Mateo 7:12-14 RVC
12 Así que, todo lo que quieran que la gente
haga con ustedes, eso mismo hagan ustedes con ellos, porque en esto se resumen
la ley y los profetas.
13 »Entren por la puerta estrecha, porque
ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son
los que entran por ella.
14 Pero estrecha es la puerta y angosto el
camino que lleva a la vida, y pocos son los que la encuentran.
a)
No se trata de lo que dices…
El versículo 12 resume mucho de lo que estuvo
diciendo el Señor en los párrafos anteriores, y se ha dado en llamar “la regla
de oro” de la vida cristiana. De paso, contextualiza todo el discurso al
mostrar que su énfasis principal tiene que ver con la relación entre los
hermanos y, más general, en sociedad, por lo que debe ser entendido más que
nada en ese sentido.
La “regla de oro” tiene un significado básico
de retribución “simple” en la relación entre semejantes. Al igual que todo el
Sermón, las enseñanzas son sencillas, muy prácticas y muy aplicables en el
ámbito más cercano de los oyentes, y del nuestro. Esa es la principal virtud y
el principal problema que tiene: “demasiado” simple para satisfacer la mente
inquisidora. En realidad, así como todo el contenido del Sermón es, en cierto
sentido, un llamado a la humildad, ¡se requiere de la misma humildad para
leerlo y volver a leerlo, y obedecer sus mandatos “tan simples”!
La enseñanza de la “regla de oro” no requiere
casi explicación, sin embargo, contiene otra enseñanza por demás de evidente
que se nos puede pasar por alto: “todo lo que quieran que la gente HAGA con
ustedes”, es decir, se está refiriendo a hechos y no palabras, “eso mismo HAGAN
ustedes con ellos”, de nuevo hechos, no palabras.
Un grave problema del mundo hoy es la
abundancia de palabras que construyen la “postverdad”, nombre elegante para
decir: mentira y charlatanería. La iglesia no está exenta de este mundo
artificial de palabras bonitas que solo sirven para ocultar la realidad; la
gente está entrenada cada vez más para vivir en un mundo artificial de muchas
palabras bonitas, y para recrear ese mismo sistema.
Ahora bien, la Palabra Eterna nos dice que si
queremos que la gente “nos trate bien”, entonces debemos TRATARLA bien nosotros,
¡no decirles bonitas palabras! Creo que no hace falta aclara que esta misma
verdad rige tanto para las relaciones entre familia, vecinos, amigos, extraños
como a nivel de líderes y autoridades, y aún entre naciones. Sí, la verdad es
que la enseñanza que contiene es tan simple que un niño pequeño la puede
entender… pero su campo de aplicación es el más grande posible: abarca todas
las relaciones humanas.
Este pasaje, proféticamente, está anunciando
el fin de todos aquellos que se han subido a este tren actual de manipular la
realidad con palabras: sencillamente, no tendrán éxito, y terminarán siendo
tratados igual de lo que ellos tratan a los demás: recibirán ellos mismos muy
lindas palabras que los harán caer en el error y el engaño, y serán avergonzados
y destruidos.
2
Timoteo 3:13 RVC
13 pero los hombres malvados y los
engañadores irán de mal en peor: engañarán y serán engañados.
b)
La Palabra engendra Vida, no palabritas…
El énfasis en esta sección está puesto en la
acción, y creo que puede ser especialmente adecuado para el estilo de
espiritualidad “bibliocéntrico”. Este estilo se puede confundir con el
doctrinal, pero si lo analizamos más en profundidad, el doctrinal no está tan
enfocado en la Biblia como pareciera. La doctrina, aquello que nosotros
conocemos por doctrina, que aprendemos y enseñamos como tal, NO ES, en la
mayoría de los casos, lo que dice la Biblia TAL CUAL, sino que tiene una
reelaboración posterior (a veces demasiad, para mi gusto…); hay análisis
comparativos entre textos, interpretaciones e inevitablemente, intromisión de
ideas y filosofías humanas. A veces nos engañamos pensando que estamos
estudiando la Biblia cuando en realidad estamos estudiando estudios sobre la
Biblia, que no es lo mismo. El estilo bibliocéntrico, en cambio, está mucho más
apegado al texto bíblico; el discipulado y la enseñanza “de la Biblia”, más que
de doctrina, son sus puntos fuertes. El estilo doctrinal normalmente utilizará
los materiales denominacionales o algún libro cristiano antes que la Biblia.
Estar en contacto con la Palabra Viva es
maravilloso, pero implica un sutil peligro: confundir la Palabra con los
hechos, y en relación a eso este pasaje viene a traer un equilibrio. Dentro del
contexto de la vida en comunidad al que se refiere todo el Sermón del Monte,
mis hermanos no necesitan que yo esté repitiéndoles continuamente textos
bíblicos (al fin y al cabo, no son demonios que hay que sujetar con la
autoridad de la Palabra… bueno, eso creo…); necesitan ver esa “mucha palabra”
que supuestamente habita en mí en acción. Este recordatorio vale también para
todos aquellos que ministran con palabras, proclamando o enseñando la Palabra.
