Marcos 13:34-36 RVC
34 Es
como cuando alguien deja su casa y se va lejos, y delega autoridad en sus
siervos y deja a cada uno una tarea, y ordena al portero mantenerse despierto.
35 Así
que ustedes deben mantenerse despiertos, porque no saben cuándo vendrá el señor
de la casa, si al caer la tarde, o a la medianoche, o cuando cante el gallo, o
al amanecer;
36 no
sea que venga cuando menos lo esperen, y los encuentre dormidos.
Suelo escribir bastante sobre los últimos
tiempos y la Segunda Venida de Cristo; y no soy solamente yo, claro. A medida
que el tiempo se acerca, la expectativa y el interés crece, y así debe ser.
Pero mientras nos preparamos y nos esforzamos
en terminar la obra de la Iglesia, nunca debemos olvidar que el Señor NO NOS
DEJÓ una fecha precisa. Si bien creo yo que cuando la venida sea inminente y
falte poco tiempo lo sabremos con claridad, en el “mientras tanto” debemos
tener algunas cosas en claro.
La primera es que siempre debemos estar
alertas y preparados, pero la segunda es que simplemente debemos seguir “cada
uno (con su) tarea”. El Señor se preocupó tanto en alertarnos para que no nos
descuidemos como en exhortarnos para que no dejemos de ocuparnos de la “vida
normal” y del servicio diario.
No nos toca a nosotros especular sobre el
momento y las circunstancias; lo que el Espíritu nos va revelando lo
recibiremos porque es lo que necesitamos saber en ese momento. Hay mucha más revelación
que se nos dará en los próximos años porque la necesitaremos. Pero MIENTRAS
TANTO debemos continuar con nuestro servicio y con nuestra “vida normal”.
Tengamos en cuenta una cosa: la gente del
mundo NO ESTÁ ESPERANDO que Cristo venga, no esperan los juicios de la
tribulación ni mucho menos el Reino Milenial. Si los cristianos nos
convirtiéramos de repente en unos “loquitos” que venden todo y se van al medio
del campo a esperar ser arrebatados, ¿a quién podríamos testificar?
Durante los juicios de la tribulación, creo
yo, muchos creerán (al menos en parte) por el testimonio que les habrán dado
los cristianos que ya no estén, y ese testimonio es el que estamos dando ahora,
con nuestra vida diaria, “normal”, moviéndonos en todos los ámbitos legítimos
de la sociedad y participando de todas las actividades legítimas.
Que el Señor nos ayude a vivir en esta
aparente paradoja: esperar el pronto regreso de Cristo y nuestra reunión con él
mientras seguimos viviendo en la “normalidad” de la vida.
Danilo Sorti
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