miércoles, 6 de diciembre de 2017

334. Los falsos maestros anunciados: sutil, muy sutil…

2 Pedro 2:1-3 RVC
1 Entre el pueblo hubo también falsos profetas, como también habrá entre ustedes falsos maestros que con disimulo introducirán herejías destructivas, y hasta llegarán a negar al Señor que los rescató, con lo que atraerán sobre sí mismos súbita destrucción.
2 Muchos imitarán su conducta indecente, y por causa de ellos se hablará mal del camino de la verdad.
3 Por su rapacidad, estos falsos maestros harán negocio con ustedes. Pero la condenación los espera desde hace mucho tiempo, y su perdición ya está en camino.

Este capítulo es uno de los más claros de las epístolas sobre el tema, y paralelo con Judas:

Judas 1:3-4 RVC
3 Amados hermanos, yo he tenido un gran deseo de escribirles acerca de la salvación que tenemos en común, pero ahora me encuentro en la necesidad de escribirles para rogarles que luchen ardientemente por la fe que una vez fue dada a los santos,
4 pues por medio de engaños se han infiltrado entre ustedes algunos malvados. Éstos, que desde antes habían sido destinados a la condenación, convierten la gracia de nuestro Dios en libertinaje y niegan a Jesucristo, nuestro único Soberano y Señor.

La urgencia de Judas por escribir tenía que ver con algo que estaba empezando a plagar la joven Iglesia: los falsos maestros, que viendo la oportunidad que se abría en este nuevo “espacio social”, los cristianos, se introducían para sacar provecho.

Ambas cartas pueden haber sido escritas más o menos cerca en el tiempo, después del año 60 pero no mucho más (Pedro fue martirizado en el 68 d. C., Judas puede ser un poco posterior), es decir que estamos a menos de 40 años del inicio de la iglesia en Jerusalén, apenas con un recambio generacional en el grupo de cristianos judíos más antiguos pero con prácticamente todos los cristianos gentiles de la primer generación, y ya hay un serio problema con los falsos maestros. No debería extrañarnos que ese sea el tiempo en que tales sujetos comiencen a infiltrarse masivamente en las iglesias después de un gran despertar o movimiento del Espíritu.

Falsos hermanos hay siempre y como ejemplo nos basta Judas: ya desde antes de que la Iglesia fuera establecida, propiamente dicho, Satanás tenía un infiltrado. También hubo en la iglesia primitiva en cierto sentido; el conflicto de Hechos 15 lo demuestra, pero aquí los tenemos en mayor magnitud y desarrollo.

Tampoco hay nada nuevo, desde la más temprana historia de Israel aparecieron falsos profetas, engañadores que están dentro del pueblo, que hablan el “mismo lenguaje” que ellos, que saben usar hábilmente palabras espirituales, que parecen ser genuinos, pero que no lo son. Desde ese entonces hasta hoy siguen teniendo éxito en su misión satánica, y sigue siendo necesario que seamos alertados sobre los tales.

Falsos profetas antes, falsos maestros ahora: cambiaron los tiempos y cambio el “formato” en que se presentan, pero la esencia es la misma. El proceso no es inmediato, el Adversario necesita un tiempo para acomodar a los suyos a la nueva realidad; cuando se multiplican iglesias con un mismo “estilo” es fácil que se introduzca uno, porque ya saben cómo hacer. Cuando hay un movimiento del Espíritu que aviva el fuego y cambia las formas, necesita un tiempo.

“Con disimulo” es un concepto clave; la palabra griega “παρεισάγω” (pareiságo) que aparece pocas veces en el Nuevo Testamento, sólo aquí en esa forma y un en un par de textos más en una forma relacionada, con lo que podríamos decir que casi es una palabra que el Espíritu Santo reservó para este pasaje, dándonos a entender que la magnitud y características de este engaño resultan únicas y en cierto sentido diferentes a los otros.

