sábado, 23 de diciembre de 2017

354. La esperanza no depende de lo bueno que nos pase sino de saber Quién está en control

Proverbios 13:12 RV1995
12 La esperanza que se demora es tormento del corazón;
árbol de vida es el deseo cumplido.

La esperanza es aquello que nos viene del Padre, de Dios Creador, quien ha determinado las leyes que rigen todas las cosas y según las cuales, si hacemos esto o aquello, si sucede tal o cual cosa, podemos esperar que haya determinada consecuencia.

Es según esas leyes que trabajamos para luego recibir el fruto esperado, sea una cosecha, un ingreso por la venta de algo o un salario. Esperamos que “las cosas” funciones de determinada forma, y que por eso obtengamos aquello que esperamos. Claro, puede ser un resultado malo, pero normalmente la gente no trabaja voluntariamente para obtener algo “malo”, aunque debido al engaño del pecado eso ocurre.

Cuando la esperanza se frustra es cuando surge el sentimiento de injusticia, más específicamente, de que la vida es injusta, el sistema es injusto, la “gente” es injusta; en definitiva, de que Dios es injusto porque no permite que cosechemos lo que esperanzadamente habíamos sembrado.

Pero esto ya había sido establecido:

Génesis 3:17-19 RVC
17 Al hombre le dijo: «Puesto que accediste a lo que te dijo tu mujer, y comiste del árbol de que te ordené que no comieras, maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.
18 Te producirá espinos y cardos, y comerás hierbas del campo.
19 Comerás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste tomado; porque polvo eres, y al polvo volverás.»

La esperanza, que es la confianza en que Dios cumplirá las leyes naturales que ha establecido, quedo cercenada luego del pecado. No fue anulada, pero sí “recortada”, esto es, ya no podríamos esperar que las cosas ocurrieran “tal como se suponía que debían ocurrir”. Habría siembras que no darían la cosecha esperada.

La desesperanza ha llegado a ser una fortaleza mundial, mucha gente nace, vive y muere bajo mantos de desesperanza, recreando a través de los problemas que pasan ese mismo principio. Y es difícil incluso que, luego de convertidos, abandonen ese patrón, de tan arraigado que llega a estar.

Es un principio básico que separa a las clases pobres o de sectores medios bajos de las clases más altas. Mientras los ricos tienen “naturalmente” esperanza, porque han visto prosperar sus proyectos y cumplir sus sueños, los pobres se han acostumbrado a no soñar y no desear más que lo mínimo necesario para la vida, porque no han sido entrenados en la esperanza ni han podido razonablemente ver cumplidos sueños significativos. Por supuesto, siempre son erróneas las generalizaciones, pero valen precisamente como eso, generalizaciones y no descripciones individuales. Con todo, creo que es algo muy útil para diferenciar sectores sociales.

Los sectores más acomodados pueden soñar con el futuro, proyectarse, esperar alcanzar determinados logros, en definitiva, pueden permitirse “tener sueños” y trabajar por ellos. Los pobres no, por eso se les vuelve más imperioso aprovechar el presente, difícilmente pueden tener una cultura de ahorro, y hasta les resulta ofensivo hablar de sueños y proyectos. Esto se traduce en las iglesias y en las predicaciones, y explica en parte por qué hay iglesias para “sectores más acomodados” e iglesias “para pobres”.

Claro, suena feo decirlo así, pero bueno, es la realidad. ¿Por qué en vez de negar los hechos no los enfrentamos para trabajar con ellos?

Volvamos al tema de la esperanza, que es necesario para “pobres y ricos”. Resulta difícil asumir la esperanza y decidir hacer el esfuerzo de soñar, planificar y trabajar “esperando” algo del futuro para los que se han criado “sin esperanza”. Es una obra del Espíritu. Pero también es una necedad, especialmente en este tiempo, asumir la esperanza sin más y trabajar y proyectarse para un futuro que cada vez se volverá más volátil e incierto. Hace falta la guía clara del Espíritu.

¿En qué se basa la esperanza? Los “ricos” tienen esperanza por sus logros pasados, los “pobres” no tienen esperanza por sus fracasos pasados, sin embargo la esperanza en su definición básica tiene que ver con que Dios Padre cumplirá las leyes que Él mismo ha establecido:

Jeremías 31:35-36 RV1995
35 »Así ha dicho Jehová, que da el sol para luz del día,
las leyes de la luna y de las estrellas para luz de la noche,
que agita el mar y braman sus olas;
Jehová de los ejércitos es su nombre:
36 Si llegaran a faltar estas leyes delante de mí,
dice Jehová,
también faltaría la descendencia de Israel,
y dejaría de ser para siempre una nación delante de mí.

Génesis 9:16 RV1995
16 Estará el arco en las nubes; lo veré y me acordaré del pacto perpetuo entre Dios y todo ser viviente, con todo lo que tiene vida sobre la tierra».

Las leyes del universo son un “pacto perpetuo”, pero Dios está por encima de esas leyes y a través de ellas mismas también trae y traerá juicio, por lo que algunas de ellas “no funcionarán” para nosotros. Eso ya estaba dicho en Génesis 3.

Aquellos que no conocen lo que es la esperanza, que solo han podido aspirar a vivir “día a día” y desarrollar la fe para el día siguiente, pueden crecer en la esperanza que viene de Dios. Aquellos que se han acostumbrado a tener esperanza y trabajar con ellas, deben ponerla no en las “leyes del mundo” sino en Dios, y escuchar Su voz para cada nuevo paso.

¡No podemos “permitirnos” no tener esperanza o ponerla en el lugar equivocado!

Romanos 15:13 RVC
13 ¡Que el Dios de la esperanza los llene de todo gozo y paz en la fe, para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo!



Danilo Sorti




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