Mateo 16:1-4 RVC
1 Los fariseos y los saduceos se acercaron a
Jesús para ponerlo a prueba, y le pidieron que les mostrara una señal del
cielo.
2 Pero él les dijo: «Al llegar la noche, ustedes
dicen: “Va a hacer buen tiempo, porque el cielo está rojizo.”
3 Por la mañana, ustedes dicen: “Hoy habrá
tempestad, porque el cielo está rojizo y nublado.” ¡Bien que saben distinguir
el aspecto del cielo, pero no pueden distinguir las señales de los tiempos!
4 La generación mala y adúltera demanda una
señal, pero no recibirá más señal que la del profeta Jonás.» Y los dejó y se
fue.
Mateo 24:37-39 RVC
37 La venida del Hijo del Hombre será como en
los días de Noé;
38 pues así como en los días antes del
diluvio la gente comía y bebía, y se casaba y daba en casamiento, hasta el día
en que Noé entró en el arca,
39 y no entendieron hasta que vino el diluvio
y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre.
Cuando leemos que en el final de los tiempos
la gente va a estar tan distraída, tan ensimismada con sus cosas que no va a
discernir las señales de lo que está por acontecer ni mucho menos oír la voz de
los profetas, ¿qué estamos diciendo? Bueno, de hecho estamos diciendo lo que vemos
ahora, así que no hay nada demasiado extraño. ¿Pero qué pasó?
Como algo básico, sabemos que todo
corresponde a un plan bien orquestado desde el segundo cielo para mantener a
los hombres engañados, pero, como también sabemos, eso no podría funcionar si
no hubiera una “estrecha” colaboración de esos mismos hombres.
No tenemos mucho registro bíblico de cómo
eran los días de Noé. Hay tradiciones y libros no canónicos que hablan al
respecto, y probablemente tengan mucho de verdad, pero casi que hoy ya no es
necesario porque las razones de tal distracción las podemos ver a nuestro
alrededor.
Para empezar tenemos un plan de
secularización de la sociedad que comenzó fuertemente a partir de la Revolución
Francesa y que ha logrado un gran éxito hoy. Habiendo sacado a Dios de la
sociedad y manteniéndolo en el ámbito privado (para los pocos que aún lo
mantienen) es por demás de obvio que las señales divinas de los tiempos no
serán entendidas. Con todo, esas señales están implicando cada vez más a los
elementos naturales, y ahí tenemos algo que es más difícil de negar, aunque al
haber “quitado a Dios de escena” se explica como algo “natural”.
Pero la explicación “natural” también tiene
sus límites, cuando el hombre se ve ante el desastre inminente, lo “natural” se
va “al tacho” y “naturalmente” todos buscan “algo” más allá. Entonces, tenemos
otro fenómeno que ayuda a mantener ofuscada la mente. ¿Qué vemos?
Es muy simple: ocurren tantas cosas todos los
días en el ámbito social, político, cultural, propiamente; humano, que “no hay
tiempo” para pensar nada más. Todos los días “pasó algo”; en mi país, por
ejemplo, semana por medio tenemos algo que ocupa todos los titulares: algún
hecho judicial, algún accidente, una decisión política, un conflicto gremial,
además de lo que ocurre a nivel internacional. Bueno, ¡chocolate por la
noticia!, es la forma de mantener distraída a la gente con fines políticos y
económicos, pero en el fondo es netamente espiritual.
Por si alguien no se dio cuenta todavía, la
actualidad del mundo se parece mucho a una película de Steven Spielberg: cada diez minutos pasa algo
que vuelve a capturar la atención del espectador, están por matar al
protagonista, puede explotar un planeta, el chico y la chica se enamoran, el
dinosaurio revivido se come a unos cuantos de los malos, y mucho más
El hecho es que aún los cristianos
preocupados por la cuestión social y política pueden llegar a estar tan
involucrados en esto que también “se pierdan” las señales. Aquí hay algo medio
delicado, porque creo que es necesario que estemos atentos a lo que está
pasando en todos esos ámbitos: pasan cosas importantes muy rápido, y tienen que
ver con la extensión del Reino, con la justicia divina sobre la Tierra, con
peligros potenciales para la obra del Evangelio en estos últimos tiempos.
No saber qué está pasando y no intervenir
espiritualmente en ellas considero que es incorrecto. El “gran PERO” es, sin
embargo, que estar tan metidos en ellas que nos perdamos los planes del mundo
espiritual que “corren por debajo”.
Me gusta mucho la imagen que muestra
Nehemías:
Nehemías 4:16-18 RVC
16 A partir de ese día la mitad de los
hombres trabajaba en la reconstrucción, mientras la otra mitad se mantenía
vigilante con sus lanzas, escudos, arcos y corazas. Los jefes de todo Judá los
apoyaban.
17 Tanto los que reconstruían la muralla como
los que acarreaban los escombros y los que cargaban el material, con una mano
trabajaban y con la otra sostenían sus espadas.
18 Todos los que trabajaban en la
reconstrucción llevaban la espada al cinto, y a mi lado estaba quien tocaba la
trompeta.
El pueblo estaba organizado en dos funciones
diferentes, y aún los que construían tenían la espada en una mano y la cuchara
en la otra. Eso es complicado, ¡especialmente para los varones! Por lo que necesitamos
aquí la sabiduría femenina que nos ayude a mantener el equilibrio entre estas
dos actividades. La espada significa la lucha espiritual y la cuchara es
trabajar en este mundo trayendo el Reino, o también, la cuchara implica
edificar la Iglesia mientras la espada es combatir los enemigos que la
amenazan.
Hermanos, hay y habrá cada vez más
poderosísimas distracciones y el mundo no sabrá lo que pasó, y me temo que
muchos cristianos tampoco. En algún momento nosotros también somos capturados
en nuestras mentes por esas distracciones, pero no debemos permitir, por la
gracia de Dios, que ocupen un espacio más grande del que deben tener. Dios
sigue siendo Dios, Él está en control, y aunque debemos orar para que sea hecha
justicia en la Tierra y ocuparnos del Reino aquí, Él sigue estando por encima
de todos, y la historia está en Sus manos, ¡no la agarremos nosotros, que ya
bastantes desastres hemos hecho!
Danilo Sorti
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