martes, 19 de diciembre de 2017

347. Principios de legalidad

Romanos 13:1-2 RVC
1 Todos debemos someternos a las autoridades, pues no hay autoridad que no venga de Dios. Las autoridades que hay han sido establecidas por Dios.
2 Por lo tanto, aquel que se opone a la autoridad, en realidad se opone a lo establecido por Dios, y los que se oponen acarrean condenación sobre ellos mismos.


Aunque la Palabra de Dios ha sido dada para traer libertad, tal como pasaba en la época de Jesús sigue pasando hoy: hay muchos que la utilizan para esclavizar a las personas. Esto viene cuando se descontextualiza una verdad o se la aísla del resto de las enseñanzas bíblicas sobre el tema. Así se genera una doctrina extrema que en los hechos niega la gracia divina; en el sistema de creencias donde aparece, la gracia solo alcanza para determinadas cosas pero no para otras. Y tal doctrina se transforma en una enorme piedra de condenación, tan difícil de mover o superar, que solo unos muy pocos “admirables y especialmente santos” elegidos pueden cumplir, los cuales merecen honor y respeto por encima de los otros… y de paso, si yo llegara a ese lugar, también lo merecería, claro, por mi propio esfuerzo y mi propio mérito, no por la obra de Cristo ni por gracia.

Bueno, en fin, digamos más simplemente que el “masoquismo” inherente al ser humano nos hace sentirnos atraídos por esos legalismos que:

Colosenses 2:23 RVC
23 Sin duda, tales cosas pueden parecer sabias en cuanto a la religiosidad sumisa y el duro trato del cuerpo, pero no tienen ningún valor contra los apetitos humanos.

Cuando los ojos de los cristianos son abiertos, la primer y natural respuesta es ir “al otro extremo”, al menos dentro de lo que “bíblicamente” podamos justificar; o al menos, “olvidarnos” de tal enseñanza que tanta angustia y sentido de injusticia nos produjo en el pasado.

Las enseñanzas sobre la autoridad caen dentro de esta categoría. Hubo un tiempo en la cristiandad que se difundió la falsa doctrina de “usted obedezca que luego el Dios le pedirá cuentas al líder”, y se justificó de manera muy “santa y piadosa”, olvidando el “pequeño” hecho que desde el principio hasta el fin de la Biblia Dios está conduciendo una rebelión contra el sistema de gobierno usurpado por Satanás.

El asunto es hasta donde se cumple este principio de obediencia, que rige todo el Reino de Dios  aunque es menos importante que el principio del amor, porque al fin y al cabo, el reino de las tinieblas también tiene un principio de “obediencia”, pero como no es por amor es una obediencia “agarrada con pinzas”, mucho más frágil que la obediencia por amor del Reino de los Cielos.

Lo que leemos en Romanos 13 obviamente tiene sus límites, los primeros cristianos NO OBEDECIERON las órdenes del César que requerían adoración divina para su persona, y pagaron el precio por ello. Una sencilla revisión del contexto inmediato nos dice claramente a qué se refiere ese mandato:

Romanos 13:3-14 RVC
3 Porque los gobernantes no están para infundir temor a los que hacen lo bueno, sino a los que hacen lo malo. ¿Quieres vivir sin miedo a la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás su aprobación,
4 pues la autoridad está al servicio de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, entonces sí debes temer, porque no lleva la espada en vano, sino que está al servicio de Dios para darle su merecido al que hace lo malo.
5 Por lo tanto, es necesario que nos sujetemos a la autoridad, no sólo por causa del castigo, sino también por motivos de conciencia.
6 Por eso mismo ustedes pagan los impuestos, porque los gobernantes están al servicio de Dios y se dedican a gobernar.
7 Paguen a todos lo que deban pagar, ya sea que deban pagar tributo, impuesto, respeto u honra.
8 No tengan deudas con nadie, aparte de la deuda de amarse unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley.
9 Los mandamientos: «No adulterarás», «no matarás», «no hurtarás», «no dirás falso testimonio», «no codiciarás», y cualquier otro mandamiento, se resume en esta sentencia: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo.»
10 El amor no hace daño a nadie. De modo que el amor es el cumplimiento de la ley.
11 Hagan todo esto, conscientes del tiempo en que vivimos y de que ya es hora de que despertemos del sueño. Porque nuestra salvación está más cerca de nosotros ahora que cuando creímos.
12 La noche ha avanzado, y se acerca el día. Por tanto, desechemos las obras de las tinieblas, y revistámonos de las armas de la luz.
13 Vivamos con honestidad, como a la luz del día, y no andemos en glotonerías ni en borracheras, ni en lujurias y lascivias, ni en contiendas y envidias.
14 Más bien, revistámonos del Señor Jesucristo, y no busquemos satisfacer los deseos de la carne.

Si leemos bien nos damos cuenta de que está hablando de la conducta pública, del orden social, del funcionamiento de las instituciones. La “espada” era para castigar a los que hacían lo malo, los impuestos sostenían el sistema estatal (aunque debemos recordar que también Jesús cuestionó un impuesto que quisieron cobrarle), los mandamientos que cita en el versículo 9 son también mandamientos claramente de la vida social. El problema interpretativo que tenemos con este pasaje es que nos cuesta pensar que los hermanitos de la iglesia de Roma fueran revoltosos, ladrones, no pagaran sus impuestos, robaran algo de vez en cuando, fueran envidiosos y peleadores, se pasaran de copas en la taberna, miraran con demasiado cariño a la esposa del otro hermanito (y viceversa!), mintieran de vez en cuando… En fin, cosas todas que pasan en nuestras iglesias aquí y ahora pero no entonces… ¿o sí?

