miércoles, 6 de diciembre de 2017

338. La envidia es homicida, ¡cuidado con los envidiosos!

Génesis 4:8 RVC
8 Dijo entonces Caín a su hermano Abel: «Vayamos al campo.» Y sucedió que, mientras estaban ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató.

Génesis 37:11 RVC
11 Y sus hermanos le tenían envidia, pero su padre meditaba acerca de esto.

Hechos 7:9 RVC
9 Pero ellos, por envidia, vendieron a José, y él fue llevado a Egipto. Pero Dios estaba con él,

Marcos 15:9-10 RVC
9 Pilato les preguntó: «¿Quieren que ponga en libertad al Rey de los judíos?»
10 Y es que Pilato sabía que los principales sacerdotes lo habían entregado por envidia.

Santiago 4:2 RVC
2 Si ustedes desean algo, y no lo obtienen, entonces matan. Si arden de envidia y no consiguen lo que desean, entonces discuten y luchan. Pero no obtienen lo que desean, porque no piden;

Proverbios 27:4 RVC
4 La ira es cruel, y el furor es impetuoso, pero ante la envidia, ¿quién puede sostenerse?

Hermanos, la envidia es homicida, por lo tanto, ¡cuidado con los envidiosos!

Absolutamente todas las culturas, desde las más “primitivas” hasta las más “desarrolladas” tienen una serie sortilegios y cábalas contra la envidia. Todas las sociedades reconocen el tremendo poder destructivo de ella. No solo la envidia está extendida hacia todos los seres humanos, sino que también esos mismos seres humanos reconocen el terrible daño que puede causarles (aunque no por eso dejan de envidiar a otros).

Algunos opinan que la envidia fue la raíz de la caída de Satanás, que luego transmitió al hombre. Yo no estoy seguro de que sea exactamente la envidia la raíz primera de la caída de Satanás, pero si no lo fue, estuvo ahí cerquita nomás. Haya sido la causa o no, es innegable que la envidia es uno de los fundamentos básicos constitutivos de la personalidad de Ha-Satan, en arameo, “El Adversario”. Y como tal, es parte del veneno viperino que les fue inyectado a nuestros padres y a partir de allí, a toda la raza.

Satanás, como padre de la mentira y el engaño, es motivado por la envidia que le produce saber que fue desechado y está condenado a pasar la eternidad en el lago de fuego mientras sabe que el Hijo de Dios y los santos redimidos disfrutarán durante esa misma eternidad del Reino del Padre. Toda su estructura de engaño y perversión es para evitar que los llamados alcancen la salvación y disfruten del Reino.

Eso debería bastarnos para entender que por envidia, las personas inspiradas por el mismo Satanás, TAMBIÉN van a construir una red de engaños y mentiras, muy “verosímiles y creíbles”, para lograr su propósito último. Por esto los cristianos suelen caer bajo ese engaño y sufrir las heridas infligidas por los envidiosos:

Lucas 16:8 RVC
8 Y el amo elogió al mal mayordomo por haber actuado con tanta sagacidad, pues en el trato con sus semejantes los hijos de este mundo son más sagaces que los hijos de la luz.

Y por eso se nos exhorta:

Mateo 10:16-17 RVC
16 »Tengan ustedes en cuenta que los estoy enviando como a ovejas en medio de lobos; así que sean prudentes como serpientes y sencillos como palomas.
17 Cuídense de la gente, porque los entregarán a los tribunales, y los azotarán en las sinagogas;

Es un problema cuando vivimos con una falsa seguridad pensando que por el solo hecho de haber aceptado a Cristo ya estamos absolutamente protegidos de todos y todo lo que pueda dañarnos. De hecho, no es un discurso inocente, es una de las falsas promesas favoritas de los lobos rapaces para ganar incautos ofrendantes en sus iglesias.

