miércoles, 6 de diciembre de 2017

328. Salmo 18: una profecía para este tiempo

Salmos 18:1-2 RVC

Al músico principal. Salmo de David, siervo del Señor. David dedicó este cántico al Señor cuando el Señor lo libró de Saúl y de todos sus enemigos. Éstas son sus palabras:

1 Mi Señor, mi fortaleza, ¡yo te amo!
2 Mi Señor y Dios, tú eres mi roca, mi defensor, ¡mi libertador! Tú eres mi fuerza y mi escudo, mi poderosa salvación, mi alto refugio. ¡En ti confío!


Este salmo puede ser ubicado en un momento histórico muy preciso e indiscutiblemente se refiere a todas las vicisitudes que David tuvo que pasar y de las cuales lo libró el Señor. Por ello, durante siglos ha sido un Salmo de fortaleza y ánimo para los fieles en medio de sus dificultades. Ahora bien, ¿ahí se agota toda interpretación?

Al final de sus días, David dijo claramente:

2 Samuel 23:1-2 RVC
1 Éstas son las últimas palabras de David, el hijo de Yesé. Así se expresó el dulce cantor de Israel, el hombre exaltado y ungido por el Dios de Jacob:
2 El espíritu del Señor ha hablado por mí; ha usado mi lengua para comunicar su palabra.

Entonces, si el Espíritu Santo habló por boca de David, probablemente sin que él lo supiera sino hacia el fin de sus días, eso quiere decir que las palabras que habló fueron inspiradas, esto es, que fueron totalmente “suyas” pero también totalmente del Señor, por lo que Dios mismo dejó un mensaje que puede ir mucho más allá de lo que el salmista estaba pensando y expresando en su momento. No hay nada raro allí, en eso consiste buena parte de la profecía bíblica.

¿Cómo se entiende la profecía? A veces es bastante clara en lo que dice respecto del futuro, pero generalmente no, al menos no para los hombres que no están próximos a ese tiempo. Cuando el momento se acerca es que la profecía se vuelve mucho más clara. Veamos el salmo conforme a lo que Dios ha estado mostrando a Sus mensajeros en este tiempo, y conforme a lo que estamos viendo y viviendo hoy.

Salmos 18:1-2 RVC
1 Mi Señor, mi fortaleza, ¡yo te amo!
2 Mi Señor y Dios, tú eres mi roca, mi defensor, ¡mi libertador! Tú eres mi fuerza y mi escudo, mi poderosa salvación, mi alto refugio. ¡En ti confío!

Aunque la necesidad de un protector ha sido la experiencia de todos los santos fieles a lo largo de los siglos, la opresión espiritual y material de los últimos tiempos hace que estas palabras cobren más sentido; todos los cristianos, en todas partes, necesitaremos de esa Roca, ese Defensor, ese Libertador, Fuerza, Escudo, Salvador y Refugio. Y decididamente no podremos confiar en nada ni en nadie, porque nada será seguro, sino solo en el Señor.

Salmos 18:3-6 RVC
3 Yo te invoco, Señor, porque sólo tú eres digno de alabanza; ¡tú me salvas de mis adversarios!
4 Los lazos de la muerte me rodearon; ¡me arrolló un torrente de perversidad!
5 Los lazos del sepulcro me rodearon; ¡me vi ante las trampas de la muerte!
6 Pero en mi angustia, Señor, a ti clamé; a ti, mi Dios, pedí ayuda, y desde tu templo me escuchaste; ¡mis gemidos llegaron a tus oídos!

