1 Corintios 12:20 RVC
20 Lo cierto es que son muchos los miembros,
pero el cuerpo es uno solo.
Sabemos que la sabiduría de Dios es más sabia
que toda la sabiduría humana, pero también es más sabia que la sabiduría de
Satanás. Esto es claro, aunque no nos resulta tan evidente cuando vemos el
estado actual de buena parte de la Iglesia; por supuesto, no porque falle la
sabiduría divina, sino porque falla su aplicación. Y parte de esa falla
consiste en que nuestra propia sabiduría sigue siendo humana, es decir,
satánica.
Ahora bien, veamos las cosas en perspectiva.
Lucero fue el más magnífico de los ángeles del Señor antes de que cayera, y
nadie puede dudar de su sabiduría, probablemente mayor que la del resto del
ejército celestial:
Ezequiel 28:16-17 RVC
16 Pero por tantos negocios que hacías te
fuiste llenando de iniquidad, y pecaste. Por eso, querubín protector, yo te
expulsé del monte de Dios y te arrojé lejos de las piedras encendidas.
17 Era tanta tu hermosura que tu corazón se
envaneció. Por causa de tu esplendor corrompiste tu sabiduría. Por eso yo te
haré rodar por tierra, y te expondré al ridículo delante de los reyes.
Aunque corrompida, permanece una “forma” de
sabiduría, o mejor dicho, de conocimiento que tiene mucho de cierto, pero cuya
construcción en forma de sabiduría (que no es lo mismo que solo conocimiento)
es totalmente errada.
La palabra hebrea que se usa allí es חָכְמָה, kjokmá, un vocablo que aparece muchas
veces en el Antiguo Testamento, especialmente en Job, Proverbios y Eclesiastés;
cuyo significado, que es bastante amplio, tiene que ver principalmente con una
sabiduría práctica, “es el conocimiento y la capacidad (habilidad) de tomar las
decisiones correctas en el momento oportuno”, según el Diccionario Vine.
Entonces, en lo que respecta a la “sabiduría
estratégica”, es decir, la sabiduría para “hacer las cosas”, tenemos a un
Enemigo que tiene una cantidad muy superior de ella si es que peleamos en su
mismo terreno, pero que paradójicamente se vuelve ignorante cuando peleamos
conforme a la sabiduría de Dios.
¡Y lo más increíble de todo es que esa
sabiduría divina está “ahí”, a la vista del que la quiera leer! Siempre estuvo
allí, desde que se empezó a escribir la Biblia, estuvo escrita en los cielos
desde mucho tiempo atrás, en la creación desde el inicio de los tiempos. Esa es
la sabiduría que se nos pasa desapercibida cuando pensamos conforme a los
principios de este mundo, es la sabiduría que decididamente no podemos entender
con esta mente vieja, es lo que nos parece tan simple y hasta menospreciable
que terminamos relegándolo en función de otras cosas “verdaderamente
interesantes y complejas”, como nuevas formas de organización, profundas
elucubraciones teológicas, largos razonamientos discursivos…
Bueno, pero al final estuvimos dando tantas
vueltas que este escrito se termina pareciendo a esa sabiduría que critico!!
La sabiduría de Dios ha dispuesto una forma
en que podamos ganar la batalla como Iglesia. En el fondo la mayoría cree que
eso es imposible porque decididamente no ha ocurrido en dos mil años; pero lo
que haya pasado o dejado de pasar no altera los principios de la sabiduría
divina. Satanás puede muy fácilmente ganarnos cuando estamos solos y divididos,
lo ha hecho siempre y es su estrategia, siempre la misma:
·
Alejarnos de la Palabra
·
Alejarnos de la Oración
·
Alejarnos de la comunión fructífera con los santos
Y luego:
·
Acercarnos a “muchas palabras” que parecen pero no son la Palabra de Dios
·
Acercarnos a mucha actividad que reemplaza a la oración y la presencia
·
Acercarnos a la comunión dañina de los carnales e infiltrados
La unión del Cuerpo, el verdadero Cuerpo y la
verdadera unión, es lo que nos previene de todo eso y nos transforma en una
fuerza invencible. Satanás lo sabe, pero no sabe cómo derrotar eso porque
sencillamente no puede. En el Cuerpo perfectamente unido se manifiesta la
perfecta sabiduría de lo Alto y no hay sabiduría del segundo cielo que pueda
contrarrestarla.
Es tan simple como eso.
No podemos ganarle a Satanás en sabiduría, ni
siquiera “callándonos” las estrategias como algunos dicen. ¡Él no necesita que
digamos nada para saber cómo pensamos y cómo actuamos! Estuvo allí desde que
aparecimos sobre la Tierra. Pero la sabiduría que no puede vencer está en la
Mente de Cristo, que se manifiesta a través de Su Cuerpo, unido y de pie.
La porción de sabiduría que nos es dada del
Cielo y que cada uno tenemos puede ser muy fácilmente derrotada por Satanás. La
sabiduría que emerge en la unión de todos nosotros, que es mucho más que la
simple sumatoria de nuestras sabidurías individuales, no.
Danilo Sorti
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