipsis, en donde no aparezca
este poder del “imperio”, que es propiamente el que esclaviza a las personas,
aunque cambia de nombre en cada época. Leviatán hace esclavos, de la forma que
sea.
2 Pedro 2:19 RVC
19 Les prometen libertad, pero ellos mismos
son esclavos de la corrupción, pues todo aquel que es vencido, se vuelve
esclavo del que lo venció.
Pero cuando hemos sido hechos “esclavos” de
Otro:
Filipenses 1:1 RVC
1 Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a
todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, junto con los obispos y
diáconos:
Es que pudimos ser verdaderamente libres y
finalmente liberados de todo yugo:
Romanos 8:21 RVC
21 pues también la creación misma será
liberada de la esclavitud de corrupción, para así alcanzar la libertad gloriosa
de los hijos de Dios.
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Job 41:26 RVC
26 Si alguno le da alcance, con la espada no
lo hiere, ni con lanza ni flechas, ni su escudo lo protege.
Es decir que, por más que uno logre
enfrentársele, es una lucha perdida, tanto en el ataque como en la defensa. No
hay arma que lo pueda batir, conoce sus estrategias y está protegido contra
todas ellas. El orgullo nos hace pensar mucho, en cómo defendernos y atacar
para no ser vencidos. Pero si somos vencidos por el Señor recibimos otras armas
ante las cuales Leviatán está indefenso:
2 Corintios 10:4-5 RVC
4 Las armas con las que luchamos no son las
de este mundo, sino las poderosas armas de Dios, capaces de destruir fortalezas
5 y de desbaratar argumentos y toda altivez
que se levanta contra el conocimiento de Dios, y de llevar cautivo todo
pensamiento a la obediencia a Cristo.
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Job 41:27 RVC
27 El hierro es para él como la paja, y el
bronce es como un tronco podrido.
Más duro e inflexible que lo más duro e
inflexible que haya. Así es Leviatán. Pero con “hierro y bronce” Dios puede quebrantarlo:
Levítico 26:19 RVC
19 Venceré la soberbia y el orgullo de
ustedes, y haré que el cielo se vuelva como el hierro, y que la tierra se
vuelva como el bronce.
Y así, en medio del terrible juicio, cuando
la gente se vuelve a su Dios:
Levítico 26:40-42 RVC
40 »Tal vez reconozcan su iniquidad, y la
iniquidad de sus padres, y el hecho de haber pecado contra mí, y que además
siempre se opusieron a mí,
41 y que yo también me opuse a ellos y los
llevé a la tierra de sus enemigos. Tal vez se humille su corazón incircunciso y
reconozcan su pecado.
42 En tal caso, yo me acordaré de mi pacto
con Jacob, con Isaac y con Abrahán, y me acordaré también de la tierra.
Y una nueva y rebosante medida del amor de
Dios es derramada sobre esos corazones antes insensibles y ahora se vuelven
mucho más “duros” e “inquebrantables” en sus celos de amor por el Señor:
Cantares 8:6 RVC
6 Ponme como un sello sobre tu corazón; ponme
como una marca sobre tu brazo. Inquebrantable como la muerte es el amor;
inflexibles como el sepulcro son los celos. ¡Candentes brasas son, candente
fuego!
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Job 41:28 RVC
28 No le espantan las flechas que sobre él
caen, y las piedras lanzadas con honda le son como paja.
Esto es algo así como la “guerra aérea”, el
ataque espiritual, desde los aires. Leviatán está bien pertrechado incluso para
eso. Las oraciones no pueden penetrarlo. Pero si nos abrimos al testimonio del
Espíritu descubrimos ahora que hay ejércitos celestiales que nos protegen de
cualquier embate del segundo cielo:
Apocalipsis 19:14 RVC
14 Iba seguido de los ejércitos celestiales,
que montaban caballos blancos y vestían lino finísimo, blanco y limpio.
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Job 41:29 RVC
29 Para él, las armas son como hojas secas, y
el silbido de la jabalina le resulta divertido.
¡Es que la guerra es su medio ambiente
natural! Leviatán nos hace vivir en un estado continuo de conflicto, la
confrontación llega a ser nuestro pan diario cuando estamos bajo su dominio, ya
sea en la forma de peleas físicas, agresiones verbales o sutiles ironías y
burlas no tan sutiles; es lo mismo y de la misma raíz. Leviatán se “alimenta”
del conflicto, y cuando una persona llega a tal estado es porque ha sido tomada
completamente por él.
Cuando realmente hemos temido a la guerra, no
por la guerra en sí sino porque nos dimos cuenta de quién es el “señor” de la
guerra es que nos volvimos al Príncipe de Paz, para descubrir entonces que:
Isaías 44:6 RVC
6 Así dice el Señor, el Rey y Redentor de
Israel, el Señor de los ejércitos: «Yo soy el primero; yo soy también el
último. Fuera de mí no hay otro Dios.
Y es El mismo que, por ello, nos dice
también:
Isaías 44:8 RVC
8 No temas; no te intimides. ¿Acaso no te lo
dije y te lo hice saber desde la antigüedad? Por lo tanto, ustedes son mis
testigos. No hay más Dios que yo. No hay otro Fuerte; no conozco a ninguno.»
Y:
Hebreos 13:6 RVC
6 Así que podemos decir con toda confianza:
«El Señor es quien me ayuda; no temeré lo que pueda hacerme el hombre.»
Junto con el salmista también:
Salmos 3:6 RVC
6 Aun si me rodean legiones de soldados, no
tengo nada que temer.
Porque ahora, en medio de la guerra:
Salmos 23:5 DHH
5 Me has preparado un banquete
ante los ojos de mis enemigos;
has vertido perfume en mi cabeza,
y has llenado mi copa a rebosar.
¡Señor, líbranos de Leviatán!
Danilo Sorti
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