Este último siglo ha visto más mártires cristianos que en todos los siglos anteriores, y eso no disminuye. A medida que los países históricamente cristianos se cierran cada vez más al Evangelio y se vuelven cada vez más hostiles a él, y a medida que los poderes de las tinieblas se desatan con mayor furor, los adversarios (materiales y espirituales) se multiplican, los torrentes de inmundicia y maldad arrasan la tierra, las trampas de engaño aparecen por todos lados y la angustia se abalanza sobre los que quieren permanecer íntegros. Como el incienso en Apocalipsis, los gritos de angustia llegan al Trono de la Gracia y de allí recibimos el socorro necesario. ¡Necesitamos desesperadamente ser salvados de nuestros adversarios, ser librados de las inundaciones de inmoralidad, de las trampas ocultas!

Salmos 18:7-15 RVC
7 La tierra tembló y se estremeció; las montañas se cimbraron hasta sus cimientos; ¡se sacudieron por la indignación del Señor!
8 Humo salía de su nariz, y por su boca brotaba fuego encendido; ¡su furor inflamaba los carbones!
9 El Señor inclinó el cielo, y descendió; bajo sus pies había una densa oscuridad.
10 Montó sobre un querubín, y voló; ¡voló sobre las alas del viento!
11 Se envolvió en un manto de sombras; se ocultó entre grises nubes, cargadas de agua.
12 De su deslumbrante presencia salieron ascuas y granizos que cruzaron las nubes.
13 El Señor lanzó un poderoso trueno; el Altísimo dejó escuchar su voz en medio de ascuas y granizos.
14 Lanzó sus flechas, y los dispersó; ¡lanzó relámpagos, y acabó con ellos!
15 El Señor dejó oír su reprensión, ¡y a la vista quedó el fondo de las aguas! De su nariz salió un intenso soplo, ¡y a la vista quedaron los cimientos del mundo!

Y aquí tenemos un pasaje que se ha interpretado históricamente de manera simbólica, sin duda que cuando David lo escribió casi seguro que lo entendió así; quería expresar de manera gráfica la protección sobrenatural de Dios. Pero no nos olvidemos que el verdadero Escritor no fue David, sino el Espíritu, ¿qué es lo que Él quiso expresar?

En función de lo que sabemos hoy nos encontramos con un paralelo asombroso respecto de la caída del meteorito y de otros más pequeños encendidos, terremoto, tsunami y desastres climáticos profetizados para este tiempo, antes del arrebatamiento. Prácticamente todo lo que el Señor viene anunciando está descrito sucintamente aquí:

·         La tierra tembló y se estremeció; las montañas se cimbraron hasta sus cimientos – sólo es posible en un terremoto global, que mueva todas las placas tectónicas de la Tierra.
·         ¡se sacudieron por la indignación del Señor! – esto es juicio divino, enojo del Señor, aunque sabemos que principalmente sobre Su Iglesia apóstata (representada en la vida de David por la persecución de Saúl) en este tiempo, antes del arrebatamiento.
·         Humo, fuego, carbones – esto puede representar muy claramente eventos asociados a una conmoción planetaria: caída de meteoritos, vulcanismo, incendios.
·         Inclinó el cielo – ¿cambios en el eje de rotación de la Tierra?
·         Descendió – esto habla de una presencia del Señor en la Tierra como no la había antes; el tiempo del juicio implica necesariamente que Él se está haciendo presente en la Tierra porque no podría hacerlo sin que viniera tal juicio.
·         Densa oscuridad – podría referirse al tiempo de oscuridad que habrá sobre la tierra en medio de estos eventos.
·         Voló sobre las alas del viento – vientos fuertes, tornados, tormentas, asociadas con los fenómenos anteriores.
·         Manto de sombra, grises nubes, cargadas de agua – las tormentas que se producirán.
·         Ascuas y granizos que cruzaron las nubes – meteoritos menores asociados a Nibiru y al gran meteorito.
·         Un poderoso trueno – puede ser el ruido del impacto del meteorito, u otros fenómenos climáticos asociados.
·         Flechas, relámpagos – también asociados a las tormentas.
·         Acabó con ellos (los malvados) – todo esto tiene como objetivo hacer juicio sobre la Tierra, un primer juicio.
·         Su reprensión – este evento es un juicio pre tribulacional, propiamente, una reprensión para una iglesia apóstata y dormida.
·         A la vista quedó el fondo de las aguas – por el gran tsunami provocado por el meteorito.
·         A la vista quedaron los cimientos del mundo – quizás se refiera a grandes grietas provocadas por el terremoto, aunque no puedo afirmarlo con seguridad.

