miércoles, 5 de julio de 2017

46. La gracia pervertida

Judas 4 RVC
4  pues por medio de engaños se han infiltrado entre ustedes algunos malvados. Éstos, que desde antes habían sido destinados a la condenación, convierten la gracia de nuestro Dios en libertinaje y niegan a Jesucristo, nuestro único Soberano y Señor.

Judas 1:4 DHH
4  Porque por medio de engaños se han infiltrado ciertas personas a quienes las Escrituras ya habían señalado desde hace mucho tiempo para la condenación. Son hombres malvados, que toman la bondad de nuestro Dios como pretexto para una vida desenfrenada, y niegan a nuestro único Dueño y Señor, Jesucristo.

No estoy hablando de ningún tema nuevo; vez tras vez, a lo largo de toda la historia del cristianismo, la doctrina de la gracia de Dios ha sido estirada como chicle hasta que pudiera “contener” cualquier tipo de pecado y desenfreno.

En la actualidad toma formas bastante sutiles y “políticamente correctas”, como por ejemplo predicar enfatizando en la gracia del Señor, lo cual no es bíblicamente incorrecto, pero “olvidarse” de predicar sobre los muchos pasajes que hablan de la santidad. Sin negar esto último, el énfasis abrumador termina siendo sobre la “gracia barata”, al decir de Dietrich Bonhoeffer. Repito, el problema no termina siendo de cuán bíblico es o no un mensaje determinado, sino que el énfasis, a lo largo del tiempo, es lo que resulta profundamente antibíblico.

Es cierto que ninguno de nosotros, aún cristianos de años, nos gusta que nos hablen de nuestros pecados; es decir, de nuestros pecados profundos, no de aquellas cosas que podemos “pilotear” y hasta nos dan una apariencia de piedad cuando las reconocemos como nuestras “debilidades”; aquello que al final no resulta “tan pecaminoso” a los ojos de los hermanos. Con aquellas cosas ocultas, las raíces de pecado que tenemos, pasa lo contrario. Al final, es relativamente fácil deslizarnos hacia mensajes positivos, de ánimo, “edificantes” en vez de los confrontativos. Y son los que suelen tener más “me gusta” en las redes sociales…

Pero con todo, la responsabilidad principal para Dios sigue estando en los líderes, los que él levanta y aquellos que se autoproclaman, como dice Judas en el versículo que leímos. Finalmente, el mensaje de gracia pervertida vendrá de una fuente (tales hombres) y luego se extenderá más o menos fácilmente. Tal mensaje debemos evitar; es muy sutil y requiere discernimiento, y, lo más difícil de todo, aceptar voluntariamente someternos al juicio de Dios para corrección, es decir, escuchar aquellos mensajes que no son tan agradables ni tan dulces al oído.

¡Señor nuestro, ayúdanos!

Danilo Sorti




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