Cómo la envidia es una de las raíces más básicas de Satanás, tiene también su misma naturaleza de engaño y por eso nos resulta difícil descubrir a las personas que la llevan y que el Adversario utiliza para hacernos daño; porque si bien es cierto que no puede acercarse a nosotros si caminamos en santidad, utiliza personas para que nos engañen, nos hagan pecar y así quedemos a su merced.

A veces los cristianos pensamos que, como el asunto de “la envidia” es de tanto peso en la cultura popular, resulta “de ignorantes” preocuparse por ello, y la descartamos como algo menor. ¡Qué tremendo error! Debido a esta “soberbia espiritual” recibimos después unos cuantos sopapos…

Debemos estar alertas y pedir discernimiento para saber de dónde vienen los dardos de la envidia. Por supuesto que el Señor nos cuida, y no siempre nos mostrará las personas involucradas, pero cuando crecemos en la fe, si queremos ser más efectivos en Sus propósitos, llega el momento en que debemos saberlo y luchar con las armas espirituales.

Salmos 37:1 RVC
1 No te alteres por causa de los malvados, ni sientas envidia de los que practican el mal,

Salmos 73:2-3 RVC
2 En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; poco faltó para que mis pasos resbalaran.
3 Y es que tuve envidia de los arrogantes, al ver cómo prosperaban esos malvados.

Romanos 13:13 RVC
13 Vivamos con honestidad, como a la luz del día, y no andemos en glotonerías ni en borracheras, ni en lujurias y lascivias, ni en contiendas y envidias.

¡Los hijos de Dios no estamos automáticamente libres de envidia! ¡Vaya problema! Y si cedemos ante ella, nos transformamos en algo muy parecido a Satanás, ¡sin darnos cuenta!, porque estaremos “aceptando” la esencia de su corazón.

Hermanos, podemos hablar mucho de la envidia; es una de las raíces de iniquidad del “Espíritu de Caín”, que según entiendo, es una de las principales raíces de iniquidad de mi nación (Argentina). Fue uno de los ocho pecados capitales que reconoció la iglesia primitiva y, según me parece, es el “opuesto” al fruto de la mansedumbre, que consiste en aceptar “lo que nos toca”, esto es, aquello que EL SEÑOR ha dispuesto para nosotros, aceptando también aquello que Él NO HA DISPUESTO. No voy a abundar más sobre el tema en este artículo, simplemente decir que el Espíritu quiere que no seamos ignorantes ni demasiado cándidos al respecto, que busquemos el discernimiento espiritual y confiemos en Él, que no nos expongamos innecesariamente a hombres envidiosos.

Es inevitable que, a medida que se acerca el fin, los hombres y mujeres envidiosos se multipliquen y crezcan en su perversión:

Romanos 1:28-29 RVC
28 Y como ellos no quisieron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente depravada, para hacer cosas que no convienen.
29 Están atiborrados de toda clase de injusticia, inmoralidad sexual, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades.

Pero no solo “afuera” sino también “adentro”:

2 Timoteo 3:1-5 RVC
1 También debes saber que en los últimos días vendrán tiempos peligrosos,
2 y que habrá hombres amantes de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos,
3 sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno,
4 traidores, impetuosos, envanecidos, que amarán los deleites más que a Dios,
5 que parecerán muy piadosos, pero negarán la eficacia de la piedad; evítalos.

Hermanos, ¡evitémoslos!

Con todo, será imposible vernos libres de todos, por lo que nunca debemos “bajar la guardia” ni descuidar nuestro caminar en santidad. El envidioso desea el mal de la persona envidiada, pero para los santos fieles se cumplirá la palabra profética de David:

Salmos 23:5 DHH
5 Me has preparado un banquete
ante los ojos de mis enemigos;
has vertido perfume en mi cabeza,
y has llenado mi copa a rebosar.

Hasta que el Señor venga, delante de nuestros enemigos que envidian la paz y bendición de Dios que tenemos, estaremos. Y también delante de ellos, el Señor nos seguirá protegiendo y bendiciendo hasta que llegue el fin, como testimonio para todos los adversarios contaminados con el mismo veneno de El Adversario.



Danilo Sorti



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