Pero no estoy descubriendo la pólvora con esto, la realidad tristemente lo confirma y lo expone en cientos de miles de ejemplos. Lo que hace el texto bíblico hoy para nosotros es aseverar lo que observamos y que nos cuesta creer que sea así; ¿puede ser tan sutil, tan astuto y tan perverso? Sí, puede y lo es.

Y entonces, con esa sutileza, astucia y profunda perversión, de a poco se van introduciendo herejías, primero como una exageración, un énfasis mayor sobre un tema relativamente menor. Luego se va profundizando, y se van olvidando doctrinas claves. En el proceso la práctica de la oración, ayuno y búsqueda del Señor resultan abandonadas, con lo que el poder espiritual desaparece. La Biblia es progresivamente dejada de lado, y sólo queda como autoridad “de facto” la palabra de los “ungidos” (o más bien “untados” como diría el pastor Héctor Leites). Y el resto es conocido.

Es fácil verlo al final del proceso, pero no resultó para nada sencillo identificarlo en el comienzo, ¡y ahí está la clave! Por eso el Espíritu usa esta palabra que reservó para este único lugar en todo el Nuevo Testamento: siendo un fenómeno muy conocido, resulta único en sus características.

Obviamente las enseñanzas son herejías que traen destrucción, aunque al principio parecen todo lo contrario, y con el paso del tiempo llegan a negar la obra de Cristo, al poner otras condiciones necesarias para la salvación.

Este fenómeno podía pasar rápidamente en aquellos tiempos debido a la lentitud en las comunicaciones; un falso maestro podía hacerse con el control de una iglesia en una ciudad y cambiar las enseñanzas a su antojo sin que tuviera muchas voces en contra. En tiempos modernos el proceso fue más complejo porque requirió todo un armado de estructuras en los países centrales, pero también se llevó a cabo.

En Judas tenemos otra palabra interesante: “παρεισδύνω” (pareisdúno); establecerse junto, alojarse clandestinamente, encubiertamente, entrar. De nuevo, aparece pocas veces en el Nuevo Testamento y solo aquí con esa forma, por lo que entiendo que el Bendito Espíritu nos está diciendo algo parecido: realmente se trata de una infiltración muy sutil, algo para lo que no tenemos muchos otros paralelos o ejemplos conocidos.

Y Judas nos da la explicación que nos faltaba: ¿cómo es posible que sean tan enormemente perversos y engañadores? Pues porque desde el principio habían sido expresamente preparados por el Adversario, POR ESO ES QUE “desde antes habían sido destinados a la condenación”.

He observado que una de las principales “piedras de tropiezo” que tenemos con esta gente es que no podemos creer que sean “tan malos”; nos suena como a puro conspiracionismo. Pero esto es porque nos estamos fiando de nuestros propios sentidos y nuestra propia comprensión, caída y fácil de confundir.

“Convierten la gracia de nuestro Dios en libertinaje”, “Muchos imitarán su conducta indecente”; aquí otra (o la principal) herramienta de engaño: estiramos la gracia divina hasta el punto en que se desdibuja el pecado, o más modernamente, se transforma en “falta de fe para desarrollarse y conquistar”, con lo cual le quitamos toda carga de culpa y vergüenza y dejamos las puertas abiertas para todo tipo de libertinaje. Esta palabra se refiere a un libertinaje y desenfreno sexual, lo cual es en realidad casi el “último escalón” en un proceso de degradación moral, e implica muchas otras cosas más “suaves” por detrás.

Claro, un evangelio “tan fácil” resulta atractivo: todas bendiciones y casi ninguna demanda, ¡cómo no se van a llenar de gente! Que esa gente sean cristianos, es algo muy diferente…

Bueno, aquí tenemos una imagen de la “sutileza” y no tan sutileza del engaño de estos emisarios del infierno. Nada nuevo bajo el sol, pero siempre efectivo con el hombre caído. Pero no con los santos fieles ni con los que se acercan de verdad al Señor, porque ya está escrito. Cualquiera que con sinceridad quiera entender y pueda leer, lo va a hacer. Hermanos, no seamos presa del error.


Danilo Sorti




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