Salmos 12:1-4 DHH
1 Sálvanos, Señor, pues ya no hay creyentes
fieles; ya no hay hombres sinceros.
2 Unos a otros se mienten; hablan con
hipocresía y doble sentido.
3 Arranca, Señor, de raíz a los hipócritas y
fanfarrones,
4 a los que dicen: tener boca nos basta; nuestra
lengua nos defiende. ¿Quién se atreve a darnos órdenes?
Salmos 12:1-4 RVC
1 ¡Sálvanos, Señor, pues ya no hay gente
piadosa! ¡Ya no hay en este mundo gente fiel!
2 Unos a otros se dicen mentiras; se hablan
con labios zalameros e hipócritas.
3 Pero tú, Señor, destruirás todos esos
labios; acabarás con toda lengua jactanciosa,
4 que dice: «Con nuestra lengua venceremos.
Con los labios que tenemos, ¿quién puede dominarnos?»
Desde siempre la palabra ha sido una
herramienta de dominación. Esto nación con la serpiente allá en el Edén,
probablemente se estableció firmemente con el primer imperio (en Babel) y no
dejó de perfeccionarse hasta nuestros días.
Ya llevo unos años sobre esta tierra (mis
hijos dirían que muchos, pero yo no creo que sean tantos…) y me atrevería a
decir que en las últimas décadas hemos visto un enorme crecimiento de la
habilidad (satánica) de manipular con la palabra y de construir mundos con
ella. Y si no, prestemos atención a las campañas políticas.
Pero no me sorprende tanto que los poderosos
de este mundo se perfeccionen en su habilidad para engañar, ¡sino en que tienen
resultado! En situaciones que pasaron hace relativamente poco tiempo en mi
país, vi como gente de años, con mucha experiencia de vida y de conocimiento
político, aceptaba fácilmente un mensaje que evidentemente no podía ser real.
Aún muchos cristianos se metieron de lleno en esa “guerra de palabras”.
Alguno diría que estas cuestiones “políticas”
finalmente no tienen mucho que ver con la vida espiritual personal del
creyente, pero yo no estoy de acuerdo con esa afirmación; más bien todo lo
contrario, aunque no voy a hablar de eso aquí.
2 Tesalonicenses 2:11-12 RVC
11 Por eso Dios les envía un poder engañoso,
para que crean a la mentira,
12 a fin de que sean condenados todos los
que, lejos de creer a la verdad, se deleitaron en la injusticia.
Lo cierto es que tal crecimiento exponencial
de la habilidad para engañar con la palabra no es más que algo permitido por el
Señor y que no va a dejar de sorprendernos a los hijos de Dios: personas que se
muestran tan analíticas y críticas, tan capaces de “desmenuzar” todo argumento
(que le presentemos para que crean en el Señor, claro) seguirán como hipnotizadas
(embrujadas, mejor dicho) los cantos de sirena de los poderosos de turno… hasta
que llegue el turno del Anticristo.
El problema es que muchos de los creyentes (o
que al menos se llaman así) también fácilmente sucumben ante esa manipulación.
Es más, ¡“el que crea estar firme,
tenga cuidado de no caer”!
Hermanos, necesitamos hoy más que nunca el
discernimiento del Espíritu para no caer presa de los tremendos espíritus de
manipulación a través de las palabras que se han soltado en este mundo; creo yo,
como nunca antes. La buena noticia es que dicho discernimiento está
perfectamente disponible para el que lo busque de corazón.
¡Señor, abre nuestros ojos y nuestros oídos
para no ser engañados! ¡Señor, libera a nuestros hermanos de todo engaño!
Danilo Sorti
No hay comentarios:
Publicar un comentario