Sí hermanos, también entonces. Y la interpretación del pasaje es muy clara; Pablo está hablando de un nivel básico de respeto a la autoridad. Hoy tenemos algunos predicadores que muy rápidamente pueden esgrimir este pasaje para mantener algo que ellos llaman “autoridad”, pero que dejan que sus hermanos tengan empresas paralelas (es decir, totalmente “en negro” sin pagar un peso de impuestos), sean “bocasuelta”, demasiado ligeros de camas, y otras tantas cosas. Hermanos, lo que dice este pasaje es por demás de claro y por demás de concreto; y el respeto a la autoridad civil del que está hablando aquí es ESE TIPO DE RESPETO.

Y digo esto por tres razones. Primero, para que este pasaje no sea más una fuente de esclavitud eclesiástica, porque, además, ¡no está hablando de la autoridad dentro de la iglesia! Segundo, para que no sea una herramienta de dominación del sistema programando la mente de los cristianos para que no puedan ser críticos de las decisiones de sus autoridades. Y tercero, para que los cristianos no caigan en los pecados que aquí se mencionan.

Cuando dice que las autoridades han sido “establecidas” por Dios no está diciendo que esas autoridades sean exactamente de la voluntad divina, la palabra τάσσω, tásso, se puede traducir también como: arreglar de manera ordenada, asignar, disponer, señalar. Sí es alguien que está puesto por Dios en ese lugar, pero no se trata ni mucho menos del “ungido del Señor”. De hecho puede muy bien ser un impío que Dios ha permitido para castigo de la nación. Y de hecho, ese era exactamente el caso en los tiempos de Pablo.

Notemos que nunca Pablo ni los otros escritores bíblicos nos mandan a someternos a las leyes injustas o a la adoración pagana de esos gobernantes, pero sí al orden legal establecido, con la salvedad de que:

1 Timoteo 2:1-2 RVC
1 Ante todo, exhorto a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres;
2 por los reyes y por todos los que ocupan altos puestos, para que vivamos con tranquilidad y reposo, y en toda piedad y honestidad.

Pero sí debemos ser respetuosos del orden social “secular”, cuyas normas, al menos hasta ahora, podemos decir que en líneas generales están de acuerdo con los principios bíblicos.

Por eso es incorrecto cuando los cristianos de determinada línea política se pliegan en las campañas de ridiculización o difamación de las autoridades actuales, campañas que nacen con un formato muy agresivo desde las usinas de la oposición pero que tienen una variante “light” para los que no concuerdan con formas tan extremas. Pablo nos llama a “pagar honra” a los que debamos, en este caso a las autoridades, y eso no quiere decir que pongamos una foto del presidente y sus ministros y le demos besos cada mañana… pero tampoco que les pinchemos dardos cada tarde.

Hermanos, con la autoridad que me ha dado el Señor para edificar y animar, les digo que siento el hartazgo del corazón del Padre con aquellos cristianos que teniendo un país bendecido, una tierra próspera y gobernantes que Él mismo ha puesto / permitido para que sean de bendición (no porque sean “santos”, todos están hoy apartados de la voluntad de Dios, pero aún con eso hay algunos que pueden ser usados para traer bendición), gobernantes por los cuales se puede orar y puede haber cambios para bien (dentro de lo que el contexto de los últimos tiempo lo permite, claro). El Padre está cansado de aquellos cristianos que replican las palabras mordaces y los recortes noticiosos, porque esos cristianos no saben el tremendo poder que tienen sus palabras y la disensión que están sembrando en los aires. Realmente, el Padre está cansado, porque de hecho no hacen nada para cambiar lo malo (que lo hay y mucho), porque eso se cambia DENTRO DE LOS PRINCIPIOS DE LEGALIDAD QUE EL MISMO PADRE HA ESTABLECIDO, y estos son las instituciones y las dinámicas institucionales del país. Imperfectas claro, pero en realidad no tanto como eran las romanas, a las que Pablo llamó a someterse.

El Padre nos ha dado las verdaderas herramientas para bendecir y cambiar, pero aquellos de Sus hijos que insisten en seguir sembrando disolución social deben saber que estamos en los últimos tiempos, es necesario que nuestras naciones sean bendecidas para bendecir a las demás naciones que están sufriendo juicios mayores que los nuestros, Dios está usando a las autoridad que puso, y las que Él no quiere que sigan pueden ser fácilmente removidas por el poder de la oración porque de eso ya tenemos testimonios de sobra. Entorpecer la obra de Dios en este momento con nuestras naciones, que son de las pocas que todavía mantienen encendida y brillante la llama del Evangelio, es un pecado muy grave, y Dios no va a tener más paciencia. La misma violencia que algunos cristianos han estado desatando desde hace algunos años con sus palabras y “bromas” políticas se volverá contra ellos y contra sus familias, y se van a preguntar por qué les ha ocurrido algo tan grave.

A los que se mantengan bajo los principios de legalidad, y se muevan en oración y dirección divina, Dios les permitirá cambiar leyes, quitar o poner funcionarios, demorar o acelerar acuerdos internacionales.

Para quienes sinceramente deseen orar por sus autoridades, esta es la palabra:

Proverbios 25:5 RVC
5 Aparta al impío de la presencia del rey, y su trono se afirmará en justicia.

Y también:

Proverbios 21:1 DHH
1 La mente del rey, en manos del Señor,
sigue, como los ríos, el curso que el Señor quiere.

Aquellos que insistan en mal-decir a sus gobernantes, entenderán en carne propia qué es oponerse a la autoridad que Dios ha permitido.

El tiempo es breve, compartamos este mensaje porque el Señor está REALMENTE HARTO, y eso es muy serio.


Danilo Sorti




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