lunes, 3 de julio de 2017

44. Otros sí oirán

Hechos 28:26-28 RVC
26  »“Ve a este pueblo, y dile: Ustedes oirán, pero no entenderán; Verán, pero no percibirán.
27  Porque su corazón se ha endurecido, Y sus oídos son incapaces de oír. Han cerrado sus ojos, para no ver ni oír, ni entender bien; para que no se conviertan y yo los sane.”
28  »Por lo tanto, deben saber que a los no judíos se les envía esta salvación de Dios, y ellos sí oirán.»

De los apóstoles, nadie mejor que Pablo para atestiguar, con las cicatrices de su propio cuerpo, cuánto se había esforzado en llevar el mensaje a su propio pueblo. Ellos tenían todo lo necesario para creer y transformarse en los líderes de la iglesia mundial. Si eso hubiera pasado, creo yo, hoy no estaríamos a las puertas de los catastróficos eventos posteriores al rapto; ¡el mundo entero habría creído y ya estaríamos viviendo en el reino milenial!

Bueno, no pasó; Dios lo sabía desde el principio. Los gentiles hemos hecho lo mejor que pudimos y la iglesia gentil tendrá su lugar en el Reino de Dios por toda la eternidad; lo que la nación judía no hizo en su momento tendrá que hacerlo de todas formas antes de la llegada física del Mesías, ¡y lo hará!, aunque sean tiempos de extrema tribulación. Pero volvamos.

El pueblo que había sido destinado desde un principio a escuchar y aceptar no lo hizo, ¿y entonces? Pues bien, otro pueblo sí iba a escuchar; otras gentes sí iban a recibir y Pablo no se quedó llorando de tristeza en un rincón. Hermanos, seamos conscientes de que había promesas específicas sobre Israel, había un propósito divino claramente delineado en las Escrituras; no era que Pablo estaba “probando suerte” con los judíos. Y ese propósito profetizado durante siglos no se cumplió en ese tiempo. No sé si Pablo podía ver claramente lo que iba a pasar en el futuro con Israel, pero no se quedó abrumado por el rechazo ni siguió esforzándose inútilmente; avanzó hacia la otra etapa del plan de Dios.

De la misma forma, puede ser que el rechazo de algunos haya truncado parte del propósito de Dios para un ministerio que vos sabés que es ciertísimamente Su voluntad. ¡Tampoco te quedes llorando en un rincón ni intentando en vano! Ya Dios tendrá su tiempo y sus personas que podrán completar esa parte que quedó inconclusa; tranquilo, cumpliste tu parte; ahora hay otra parte del plan divino que cumplir, quizás mucho más grande que la primera, quizás la desconocías hasta ahora, pero seguro que está ahí, a unas pocas oraciones de distancia, ¡no lo dudes!

Muy amado del Señor: ¡levantate y buscá tu parte en el ministerio, porque ya está preparada!


Danilo Sorti




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