Mateo 18:19-20 RVC
19 Una vez más les digo, que si en este mundo
dos de ustedes se ponen de acuerdo en lo que piden, mi Padre, que está en los
cielos, se lo concederá.
20 Porque donde dos o tres se reúnen en mi
nombre, allí estoy yo, en medio de ellos.»
¿Qué es iglesia? Cada denominación a la que
le hagamos esa pregunta tendrá una respuesta institucionalizada, bien armada y
con una serie de requisitos que encajan perfectamente en lo que ellos hacen.
Eso puede ser bueno, no digo que necesariamente sea malo, pero, ¿ES ESO
“iglesia”?
Sin dudas no podemos reducir a una fórmula
simplista algo que ocupa muchas páginas en el Nuevo Testamento, pero creo que
sí podemos saber muy claramente qué es el “núcleo mínimo” de lo que es iglesia
y de lo que no es.
¿Qué es lo que queremos de una iglesia?
Podemos hablar de reuniones, ministerios juveniles, lugares de reunión bien
arreglados, asientos cómodos, pastores santos
y capacitados, hermanos amables siempre pulcros y aseados, etcétera,
etcétera, etcétera. Y todo eso está bien, pero nada de ello es lo principal, la
esencia, la clave de lo que una iglesia es, o mejor dicho, la clave de la
iglesia a la que realmente querríamos ir (y por supuesto que hay muchas que de
iglesia solo tienen el cartel). ¿Cuál es la clave? Que Jesús esté allí.
¿Para qué querríamos ir a un lugar donde
Jesús no está? Bueno, de hecho a veces lo hacemos, pero cualquier cristiano
verdadero sabe que el lugar donde debe estar es donde su Señor está. ¿Y dónde
está Cristo? Donde hay “dos o tres” reunidos en Su nombre.
Esto ubica la “semilla” de la iglesia en
muchos agrupamientos de cristianos que normalmente no llamaríamos “iglesia”. Un
grupo de empleados cristianos que se reúnen durante el almuerzo en un rincón de
la fábrica, varios estudiantes cristianos reunidos en la escuela, un ministerio
interdenominacional de misiones, un grupo casero, una familia de cristianos
perseguidos escondidos en una cueva. Si ellos están reunidos en Su nombre, Él
está allí. Y si Él está allí, tenemos el núcleo básico de lo que “es” iglesia.
Y esos “dos o tres” pueden hacer mucho:
Deuteronomio
17:6 RVC
6 »Quien sea condenado a muerte sólo podrá
morir por el testimonio de dos o de tres testigos. Nadie podrá morir por el
testimonio de un solo testigo.
Delante de Dios, dos o tres son los que
pueden testificar y hacer bajar Sus juicios a esta Tierra, sea para bendición o
sea para destrucción del pecador.
2 Reyes 9:31-33 RVC
31 En el momento en que Jehú entró a la
ciudad, ella gritó: «¿Cómo le va a Zimri, asesino de su rey?»
32 Jehú levantó la vista hacia la ventana, y
dijo: «¿Hay alguien ahí que esté de mi parte?» Dos o tres eunucos se inclinaron
hacia él,
33 y él les dijo: «¡Arrójenla al suelo!»
Ellos la lanzaron por la ventana, y parte de su sangre salpicó la pared y los
caballos, y Jehú la arrolló.
Dos o tres “eunucos”, es decir, aquellos que jamás
abusarían de la Novia del Cordero, son suficientes para destronar a Jezabel,
¡esto es una revelación espiritual muy poderosa!
Job 33:29-30 RV1960
29 He aquí, todas estas cosas hace Dios
Dos y tres veces con el hombre,
30 Para apartar su alma del sepulcro,
Y para iluminarlo con la luz de los
vivientes.
Dos o tres representan la misericordia
divina, para salvar al hombre y apartarlo del mal camino.
Eclesiastés 4:12 RVC
12 Uno solo puede ser vencido, pero dos
presentan resistencia. El cordón de tres hilos no se rompe fácilmente.
Dos o tres son los que pueden ofrecer
resistencia con efectividad.
Isaías 17:6 RVC
6 Quedarán en él ripios, como cuando se
sacuden los olivos, que en la punta de la rama quedan dos o tres aceitunas, y
hasta cuatro o cinco en las ramas más fructíferas. —Palabra del Señor, el Dios
de Israel.
Dos o tres son el remanente que queda luego
del juicio, los salvados por gracia.
Ezequiel 41:22 RV1995
22 La altura del altar de madera era de tres
codos, y su longitud, de dos codos; sus esquinas, su superficie y sus paredes
eran de madera. Me dijo: «Esta es la mesa que está delante de Jehová».
Dos y tres son las medidas del altar en donde
pueden ofrecerse sacrificios agradables a Dios.
Amós 4:8 RVC
8 La gente de dos o tres ciudades venía a una
sola ciudad para beber agua, pero no saciaban su sed. A pesar de eso, ¡ustedes
no se volvieron a mí! —Palabra del Señor.
En “dos y tres” está el juicio del Señor,
para arrepentimiento.
Mateo 18:15-16 RVC
15 »Por tanto, si tu hermano peca contra ti,
ve y repréndelo cuando él y tú estén solos. Si te hace caso, habrás ganado a tu
hermano.
16 Pero si no te hace caso, haz que te
acompañen uno o dos más, para que todo lo que se diga conste en labios de dos o
tres testigos.
Dos y tres es la segunda instancia de
arrepentimiento, entre el llamado individual y la exposición pública.
Mateo 18:19 RVC
19 Una vez más les digo, que si en este mundo
dos de ustedes se ponen de acuerdo en lo que piden, mi Padre, que está en los
cielos, se lo concederá.
Dos, incluso menos que tres, son suficientes
para que Dios escuche una oración.
Mateo 18:20 RVC
20 Porque donde dos o tres se reúnen en mi
nombre, allí estoy yo, en medio de ellos.»
¡Dos o tres bastan para que Jesús se haga
presente! Y si Él está, ¿qué más falta?
Marcos 14:72 RVC
72 En ese mismo instante el gallo cantó por
segunda vez. Entonces Pedro se acordó de lo que Jesús le había dicho: «Antes de
que el gallo cante dos veces, tú me habrás negado tres veces.» Y al pensar en
esto, se echó a llorar.
Pero en “dos o tres” también puede haber
traición, aunque está la posibilidad de arrepentimiento.
Lucas 12:52 RVC
52 Porque de ahora en adelante una familia de
cinco estará dividida en tres contra dos, y en dos contra tres.
Dos o tres indican la división que viene a
causa de Cristo, muestra quienes de verdad “se juegan” por Él.
1 Corintios 14:29 RV1995
29 Asimismo, los profetas hablen dos o tres,
y los demás juzguen lo que ellos dicen.
Con dos o tres llega la revelación de Dios,
la palabra fresca necesaria para el día a día y para el futuro próximo.
Juan 2:6 RV1995
6 Había allí seis tinajas de piedra para
agua, dispuestas para el rito de purificación de los judíos; en cada una de
ellas cabían dos o tres cántaros.
“Dos o tres” es la medida sobre la cual el
agua, común y corriente, puede convertirse en el Vino Nuevo, símbolo de las
bendiciones del Reino Venidero.
¡Todo eso con “dos o tres”! Todo lo que
implica la iglesia, lo que hace para con Dios, para con sus miembros y para con
el mundo, lo que hace con el pasado, presente y futuro, eso está contenido en
el “dos o tres”, la semilla de la iglesia, que tiene en sí todo el potencial
para desarrollarse y crecer hasta donde su Señor lo disponga.
Danilo Sorti
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