domingo, 30 de julio de 2017

73. La novia perfecta

Efesios 5:25-27 RVC
25  Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,
26  para santificarla. Él la purificó en el lavamiento del agua por la palabra,
27  a fin de presentársela a sí mismo como una iglesia gloriosa, santa e intachable, sin mancha ni arruga ni nada semejante.

El matrimonio es la relación más íntima entre un hombre y una mujer, y no hay en el resto de las relaciones humanas otra que alcance tal grado de cercanía. Por eso Dios la estableció como modelo de relación entre Él y Su Pueblo.

El repentino auge de “matrimonios” que no son precisamente entre un hombre y una mujer no es más que una “anti señal” profética que “nos da” el mismo Satanás de la muy próxima consumación de la unión entre Dios y Su Pueblo.

Lo cierto es que esta Esposa perfecta sigue siendo en buena parte un ideal, y cuando miramos a nuestras congregaciones y a nosotros mismos, ¡mucho más “ideal” todavía! ¿Cómo podemos conjugar lo que dice Efesios con la realidad que vemos? ¿Podemos o simplemente la expresión de Pablo serán bonitas palabras inalcanzables por las que no vale la pena luchar porque, al fin y al cabo, es imposible llegar?

Bueno, primero que no todo el que tiene el rótulo de Pueblo de Dios lo es. ¡Esforcémonos para serlo! Segundo, SÍ ES  POSIBLE, y lo será.

Recuerdo haber leído hace tiempo que el Señor cumplió en su última semana y particularmente en su último día, más profecías que en todos los 33 años restantes, y que no será diferente con la iglesia. De hecho, si vamos las profecías bíblicas son relativamente pocas las que se aplican específicamente para estos 2.000 años (muchas tienen un cumplimiento parcial, pero no definitivo en este tiempo) pero hay mucho escrito sobre el período de la tribulación y gran tribulación (sinceramente, no me interesa estar aquí para ver su cumplimiento…).

Yo creo que así será también hacia los últimos años de la época de la Iglesia: aquello que durante dos milenios sólo se vislumbró a lo lejos será finalmente alcanzado en este tiempo (por la verdadera Iglesia del Señor, repito, no por todo lo que tiene el cartelito).

Sé que podríamos discutir durante bastante tiempo esto que dije, personalmente tengo la convicción de que será así y lo será pronto. No quiero establecerlo como “doctrina oficial”, pero creo que podemos buscar la guía del Señor al respecto.

No tengo dudas de que la última Iglesia será esa Esposa Perfecta, no como muchas veces nos enseñaron, una Iglesia débil a la que más vale que el Señor se la lleve porque sino Satanás se la come de un bocado. Y aunque Satanás va a hacer su mayor esfuerzo por destruirla antes del arrebatamiento, será una iglesia gloriosa y vencedora, tan digna y justa por la Sangre del Cordero, que sería imposible que Dios desatara Sus juicios sobre la tierra si Ella estuviera.

Esta es, para mí, una de mis más fuertes esperanzas en este tiempo de tantas dificultades y luchas dentro del Pueblo de Dios. No sé cómo ni cuándo, pero sé que pronto llegaremos.

¡Gloria por siempre a nuestro Dios!

Danilo Sorti




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