Lucas 21:34-36 RVC
34
»Pero tengan cuidado de que su corazón no se recargue de glotonería y
embriaguez, ni de las preocupaciones de esta vida, para que aquel día no les
sobrevenga de repente.
35
Porque caerá como un lazo sobre todos los que habitan la faz de la
tierra.
36 Por
lo tanto, manténganse siempre atentos, y oren para que se les considere dignos
de escapar de todo lo que habrá de suceder, y de presentarse ante el Hijo del
Hombre.»
A veces es un poco difícil para los que
sabemos que TODA LA BIBLIA es la Palabra de Dios concentrarnos en algunos temas
y “ser repetitivos” con ellos, pero llegué a entender que hay ocasiones cuando
el Espíritu Santo quiere eso.
Hay momentos particulares de la vida del
creyente, de la historia o del plan general de Dios en que es necesario
enfatizar fuertemente una verdad, y esto puede tener el efecto negativo de que
las otras verdades de la Biblia quedan como relegadas en la mente de los
creyentes.
No encontré ninguna fórmula mágica para
solucionar esto y dudo mucho de que la haya, simplemente estar alertas.
Uno de estos temas en el tiempo presente (¿o
“el” tema?) es precisamente la segunda venida de Cristo, y a medida que se hace
más inminente, somos fuertemente constreñidos a mantener dos actitudes
radicales que parecen antagónicas: por un lado a esperar y prepararnos para
nuestra partida, por otro, seguir con nuestra vida “normal”, involucrados en
traer soluciones a los innumerables problemas de la sociedad actual (¿Cuántos
inconversos, en este momento, prestarían seriamente atención a un creyente que
viva “fuera de la realidad”? ¡Ellos no están esperando a Cristo!).
Parte de este dilema lo podemos leer en los
versículos de más arriba. Nadie podía dudar en aquel entonces, ni ahora, que
Jesucristo estuvo profundamente involucrado en la realidad cotidiana y en las
necesidades urgentes de las personas de Su época. Nadie puede negar sus
enseñanzas totalmente prácticas. Y nadie puede negar sus palabras en relación
con los tiempos futuros.
En este sentido, el versículo 34 tiene una
lectura “negativa”: en contra del afán y la avaricia pecaminosas, pero también
una “positiva”: ¡cuidado con estar tan preocupados por resolver las necesidades
actuales (a través del Reino de Dios) que nos olvidemos de mirar hacia nuestra
esperanza y prepararnos para ella!
Ese día será como una red de cazador, como
una trampa de la cual no se puede escapar, y de hecho, ¡no habrá lugar en esta
tierra hacia dónde escapar! Ni tampoco en el espacio. Y de acuerdo a lo que
dice, no todos los que lo oían podían llegar a escapar de ese día; pero
tengamos en cuenta que estas palabras estaban siendo escuchadas por creyentes,
no era un discurso para inconverso (como por ejemplo sí las parábolas).
“Por lo tanto, manténganse siempre atentos, y
oren” fue la recomendación del Señor. Y creo que es EL llamado para este
tiempo. Atentos de las señales, sí, pero más que nada, atentos de uno mismo,
para que nuestros corazones no se engrosen con la grasa de este mundo.
Queridos hermanos, ¡qué difícil que es ser
rescatados de esa situación de afán y preocupación! Hermanos, ¡qué difícil que
es escapar de esa pesada y diabólica red! Por favor, tengamos cuidado de
nosotros y de nuestros hermanos; oremos por aquellos que han caído en eso.
Como advertencia final, la realidad de este
mundo y especialmente de nuestros países es particularmente “absorbente”, es
imposible no estar preocupados y ocupados por lo que está pasando, las
necesidades y los motivos de oración saltan alrededor nuestro en número
incontable. ¿Cómo seguir siendo sal y luz (porque el Señor no retiró ese
mandamiento…) mientras nuestra prioridad está puesta en Su inminente venida? Lo
único que puedo responder es: ¡que el Señor nos dé Su gracia!
Danilo Sorti
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