Todos, y especialmente aquellos que son dados
a estudiar la Biblia, necesitan recordar que las palabras tienen que manifestarse
en hechos. Suena muy lindo al oído decir que la palabra misma ya es acción, tal
como afirman diversas corrientes de pensamiento, y no estoy totalmente en
desacuerdo con eso; por supuesto que las palabras de bendición o maldición
provocan cosas en el oyente, y creo que hoy se es muy irresponsable en ese
sentido; pero más allá de eso, los hechos terminan siendo la clave, y todos
debiéramos recordarlo, especialmente en este mundo actual tan lleno de palabras
vacías.
c)
No se trata de saber, sino de caminar
13 »Entren por la puerta estrecha, porque
ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son
los que entran por ella.
14 Pero estrecha es la puerta y angosto el
camino que lleva a la vida, y pocos son los que la encuentran.
De nuevo tenemos aquí pasajes muy conocidos,
que casi no hace falta explicar, solo lamentar que, a pesar de haber sido
dichos hace casi 2.000 años ya, el camino ancho, incluso las variantes de
“camino ancho” dentro de la iglesia, sigue siendo tan transitado… Por alguna
“extraña razón”, los creyentes pueden repetir de memoria este pasaje y
aplicarlo a otros sin ningún problema… pero no reconocen cuando son ellos los
que están transitando por un “camino ancho” de error religioso, para
ejemplificar mencionemos al evangelio de la prosperidad.
Notemos que Jesús está hablando primero de
puerta y luego de camino, porque tanto la puerta ancha como la angosta prometen
la misma meta al que recién se acerca a ella, e incluso al que empieza a
caminar. Jesús no dice: “busquen la puerta que los lleve al destino correcto”,
aunque eso está implícito en Sus palabras y es la forma en que todos nosotros
naturalmente procederíamos. Él está hablando aquí de la entrada. ¿Por qué?
Pienso que una de las razones tiene que ver
con que ambas entradas prometen el mismo destino, y cuando la persona recién
está por entrar le resulta todavía difícil discernir entre cuál de las promesas
es verdadera y cuál resulta falsa. Bueno, no estoy diciendo que eso no ocurra,
sino que el énfasis que hace no está en el futuro prometido sino en el camino
que se está desarrollando. Y es obvio, además de estar de acuerdo con todo el
tenor del Sermón: cuál sea la meta a la que conduce un camino se puede evaluar
empíricamente solo al final del camino, ¡pero no se supone que debamos llegar
al infierno para darnos cuenta de que ese camino no era el correcto!
Evaluar la veracidad de la meta puede ser
difícil para el que recién empieza un camino, o para el que tiene la visión
espiritual todavía nublada; pero evaluar por dónde se entró y qué camino se
está transitando es algo mucho más posible y cercano; y la buena noticia que
nos trae Jesús aquí es que en efecto podemos analizar nuestra entrada y nuestro
camino para saber qué destino tendremos. Las iglesias que hablan de alguna
especie de “solo creer” o “misterios” en realidad están oscureciendo la
posibilidad de que los creyentes evalúen puerta y camino.
Jesús es la Puerta y Jesús es el Camino,
aunque estas afirmaciones pueden necesitar bastante explicación. El Señor iría
revelando eso más adelante, pero antes que nada brinda a sus primeros oyentes,
que poco conocían de Él todavía, una herramienta de análisis: son pocos los que
van a la vida eterna y no es fácil hallar la entrada ni perseverar en ese camino.
Aunque eso a priori no nos garantiza que
estemos en el camino correcto, porque en un análisis superficial encontraríamos
también muchas filosofías y religiones que tienen pocos seguidores y que nos
conducen al infierno, Jesús está hablando a creyentes, que tenían la Palabra
revelada, no a inconversos, como tradicionalmente se ha aplicado este pasaje.
Desde ese punto de vista, lo que en realidad está diciendo es que el “camino
estrecho” no se trata del Evangelio versus las otras religiones, sino de las
distintas ofertas que aparecen en el propio cristianismo (judaísmo en ese
entonces). Por lo tanto, ellos sí tenían las herramientas para evaluar la
“puerta” y el “camino”. Por ello, la principal lectura que podríamos hacer aquí
(no la única, por supuesto) es que somos los cristianos quiénes debemos evaluar
si estamos en el camino correcto DENTRO del cristianismo, y la forma es viendo
la cantidad de gente que comparte nuestra creencia.
El análisis es más complejo que simplemente
juzgar entre iglesias populosas e iglesias pequeñas, tiene que ver con la forma
de cristianismo que se tiene, si realmente la puerta y el camino han sido Jesús
o si en cambio se está siguiendo doctrinas humanas, líderes humanos (hoy los
“apostolobos” se han puesto de moda) o alguna forma de cristianismo
tradicional, heredado de los padres.
Es bueno tener presentes que en algún momento
el camino se puede volver “ancho y fácil”, y ese proceso puede ser muy sutil e incluso justificado
“bíblicamente”; pero es un engaño. Por eso, debemos revisar periódicamente por
dónde estamos caminando, y hacer los ajustes necesarios. El GPS espiritual
funciona perfectamente, pero los cristianos tenemos la costumbre de no mirarlo…
Y para concluir digamos que, de nuevo,
tenemos aquí “hechos”, más específicamente, un caminar. No son las palabras, no
es sólo un asentimiento intelectual a las verdades del Evangelio; “entrar” y
“caminar” claramente indican acciones continuadas en el tiempo, un largo
tiempo. También es algo que todos los que trabajan con la Palabra deberían
recordar siempre, y todos los cristianos en general.
Danilo Sorti
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