Este fragmento del salmo nos muestra una situación de juicio a los malvados a través de una serie de eventos catastróficos de la naturaleza, lo mismo que sabemos va a pasar en breve.

Salmos 18:16-24 RVC
16 Desde lo alto el Señor me tendió la mano y me rescató de las aguas tumultuosas,
17 ¡me libró de los poderosos enemigos que me odiaban y eran más fuertes que yo!
18 Me atacaron en el día de mi desgracia, pero el Señor me dio su apoyo:
19 me llevó a un terreno espacioso, y me salvó, porque se agradó de mí.
20 El Señor me premió porque soy justo; ¡porque mis manos están limpias de culpa!
21 Yo he seguido los caminos del Señor, y ningún mal he cometido contra mi Dios.
22 Tengo presentes todos sus decretos, y no me he apartado de sus estatutos.
23 Con él me he conducido rectamente, y me he alejado de la maldad;
24 él ha visto la limpieza de mis manos, y por eso ha recompensado mi justicia.

En esta sección David recuerda la protección divina que recibió a lo largo de su muy agitada y arriesgada vida, ¿cuántas veces estuvo en peligro? Siglos después, en medio de una muy dura lucha, pero ahora espiritual, Pablo pudo expresarlo así:

2 Corintios 11:26-28 RVC
26 Son muchas las veces que he estado de viaje corriendo peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de mi propia gente, peligros de los no judíos, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos.
27 He pasado por muchos trabajos y fatigas; muchas veces me he quedado sin dormir; he sufrido de hambre y de sed; muchas veces no he comido, y he pasado frío y desnudez.
28 Además de todo esto, lo que cada día pesa sobre mí es la preocupación por todas las iglesias.

A David, lo mismo que a Pablo, el Señor lo protegió en todas sus dificultades.

Pero si nos vamos más allá del significado literal que tuvo para el salmista, “aguas tumultuosas” muy bien aplica al tsunami que barrerá buena parte de la Tierra luego de la caída del asteroide, y el cuidado del Señor  a Sus santos fieles también ha sido profetizado. Pero “tendió la mano” implica un rescate “desde arriba”, y también aplica al arrebatamiento, en medio precisamente de un contexto mundial que será cada vez más hostil y agresivo hacia los cristianos.

“Terreno espacioso” no puede existir en ese mundo devastado y cada vez más hostil, pero sí existe en el cielo de Dios, “me salvó”, es decir, salvación, y esto es exactamente lo que corresponde a la consumación de nuestra salvación habiendo sido transformados ya en Su presencia.

“El Señor me premió” es una referencia muy sugestiva a la recompensa que recibiremos en la Bodas del Cordero, “porque soy justo” y los versículos que siguen nos muestran el carácter de esa iglesia que es finalmente arrebatada, esa novia y ahora esposa del Cordero, santa, pura y sin mancha, la iglesia fiel del fin de los tiempos (al momento de escribir este artículo todavía no la estamos viendo casi…).

Salmos 18:25-27 RVC
25 Señor, tú eres fiel con el que es fiel, e intachable con el que es intachable.
26 Juegas limpio con quien juega limpio, pero al tramposo le ganas en astucia.
27 Tú salvas a los humildes, pero humillas a los soberbios.

Aquí vemos lo que ocurrirá en esos juicios, la humillación de los orgullosos, de los soberbios, de los hijos de El Soberbio por excelencia, la destrucción de todo sistema malvado y la salvación de los humildes y afligidos.

