Efesios 5:25-27 RVC
25
Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia, y se
entregó a sí mismo por ella,
26
para santificarla. Él la purificó en el lavamiento del agua por la
palabra,
27 a
fin de presentársela a sí mismo como una iglesia gloriosa, santa e intachable,
sin mancha ni arruga ni nada semejante.
El matrimonio es la relación más íntima entre
un hombre y una mujer, y no hay en el resto de las relaciones humanas otra que
alcance tal grado de cercanía. Por eso Dios la estableció como modelo de
relación entre Él y Su Pueblo.
El repentino auge de “matrimonios” que no son
precisamente entre un hombre y una mujer no es más que una “anti señal”
profética que “nos da” el mismo Satanás de la muy próxima consumación de la
unión entre Dios y Su Pueblo.
Lo cierto es que esta Esposa perfecta sigue
siendo en buena parte un ideal, y cuando miramos a nuestras congregaciones y a
nosotros mismos, ¡mucho más “ideal” todavía! ¿Cómo podemos conjugar lo que dice
Efesios con la realidad que vemos? ¿Podemos o simplemente la expresión de Pablo
serán bonitas palabras inalcanzables por las que no vale la pena luchar porque,
al fin y al cabo, es imposible llegar?
Bueno, primero que no todo el que tiene el
rótulo de Pueblo de Dios lo es. ¡Esforcémonos para serlo! Segundo, SÍ ES POSIBLE, y lo será.
Recuerdo haber leído hace tiempo que el Señor
cumplió en su última semana y particularmente en su último día, más profecías
que en todos los 33 años restantes, y que no será diferente con la iglesia. De
hecho, si vamos las profecías bíblicas son relativamente pocas las que se
aplican específicamente para estos 2.000 años (muchas tienen un cumplimiento
parcial, pero no definitivo en este tiempo) pero hay mucho escrito sobre el
período de la tribulación y gran tribulación (sinceramente, no me interesa
estar aquí para ver su cumplimiento…).
Yo creo que así será también hacia los
últimos años de la época de la Iglesia: aquello que durante dos milenios sólo
se vislumbró a lo lejos será finalmente alcanzado en este tiempo (por la
verdadera Iglesia del Señor, repito, no por todo lo que tiene el cartelito).
Sé que podríamos discutir durante bastante
tiempo esto que dije, personalmente tengo la convicción de que será así y lo
será pronto. No quiero establecerlo como “doctrina oficial”, pero creo que
podemos buscar la guía del Señor al respecto.
No tengo dudas de que la última Iglesia será
esa Esposa Perfecta, no como muchas veces nos enseñaron, una Iglesia débil a la
que más vale que el Señor se la lleve porque sino Satanás se la come de un
bocado. Y aunque Satanás va a hacer su mayor esfuerzo por destruirla antes del
arrebatamiento, será una iglesia gloriosa y vencedora, tan digna y justa por la
Sangre del Cordero, que sería imposible que Dios desatara Sus juicios sobre la
tierra si Ella estuviera.
Esta es, para mí, una de mis más fuertes
esperanzas en este tiempo de tantas dificultades y luchas dentro del Pueblo de
Dios. No sé cómo ni cuándo, pero sé que pronto llegaremos.
¡Gloria por siempre a nuestro Dios!
Danilo Sorti
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