martes, 19 de diciembre de 2017

344. La perfecta esperanza sobre esta Tierra

Isaías 11:1-10 DHH

1 El descendiente de Jesé trae un reinado de paz y justicia
De ese tronco que es Jesé, sale un retoño;
un retoño brota de sus raíces.
2 El espíritu del Señor estará continuamente sobre él,
y le dará sabiduría, inteligencia,
prudencia, fuerza,
conocimiento y temor del Señor.
3 Él no juzgará por la sola apariencia,
ni dará su sentencia fundándose en rumores.
4 Juzgará con justicia a los débiles
y defenderá los derechos de los pobres del país.
Sus palabras serán como una vara para castigar al violento,
y con el soplo de su boca hará morir al malvado.
5 Siempre irá revestido de justicia y verdad.
6 Entonces el lobo y el cordero vivirán en paz,
el tigre y el cabrito descansarán juntos,
el becerro y el león crecerán uno al lado del otro,
y se dejarán guiar por un niño pequeño.
7 La vaca y la osa serán amigas,
y sus crías descansarán juntas.
El león comerá pasto, como el buey.
8 El niño podrá jugar en el hoyo de la cobra,
podrá meter la mano en el nido de la víbora.
9 En todo mi monte santo
no habrá quien haga ningún daño,
porque así como el agua llena el mar,
así el conocimiento del Señor llenará todo el país.
10 En ese tiempo
el retoño de esta raíz que es Jesé
se levantará como una señal para los pueblos;
las naciones irán en su busca,
y el sitio en que esté será glorioso.


Al momento de escribir este artículo el Señor está hablando a través de diferentes mensajeros sobre el “efecto distracción” provocado por el espíritu de este siglo, que sólo irá en aumento a medida que la venida de Cristo se acerca. Hermanos, no debemos dejar de orar por la realidad en la que estamos, ni debemos dejar de alumbrar ni de traer justicia, pero tampoco nos olvidemos que hay un plan ya establecido que el Señor cumplirá, y que la verdadera justicia sobre esta Tierra solamente vendrá de Su mano.

En este momento no estamos viendo todavía los juicios que vendrán sobre la Tierra en toda su magnitud, pero llega el día en que la desesperanza y la angustia cubrirán el planeta como nunca antes en la historia de la humanidad. Eso fue profetizado desde hace mucho tiempo, está escrito no sólo en las páginas bíblicas sino aún en muchos registros proféticos de los pueblos de la Tierra, quizás no con la precisión de la Palabra de Dios, pero lo suficientemente claro como para entenderlo. Y cualquiera que mirara honestamente la situación actual no podría pensar algo muy distinto.

Ese será el tiempo en que la humanidad recibirá la amarga cosecha de lo que ha sembrado durante milenios, ¿acaso pensábamos que nos íbamos a escapar de la justicia de Dios? Sin embargo:

Mateo 24:21-22 DHH
21 porque habrá entonces un sufrimiento tan grande como nunca lo ha habido desde el comienzo del mundo ni lo habrá después.
22 Y si Dios no acortara ese tiempo, no se salvaría nadie; pero lo acortará por amor a los que ha escogido.

A pesar de todo, los seres humanos no recibirán todo el pago que merecen por sus injusticias; aún allí la misericordia de Dios seguirá estando.

Es después de ese tiempo en que se cumplirá la promesa de Isaías 11. En realidad, el libro de Isaías es el que más habla del Reino Mesiánico por venir. Los judíos ortodoxos hoy tienen un serio problema con Isaías 53, ¡por supuesto, solamente Jesucristo cabe en esa descripción!; pero muchos cristianos tienen un serio problema con CASI TODO el libro de Isaías; porque encontramos vez tras vez descripciones de un reino justo que no puede existir hoy sobre la Tierra, y son promesas que aún permanecen para el futuro, que ahora solo podemos saludar de lejos, así como los santos hombres de la antigüedad solo podían ver de lejos la venida del Mesías, que para nosotros está ya en el pasado.

Todas las naciones del mundo y sus gobernantes están unidos al sistema del mundo, hay hombres y mujeres de Dios en esos sistemas trayendo alivio y un poco de justicia en un sistema mundialmente injusto, ¡que el Señor los proteja y los bendiga! Están casi en la “cueva” del Anticristo. Pero nuestra esperanza completa aún está en el futuro.

