sábado, 29 de julio de 2017

70. Delicado equilibrio

Lucas 21:34-36 RVC
34  »Pero tengan cuidado de que su corazón no se recargue de glotonería y embriaguez, ni de las preocupaciones de esta vida, para que aquel día no les sobrevenga de repente.
35  Porque caerá como un lazo sobre todos los que habitan la faz de la tierra.
36  Por lo tanto, manténganse siempre atentos, y oren para que se les considere dignos de escapar de todo lo que habrá de suceder, y de presentarse ante el Hijo del Hombre.»

A veces es un poco difícil para los que sabemos que TODA LA BIBLIA es la Palabra de Dios concentrarnos en algunos temas y “ser repetitivos” con ellos, pero llegué a entender que hay ocasiones cuando el Espíritu Santo quiere eso.

Hay momentos particulares de la vida del creyente, de la historia o del plan general de Dios en que es necesario enfatizar fuertemente una verdad, y esto puede tener el efecto negativo de que las otras verdades de la Biblia quedan como relegadas en la mente de los creyentes.

No encontré ninguna fórmula mágica para solucionar esto y dudo mucho de que la haya, simplemente estar alertas.

Uno de estos temas en el tiempo presente (¿o “el” tema?) es precisamente la segunda venida de Cristo, y a medida que se hace más inminente, somos fuertemente constreñidos a mantener dos actitudes radicales que parecen antagónicas: por un lado a esperar y prepararnos para nuestra partida, por otro, seguir con nuestra vida “normal”, involucrados en traer soluciones a los innumerables problemas de la sociedad actual (¿Cuántos inconversos, en este momento, prestarían seriamente atención a un creyente que viva “fuera de la realidad”? ¡Ellos no están esperando a Cristo!).

Parte de este dilema lo podemos leer en los versículos de más arriba. Nadie podía dudar en aquel entonces, ni ahora, que Jesucristo estuvo profundamente involucrado en la realidad cotidiana y en las necesidades urgentes de las personas de Su época. Nadie puede negar sus enseñanzas totalmente prácticas. Y nadie puede negar sus palabras en relación con los tiempos futuros.

En este sentido, el versículo 34 tiene una lectura “negativa”: en contra del afán y la avaricia pecaminosas, pero también una “positiva”: ¡cuidado con estar tan preocupados por resolver las necesidades actuales (a través del Reino de Dios) que nos olvidemos de mirar hacia nuestra esperanza y prepararnos para ella!

Ese día será como una red de cazador, como una trampa de la cual no se puede escapar, y de hecho, ¡no habrá lugar en esta tierra hacia dónde escapar! Ni tampoco en el espacio. Y de acuerdo a lo que dice, no todos los que lo oían podían llegar a escapar de ese día; pero tengamos en cuenta que estas palabras estaban siendo escuchadas por creyentes, no era un discurso para inconverso (como por ejemplo sí las parábolas).

“Por lo tanto, manténganse siempre atentos, y oren” fue la recomendación del Señor. Y creo que es EL llamado para este tiempo. Atentos de las señales, sí, pero más que nada, atentos de uno mismo, para que nuestros corazones no se engrosen con la grasa de este mundo.

Queridos hermanos, ¡qué difícil que es ser rescatados de esa situación de afán y preocupación! Hermanos, ¡qué difícil que es escapar de esa pesada y diabólica red! Por favor, tengamos cuidado de nosotros y de nuestros hermanos; oremos por aquellos que han caído en eso.

Como advertencia final, la realidad de este mundo y especialmente de nuestros países es particularmente “absorbente”, es imposible no estar preocupados y ocupados por lo que está pasando, las necesidades y los motivos de oración saltan alrededor nuestro en número incontable. ¿Cómo seguir siendo sal y luz (porque el Señor no retiró ese mandamiento…) mientras nuestra prioridad está puesta en Su inminente venida? Lo único que puedo responder es: ¡que el Señor nos dé Su gracia!


Danilo Sorti




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