sábado, 23 de diciembre de 2017

348. Somos hechos una nueva creación

2 Corintios 5:17 RVC
17 De modo que si alguno está en Cristo, ya es una nueva creación; atrás ha quedado lo viejo: ¡ahora ya todo es nuevo!

2 Corintios 5:17 PDT
17 Si alguien está unido a Cristo, hay una nueva creación. Lo viejo ha desaparecido y todo queda renovado.

Gálatas 6:15 PDT
15 En realidad tener la circuncisión o no tenerla, no significa nada. Lo que de verdad importa es la nueva creación que Dios está haciendo.

1 Pedro 1:3 RVC
3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que por su gran misericordia y mediante la resurrección de Jesucristo nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva,

Apocalipsis 21:5 DHH
5 El que estaba sentado en el trono dijo: hago nuevas todas las cosas. Y también dijo: porque estas palabras son verdaderas y dignas de confianza.


En el pasaje de 2 Corintios, la expresión literal “todas las cosas son hechas nuevas” utiliza un verbo griego, γίνομαι, gínomai, que es muy usado en todo el Nuevo Testamento. Su significado primario (según el diccionario Strong) es: hacer que sea, llegar a ser, pero debido a su uso tan amplio admite muchos sinónimos: acabar, acercar, acontecer, alcanzar, caer, cesar, comportarse, constituir, continuar, convertir, cumplir, Dios (nos libre), dividir, divulgar, efectuar, espantar, expulsar, gobernar, hacer, intervenir, levantar, librar, llegar, llenar, (de ninguna) manera, nacer, participante, pasar, poner, producir, quedar, quitar, reducir, resultar, sobrevenir, suceder, temblar, venir, volver. Con cada uno de estos verbos podríamos pintar una faceta de lo que implica “hacer nuevo”.

Creo que no es por casualidad que el Espíritu Santo utiliza precisamente esta palabra; hay palabras que en todo el Nuevo Testamento se usan sólo una vez o a lo sumo unas pocas veces, hay otras que aparecen muchas veces. Claro, eso tiene que ver con la dinámica propia del idioma en el que fue escrito, pero también tiene que ver con algo que el Espíritu nos quiere transmitir. Y a mí me parece que ese algo es precisamente la amplitud, profundidad y extensión de lo que significa “ser hecho nuevo”, y fundamentalmente que no es un “instante”, idea que está contenida también en su significado y en el contexto del versículo.

Hemos sido hechos nuevos delante de Dios y estamos siendo hechos nuevos en nuestro ser conforme a esa imagen, para que nuestra realidad alcance ese diseño. Veamos el conjunto de significados de esta palabra tan amplia.

Ser hechos nuevos implica que “se van acabando” las obras de la carne, de la vieja naturaleza; hay algo que tiene que ir muriendo, continuamente. Implica que nos “vamos acercando” a Dios; sí, ya estamos en Su Reino, pero no en la plenitud de Su presencia; él puede venir hasta nosotros y lo hace, pero eso es solo una pequeñísima muestra de la gloria que hay en Su Santo Lugar. Implica que “están aconteciendo” cosas que antes no pasaban, que hay sucesos que vienen a nuestro encuentro, bueno o “malo”, pero todos necesarios.

Significa que “estamos alcanzando” la esperanza que se nos dio en un principio, pero que no tenemos todavía y no tendremos completamente en esta tierra (ahí está uno de los errores del evangelio de la prosperidad). Significa que “caemos humillados” en su presencia, nos caemos de lo alto de nuestro ego y somos humillados para luego ser exaltados con Su vida y Su poder. Quiere decir que “cesamos” de pensar, sentir y hacer conforme el viejo hombre; esto es una acción decidida de nuestra voluntad.

Quiere decir que ahora nos “comportamos” como hijos de Dios, nuestra vida no es solo “interior”, también se manifiesta necesariamente en obras. Somos “constituidos” como reyes y sacerdotes, comenzamos a ocupar un lugar de autoridad (¡no nos rebajemos!). A través de nosotros “continúa” la extensión del Reino y la salvación de las almas. Nos hemos “convertido” de las tinieblas a la luz y llevamos esa conversión a otros.

