domingo, 30 de julio de 2017

78. Métodos, programas y proyectos…

1 Corintios 12:4-7 RVC
4 Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo.
5 Hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo.
6 Hay diversidad de actividades, pero Dios, que hace todo en todos, es el mismo.
7 Pero la manifestación del Espíritu le es dada a cada uno para provecho.

Cualquier cristiano con algunos años de convertido sabe que la cuestión de los métodos y proyectos, y los “anti métodos” y “anti proyectos” ha sido un tema controversial en las iglesias, que ha generado no pocos problemas y divisiones.

No pretendo hacer un análisis de los innumerables métodos, ni criticarnos o dejar de criticarlos. Personalmente creo que los métodos “sirven cuando sirven” y siempre y cuando no transgredan los principios divinos. Es decir, cuando un método o programa aplica los principios divinos a un contexto particular, bajo la guía del Espíritu durante el tiempo adecuado, está bien. Fuera de los principios, fuera del contexto o fuera del tiempo, está mal.

A partir de cierto momento histórico fue común empezar a buscar métodos que resultaban espectaculares en tal o cual lugar, forzar su aplicación en un contexto para el cual no fueron diseñados y con personas que no estaban convencidas y obtener resultados escasos, o no, pero dejar unos cuantos hermanos heridos y apartados por el camino. Luego, el método se cambia por otro que está resultando espectacular en otra iglesia, y así sucesivamente.

Como reacción natural, muchos siervos al ver esto dejaron de buscar “él” método, pero en realidad es imposible que una iglesia “carezca” de método o programa: inevitablemente siempre habrá una forma de hacer las cosas, por acción o por omisión. Dejar a la iglesia “sin” método tampoco resulta una fórmula exitosa porque es muy probable que los hermanos terminen “boyando” de aquí para allá, o repitiendo los mismos pasos ministeriales que funcionaron hace 30 años.

Creo yo que la Biblia no prohíbe aplicar un método o programa (que esté firmemente basado en los principios de Dios, en el tiempo de Dios, en el contexto correcto y mientras el Espíritu así lo indique), pero el Señor mismo ya nos ha dejado, por así decirlo, el armazón de cualquier programa realmente exitoso para el reino: Sus principios de ordenamiento y funcionamiento de la Iglesia, la asamblea de creyentes que Él mismo estableció y de la cual es su Único Dueño.

Dentro de estos principios figura claramente la enseñanza sobre los dones espirituales, que lamentablemente fue “moda espiritual” hace algunas décadas y después “pasó de moda”. Sin embargo, la enseñanza de dones espirituales no es una moda ni un método, como podría ser, por ejemplo, Evangelismo Explosivo o Las Cuatro Leyes, o cualquier otro más actual.

La enseñanza sobre dones es un principio fundamental del funcionamiento de la iglesia. Yo diría que es el más básico (o uno de ellos) en lo que respecta a su organización terrenal para el ministerio y la extensión del Reino de Dios.

Es probable que muchos cristianos hayan sido heridos en esta área de sus ministerios, y estén cumpliendo hoy funciones que les asignaron pero para las cuales no tienen los dones necesarios, con poco éxito y mucha frustración. Es probable que otros tantos hayan renunciado ya a cualquier tipo de servicio cristiano. El Espíritu quiere que entendamos que esto que ha ocurrido EN TODO EL MUNDO y no solamente en una congregación en particular, no ha sido más que un avance del Adversario para anular a los ministros de esta última hora (minutos más que hora) para tratar de coartar la Última Gran Cosecha.

Si es tu caso, te animo a que en este momento abras tu corazón al Espíritu Santo (porque probablemente lo hayas cerrado por el dolor) y recibas la sanidad que viene de Él y solo de Él. Aunque te parezca extraño, era necesario que pasaras por este proceso para llegar precisamente a estos últimos minutos del reloj de Dios a fin de que seas un instrumento tan pulido como no hubo prácticamente otro en los 20 siglos de historia del cristianismo.

Nada se perdió, nada se murió, los dones y el llamado están ahí, ¡es hora de que vuelvas a tomar toda la armadura y todas las armas espirituales y hagas temblar al infierno con la autoridad de Cristo!


Danilo Sorti




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