Salmos 18:28-42 RVC
28 Señor, mi Dios, tú mantienes mi lámpara encendida; ¡tú eres la luz de mis tinieblas!
29 ¡Con tu ayuda, mi Dios, puedo vencer ejércitos y derribar murallas!
30 El camino de Dios es perfecto; la palabra del Señor, acrisolada; Dios es el escudo de los que en él confían.
31 ¡Aparte del Señor, no hay otro Dios! ¡Aparte de nuestro Dios, no hay otra Roca!
32 Dios es quien me infunde fuerzas; Dios es quien endereza mi camino;
33 Dios es quien me aligera los pies y me hace correr como un venado; Dios es quien me afirma en las alturas;
34 Dios adiestra mis manos para el combate, y me da fuerzas para tensar el arco de bronce.
35 Tú me diste el escudo de tu salvación, me sostuviste con tu mano derecha, y con tu bondad me engrandeciste.
36 Me pusiste sobre un terreno espacioso, para que mis pies no resbalaran,
37 y así pude perseguir y alcanzar a mis adversarios; ¡no volví hasta haberlos exterminado!
38 Los herí, y ya no se levantaron; ¡quedaron tendidos debajo de mis pies!
39 Tú me infundiste fuerzas para la batalla, para vencer y humillar a mis adversarios.
40 Tú los hiciste ponerse en retirada, y así acabé con los que me odiaban.
41 Clamaron a ti, Señor, pero no los atendiste; ¡no hubo nadie que los ayudara!
42 Los hice polvo, y los arrastró el viento; ¡los pisoteé como al lodo en las calles!

Claramente el protagonista de esta extensa sección es David, pero no ya como perseguido sino como guerrero victorioso. Y como tal, no tenemos mejor paralelo de Jesucristo en su segunda venida venciendo a todas las fuerzas que se le opusieron, en donde literalmente TODOS los adversarios serán exterminados, todos serán humillados y puestos en retirada, y NADIE los ayudará, es decir la victoria completa como no ha habido otra en todas las (incontables) guerras de la humanidad.

Salmos 18:43-50 RVC
43 Tú me libraste de un pueblo rebelde, Y me pusiste al frente de las naciones. Gente que yo no conocía, viene a servirme;
44 gente extraña me rinde homenaje; ¡apenas me escuchan, me obedecen!
45 ¡Gente de otros pueblos se llena de miedo, y sale temblando de sus escondites!
46 ¡Viva el Señor! ¡Bendita sea mi roca! ¡Exaltado sea el Dios de mi salvación!
47 Es el Dios que vindica mis agravios y somete a las naciones bajo mis pies.
48 Es el Dios que me libra de mis adversarios, que me eleva por encima de mis oponentes, ¡que me pone a salvo de los violentos!
49 Por eso alabo al Señor entre los pueblos, y canto salmos a su nombre.
50 El Señor da la victoria al rey; siempre es misericordioso con su ungido, con David y con sus descendientes.

En esta última sección David relata su último tiempo, en el que el Señor le dio la victoria sobre sus enemigos, aunque en realidad es un relato profético porque eso nunca se cumplió plenamente en vida de David ni de ninguno de sus descendientes. Esta “exageración profética” como dirían algunos no es más que una visión hacia el futuro, cuando, una vez derrotados los enemigos, Cristo reine sobre toda la tierra, cuando los sobrevivientes del tiempo de la tribulación, salgan de sus escondites para reconocer y rendirse ante el Santo, el tiempo en que será libre de todos Sus adversarios, Sus enemigos, porque fueron enemigos de Su pueblo, porque todo el mal que hicieron a Sus fieles se lo hicieron a Él.

El salmo 18 es en cierto sentido un relato histórico, resume poéticamente la vida de David. Es también un salmo de aliento para los santos de todos los siglos. Pero es también una profecía mesiánica, para el tiempo que está por venir. Todo eso, y a lo mejor más que todavía no nos fue revelado.


Danilo Sorti




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