En el Reino por venir habrá verdadera paz y justicia. No es que los hombres sobre la Tierra serán perfectos, eso no pasará todavía, y por supuesto que habrá injusticias entre personas, pero toda injusticia será resuelta de manera perfectamente justa, y los conflictos que haya entre naciones no llegarán nunca a la guerra. La industria armamentística, que hoy es la que más dinero genera en el mundo, desaparecerá completamente.

El mundo buscará en breve un gobernante mundial, un caudillo “iluminado” que los libre de sus problemas, y lo recibirá, solo que “iluminado” con una luz muy oscura. Pero en ese tiempo habrá Uno que recibirá toda la sabiduría para decidir lo mejor sabiendo las consecuencias futuras de cada acto, la inteligencia para entender perfectamente qué sucede en cada acontecimiento, la prudencia para tomar decisiones que se puedan llevar a cabo sin sufrimiento innecesario, la fuerza para someter toda fuerza contraria, el conocimiento perfecto del Padre y el temor de los caminos del Señor.

En ese tiempo los cabildeos y los “armadores de acuerdos” ya no tendrán ningún trabajo, los grupos minoritarios que gritan fuerte para conseguir sus propósitos no lograrán nada porque Él no juzgará por la apariencia ni en base a los chismes que le lleven.

En ese tiempo los débiles, aquellos a los que les haya ido mal o incluso que hayan cometido errores y se hayan equivocado, aquellos que estén empobrecidos (aunque el concepto de “pobre” en ese entonces será muy diferente al de ahora) tendrán un refugio seguro al que acogerse. Sí, los hombres y mujeres podrán seguir prosperando en base a su esfuerzo y dedicación, pero el sistema económico ya no aplastará a los que se “queden debajo”. El actual sistema económico, especialmente el monetario, requiere que haya gente que pierda y se empobrezca para seguir funcionando, pero no será así en el futuro.

Sí, habrá violentos y malvados también en ese contexto tan bendecido, porque la maldad está en el corazón del hombre y en ese tiempo será claro para todo el mundo. Hoy todavía muchos “coquetean” con el concepto de sistemas y estructuras, poniendo lo malo en algo “afuera” del hombre. Es cierto, nunca negaría el enorme y perverso poder de las estructuras que hoy nos gobiernan, pero ella no tendrían ese poder si no estuviera la “semilla” del mal en las personas. En ese entonces será totalmente claro porque ya no habrá “estructuras” de maldad, ¡nadie tendrá excusa! Pero no será como hoy, en que los más fuertes y violentos gobiernan e imponen su voluntad, en ese entonces reinará la perfecta justicia junto con la misericordia, el ideal de las sociedades durante milenios se cumplirá entonces.

El “lobo y el cordero” viviendo en paz ha sido un problema interpretativo durante bastante tiempo, pero creo que no hay que darle muchas vueltas: tanto se aplica en su sentido simbólico como en su sentido natural. La naturaleza misma, que desde la caída del hombre se rebeló contra él volverá a estar en paz, esto es, no tendremos que estar en “guerra contra la naturaleza” porque se habrá hecho perfecta paz; no tendremos que tirar toneladas de químicos a los cultivos para que produzcan, no tendremos que defendernos de los animales feroces, no temeremos las tormentas, terremotos y erupciones volcánicas.

Porque en ese entonces toda la Tierra estará llena del conocimiento del Señor, en ese entonces no habrá lugar para falsos dioses, ni siquiera el dios dinero, ni el dios progreso, ni el dios política ni la diosa ciencia.

Esta ha sido la promesa, todavía en el futuro. Muchos cristianos se han burlado o más sutilmente la han menospreciado u olvidado, intentando traer con sus esfuerzos el Reino a la Tierra. Se han hecho cosas muy meritorias, pero no han logrado el cambio que soñaban, y los eventos actuales van en dirección exactamente contraria a lo que ellos proclamaban.

Hermanos, no son nuestros planes ni nuestros proyectos. Con todo, hoy seguimos siendo llamados a establecer justicia y esta palabra profética, que no se cumplirá aún pero sí en un futuro próximo, nos sirve de guía. Somos llamados a vivir en el “todavía no” de Dios, no esperemos ahora lo que ahora no vendrá, pero esperemos en el futuro lo que está por acontecer. Mientras tanto el Señor nos recomienda:

Lucas 21:36 RVC
36 Por lo tanto, manténganse siempre atentos, y oren para que se les considere dignos de escapar de todo lo que habrá de suceder, y de presentarse ante el Hijo del Hombre.»




Danilo Sorti




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