En la nueva creación Dios “ha cumplido” las promesas que les hizo a los santos de la antigüedad y que ellos alcanzaron a ver de lejos; y a nosotros nos transforma también en cumplidores de palabras. Esa nueva creación no es posible sin la “liberación que hace Dios” a través de Cristo, no podíamos ni podemos ahora escapar de la esclavitud del pecado si el Libertador no nos hubiera redimido. Y ese proceso “ha dividido” a la humanidad entre aquellos que le siguen y los que no, pero también ha dividido a nuestro propio ser, y ahora hay guerra entre nuestra naturaleza pecadora y el nuevo hombre que está surgiendo.

Esta nueva creación “se divulga” a los cuatro vientos, es imposible que no impacte en el mundo espiritual y natural, es un olor fragante incontenible (¡no lo contaminemos!). Lo dicho en la Palabra ha sido “efectuado”, se puso por obra y esa obra es la nueva criatura y las nuevas obras que produce. La dimensión de la santidad de esta creación nos “ha espantado” primero a nosotros, pero esa santidad y ese poder obrando en nosotros logra espantar a otros y al Enemigo.

En la nueva creación son “expulsados” los principados que antes gobernaban con sus mañas y pecados, no hay ningún pacto con ellos, son echados. Ahora el Espíritu Santo “gobierna” sobre y dentro de nosotros, y nosotros, por primera vez, gobernamos junto con él porque ahora somos dueños verdaderamente de nuestro ser (antes éramos esclavos de Satanás) y voluntariamente nos sometemos. La nueva creación significa que “se hace” en todo el mejor sentido de esa expresión, en la vieja creación no se hace, aunque aparente haber mucha actividad, aunque pueda haber mucho afán material y humano, no se hace nada nuevo en la persona, normalmente así como llega la persona a la adolescencia, con eso se queda.

Dios “interviene” decididamente a nuestro favor, nos transforma, nos bendice, nos corrige, nos disciplina… muchas cosas, pero de ningún modo está lejano. Dios “nos levanta” de la postración del pecado, y la nueva creación es una creación de honor, autoridad, dignidad, aunque muchos santos transiten esta efímera vida pobres y afligidos. Dios nos “libra” del mal, tal como la oración que nos enseñó Jesús, esta nueva creación es protegida por Dios, especialmente protegida.

La nueva creación “está llegando” al sitio de la promesa, y también está llegando a ser. Es “llena” de todo lo que Dios es y toda la Vida que viene con Él. “De ninguna manera” puede ser corrompida o deshecha, excepto por la propia voluntad de la persona si decide volverse atrás.

La nueva creación es un “nuevo nacimiento”, es algo tan nuevo que sólo puede describirse como nacer de nuevo, tan radical es el cambio. Pero nacimiento implica también una etapa de crecimiento y desarrollo. Somos hechos “participantes” en ese desarrollo, y participamos de las obras y los proyectos de Dios. “Ha pasado” lo viejo, como los nubarrones de una aterradora tormenta, ha pasado la plaga que mataba a los primogénitos, ha pasado el destructor.

Son “puestos” nuevos cimientos, nuevos principios, nuevos fundamentos. La nueva creatura ahora “produce” vida y no muerte; engendra lo nuevo que viene de Dios. Se “ha quedado” en el lugar de la bendición, en el Templo espiritual, y no saldrá más de allí, de la presencia permanente. Se “ha quitado” de sí las manchas del pecado, el traje de suciedad que fuera puesto sobre nuestros primeros padres.

Aunque sigue viviendo en este mundo viejo, “se redujo” el poder del pecado y de la maldad, solo se mantiene la cantidad necesaria para que siga el proceso. Hay un “resultado” de este proceso, no es simplemente una preparación para algo que nunca llega; está llegando y llegará aún. Las bendiciones “sobrevinieron”, nos alcanzaron, vino lo que era enviado por el Señor sin que lo buscáramos.

En la nueva creación “sucedió” lo profetizado, se hizo realidad. La nueva creatura “ha temblado” delante de su Creador pero no temblará cuando el mundo tiemble, y por cierto lo hará antes de que también él sea hecho una nueva creación. Dios “vino” a lo Suyo para hacerlo nuevo, lo creó una vez, ahora “vuelve” a lo que era Suyo y se había perdido, lo encuentra y de nuevo lo lleva a Su lugar.

Somos hechos y estamos siendo hechos una nueva creación, y eso quiere decir de verdad MUCHO. Que el Señor nos dé la gracia para meditar y entender en lo que eso significa.


Danilo Sorti




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