Números 13:31-32 RVC
31
Pero los que habían ido con él dijeron: «No podemos atacar a ese pueblo,
porque ellos son más fuertes que nosotros.»
32
Además, entre los hijos de Israel hablaron mal de la tierra que habían
explorado, y hasta dijeron: «La tierra que recorrimos para explorarla se traga
a sus habitantes. Toda la gente que allí vimos son hombres de gran estatura.
Esta es también una historia muy conocida de
la Biblia, especialmente por su alto contenido emocional. Normalmente hablamos
sobre la rebeldía y testarudez del pueblo, pero nos pasamos por alto un
espíritu demoníaco que estuvo operando en los diez espías: el espíritu de
informe malo.
Cuando por primera vez leí sobre el tema, me
llamó mucho la atención; pero con el tiempo pude seguir reflexionando y me di
cuenta de cuán cierto es. Por supuesto que no podemos “echarle la culpa”
solamente a este espíritu, porque puede obrar solamente en donde hay un terreno
adecuadamente preparado con pecado y predisposición a creerle, pero tampoco
debemos subestimarlo.
Opera a través de gente cercana, sobre la
cual se ha depositado mucha confianza: parientes, amigos de muchos años, gente
con una gran “credibilidad”; y se presenta a través de un informe (tal como es
su nombre) que tiene todas las características de credibilidad pero que tiene
la intención de destruir el propósito de Dios y a los siervos de Dios. Notemos
que no necesariamente es todo falso, en realidad, DEBE contener bastante de
verdad para reforzar su credibilidad; pero la conclusión a la que arriba (la
recomendación de acción) ES FALSA. Un informe, dado por personas muy creíbles,
que no puede ser refutado totalmente porque contiene bastante o mucho de verdad
y entregado en un contexto particularmente sensible, es un arma poderosísima de
destrucción de familias, ministerios y vidas.
Por supuesto que puede operar a distintos
niveles, puede ser algo mucho más sencillo y fácilmente discernible, pero que
en realidad va preparando el terreno para el momento justo en que llegará el
golpe de gracia y provocará una ruptura mayor. Con eso se instalará una
fortaleza en las mentes de las personas que muy difícilmente cambiará. De
hecho, en lo que concierne a los israelitas de la historia, no pudo ser
cambiada en toda su vida y Dios debió acabar con toda esa generación.
Muy amados del Señor; ¡no seamos cómplices
del espíritu de informe malo! ¡No creamos cualquier “informe” por más
credenciales que tenga, sometámoslo todo al juicio del Espíritu! Y si somos
víctimas de él (lo cual se manifiesta con gente enfurecida alrededor nuestro,
frecuentemente, la misma familia), recordemos que la lucha es espiritual.
Danilo Sorti
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